naurotorres.blogspot.com

miércoles, 22 de abril de 2020

El virus en el espejo




El marco tiene 19.000 Hectáreas totalmente planas. En el siglo XVIII el espejo tuvo un área de 3.200 hectáreas para que la luna se mirase en las noches, y el sol, en las mañanas, oxigenara a sus especies. Gozaba de una esponja de expansión inundable de 15.800 hectáreas para acoger a 37 especies de aves provenientes de los dos polos de la tierra en sus viajes migratorios.

Las laderas escurrían su sabia para nutrir, oxigenar y mantener al espejo con legiones protectoras conformadas por falanges de encinos, ayuelos, cuharos, gaques, laureles y robles. La extensa esponja se henchía en invierno y soltaba lentamente la sabia en verano; fue hogar pasajero de aves endémicas sumadas de 307 especies entre peces, batracios, insectos, aves y animales del bosque.

El espejo, fuente hídrica venerada por los muiscas como oasis de Sua y Chía, sus creadores; incrementaba la sabia prodigada por las lagunas, Cucunubá y Palacio. De la matriz del espejo se desprendió el Saravita, hijo mayor que se escurrió por planicies, declives y bosques hasta el río Chicamocha.

El reino en tiempos remotos fue administrado por etnias indígenas exterminadas por los castellanos. Los castellanos, siglos después fueron vencidos con la espada de la libertad en 1.810 por un venezolano que los corrió de cinco naciones.

De la pluma del libertador se empieza a gestar el virus. En 1.820 el venezolano diseña un plan para desecar al espejo que los indígenas bautizaron como Fúquene. Dos años después lo entrega como un regalo a José Ignacio París con el único propósito de drenar 13.000 hectáreas para convertirlas en pastizales. 
Laguna de Fúquene requiere intervención urgente para su ...
El espejo cubría todo el valle de Ubaté. En invierno, la sabia alcanzaba los linderos de los poblados de Ubaté y Chiquinquirá por la que flotaban canoas de roble con peregrinos creyentes de la Virgen del Carmen y reina de locombia.

Mientras el virus con zanjas y un túnel se empeña en avenar el espejo, en 1.844, luego de la muerte de París, el congreso de locombia decide, por decreto, compensar a los militares heridos en combate en los últimos 20 años, entregándoles parcelas en las faldas y orillas del espejo para empradizar el marco y sus laderas. Seis años después las legiones nativas cayeron cortadas por hachas acabando con la vida de especies con más de cien años de vida. Cuenta la historia que más de cien mil robles fueron derribados para convertir en puentes, durmientes y traviesas para el ferrocarril que intentó conectar a Bogotá con el rio Magdalena por el rio Opón llegando hasta Barbosa en 1.935. De un roble mayor sacaban diez bultos de carbón mineral que transportaba el tren a la capital.

En 1.873, por maniobras políticas, José Saravia Ferro se convierte en el dueño del espejo y retoma la determinación del venezolano. En 2 años logró desecar 643 hectáreas de la esponja. Construye un túnel para drenar el espejo, pero en invierno el volumen del agua aumentaba, inundando el túnel, desistiendo de la iniciativa.

En 1.905 el gobierno de Rafael Reyes, por decreto, decide convertir el ecosistema en un pastizal, declarando al espejo y su esponja en “un pantano infecto”.

El gobierno de Laureano Gómez importó semillas de pasto kikuyo desde Kenia, en África y fueron esparcidas en avioneta por todo el valle de Ubaté. Mientras en el país de origen compartía suelo con especies nativas, en las tierras locombianas enraizó formando un entramado que acabó con gramíneas nativas.

El follaje cambió. Los eucaliptos, pinos, acacias y sauces, arbustos exóticos de raíces profundas dominaron el paisaje de las laderas y volaron, para nunca regresar, las aves migratorias y especies endémicas que anidaban en la esponja que rodeaba el espejo. 

En 1.961 el congreso locombiano crea la CAR y empieza a nutrirse con un impuesto bautizado “impuesto de desecación” destinado a continuar la tarea de reducir el espejo.

En 1.980 el gobierno de locombia retoma la propiedad declarándola asunto de “interés nacional” y decide desecarla.

En 1.984 la CAR decide construir un canal perimetral en la esponja de Fúquene para corregir la decisión de desecar el espejo. El correctivo fue otro atentado al ecosistema hídrico. En invierno las aguas de las lagunas Cucunubá, Palacio y del río Ubaté, discurren por el canal directamente al río Suarez eliminando la recirculación del agua en el espejo. Deciden luego, poner compuertas al río para disminuir el flujo de agua disminuyendo más, la recirculación del agua en Fúquene.

Un estudio de japoneses revelado hace más de diez años precisa que a esa fecha la cuenca tenía un 5.5% en bosques forestales, es decir, especies exóticas introducidas.  Pastaban 171.000 vacas, 30.000 cerdos, 64.000 ovejas, y en el valle, había 7 mataderos y 30 fábricas de lácteos. El estudio concluye que los agro químicos usados en los cultivos de las laderas y los estiércoles de la ganadería y los porcinos son el peor contaminante de las aguas de la laguna de Fúquene al aportar el 60% del nitrógeno y el 75% del fósforo que alimentan los buchones y la elodea que ha venido cubriendo el espejo agotando el oxígeno del agua y el ingreso de la luz solar, extinguiendo la vida de las especies que quedaban en la fuente hídrica.  

Cada año la CAR invierte recursos públicos para sacar el buchón y la elodea, en un círculo vicioso para gastar dineros para preservar el lago que sigue siendo drenado por los vecinos del espejo de agua para convertir sus tierras fértiles en pastizales.

Similar contaminación con agro químicos usados en el cultivo de cebolla viene ocurriendo en la laguna de Tota en Boyacá. Como el covid-19, los gobiernos y los políticos siguen empeñados en extinguir las fuentes de agua para henchir los bolsillos de unos pocos. El empeño por desecar el segundo lago más extenso de los Andes, conocido como la laguna de Fúquene, después del Tiquicaca en el Perú, ocurrirá con el páramo de Santurbán aprovechando las cuarentenas que vive Colombia para mitigar el impacto del virus que apareció en China en diciembre de 2.019, al legislar por Internet.

San Gil, abril 18 de 2.020
Nauro Torres Q.

domingo, 19 de abril de 2020

Estera mágica




Estera mágica

Las matas de plátano se abonaban con el estiércol de la vaca y la cría. En las raíces de las matas, los varones debían orinar para fertilizarlas. Del pellejo seco del vástago, mi padre obtenía el papelón para armar las esteras y envolver el jabón de tierra; con el tallo verde y sal se preparaba un suplemento para los dos rumiantes. Con el plátano biche, cortado en finas tajadas y secadas al sol, luego molidas, mi madre preparaba fécula que endulzaba con miel de caña. Con el plátano verde, hacia sopa con frijoles verdes y lo servía acompañado con yuca sata como guarnición en los piquetes.

Era poca tierra en extensión, pero fértil. Estuvo en la ladera que escurre a la quebrada Agua Blanca, ahora turbia por deslizamientos usuales de las laderas que encajonan las aguas de la quebrada La Negra. La parcela estaba poblada de galapos, y bajo ellos, mi padre sembraba cafetos hasta que colmó con cinco mil almácigos. Mientras sembraba las matas del sustento futuro, las entreveraba con colinos de plátano, naranjos y limones. Oficio que compartían con mi madre, mientras yo, siendo un bebé, los contemplaba posado en la estera que mi padre había tejido para mí, metros adelante del corte de la siembra. Más adelante iba pastando la muñeca junto con su cría, una ternera que mi padre le apellidaba, la antioqueña.

Conformaban la estera, papelones de plátano seco que enrollados sobre sí mismo como tabacos y se asían a la misma medida y distancia atándoseles con cabuya proveniente del fique formándose una superficie blanda, cuya área dependía de quien o quienes fuesen a dormir sobre ella y se extendía en cualquier lugar para dormir
 Washington, cc, estados unidos de américa, -, un, estera, hacer ...
Las esteras, ya de esparto, papelón de plátano, o junco, ahora usuales para evitar los dolores de espalda, antecedieron a los colchones de fique, algodón  y espuma; acompañaron a los labranceros, peregrinos, y campesinos en sus ranchos. Hoy se usan como tapetes y forman parte de los inventarios de las posadas desaparecidas que hubo a la vera de los caminos reales que unían a las poblaciones en siglos pretéritos.
En la cosmología muisca la mujer es convertida en "fijiza" o sea, junco que es una planta alta de tallo hueco que crece en las orillas de las lagunas y en los pantanos. En el Popol Vuh, igual, es comparada con el junco por ser como un vaso receptor, portadora del vientre materno donde germina la vida humana. En la cultura indígena el junco fue un material que fue usado para mejorar la calidad de vida. Los cronistas de la colonia cuentan que el ingenio indígena se reflejó en la fabricación de las esteras para dormir, en el tejido para hacer separaciones de los aposentos, en cercas, en la decoración de los templos y en encierro para aves. Se usaba para pisos y en las camas.

En cama pasamos el 75% de nuestra existencia.

De niño dormí en estera,
de adolescente en colchón de fique,
de joven, en colchón de algodón,
de mozo en colchoneta,
de adulto en pulman,
de adulto mayor en ortopédico.

La estera me evoca la frescura del campo,
el colchón de fique, mi vida de estudiante,
el colchón de algodón, los sueños por construir
la colchoneta, mis primeros años de esposo,
el colchón pulman, un plácido descanso
luego del trabajo en doble jornada,
el ortopédico, los sueños cristalizados, las ilusiones y anhelos por alcanzar,

          En una estera viajé en la niñez, cual mago de oriente,
          descansando en un colchón de fique accedí al conocimiento,
          dormitando en un colchón de algodón estuve desempleado,
en una colchoneta engendré al primogénito,
en un colchón pulman acaricie a los hijos,
en un colchón ortopédico amé y fui amado,
vi morir y me rondó la muerte,
y en uno de ellos, volaran mis últimos suspiros
cual estera mágica que usé en la niñez.

San Gil, febrero 10 de 2.020
Nauro Torres Q.

El parasitismo del plagio intelectual

  El apropiarse de los méritos de otro u otros, el copiar y usar palabras e ideas de otros y sustentarlas o escribirlas como propias y usa...