“VOCES DE LA MEMORIA”
ES UNA
RECUPERACIÓN ORAL QUE PLASMA UNA APROXIMACIÓN A LA HISTORIA DE LA NORMAL
DEPARTAMENTAL DE SAN GIL DESDE SU FUNDACIÓN EN 1. 957 HASTA 1.994 CUANDO SE
CONVIERTE Y TRANSFORMA EN EL COLEGIO TÉCNICO DE LA PRESENTACIÓN DE SAN GIL.
LA PUBLICACIÓN ES EL RESULTADO DE LA “APROPIACIÓN
DE LA HISTORIA” POR PARTE DE ALUMNOS DE LOS GRADOS DIEZ Y ONCE DE 2.017 EN EL SEMILLERO
DE INVESTIGACIÓN HISTÓRICA “ANGELUS NOVIS” DE LA JORNADA DE LA MAÑANA GUIADOS
POR LA INICIATIVA DEL MAGISTER FABIO SANTOS HERNANDEZ, QUIEN TRABAJO HASTA
PRINCIPIOS DE 2.018 EN ESTA INSTITUCION,
CON EL APOYO PROFESIONAL DE SU ESPOSA, CAROLINA MELO RIVERA, TAMBIÉN
MAGISTER EN HISTORIA
Agradezco a la hermana rectora, Gloria
Arias Mendoza, que tuvo el gesto de invitarme al lanzamiento del primer libro de historia, en San Gil, sobre una institución
educativa y su impacto sociocultural y
educativo en la región y el país, cuya investigación fue una práctica de un
semillero de investigación de la misma institución, cuyas entrevistas
realizaron alumnos, a quienes tuve la fortuna de orientar
en lectoescritura y ética en el escaso año escolar que fui docente de planta de este colegio
departamental.
Fui obrero de la mies, en lo social y eclesial
junto a algunas Hermanas de caridad dominicas de la Presentación de la santísima
Virgen en las parroquias de la Aguada, Velez, Zapatoca y el Secretariado de
Pastoral Social, Sepas de la Diócesis de Socorro y San Gil.
Fui practicante de la escuela Normal
de San Gil. Y desde 1.980 estuve liderando las comunicaciones en esta jurisdicción
eclesiástica desde el periódico JOSE ANTONIO y la FUNDACION EDISOCIAL desde
donde fui editor de varios libros, uno de ellos, citado por los autores, en
asocio con la Universidad Javeriana y otras fuentes escritas a las que
acudieron los magister en historia.
Por razones que, no estoy interesado
en averiguar, fui sugerido para revisar el texto “VOCES DE LA MEMORIA” por el
colega Santos Hernández, al departamento de publicaciones de UNISANGIL, quien
me hizo llegar el borrador de la publicación que hoy se presenta en este
recinto.
Mi sencillo aporte, fue leer el
original, sugerir algunas adiciones, precisar otras, establecer el lazo
conductor del texto y expresar una opinión sobre la aproximación histórica
presentada por los autores y por el semillero de investigación reflejaba el
impacto de la formación dada por las hermanas de la Presentación, y los
testimonios allí contados mostraban el quehacer de la Escuela Normal
Departamental de San Gil en el ámbito regional.
El trabajo realizado por mis ex alumnos,
mediante la recopilación de testimonios de algunos docentes y algunos
profesionales egresados de la Escuela Normal departamental de San Gil, sumado a la iniciativa de los autores y la metodología
implementada en el semillero de investigaciones, me atraparon y me sumí en el
texto surgiendo una sinergia con las bases conceptuales y la
visión sobre el cómo rescatar y plasmar en letras de molde la historia,
sumado a la contextualización que
presentan los autores del libro con la
narrativa con que presentaron los testimonios de las personas, allí
referenciadas.
Adición a lo anterior, fui, en 1.993 el
proponente del nombre del colegio que asumía la historia de la Escuela Normal
departamental de San Gil, en mi calidad de padre de familia de una de sus
alumnas y docente fugaz en el 2.015
Y sentí tanta identidad con lo allí contado
que me involucré en la historia, ofreciendo una síntesis gráfica en la caratula
del libro realizada por Luis Domingo Rincón Benítez, conocido en el mundo del
arte como “el maestro domingo” como cultor en Santander. Un valor artístico que encontré en las aulas
del Instituto salesiano de Contratación y trabajamos juntos cerca a una década
en el periódico mensuario que dirigí en la década del ochenta.
Toda imagen tiene una historia. Y la caratula del maestro Domingo significa
la alegría de aprender de las estudiantes de la institución y el amor por
enseñar de las maestras normalistas y bachilleres pedagógicas egresadas de la
Escuela Normal que, con cuya labor posterior, transformaron el entorno
educativo, no solo en San Gil, sino en 34 municipios más, en seis departamentos
y en un par de países a donde llegaron a laborar egresadas de la Normal.
Las mariposas y las plantas que
revoletean en la caratula revelan el paso del tiempo, el volar de las educandos
y las siembras que siguen haciendo por doquier donde esta presente cada
egresada.
La caratula tiene un circulo color
madera. Es una boca de guitarra de la cual brotan “las voces de la memoria”.
Señor rector de UNISANGIL con la
visibilidad de este trabajo de historia, esta universidad, del cual fui testigo
de su gestación y constitución, logró plasmar en esta publicación “el sentido
de pertenencia de la comunidad educativa de lo que se conoció como escuela Normal
departamental de San Gil y su incidencia y significación en los procesos
formativos y educativos en el territorio.
“No hay peor agonía que llevar con
nosotros una historia que no ha sido contada”.
Dijo maya Angelou. Poeta, cantante y escritora de memorias de origen
estadounidense de raza negra.
Las 32 columnas y
paredes de tapia de “la vetusta vieja casona del costado sur del parque La
Libertad” como la describe el historiador Rito Rueda en el libro “Presencia de
un pueblo”, publicación que recibí de sus manos con la siguiente dedicación: “para
mi muy dilecto amigo, Don Nauro Torres, periodista de garra y de alcances
enormes, alma y nervio de la trinchera intelectual de Santander y gestor del
periódico JOSE ANTONIO de San Gil. Para este intelectual que admiro, dedico
estas páginas sobre la ciudad que aprecio y recuerdo”. Bogotá, noviembre de
1.983. Está casona,o fue sede del gobierno del Estado de Galán y sede de la primera
universidad guanentina.
“Es una casa vieja, muy vieja y como todo
lo viejo, lleno de historia y recuerdos”, escribió la primera hermana rectora
en el libro, Los Anales de la Normal de San Gil, en 1.957. Esta descripción
refleja el estado de abandono y suciedad de lo que seria la sede de la
institución, al recibirse en arriendo por la gestión del obispo de la Diócesis
de Socorro y San Gil, y el párroco de la catedral, monseñores Pedro José Rivera
y Quijano, ambos de esta Diócesis, verdaderos proponentes, gestores del parto
que dio a luz a la escuela Normal que, en 38 años entregó al país 744 maestras
y 1.933 bachilleres.
En esta vetusta y vieja casa, las
hermanas de La Presentación continuaron su labor formativa y educativa con la
población mujeril desde finales de 1.884 cuando llegaron a la ciudad
provenientes de Francia. Y fue precisamente esta comunidad religiosa quien,
al interior, generó la metamorfosis de esta institución al pasar de formar a
las mujeres de la alcurnia y hacendados de la provincia, mediante el colegio
privado que llevaba el mismo nombre de la institución en la que nos
encontramos, a liderar, junto con las comunidades religiosas: salesianas de
María Auxiliadora en Guadalupe, y Hermanas Franciscanas en Puente Nacional, la
implementación de la formación pedagógicas de las mujeres que, con sacrificio,
estudio y practicas extenuantes, sacaron del analfabetismo a los habitantes del
sur de Santander sembrando en ellos, los valores religiosos, la moral y las
buenas costumbres recomendadas por la urbanidad de Carreño.
¿Cuál es la
incidencia que ha podido tener la Escuela Normal Superior de San Gil en el
desarrollo socio cultural y educativo del municipio entre 1.957 y 1.994? se preguntaron
los magister investigadores.
La pregunta buscaba rescatar el pasado
de la institución como memoria social para colaborar en la identidad colectiva
compartida con los miembros de la comunidad educativa en esos 38 años y sus
efectos en los años posteriores de en el territorio.
Los investigadores tenían la premisa
que este trabajo sería una aproximación histórica, pero el libro “Voces de la memoria”
permite descubrir el enriquecimiento de la historia con una visión global desde
el nacimiento de las normales en el país, y sus funciones en las políticas del
Ministerio de educación, además, una descripción del papel de la Iglesia en la
educación en el pasado siglo que aplicó el principio de María Montessori que decía.
“La primera idea que un niño debe aprender es la diferencia entre el bien y el
mal.
Leyendo el original encontré estos testimonios
que revelan las incidencias de la Escuela Normal y sus hermanas religiosas.
a.
Con la Escuela Normal en San Gil, Inició “una nueva era
de progreso intelectual escribió la primera rectora, hermana Julia Teresa. Y
las cosechas posteriores desde 1.961 hasta 1.994, así lo demostraron.
b.
Fue la institución el “centro de gravedad” para alcanzar la
dignidad como hijos de Dios propagando las enseñanzas de Jesús y mostrando con
el ejemplo un comportamiento ético basado en la rectitud, la responsabilidad,
el trabajo honesto fomentando una espiritualidad de interioridades. Cuenta el
libro que acotó la hermana rectora actual.
c.
Varios de las profesoras entrevistadas y que se formaron en los espacios de la vieja casona, al igual que Ana Frank, “no vieron la miseria y el
abandono de los años en la construcción, sino que expresaron lo bello que
aprendieron en ella e irradiaron a sus educandos”.
d.
El primer profesor
nombrado por el departamento para el bachillerato nocturno que funciono en la Normal,
el licenciado Jorge Ortiz, cita taxativamente que fue esta institución quien
facilitó que numerosos adultos residenciados en la perla del Fonce, mejoraran
su formación académica para obtener el titulo de bachilleres. Cuenta esta publicación.
e.
Aunque la publicación no cita el numero de egresadas que acogieron
la vida religiosa, en los años transcurridos, conocí varias en la acción pastoral
social y educativa.
f.
Si bien las egresadas de la de la escuela Normal fueron
testigos de la transformación de la ciudad como de interés industrial, contribuyeron
a la transformación a un puerto seco para el comercio regional y epicentro de
la oferta de servicios financieros y de transporte.
g.
Fueron las maestras de la escuela normal, y las egresadas
en ejercicio docente quienes silenciosamente extirparon el analfabetismo en el territorio
en donde ejercieron, y contribuyeron a conocer y difundir el sistema de economía
solidaria que propagó la Diócesis de Socorro y San Gil desde 1.960 en toda la jurisdicción
eclesiástica.
h.
Varias de las egresadas de la Escuela Normal, fueron maestras
enamoradas de la profesión, hasta tal punto que constituyeron colegios privados
con los cuales siguieron el ejemplo de las hermanas de la Presentación: Formar
las nuevas generaciones.
Finalmente, adhiero a las
felicitaciones de varios miembros de la comunidad educativa de esta institución
a los colegas Santos Hernández y Melo Rivera gestores de esta publicación. Con
este trabajo de recuperación oral de la memoria histórica, nos han enseñado que,
como docentes, debemos seguir dejando huellas, no solo en los educandos, sino
en las instituciones en las que debemos trabajar.
Aplaudo a los 9 docentes que
colaboraron en la redacción, corrección y propuesta de caratula que están mencionados
en el original del texto. Fue un trabajo que muestra la cosecha.
Felicito a los 7 estudiantes del grado
11º de 2.017 que se apropiaron de la investigación y dejaron plasmada la labor
con las entrevistas a las egresadas citadas en el libro.
Valoro las colaboraciones de los 5 alumnos
de grado décimo de 2.017 fueron un equipo de colaboración tanto a los alumnos
del grado once, como de los investigadores.
Agradezco a la especialista Lida Sánchez
Mora, del departamento de comunicaciones de UNISANGIL por acoger mi nombre para
expresar la opinión que dio origen estas palabras, esta noche en este recinto.
Dijo Indira Gandhi,
“Para liberarse la mujer debe sentirse libre, no para rivalizar con los hombres,
sino libres en sus capacidades y personalidad”.
La pakistaní Malala
Yousafzai, invita a que “debemos decirles a nuestros jóvenes que sus voces son
importantes”. Y nosotros como docentes,
asumir que “los niños deben ser educados sobre el cómo pensar, no a cerca de lo
que deben pensar”.
San Gil, octubre 17 de 2.019.