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sábado, 21 de marzo de 2020

RECOGIDOS, DISFRUTANDO EN FAMILIA.



Con este corona-virus,
epidemia que no pasa,
toco quedarnos juiciosos,
a todos, en nuestra casa,
para alejarnos del virus,
mientras la epidemia pasa;
es una buena medida
quedarnos en nuestra casa.


Lavarse muy bien las manos
con agüita y con jabón
                        y no saludar de abrazo
                     es parte de la prevención,
oremos con fe a Dios
por esto que está pasando
esta pandemia viral
que a muchos está matando.

Volver a los viejos tiempos
leer un poco la biblia,
rezar el rosario juntos,
y compartir en familia,
hay tareas para todos
como asear y limpiar la casa,
cocinar y lavar los platos
mientras la epidemia pasa.

Un avioncito de papel
para lanzarlo al viento
para pasar el mal rato
cada uno se inventa un cuento,
jugamos parqués un rato
y miramos televisión
leemos también un cuento
y aprendemos la lección.



En los pueblos y ciudades
las calles están vacías,
la gente leyendo cuentos
y libros de poesía;
también volvió la lectura
de prosa y de fantasía
de relatos y de historias
que leen con alegría.

Para cantar con mis hijos
desempolvé la guitarra,
no es tiempo de vacaciones
ni de amigos ni de farra.

A todos los estudiantes
que quieren pasar el año
como no hay clase presencial
hay bachillerato por radio.

Roguemos a Dios del cielo
que pronto hallemos la cura
para que termine esta plaga
que trajo miedo y locura,
por ahora yo me despido
quedándome aquí en la casa
protegiendo a mi familia
mientras la pandemia pasa…

TEXTO DEL POETA DE LA RADIO, BACTERIOLÓGICO, LUIS MARTINEZ.
Charalá marzo 21 de 2.020





RESTAURANDONOS


Estoy encerrado en sí mismo,
en retiro en mi  casa,
recluido en mis pensamientos,
Aislado junto con los míos.

Aislados para bien nuestro y de los otros,
desconectados del ruido de la ciudad,
retraídos para facilitar en bienestar común,
confinados para volver a compartir
con las personas amadas, con los amigos
con los ciudadanos, con los campesinos,
con los demás que están cerca y distantes
esperanzados que sabremos, entre todos
sobrevivir a covid-19.

La triste historia del paciente sin respeto | Your Family Doctor
Hoy comprendí a quienes están en las cárceles,
hoy valoro a los monjes y religiosas
que permanecen en los claustros orando.

Valoro al hermano del campesino
que labra la tierra acompañado de Dios.
sin ellos, el vivir se tornaría lúgubre,
oscuro, sin esperanzas
y con hambrunas.

Me acongoja la incertidumbre 
de quienes hoy no pueden trabajar
para ganar el sustento diario.
Me aflige la angustia de quienes
han perdido o van a perder el trabajo
me tortura en saber que muchos 
enfermaremos y no seremos atendidos
por las Eps.

Igual que los otros de mi edad
Estoy convencido que somos
Los primeros en enfermar
Y los primeros en morir.

Somos uno de los países más corruptos
y las ayudas serán cercenadas
por los ordenadores y contratistas
quintando el pan a los mas necesitados.

En Colombia, esta primero el bolsillo
 de quienes ostentan el régimen;
el sistema de salud no tiene ni los elementos,
ni las herramientas, ni el personal
para atender al 2% de la población
en riesgo de contraer el coronavirus.

Por usted, por los otros
Estoy auto aislado,
Estoy enclaustrado,
Estoy atrincherado
usando la palabra como balas,
y como armas esta red.

Las mágicas letras,
Los versos,
Los relatos,
Las crónicas,
El cine,
Los libros
son la medicina
Y la compañía en mi confinamiento.

Confinados nos restauramos
y evitamos contagiarnos
y contagiar a otros.


NAURO TORRES.
San Gil, marzo 21 de 2.020
6º. Día de mi confinamiento.


miércoles, 18 de marzo de 2020

LOS TRES GOLPES




Violeta proviene de una familia campesina. Única mujer en una familia con cuatro varones.  Cursó el bachillerato pedagógico en Guadalupe, Santander, gracias a la insistencia de la madre y al esfuerzo económico del hogar.
Gozaba de una cabellera de oro que caía en moño hasta la cintura doblando suavemente para cubrir uno de sus corpiños dando una imagen de ternura y gallardía femenina, sin pasar desapercibida ante los ojos escrutadores de quienes la contemplaban al caminar. Tenia tez blanca, ojos de alta mar, cejas delicadas que armonizaban con los labios carmesí epicúreos y vivaces. Su armónico rostro, lucia cual luna llena, en noches oscuras en una sociedad hedonista y machista. Cual gacela, Violeta tenía un cuerpo proporcionado que, al caminar por las calles empedradas de Guadalupe, semejaba un sensual impala que pastaba libre al viento.
Fue nombrada maestra en una escuela rural de Oiba. El alcalde, en ese momento, era un ganadero acomodado y soltero. El cortejo de la primera autoridad local se desbordó en atenciones y la inocente e ingenua campesina se abandonó en sus brazos, azuzando un matrimonio engalanado que aún recuerdan quienes fueron invitados al festejo, días antes de entregar el cargo.   
Uno tras otro, llegaron tres hijos. Violeta tuvo cuatro jornadas de trabajo: como docente, como madre, como ama de casa y esposa abnegada. Algunos deberes, nunca comprendió el marido, como obligaciones compartidas.
Manual para dejar de ser un hombre que violenta a las mujeres ...
Alfonso, el ex alcalde, se quedó con las ínfulas de primera autoridad, y el maltrato verbal, físico, económico y moral se convirtieron en las tres comidas del día en el hogar.
Violeta llegaba a la escuela, unas veces con moretones; otras, con llanto, y otras, con tristeza en el rostro. Trabajaba sin descanso para cumplir cada jornada que asumió en silencio, cual dolorosa para que los niños no se enterasen, del todo, de lo que ocurría con el padre. Tampoco lo comentaba con los compañeros de la escuela para mantener la imagen bonachona y demócrata del esposo que buscaría una segunda elección.
Violeta madrugaba a hacer el almuerzo, el desayuno y asear la casa. Daba con ternura el desayuno a los hijos y con diligencia le servía la primera comida al señor de la casa. Alfonso, siempre déspota, mostraba disgusto en cada desayuno. Y si olvidaba Violeta no atenderlo de primero, recibía el primer golpe del día, en un brazo.
Una señora vecina, acudía al medio día a calentar y suministrar el desayuno a los niños. Alfonso, esperaba irritado que Violeta llegase del trabajo a servirle el almuerzo. Es obligación de toda señora de la casa atender al marido; vociferaba.
Si el almuerzo estaba en la mesa, un poco frío, usaba las palabras como dardos envenenados. Y si estaba muy caliente, las saetas eran más certeras. Mientras Alfonso almorzaba en el puesto principal de la mesa, como lo hacía su padre, Violeta hablaba con los niños e iba adelantando oficios, para luego almorzar sola, cuando el cónyuge abandonaba la casa a visitar amigos y seguidores políticos.
El consorte no era muy propositivo en asuntos de comidas. En su hogar de origen, la madre decía que la cocina es para las viejas, y los hijos varones, no frecuentaban la cocina. Alfonso se jactaba de saber de sazones y gustos en la mesa, razones por las cuales, no encontraba ninguno de los dos en las cenas que preparaba con amor, Violeta, y que los hijos, consumían con agrado, mientras el padre agradecía a la esposa con improperios machistas.
Alfonso ganó por segunda vez las elecciones a alcalde. Esta vez ejercería con primera dama. Logró la votación mayoritaria con la costumbre implementada por el partido conservador, por años. Por plata baila el hambriento y el necesitado.
Por el cargo en el municipio, usualmente desayunaba en casa. Las otras dos comidas las tomaba en cualquier parte. Pero Violeta continúo ejerciendo las mismas tareas oportunamente, pero no se libró de los maltratos del marido que se fueron agudizando hasta tal exceso que el castigo físico, fue diario.
Violeta no aguantó más. Solicitó a hurtadillas, traslado a una población vecina y se fue con los tres niños, luego de instaurar demanda por agresión física, verbal, maltrato psicológico contra la primera autoridad de la municipalidad donde fue su primera experiencia laboral.
Alfonso usó las influencias para apaciguar los efectos de la demanda que incluía, además, daños morales e inasistencia alimenticia
Para evitar ir a la cárcel, el burgomaestre cedió a las justas pretensiones de Violeta, y, mediante escritura notariada, ella se libró del energúmeno burgomaestre dedicándose a la enseñanza y a educar a los hijos.
Alfonso, en virtud al cargo que tuvo, en un pueblo cercano conquistó a otra joven campesina, quien cayó en sus brazos y las escenas de maltrato volvieron a presentarse en el teatro del hogar.

San Gil, febrero 28 de 2.020

Don Jaime Rueda Balaguera, el proyectista de FIMAR

  "Su sonrisa no pudo cambiar el mundo,  pero cambió el mundo de muchos que le conocimos".  Escasearon 10 días para colmar 80 ...