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miércoles, 23 de septiembre de 2015

La Cantarrana esconde los jolgorios y el dolor de una época violenta en Puente Nacional.


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Fue el lugar del marcado de la panela, la calle de las cantinas, los piqueteaderos, las canchas de tejo y las chicherías. Fue en espacio donde se hacían negocios de maderas, ganados y cerdos. Un lugar de encuentro social para departir con amigos, amigas, incluso con la familia para ir a almorzar los domingos y días de mercado, que posteriormente se convirtieron en los toldos, cuando el mercado dejó de hacerse en lo que hoy es el parque principal, trasladándose a la plaza de abajo.
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La cantarrana esta sobre la línea paralela que se pierde en la loma  con el atrio del templo; vista en corte se vería como un puente colgante. Fue levantada sobre las paredes de una escorrentía natural hacia el rio Suarez en las que las ranas, en épocas del apareamiento forman melodías con el croar de las machos para atraer a las hembras.
Antes de 1946 fue habitada por familias campesinas y citadinas amigas, pero con el surgimiento del odio partidista, los liberales con vocación comercial terminaron dominando las propiedades, depósitos, tiendas y cantinas, siendo estigmatizada por sacerdotes amigos de la causa conservadora; y quienes, no tenían los recursos para montar una tienda, vivían hacinados en las noches cuando los varones regresaban de las veredas luego de jornada diaria en las labranzas.
En Puente Nacional la confrontación entre liberales y conservadores empezó en 1948 y se prolongó con menos intensidad hasta mediados de 1965. La violencia partidista alimentada por el poder ejecutivo y legislativo dividió el casco urbano. Los liberales vivían en el parque principal y tenían a la cantarrana para los negocios de la panela que fue monopolio de ellos; los conservadores compraron y construyeron viviendas y montaron tiendas, toldos y piqueteaderos en la la plaza de abajo. A las veredas las dividieron por colores igual; La vereda Popoa se dividió en Popoa norte y Popoa sur. La vereda Jarantivá fue fragmentada en Alto y bajo Jarantivá. La vereda San Dimas, fue cercenada en Alto y Bajo Sandimas. Igual Alto y Bajo Cemiza; Alto Capilla y Bajo Capilla; Alto Cantano y Bajo cantano. En las altas vivían los conservadores y en las bajas, los liberales, dándose, entre sí, transacciones comerciales de los predios para seguir viviendo cercanos a quienes tenían el mismo color político.

El 20 de julio de 1959, un bandido liberal apodado “el diablo” y su grupo  masacran en Puente Blanco a 9 conservadores a tiros, degüellan luego  con cuchillo y sus cuerpos los botan al rio como retaliación a la muerte de un liberal que se produjo en la vereda Corinto.
En el sitio la Doctrina, lugar ubicado entre Guavatá y Vélez, mientras regresaban del mercado veleño ocurre otra masacre de conservadores, esta vez cometida por “Carlos Bernal”, otro facineroso de tinte liberal.
“El diablo” y su combo y Carlos Bernal y su grupo eran defensores del pensamiento liberal y actuaban  contra las familias campesinas que vivían en las veredas conservadoras.
Pero los conservadores también apoyaban al grupo que defendía su ideario. Era Efrain González y su equipo de bandoleros.
José Sánchez cuenta qué ocurrió y cómo logró salvarse de la muerte ese 28 de septiembre de 1960 cuando Efrain González llega al anochecer a la casa campesina de Eustolio Ariza a quien dan muerte, y luego, incendian su casa y desplazan a la esposa e hijos a quienes les estaba prohibido matar.
Los restos de Eustolio Ariza fueron recogidos y traídos en guando por dirigentes liberales con amigos entre los conservadores y traslados a la calle Cantarrana para su velación y posterior funeral ocurrido el jueves 29 de septiembre de 1960 en horas de la tarde.
Hacia las cinco y treinta de ese día, por el camino que desemboca en la calle Cantarrana aparece Encarnación Pinzón convertida en lamentos e implorando ayuda, y en su dolor cuenta que le han matado al esposo e incendiado su casa.
En torno a ella se amontona la gente que aun permanecía en la casa donde fue el velorio de Eustolio Ariza, convirtiéndose la afrenta en un llanto colectivo y en una labor mas de Florencio Vanegas y Servilio Camelo, de ir a recoger los muertos liberales para hacer las honras fúnebres, se disponían a tomar la cuesta sobre las seis y media de la tarde, cuando desde empieza el camino dos ametralladoras, una a cada costado montadas en sus patas dispararon sin parar mas tantos proyectiles que con sus cartuchos que el mismo José Sánchez recogió dos carretilladas.
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Las metralletas fueron disparadas por Efrain y su Combo dejando muertos en la calle Cantarrana a diez inocentes liberales y mas de veinte heridos, a quienes desde este blog rindo un homenaje 55 años después en esa fecha triste para Puente Nacional.
Tenía ocho años cumplidos y junto con mis padres asistimos a las honras fúnebres ocurridas un día después. No he podido borrar de mi mente esas dolorosas imágenes del cortejo fúnebre compuesto por varones vestidos de negro con corbata roja, de mujeres ataviadas de luto con una clavel rojo sobre uno de los corpiños, de los niños y jóvenes huérfanos que desgranaban con el llanto y sus gritos de dolor a cualquier corazón con una pisca de humanidad.
Ese día del funeral colectivo la cantarrana estaba colmada de soldados provenientes de la basa militar que había en ese entonces a escasos trescientos metros de donde se perpetró la masacre, acudiendo al lugar de los hechos horas después de ocurrida la venganza a nombre de los conservadores muertos en Puente Blanco y la Doctrina.
55 años después de la calle Cantarrana se conserva su nombre y en homenaje a los caídos existe una placa puesta donde termina la calle y empieza el camino por la cuesta desde donde se dispararon las ametralladoras.
Cada 29 de septiembre, quienes aun viven y recuerdan este trágico episodio, con flores que adornan el nombre de los caídos engalanan la calle para que quienes asistan al aniversario recuerden que la violencia es una espiral creciente y que la única manera de pararla es con determinación, reconocimiento de las victimas, conciliación, perdón e indemnización a los familiares de las victimas.
Invito a lector a acceder y abrir el hipervínculo  o link con el fin que conozca, de la voz de personas que vivieron en la época y de la voz de un reconocido historiador nacido en Puente nacional lo que cuentan sobre las causas de la matanza en Cantarrana.

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San Gil, septiembre 14 de 2015

Gilberto Elías Becerra Reyes nació, vivió y murió pensando en los otros.

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