PROPUESTA DE
UNA HIJA ADOLESCENTE PARA QUE UN VARÓN PUEDA SER UN BUEN PADRE
¿En qué me equivoque? esta pregunta se la hacen la
mayoría de los padres que se han esforzado por ser buenos padres, pero cada vez
se dan cuenta que su hijo es más “rebelde”; se preguntan si hubieran podido
hacerlo mejor.
Yo sé que aunque nuestros padres quieran ser los
mejores deberían tener en cuentas los siguientes pasos que realmente le
facilitarían la vida a cualquiera de ellos; son simples y sencillos no requiere de mucho esfuerzo y sin duda verán los resultados, reflejados en las caras
de sus hijos.
1. Saque tiempo
para su familia.
Así le demostrará a su hijo que es importante para
usted, aunque muchos padres piensan que ya hacen mucho porque nos dan de comer
y nos tienen viviendo en un buen lugar.
Muchos padres creen que alcahueteándolos todo lograra
ser buenos en su labor de padres. Aun así no dedican suficiente tiempo
tal vez un padre puede pensar que usted se preocupa más por otras cosas
como su trabajo, sus aficiones o sus amigos que por ellos.
¿Cuándo debe comenzar un padre a pasar tiempo con sus
hijo?
El vínculo de la madre empieza desde que este está el
bebé en la barriguita; a las dieciséis semanas, la criatura ya empieza a oír. En
esta etapa el padre también puede iniciar su propia relación con el bebé, es en
esos momentos cuando el calor de un padre nos hace saber que este es el mejor,
y desde allí se empieza a armar comunicación para toda la vida para que cada
dio de su larga vida junto a él.
Los padres deben estar allí en nuestros
problemas, en nuestras tristezas, en nuestros triunfos, en cada momento
dándonos su apoyo y su amor…
2. Los buenos
padres saben comunicarse
Saber comunicarse con los hijos implica saber
escucharlos y aprender a reaccionar bien ante lo que puedan decir.
Si sus hijos temen que usted pierda los estribos y los
critique con severidad .no se sentirán con la seguridad de expresar lo que
piensan y sienten, pero si los escucha calmado , les demostrara que se interesa
de corazón por ellos y sera mas
probable que se abran con usted.
3. Discipline
a sus hijos con amor y elogiemos
Cuando discipline a sus hijos debe hacerlo porque los ama y quiere que les vaya bien en la vida, no
porque se siente decepcionado o enfadado
.disciplinar también es aconsejar, corregir, educar y castigar cuando sea
necesario.
La disciplina surte un mejor ejemplo cuando el padre
tiene la costumbre de resaltar las capacidades de sus hijos. los elogios
enriquecen el carácter del niño pues hace que se sienta reconocido y
valorado. si busca oportunidades para
elogiar a su hijo los ayudara a elevar
su autoestima y les dará un incentivo
para no dejar de hacer lo que es
correcto.
4. Ame y
respete a su esposa
La forma de tratar un hombre a su esposa tendrá gran impacto en sus hijos “una de las mejores cosas que un padre puede hacer por sus
hijos es respetar a su esposa”.” los padres que se respetan y lo demuestran ante sus hijos les brindan
un buen ambiente donde crecer”
5 . Enséñeles
con el ejemplo de amar a Dios
Los padres que aman sinceramente a dios pueden dejar a sus hijos un preciosicimo legado: una relación intima con su padre celestial es obvio que
ser padre va mas allá de los cinco temas tratados y que por mas que uno se esfuerce es
imposible ser un padre perfecto, claro que si aplica estos principios con amor y equilibrio, seguro que podrá ser un buen
padre.
6. Demuéstrale lo mucho que le quieres.
Todos los padres quieren a sus hijos pero ¿se lo
demuestran cada día?,
¿les dicen que ellos son lo
más importante que tienen, lo mejor que les ha
pasado en la vida? No es suficiente con atender
cada una de sus necesidades:
acudir a consolarlo
siempre que llore, preocuparse por su sueño, por
su
alimentación; los cariños y los mimos también
son imprescindibles.
Está
demostrado; los padres que no escatiman besos y caricias tienen hijos más
felices que se muestran cariñosos con los demás y son más pacientes con sus
compañeros de juegos. Hacerles ver que nuestro amor es incondicional y que no
está supeditado a las circunstancias, sus acciones o su manera de comportarse
será vital también para el futuro. Sólo quien recibe amor es capaz de
transmitirlo. No se van a malcriar porque reciban muchos mimos. Eso no implica
que dejen de respetarse las normas de convivencia.
7. Mantén un buen clima familiar.
Para los niños,
sus padres son el punto de referencia que les proporciona seguridad y
confianza. Aunque sean pequeños, perciben enseguida un ambiente tenso o
violento. Es mejor evitar discusiones en su presencia, pero cuando sean
inevitables, hay que explicarles, en la medida que puedan comprenderle, qué es
lo que sucede. Si nos callamos, podrían pensar que ellos tienen la culpa.Si
presencian frecuentes disputas entre sus padres, pueden asumir que la violencia
es una fórmula válida para resolver las discrepancias.
8. Educa en la confianza y el diálogo.
Para que se
sientan queridos y respetados, es imprescindible fomentar el diálogo.
Una
explicación adecuada a su edad, con actitud abierta y conciliadora, puede hacer
milagros. Y, por supuesto, ¡nada de amenazas!
Tampoco debemos prometer nada
que luego no podamos cumplir; se sentirían engañados y su confianza en nosotros
se vería seriamente dañada. Si, por ejemplo, nos ha surgido un problema y no
podemos ir con ellos al cine, tal como les habíamos prometido, tendremos que aplazar lo pero nunca anular esa promesa.
9. Debes predicar con el ejemplo.
Existen muchos
modos de decirles a nuestros hijos lo que deben o no deben hacer, pero, sin
duda, ninguno tan eficaz como poner en práctica aquello que se predica. Es un
proceso a largo plazo, porque los niños necesitan tiempo para comprender y
asimilar cada actuación nuestra, pero dará excelentes resultados. No olvidemos
que ellos nos observan constantemente y "toman nota". No está de más
que, de vez en cuando, reflexionemos sobre nuestras reacciones y el modo de
encarar los problemas.Los niños imitan los comportamientos de sus mayores,
tanto los positivos como los negativos, por eso, delante de ellos, hay que
poner especial cuidado en lo que se dice y cómo se dice.
9. Comparte con ellos el máximo de tiempo.
Hablar con ellos, contestar sus preguntas, enseñarles cosas nuevas,
contarles cuentos, compartir sus juegos... es una excelente manera de acercarse
a nuestros hijos y ayudarles a desarrollar sus capacidades. Cuanto más pequeño
sea el crío, más fácil resulta establecer con él unas relaciones de amistad y
confianza que sienten las bases de un futuro entendimiento óptimo. Por eso,
tenemos que reservarles un huequecito diario, exclusivamente dedicado a ellos;
sin duda, será tan gratificante para nuestros hijos como para nosotros.A ellos
les da seguridad saber que siempre pueden contar con nosotros. Si a diario
queda poco tiempo disponible, habrá que aprovechar al máximo los fines de
semana.
10. Acepta a tu hijo tal y como es.
Cada crío posee
una personalidad propia que hay que aprender a respetar. A veces los padres se
sienten defraudados porque su hijo no parece mostrar esas cualidades que ellos
ansiaban ver reflejadas en él; entonces se ponen nerviosos y experimentan una
cierta sensación de rechazo, que llega a ser muy frustrante para todos.
Pero el
niño debe ser aceptado y querido tal y como es, sin tratar de cambiar sus
aptitudes.No hay que crear demasiadas expectativas con respecto a los hijos ni
hacer planes de futuro. Nuestros deseos no tienen por qué coincidir con sus
preferencias.
11. Enséñale a valorar y respetar lo que le rodea.
Un niño es lo suficientemente inteligente como para asimilar a la
perfección los hábitos que le enseñan sus padres.
No es preciso mantener un
ambiente de disciplina exagerada, sino una buena dosis de constancia y
naturalidad. Si se le enseña a respetar las pequeñas cosas -ese jarrón de
porcelana que podría romper y hacerse daño con él, por ejemplo-, irá
aprendiendo a respetar su entorno y a las personas que le rodean.Muchos niños
tienen tantos juguetes que acaban por no valorar ninguno.
A menudo son los
propios padres quienes, como respuesta a las carencias que ellos tuvieron,
fomentan esa cultura de la abundancia.
Lo ideal sería que poseyeran sólo aquellos
juguetes con los que sean capaces de jugar y mantener cierto interés.Guardar
algunos juguetes para más adelante puede ser una buena medida para que no se
vea desbordado y aprenda a valorarlos.
12. Los castigos no le sirven para nada.
Los niños suelen recordar muy bien los castigos, pero olvidan qué
hicieron para "merecerlos".
Aunque estas pequeñas penalizaciones
estén adecuadas a su edad, si se convierten en técnica educativa habitual,
nuestros hijos pueden volverse increíblemente imaginativos. Disfrazarán sus
actos negativos y tratarán de ocultarlos. Podemos ofrecerles una conducta
aceptable con otras alternativas.
13. Prohíbele menos, elógiale más.
Para un crío es
tremendamente estimulante saber que sus padres son conscientes de sus progresos
y que además se sienten orgullosos de él. No hay que escatimar piropos cuando
el caso lo requiera, sino decirle que lo está haciendo muy bien y que siga por
ese camino.
Reconocer y alabar es mucho mejor que lo que se suele hacer
habitualmente: intervenir sólo para regañar.Siempre mencionamos sus pequeñas
trastadas de cada día.
¿Por qué no hacemos lo contrario? Si, con un gesto
cariñoso o un ratito de atención resaltamos todo lo positivo que nuestros hijos
hayan realizado, obtendremos mejores resultados.