Roberto Torres, hijo de María de Jesús, la dueña de la posada y chichería, "El Payo" estaba muy contento ese lunes 14 de abril 1947.
En el mercado fue testigo de la llegada de los sacerdotes para hacer la semana santa, pues desde el 7 septiembre de 1946, la parroquia había sido privada, por el obispo de la Diócesis de Socorro y San Gil, de los oficios religiosos .
Ese día algunos miembros del partido opuesto al del Divino Niño Jesús, alrededor de las nueve de la noche, detonaron una bomba rompiendo la tranquilidad de la localidad de Puente Nacional al fracturar la pared de adobe y romper una ventana de madera de la habitación donde descansaba el "amo Isaías Ardila Díaz", sacerdote nativo de Zapatoca, que desde el púlpito predicaba contra las libertades defendidas por el partido liberal, quien con la protección del Ejército Nacional, abandonó el pueblo alrededor de las dos de la mañana del día siguiente. ( http://naurotorres.blogspot.com.co/2015/07/isaias-ardila-diaz-un-sacerdote.html).
Después de dos años sin asistir al sermón del Jueves Santo, del sermón de las siete palabras del Viernes Santo y la Misa de la Resurrección, Roberto dijo a sus hermanos Miguel Agustín y Carmen Rosa, como María de Jesús Torres, la buena noticia: podrían asistir a los oficios religiosos de la parroquia, que significaba caminar 6 horas menos a la iglesia de Santa Sofía, en Boyacá, donde fueron bautizados los niños que nacieron entre septiembre de 1946 y abril del 48 del siglo XX.
Este edificio colonial fue roto y tuvo que ser demolida tras el terremoto de 1968
Los miembros de la familia organizaron el trabajo; Roberto el mayor, se encargo de traer la legumbre de la Vega, Miguel Agustín, de arrimar la leña y moler el maiz para las bebidas y las viandas, Carmen Rosa y María de Jesús de buscar la chamiza para el horno, traer el agua para el guarapo, la chicha y el guarrus, hacer el pan, las mogollas y los amasijos.
Desde el miércoles santo, especialmente las bebidas estaban listas para recibir a los peregrinos y vecinos que venían a la semana mayor y servir con familiaridad, independientemente de los acontecimientos del 09 de abril en la capital del país cuando fue asesinado en el Cra. 7a. y la Calle 14, el líder liberal Jorge Eliécer Gaitán, quien en 1945, disidente Gabriel Turbay, ambos del mismo partido, perdió la elección al conservador Ospina Pérez.
Desde el miércoles santo, especialmente las bebidas estaban listas para recibir a los peregrinos y vecinos que venían a la semana mayor y servir con familiaridad, independientemente de los acontecimientos del 09 de abril en la capital del país cuando fue asesinado en el Cra. 7a. y la Calle 14, el líder liberal Jorge Eliécer Gaitán, quien en 1945, disidente Gabriel Turbay, ambos del mismo partido, perdió la elección al conservador Ospina Pérez.
La muerte de Gaitán desató una rebelión que dejó en Bogotá mas de tres mil muertos y en los campos de Colombia fueron desplazadas miles de familias unas liberales y otras conservadoras; igual en Puente Nacional, pero el efecto se observó sólo hasta después de Pascua.
Los tres hermanos Torres y María de Jesús Tórres, viuda de Torres se turnaron para asistir a las procesiones y sermones de semana santa. Roberto el mayor, fue el Jueves Santo con su rama de palma desde el mediodía hasta el atardecer. Miguel Agustín y Carmen Rosa, hicieron lo mismo el viernes, y María de Jesús asistiría a la misa de resurrección el Domingo de Pascua; Pero Miguel Agustín regresó a las siete de la noche a la casa y le dijo a la familia que los nuevos sacerdotes oficiarían la misa de resurrección el sábado por la mañana, al parecer debido a que tenían que regresar al convento el Domingo de Pascua en la capital colombiana.
La familia tenía pendientes de pago los diezmos y dividieron el pago de la obligación religiosa. Roberto llevó el Miércoles Santo, Los cinco pesos equivalente al diez por ciento del valor de la venta de la cerda que ya habían vendido. Miguel Agustín, llevó el Viernes Santo los diez pesos, o sea el diez por ciento de los cien pesos que habia recibido por la venta de la vaca topa, y Carmen Rosa dio el gallo colorado equivalente a la décima parte de las aves de corral que había en la casa, mientras que María de Jesús entregó esa mañana del Sábado Santo la suma de $ 25, oo pesos equivalentes al impuesto sobre la venta de chicha durante los dos años anteriores. En total una suma mayor que la que los cuatro eran capaces de percibir en un mes de trabajo de sol a sol.
La agrupación en una ceremonia religiosa.
Los miembros de la familia dijeron unos a otros qué hermosa era esta semana santa. Los sermones fueron elocuentes y con explicación exegética. Junto con ellos, fueron más de cuatro mil personas que se confesaron y recibieron la comunión en la semana de la meditación, pero también se preguntaron acerca de por qué no se llevó a cabo la liturgia dentro del Templo?. ¿Y por qué quien ofició la misa, dijo que no eran sacerdotes, sino que amaban Puente Nacional con el corazón?.
Unas semanas después de esa semana santa siempre recordada por los puentanos que vivían en ese entonces, algunas personas prestantes que se habían tomado fotografías con los clérigos, quisieron congraciarse con los sacerdotes y las utilizaron como excusa para visitarlos en el convento, e ir a la capital, donde se enteraron de que los supuestos sacerdotes habían pasado por el seminario, pero que no habían sido ordenados sacerdotes, y que habían actuado como tales en otras parroquias colombianas.
La novedad conocida por los puentanos en Bogotá, fue dada a conocer al regreso al pueblo, convirtiendo a los que asistieron a los oficios religiosos como sacrilegos, pues el hecho fue difundido por la prensa nacional. El obispo de la diócesis de Socorro y San Gil, envió al vicario episcopal que era párroco de Vélez a confirmar lo ocurrido en la localidad de Lelio Olarte, quien describió lo sucedido como una "semana santa del diablo" y desde el púlpito juzgo a quienes por razones de credo fe asistieron, se confesaron y comulgaron con devoción con dos personas que no eran sacerdotes, y fueron tildados como doblemente sacrílegos.
La novedad conocida por los puentanos en Bogotá, fue dada a conocer al regreso al pueblo, convirtiendo a los que asistieron a los oficios religiosos como sacrilegos, pues el hecho fue difundido por la prensa nacional. El obispo de la diócesis de Socorro y San Gil, envió al vicario episcopal que era párroco de Vélez a confirmar lo ocurrido en la localidad de Lelio Olarte, quien describió lo sucedido como una "semana santa del diablo" y desde el púlpito juzgo a quienes por razones de credo fe asistieron, se confesaron y comulgaron con devoción con dos personas que no eran sacerdotes, y fueron tildados como doblemente sacrílegos.
Como prueba de lo que sucedió en esa semana santa, un hijo de Puente Nacional, hizo este documental en el que las mismas personas narran lo que ocurrió en esa semana, supuestamente del diablo.
Reclutado y se retira del campo.
A partir de esa semana santa, los conservadores no pudieron regresar al casco urbano, pues se vivía el coletazo de lo que se llamó el "bogotazo".
Un miércoles, en septiembre de ese año, Miguel Agustín, el más joven debió ir al mercado de Moniquirá tomando el camino al Urumal a las tres de la mañana para llegar sobre las seis, a vender: envueltos, arepas, almojábanas y huevos y un par de pollos, y cuando estaba a punto de tomar el caballo fue reclutado por el ejército para el servicio militar.
Un miércoles, en septiembre de ese año, Miguel Agustín, el más joven debió ir al mercado de Moniquirá tomando el camino al Urumal a las tres de la mañana para llegar sobre las seis, a vender: envueltos, arepas, almojábanas y huevos y un par de pollos, y cuando estaba a punto de tomar el caballo fue reclutado por el ejército para el servicio militar.
María de Jesús, lloró durante varios meses, ya que Miguel Agustín tenía dos años cuando su padre murió de una enfermedad desconocida cuando cumplía 24 años, y era para ella, el hijo de la compañía y la memoria. Roberto, responsable de la casa por ser el hermano mayor, tuvo que asumir esa posición a los ocho años de edad, con la tutela de los tíos, Rogerio y Luis por parte de la madre y con el apoyo de Eccehomo y José María, tíos por parte del padre y la solidaridad y del primo José Atanael Torres, la familia sorteó las circunstancias de una vida sin padre.
Michael Agustín fue bautizado con los nombres del padre y se alistó en el ejército y después de conocer las penurias y humillaciones a que están sometidas las personas que prestan el servicio militar, fue adoctrinado en el pensamiento conservador que prevaleció en la presidencia de la República.
El hijo de la compañía de María de Jesús estuvo en el ejército 18 meses, regresando a la finca para asumir las responsabilidades que tenía Roberto. Llegó con la idea de implementar el cultivo de café, una tarea que hizo en el predio la Vega conviertiéndose en un espejo para los cultivadores de la vereda que la volvieron cafetera hasta 1980, década en la cual la roya borró los cafetales para darle paso a los pastos para los ganados.
La violencia planteada desde el Palacio de Nariño antes de la retirada de los ministros del gobierno liberal, la ruptura de la unidad nacional, un gobierno puramente conservador y la victoria liberal en las elecciones parlamentarias en 1950 condujo a la violencia estatal intensificada que sembró odio contra los liberales poniendo el ejército y la policía bajo los intereses partidistas.
Miguel Agustín fue llamado a servir al país que se alistó inmediatamente como chulavita para proteger los intereses de los azules en el valle de Tenza, mientras que los liberales que residían en Providencia y tenían pequeñas granjas en los alrededores Alto y Bajo Jarantivá debieron abandonarlas y tomar el tren a la capital.
Por su estatura y por ser el hijo mayor la viuda, Roberto no fue reclutado para el servicio militar, obteniendo la libreta militar en el Batallón de Chiquniquirá, documento requerido hasta ese entonces para disfrutar de una mayor libertad. El muchacho por su edad se alebrestaron las hormonas y empezó a enamorarse de una vecina, que al igual que él, era la mayor de la familia González velándia; pero el asunto se tornó gris por la prohibición que establecieron los padres de Aurora, pero como dice el dicho " lo que mas se prohíbe, más se desea", el enano de los Torres se salió con la suya y se robó la china con el consentimiento de ella. Tomaron el tren en la estación de El Roble y huyeron a la capital, y de allí se fueron a Caicedonia, Valle, a hacer vida entre cafetales como agregados de una finca en la que estuvieron un año.
Allí fueron contactados por Marcos, un hermano de Aurora, quien era finquero y comerciante en Buga, y allí terminaron el par de volados. Ella como ayudante en el almacén, y él, como obrero en la finca, pero Roberto no estaba muy contento con la estancia en ese lugar, ya que sólo veía los fines de semana en Aurora, entonces decidieron con los ahorros de los dos, regresar a Santander.
La casa de María de Jesús Torres Torres, chichería de antaño en la que nacieron y se levantaron los tres hijos, el segundo que quedó huérfano a los cuatro años fue bautizado con los nombres del padre: Miguel Agustín, y este junto con la esposa María Custodia Quintero, recibieron al primer hijo en la pieza que tiene la ventana. (foto del primer hijo de Miguel Agustín Torres 2016).
La casa de María de Jesús era tan pequeña que no había espacio para tres hogares, pero como el regreso de Roberto con la joven esposa fue en diciembre, en esa fecha visitó la familia el tio Luis Torres quien anduvo por tierras del Carare haciendo finca, empeño que abandonó por eso de la confrontación partidista y se aventuró a irse de colono a los llanos orientales.
En la foto, de izquierda a derecha, y Roberto Miguel Agustín Torres y dejaron en el mismo orden, María Quintero Custodia Torres, esposa de Miguel Agustín y María Aurora González Velandia, la primera esposa. Fotografía tomada en 19.988 en Castilla La Nueva, Meta. (De Nauru Torres).
Luego de tomar el tren hasta Bogotá, tomó la Flota Macarena y a Acacías, Meta, fue a dar, y de allí se adentró a la montaña donde iba la colonización que había empezado en 1928 año de la gran depresión económica mundial, y luego con la segunda guerra mundial, fueron varios los europeos que se exiliaron en Colombia y un buen numero de ellos se fueron como colonos a departamentos que disponían de tierras vírgenes aun.
Y como los europeos, detrás de ellos, muchos santandereanos llegaron a las zonas de colonización huyendode la "chusma". Como fue el caso de Luis Torres quien animó a varios paisanos a buscar vida en otra parte.
Roberto y Aurora, los jóvenes agricultores tomaron sus sombreros y capoteras con las pocas pertenencias y con el tío Luis Torres, tomaron el tren a Bogotá, y de allí en la flota de la Macarena a Villavicencio y luego a coger un camión hasta el sendero done iba el descuaje de os montes y que estaba a diez kilómetros abajo Guamal, conocido hoy como el municipio petrolero del Meta, bautizado con el nombre de Castilla la Nueva.
Y allí, junto con otros desarraigados de Santander, con el machete socolaron colinas las cubrieron de plátano y yuca, y luego de arroz, convirtiéndose en los fundadores de este sitio conocido en ese entonces como la Schell. Roberto era un hombre de baja estatura con la piel quemada por el sol, padre de nueve hijos y sólo tres mujeres. Aurora era una mujer tranquila que lo acompañó hasta el final de sus días, ambos murieron en ese lugar que hoy en día es conocido como un centro del mejor combustible pesado que tiene Colombia.
María de Jesús murió en 1954 y sus restos reposan en el cementerio de Puente Nacional, Carmen Rosa que se casó joven y murió a los 23 años en tierras de Castilla la Nueva.
La historia de la semana santa sin el Domingo de resurrección fue reconstruida a partir de lo que cuentó quién fue monaguillo de falsos curas. Fue él quien, en 1946, para ir a cumplir con la obligación como un acólito de la primera misa, vio la ventana destruida de la habitación donde dormía el "amo Isaias". Fue él, quien formó parte de la delegación que fue a encontrarse con los supuestos sacerdotes que llegaron a la Capilla en 1948 para celebrar la semana mayor. Y fue él quien acolitó en las celebraciones religiosas que se produjeron en esa semana santa que nunca olvidan los puentanos mayores.
Es don Evaristo Suárez, un carpintero de renombre y conversador que con un delicioso café Puente Real, una noche del 24 de octubre del 2015, contó lo que sucedió en esa ocasión.
Don Evaristo Suárez, 23 de octubre 2015
Yo tenía 15 años cuando en un camión junto con muchos aldeanos en otros medios de transporte corrimos a la capilla a las once de la mañana para saludar a los sacerdotes que se ofrecieron como voluntarios para oficiar la liturgia en Puente Nacional, si la gente así lo anhelaba .
Contó Evaristo que unas jóvenes huéspedes de un hotel de entonces se ofrecieron para transportar e un automóvil destapado a los dos sacerdotes que llegaron en auto-ferro al municipio.
Evaristo Suárez, como Roberto y Miguel Agustín Torres, y muchos otros de la época, recuerda con gratitud y sin malicia ese episodio que convirtió en noticia nacional trasnochada a la población que fue endilgada de pecadora y alcahueta. Esa misma circunstancia trajo dividendos a la jerarquía que años después, en 1968 vieron desplomar el templo colonial que estuvo erguido por muchos años y sobre sus cimientos se levantó uno de los templos mas amplios y vistosos a ladrillo a la vista de la provincia de Velez junto con el de Sucre, Santander.
Interior del templo de Puente Nacional 2015
La Margarita, 26 de noviembre 2015
Michael Agustín fue bautizado con los nombres del padre y se alistó en el ejército y después de conocer las penurias y humillaciones a que están sometidas las personas que prestan el servicio militar, fue adoctrinado en el pensamiento conservador que prevaleció en la presidencia de la República.
El hijo de la compañía de María de Jesús estuvo en el ejército 18 meses, regresando a la finca para asumir las responsabilidades que tenía Roberto. Llegó con la idea de implementar el cultivo de café, una tarea que hizo en el predio la Vega conviertiéndose en un espejo para los cultivadores de la vereda que la volvieron cafetera hasta 1980, década en la cual la roya borró los cafetales para darle paso a los pastos para los ganados.
La violencia planteada desde el Palacio de Nariño antes de la retirada de los ministros del gobierno liberal, la ruptura de la unidad nacional, un gobierno puramente conservador y la victoria liberal en las elecciones parlamentarias en 1950 condujo a la violencia estatal intensificada que sembró odio contra los liberales poniendo el ejército y la policía bajo los intereses partidistas.
Miguel Agustín fue llamado a servir al país que se alistó inmediatamente como chulavita para proteger los intereses de los azules en el valle de Tenza, mientras que los liberales que residían en Providencia y tenían pequeñas granjas en los alrededores Alto y Bajo Jarantivá debieron abandonarlas y tomar el tren a la capital.
Por su estatura y por ser el hijo mayor la viuda, Roberto no fue reclutado para el servicio militar, obteniendo la libreta militar en el Batallón de Chiquniquirá, documento requerido hasta ese entonces para disfrutar de una mayor libertad. El muchacho por su edad se alebrestaron las hormonas y empezó a enamorarse de una vecina, que al igual que él, era la mayor de la familia González velándia; pero el asunto se tornó gris por la prohibición que establecieron los padres de Aurora, pero como dice el dicho " lo que mas se prohíbe, más se desea", el enano de los Torres se salió con la suya y se robó la china con el consentimiento de ella. Tomaron el tren en la estación de El Roble y huyeron a la capital, y de allí se fueron a Caicedonia, Valle, a hacer vida entre cafetales como agregados de una finca en la que estuvieron un año.
Allí fueron contactados por Marcos, un hermano de Aurora, quien era finquero y comerciante en Buga, y allí terminaron el par de volados. Ella como ayudante en el almacén, y él, como obrero en la finca, pero Roberto no estaba muy contento con la estancia en ese lugar, ya que sólo veía los fines de semana en Aurora, entonces decidieron con los ahorros de los dos, regresar a Santander.
La casa de María de Jesús Torres Torres, chichería de antaño en la que nacieron y se levantaron los tres hijos, el segundo que quedó huérfano a los cuatro años fue bautizado con los nombres del padre: Miguel Agustín, y este junto con la esposa María Custodia Quintero, recibieron al primer hijo en la pieza que tiene la ventana. (foto del primer hijo de Miguel Agustín Torres 2016).
La casa de María de Jesús era tan pequeña que no había espacio para tres hogares, pero como el regreso de Roberto con la joven esposa fue en diciembre, en esa fecha visitó la familia el tio Luis Torres quien anduvo por tierras del Carare haciendo finca, empeño que abandonó por eso de la confrontación partidista y se aventuró a irse de colono a los llanos orientales.
En la foto, de izquierda a derecha, y Roberto Miguel Agustín Torres y dejaron en el mismo orden, María Quintero Custodia Torres, esposa de Miguel Agustín y María Aurora González Velandia, la primera esposa. Fotografía tomada en 19.988 en Castilla La Nueva, Meta. (De Nauru Torres).
Luego de tomar el tren hasta Bogotá, tomó la Flota Macarena y a Acacías, Meta, fue a dar, y de allí se adentró a la montaña donde iba la colonización que había empezado en 1928 año de la gran depresión económica mundial, y luego con la segunda guerra mundial, fueron varios los europeos que se exiliaron en Colombia y un buen numero de ellos se fueron como colonos a departamentos que disponían de tierras vírgenes aun.
Y como los europeos, detrás de ellos, muchos santandereanos llegaron a las zonas de colonización huyendode la "chusma". Como fue el caso de Luis Torres quien animó a varios paisanos a buscar vida en otra parte.
Roberto y Aurora, los jóvenes agricultores tomaron sus sombreros y capoteras con las pocas pertenencias y con el tío Luis Torres, tomaron el tren a Bogotá, y de allí en la flota de la Macarena a Villavicencio y luego a coger un camión hasta el sendero done iba el descuaje de os montes y que estaba a diez kilómetros abajo Guamal, conocido hoy como el municipio petrolero del Meta, bautizado con el nombre de Castilla la Nueva.
Y allí, junto con otros desarraigados de Santander, con el machete socolaron colinas las cubrieron de plátano y yuca, y luego de arroz, convirtiéndose en los fundadores de este sitio conocido en ese entonces como la Schell. Roberto era un hombre de baja estatura con la piel quemada por el sol, padre de nueve hijos y sólo tres mujeres. Aurora era una mujer tranquila que lo acompañó hasta el final de sus días, ambos murieron en ese lugar que hoy en día es conocido como un centro del mejor combustible pesado que tiene Colombia.
María de Jesús murió en 1954 y sus restos reposan en el cementerio de Puente Nacional, Carmen Rosa que se casó joven y murió a los 23 años en tierras de Castilla la Nueva.
La historia de la semana santa sin el Domingo de resurrección fue reconstruida a partir de lo que cuentó quién fue monaguillo de falsos curas. Fue él quien, en 1946, para ir a cumplir con la obligación como un acólito de la primera misa, vio la ventana destruida de la habitación donde dormía el "amo Isaias". Fue él, quien formó parte de la delegación que fue a encontrarse con los supuestos sacerdotes que llegaron a la Capilla en 1948 para celebrar la semana mayor. Y fue él quien acolitó en las celebraciones religiosas que se produjeron en esa semana santa que nunca olvidan los puentanos mayores.
Es don Evaristo Suárez, un carpintero de renombre y conversador que con un delicioso café Puente Real, una noche del 24 de octubre del 2015, contó lo que sucedió en esa ocasión.
Don Evaristo Suárez, 23 de octubre 2015
Yo tenía 15 años cuando en un camión junto con muchos aldeanos en otros medios de transporte corrimos a la capilla a las once de la mañana para saludar a los sacerdotes que se ofrecieron como voluntarios para oficiar la liturgia en Puente Nacional, si la gente así lo anhelaba .
Contó Evaristo que unas jóvenes huéspedes de un hotel de entonces se ofrecieron para transportar e un automóvil destapado a los dos sacerdotes que llegaron en auto-ferro al municipio.
Evaristo Suárez, como Roberto y Miguel Agustín Torres, y muchos otros de la época, recuerda con gratitud y sin malicia ese episodio que convirtió en noticia nacional trasnochada a la población que fue endilgada de pecadora y alcahueta. Esa misma circunstancia trajo dividendos a la jerarquía que años después, en 1968 vieron desplomar el templo colonial que estuvo erguido por muchos años y sobre sus cimientos se levantó uno de los templos mas amplios y vistosos a ladrillo a la vista de la provincia de Velez junto con el de Sucre, Santander.
Interior del templo de Puente Nacional 2015
La Margarita, 26 de noviembre 2015