jueves, 14 de marzo de 2013

Tengan o no estudios las mujeres anhelan que los varones sean también estilistas, sexólogos, ginecólogos y hasta psicólogos.




ES TAN FÁCIL HACER FELIZ A UNA MUJER

Alguna vez el ser humano cambia de actividad laboral, y a mí me tocará próximamente, no solo por la edad, sino para dar oportunidad a otra persona de mejorar la acción pedagógica  para contribuir que los jóvenes de hoy tengan más ofertas y caminos que les permita, en el futuro, mejorar las condiciones de vida de las familias.

No hablaré para lograr que una mujer obtenga un varón ideal para su vida.

Simplemente describiré en esta ocasión lo que necesita ser  y hacer un varón para ver siempre feliz a una mujer.

-Jóvenes para hacer feliz a una mujer solo basta que sean buenos amigos.
-Sean buenos compañeros
-Sean buenos hermanos
-Que sean buenos hijos
-Y cuando sean pareja, que sean buenos amantes.
-Que cuando sean padres, sean maestros de sus hijos,
-Sean buenos cocineros en el hogar, buenos carpinteros, buenos fontaneros y buenos  mecánicos, y decoradores.

Tengan o no estudios las mujeres anhelan que sean también estilistas, sexólogos, ginecólogos y hasta psicólogos.

Pero si también son psiquiatras o terapeutas, también  harían muy felices a las mujeres.

Las mujeres sueñan con varones audaces, organizados, muy limpios y  corteses, muy masculinos que demuestren en sus interactuaciones, buenos modales, que sean respetuosos, simpáticos, detallistas, galanes  y también inteligentes.

Que sean graciosos al hablar, creativos en su actuar y quehacer.

Que sean comprensivos, tolerantes, prudentes, ambiciosos y muy capaces.

Las mujeres buscan varones valientes, determinados y fiables. Pero también es bueno  recordar a las mujeres sobre cómo hacer a un hombre feliz:

-         No fregar tanto por mucho o por nada.
-         Dejarlo en paz. Siempre regresará a casa.

Pero como las mujeres son, generalmente complicadas, terminan muchas en los brazos de un vividor, de un borracho, de un drogadicto o de un mujeriego por  tener la creencia que tanto él como ella, son propiedad privada.


Mi paisano, psicólogo Miguel Ramón González Martínez, lector esporádico de este blog, difundió recientemente en Facebook el siguiente corto ensayo en respuesta a la hipótesis, si somos polígamos o monógamos por naturaleza?.

¿Monógamos por naturaleza?

“Se nos ha repetido que lo correcto es tener a una persona a nuestro lado y serle fiel, y casi nadie lo cuestiona, pero esta idea nace, por una parte, con el surgimiento de tres religiones: el cristianismo, el judaísmo y el islam —cuyo énfasis está en controlar la conducta de los individuos—, y por la otra, con la aparición del concepto de propiedad privada y, por ende, con la necesidad de heredar bienes a quien lleva nuestra sangre, señaló Díaz Loving.

Señalaba Federico Engels que “la monogamia nació de la concentración de las riquezas en las mismas manos, las de un hombre, y del deseo de transmitir esas riquezas por herencia a los hijos de éste, excluyendo a los de cualquier otro. Para eso era necesaria la fidelidad de la mujer, pero no la del varón; tanto es así, que la monogamia de la primera no ha sido el menor óbice para la poligamia descarada e hipócrita del segundo”.

Esta laxitud de la norma para una de las partes, y la severidad de juicio hacia la otra es algo que se observa a diario, señala el psicólogo de la UNAM. “En México, mientras puedan financiarla, ellos pueden tener un ‘hogar oficial y una ‘casa chica’, pero ellas, si deciden estar con alguien que no sea su esposo son estigmatizadas, pues su actitud rompe con las buenas costumbres e incluso con la ‘naturaleza’ femenina, que llama a la obediencia y a la abnegación. ¿Pero es ésa su ‘naturaleza’?”.

Si un instinto prevalece en nosotros —sin importar género— es el de la biodiversidad, señaló Díaz Loving, “y encuestas alrededor del mundo lo demuestran. Al preguntar ‘¿cuántas parejas sexuales te gustaría tener a lo largo de la vida?’, en promedio ellos responden que 20, mientras que ellas, cinco.

Ambos ven a la monogamia como algo poco apetecible, simplemente hay cuestiones biológicas y culturales que se entremezclan para crear patrones de conducta que nos llevan a estar con un solo individuo” dijo Rolando Díaz Loving.



  

domingo, 10 de marzo de 2013

Este mensaje es para los que tienen hijos y que pueden todavía moldearlos, edúquenlos con principios y responsabilidades. Háganles el hábito del ser agradecidos.



LOS HIJOS, NUESTRA CREACIÓN O NUESTRAS VICTIMAS? (1)

Nos  sorprendemos, cuando se nos informa en periódicos o en la radio, que el sicario no superaba los 18 años. Cuando los cuerpos de los 3 o 4 ejecutados, correspondían a adolescentes de hasta 14 años de edad.

Frente a lo anterior, el siquiatra dominicano César Mella, hizo publicar el siguiente trabajo, que creo a todos los que somos padres, o seremos abuelos algún día, nos debe interesar. El texto cuestionador es el siguiente:

Yo me preguntaría y plantearía lo siguiente: ¿cómo eduqué o estoy educando a mis hijos? ¿Qué valores inculco o inculqué a mis hijos?.

A los jóvenes de este siglo hay que llamarlos varias veces en la mañana para llevarlos a la escuela y, digo llevarlos porque no tienen que tomar el camión o caminar larguísimas distancias para llegar a ella.

Se levantan generalmente irritados porque se acuestan muy tarde, viendo televisión por cable, jugando playstation, hablando o enviando mensajes por teléfono o chateando por la Internet.

No se ocupan de que su ropa esté limpia y mucho menos en poner un dedo en nada que tenga que ver con arreglar algo en el hogar.

Tienen los juegos y equipos digitales más modernos del mercado, Ipod, blackberry y computadora no pueden faltar, como tampoco el pago por su actualización.
Hoy los hijos, muchas veces sin merecerlo, presumen el celular más novedoso. El nextel más costoso. La Lap más equipada. Nada les costó. Si se descomponen, para eso estamos, no faltaba más, hay que pagar la reparación, a la brevedad y sin chistar.

Idolatran amigos y a falsos personajes de realitys de tv. ¡Ah! pero viven encontrándole defectos a los padres, a quienes acusan a diario de que sus ideas y métodos están pasados de moda.


Se cierran automáticamente a quien le hable de moral, honor y  buenas costumbres, y mucho menos de religión. Lo consideran aburrido. Ya saben todo y, lo que no ¡Lo consultan en internet!

Nos asombramos, porque los sicarios cobran cuotas sin trabajar por ellas, cuando a nuestros hijos los acostumbramos a darles todo, incluso su cuota semanal o mensual, sin que verdaderamente trabajen por ella, y todavía se quejan de por qué eso no me alcanza.

Si son estudiantes, siempre inventan trabajos de equipo o paseos de campo, que lo menos que uno sospecha, es que regresarán con un embarazo, habiendo probado éxtasis, coca,  marihuana o cuando mínimo, alcoholizados.

Y cuando les exiges lo más mínimo en el hogar o en la escuela, lejos de ser agradecidos te contestan, con desfachatez: yo no pedí nacer, es tu obligación mantenerme o quien les manda andar de calientes. Y si son alumnos, soterradamente, dicen, tanta joda, si de todas maneras tendrán que pasarme.

Definitivamente estamos jodidos, pues la tasa de que hagan su vida independiente se aleja cada vez más, pues aún graduados y con trabajo, hay que seguirlos manteniendo, pagándoles deudas, servicios y hasta los partos de sus hijos.

Con lo anterior, me refiero a un estudio que indica que este problema es mayor en chicos de la sociedad de clase media o media alta (o de capas medias urbanas) que bien pudieran estar entre los 14 y los 28 años, si es correcto 28 años o más ¿lo pueden creer? y que para aquellos padres que tienen de dos a cuatro hijos constituyen un verdadero dolor de cabeza.

¿Entonces en qué estamos fallando?

Yo sé, dirán que los tiempos y las oportunidades son diferentes, pues para los que nacimos en los años cuarenta y cincuenta, el orgullo reiterado era levantarse de madrugada a ordeñar las vacas con el abuelo; que teníamos que ayudar a limpiar la casa; no nos frustrábamos por no tener vehículo, andábamos a pie a donde fuera, siempre lustrábamos los zapatos, como estudiantes no se avergonzábamos de no tener trabajos gerenciales o ejecutivos, aceptábamos trabajos como limpiabotas y repartidores de diarios.

 Lo que le pasó a nuestras generaciones, es que elaboramos una famosa frase que no dio resultado y mandó todo al diablo:

¡
Yo no quiero que mis hijos pasen, los trabajos y carencias que yo pasé!

Nuestros hijos no conocen la verdadera escasez, el hambre. Se criaron en la cultura del desperdicio: agua, comida, luz, ropa, dinero.

Muchos de nuestros hijos, a los 10 años ya habían ido a Disney World mínimo dos veces, cuando nosotros a los 20 si bien nos iba conocíamos la Ciudad de México, con su hoy vetusto y atiborrado Metro.

El dame y el cómprame, siempre fue generosamente complacido convirtiendo a nuestros hijos en habitantes de una pensión, con sirviente (a) y todo incluido, que después intentamos que funcionara como hogar.

Es alarmante el índice de divorcios que se está generando, van a la conquista de su pareja y vuelven al hogar, sólo unos meses más tarde, divorciados porque la cosa no funcionó; ninguno de los dos quiere servir al otro en su nueva vida. Como nunca batallaron en la pensión con sirviente incluido, en la que se les convirtió el hogar paterno, a las primeras carencias en el propio, avientan el paquete y regresan a la casa para que la mamá y el papá continúen resolviéndolas la vida.

Este mensaje es para los que tienen hijos y que pueden todavía moldearlos, edúquenlos con principios y responsabilidades. Háganles el hábito del ser agradecidos. 

Háganles el hábito de saber ganarse el dinero con honestidad, la comida, la ropa, el costo de la estancia en la casa en la cual no aportan para el pago de servicios. 
Háganles saber lo que cuesta cada plato de comida, cada recibo de luz, agua, renta. Háganles sentir en su casa, cómo se comportarían ustedes en casa ajena cuando van de visita.

Por ese domingo o cuota semanal o mensual, edúquenlos en la cultura de la correspondencia y el agradecimiento.
Que los sábados o domingos laven el carro, ayuden a limpiar la casa, NO SU CUARTO, esa debe ser obligación de siempre sin pago de por medio. 
Háganles la costumbre de limpiar sus zapatos, de que paguen simbólicamente, por todo lo que gratuitamente reciben, implántenles la ideología de ameritar una especie de beca escolar que ustedes pagan, y  por la que ellos no pagan ni un centavo, eso puede generar una relación en sus mentes trabajo=bienestar.

Que entiendan que asistir a la escuela, es un compromiso con la vida, que no es ningún mérito asistir a ella. De la responsabilidad con que cumplan ese compromiso, dependerá su calidad de vida futura.

Todos los niños deben desde temprano aprender a lavar, planchar y cocinar, para que entiendan la economía doméstica en tiempos que podrían ser más difíciles.

Cuida lo que ven y ves con ellos en la televisión, y evita caer en el vicio social llamado telenovelas, los videojuegos violentos, la moda excesiva y toda la electrónica de la comunicación, que han creado un marco de referencia muy diferente al que nos tocó.
Cuando ocupes corregirlos, aconséjalos, habla con ellos, no los ofendas, no los reprendas en público. Si lo haces, nunca lo olvidarán. Nunca te lo perdonarán.

Estamos comprometidos a revisar los resultados, si fuimos muy permisivos, o sencillamente hemos trabajado tanto, que el cuidado de nuestros hijos queda en manos de las empleadas domésticas y en un medio ambiente cada vez más deformante.

Ojalá que este mensaje llegue a los que tienen la oportunidad de cambiar o hacer algo al respecto. Ya los abuelos pagaron. Nosotros estamos pagando con sangre la transición.

Que cada quien tome lo que la corresponda. Que haga lo que pueda y quiera. Recuerda que para que triunfe el mal, solo se necesita que la gente buena lo permita...

Don Jaime Rueda Balaguera, el proyectista de FIMAR

  "Su sonrisa no pudo cambiar el mundo,  pero cambió el mundo de muchos que le conocimos".  Escasearon 36 días para colmar 80 ...