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lunes, 9 de diciembre de 2019

DIALOGAR O MORIR




Le informaron que la rana lo había sindicado de sapo. Efraín González Téllez, había llegado en la tarde a la vereda. Pernoctaría en la casa de Pedro Nel Bohórquez en la finca Gambitas. Agustín estaba informado. Envió un mensaje con un simpatizante del bandolero. Solicitaba audiencia para cruzar unas palabras.

El permiso fue concedido. Lo recibiría sobre las siete de la noche. Era un jueves del mes de la virgen de 1.964. Agustín se aprovisionó de armas, munición y piquete. Citó a los obreros leales. Les dio armas e instrucciones donde ubicarse y estar pendiente de la señal que diese el niño.
Una canasta de cerveza, un canasto con un balay con dos gallinas y carne asada cargaba Agustín. Junto a él, el niño con la capotera terciada cargaba en ella, las armas.


Ambos reservistas, se saludaron con respeto y se sentaron a mojar la palabra charlando. Agustín fue al grano. Justificó que era un hombre de palabra y no tenía empeño en entregarle a la fuerza pública. Tenía una tienda, y a ella, podía llegar cualquier persona a solicitar un servicio. Era punto obligado para refrescarse a la vera del camino real.  Anunció que estaba dispuesto a aclarar lo que para él estaba claro. Deseaba conocer el modo, tiempo, y lugar donde pudo ocurrir la supuesta deslealtad.
El mito del sanguinario bandolero Efraín González, alias | Luna BLU
Efraín era un tipo agradable y buen conversador. Dijo, con una irónica sonrisa, no conocer señalamientos. Mejoró el ambiente en el rancho de bareque y teja de cinc.

La rana fue el apodo a una de las amantes del bandido. Había abandonado a los niños en la escuela de la misma vereda, por seguir los pasos de Efraín. Rita Pardo fue su nombre. Años después murió en su ley. Mataba a los jóvenes campesinos de los que se enamoraba[ntq1] , seducía y asesinaba en el mismo lugar donde los poseía, cual perra en celo. (https://naurotorres.blogspot.com/2015/01/rita-la-maestra-asesina.html)

Llegaron más parroquianos con el mismo presente. Comieron, bebieron. Se rieron y hablaron de política, mientras el niño con la capotera terciada jugaba con los gatos en el patio, sin fijarse en la conversación, pero si, en los movimientos del personaje agasajado, cual felino a la presa.

San Gil, noviembre 24 de 2.019






El parasitismo del plagio intelectual

  El apropiarse de los méritos de otro u otros, el copiar y usar palabras e ideas de otros y sustentarlas o escribirlas como propias y usa...