En una sociedad materialista con una cultura del empaque, se ha refundido el amor maternal, y la esencia del papel de la madre se ha convertido en un regalo material, olvidando lo inmaterial que es el amor que debe existir por quienes nos han dado la vida.
Con ocasión del mes de la madre he tomado de la revista “Auras del Fonce”, publicación del Colegio Guanentá de 1939 identificada el No. 50 del año XII de publicación una pieza de oratoria de un alumno del grado 5o, bachillerato, quien posteriormente fue un abogado reconocido en San Gil. Lo difundo con varias intenciones: la primera para que el lector reconozca el valor que tenia la maternidad en esa sociedad de mediados del siglo XX, una segunda para comparar la calidad de redacción que presenta un alumno comparada con la intentan hacer hoy alumnos que cursan los últimos grados de bachillerato y se determine si se ha mejorado o no, en los procesos formativos en los colegios. Y una tercera, para generar un reflexión comparando en sentir de los jóvenes} de ese entonces con los de hoy.
Discurso pronunciado por Bernardo Vesga, ilustre abogado de San Gil, cuando cursaba el grado 5o. en el Colegio San José de Guanentá en 1938. |
“No se que extraño sentimiento se apodera de mi al ocupar esta tribuna con la honrosa comisión de llevar la palabra en éste día en que corazones generosos y henchidos de cariño se reúnen en estas aulas guanentinas, campo abierto de la inteligencia y de la sabiduría para rendir un tributo de cariño al ser en cuyo seno bebimos el dulcísimo néctar de la vida; al ser que no cambia; al ser que, tanto en el campo del infortunio como en el de la opulencia, nos brinda el bálsamo de una sonrisa tierna y expresiva, o la palabra consejera que alimenta y estimula.
Quisiera ser en esta hora mas que el estudiante que solo habla del impulso del sentimiento o de la necesidad apremiante, un poeta grandilocuente, para tejer con esta sola palabra, la fluidez de un verso que alcanzara las proporciones de un poema; o poseer la mágica paleta de un artista y pintar con rasgos de exquisita belleza, de nítidos colores y contornos suaves y delicados la estampa de una madre, así sea velando el sueño del hijo que ella adora, o tejiendo con sus finas manos las rubias trenzas de su cabello, o rezando en la alcoba solitaria y apartada, o quizás en el cementerio elevando la plegaria por el hijo que dejó de existir.
“Nos cuenta un celebre escritor, que aun pintor celebre encomendaron un cuadro donde se bosquejara a un tiempo el amor y la pureza. Y el artista trasladó al lienzo la imagen de una madre que llevaba en sus brazos al hijo en sus entrañas”.
¡Oh, que bello simbolismo¡ Esa es la madre.
¡Cuántas bellezas contiene esta sola palabra; que gozo inefable inunda nuestros corazones con el solo pensamiento que tenemos, madre.
Que importa que la vida nos agobie con su peso y que al través de nuestro camino de peregrinos nos asalte a menudo con furor el dolor, el tedio y la tristeza, si para mitigarnos siempre hemos de hallar en el ella, el bálsamo que amortigüe la intensidad del sufrimiento; ?Qué importa además que se rompan los lazos de la amistad si a nuestro lado camina muy dulcemente el tierno amor de nuestra madre?
Muchos son los pensamientos que se agolpan a nuestra mente en este día. Las madres son buenas, son santas, son puras; ellas son la demostración mas palpable de la providencia divina; no las habéis visto alguna vez deslizar entre sus manos en ademán suplicante las cuentas de un rosario, elevando a Dios que nos hace fuertes, la plegaria por el hijo; no habéis oído alguna vez de sus labios, palabras de amor, de perdón, de estimulo o de consejo?.
¡Oh¡ ellas son el reflejo de esa madre que allá en el calvario con la muerte de su Hijo, Dios nos abrió el camino de la gloria¡ Ellas enjugan nuestro llanto, consuelan nuestras penas, nos alivian, nos aman. Razón tenia aquel celebre escritor que dijo: “ el amor maternal es el único que jamás nos engaña, el único en cuyo horizonte sereno y transparente jamás aparece una nube”.
No importa que ella ya no exista, pues solo su recuerdo es una estrella que ilumina la incesante noche de la vida.
Este homenaje que hoy rendimos a la madre, no se extiende únicamente a las que todavía forman parte de nuestra compañía, sino que también es para aquellas que ya forman en la lista de los muertos; vosotros los huerfanitos, también tenéis derecho a gozar, poned cuidado….no sentís ahora que ella os recita a vuestros oídos palabras muy dulces de cariño?.
Sí¡ Es que el espíritu de vuestras madres muertas revolotea en este momento sobre vuestras cabezas y os arropa con su manto de pureza; ellas están hoy con vosotros; han abandonado su estancia en la otra vida y han venido aquí en forma de brisa bienhechora y en su arrullo forman una música divina; os quieren dormir, vivid tranquilos.
En este día es preciso que consagremos un recuerdo también a las madres de todo el mundo; no debemos reducirnos a este circulo tan pequeño que forma nuestra villa; debemos recordar que los demás hombres también tienen madre y también sienten amor; echemos una mirada al actual estado del mundo; miremos a Rusia donde el amor maternal no es hoy conocido porque ha sido suprimida al familia, donde el niño no alcanza a recibir las primeras caricias de la madre porque desde sus primeros años es arrancado de su seno, para servir a un gobierno despótico y corrompido y que hoy al impulso del loco frenesí amenaza desbordar en trágica avalancha sus perniciosas doctrinas por el mundo.
Recemos una oración por las madres de España que hoy elevan su plegaria por el hijo ausente o porque ya ofrendó sus despojos a la madre tierra en lucha cruenta y fratricida; plegarias a cuyo eco son responde el espantoso tableteo de las ametralladoras que ciegan vidas y dejan en pos de sí, lagrimas, orfandad, desolación y muerte.
Madres que en este momento están presentes en este acto; aquí tenéis a vuestros hijos, a vuestros hijos alrededor de vosotras; hemos venido a rendiros publico testimonio de gratitud; queremos en este día venturoso acercar nuestros corazones mas a los vuestros; el homenaje es sencillo, es verdad, pero el sentimiento que hoy invade nuestros pechos es tal, que rompió las barreras que lo aprisionaban y se ha derramado en amorosa inundación de lágrimas.
Que ellas sean el rocío que refresque vuestros corazones”.
He dicho.
Bernardo Vesga Arenas.
Puente Nacional, Ecoposada La Margarita, abril 1o. de 2016
NAURO TORRES QUINTERO