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miércoles, 8 de julio de 2020

TRAS LOS RASTROS MUISCAS, TRAS LOS MÍOS

         

No usaban taparrabos, vestían túnicas de algodón.   Si tenían alma, no eran paganos como afirmaban los conquistadores españoles, pues creían en la trascendencia. No eran salvajes; tenían una Nación en consolidación con jurisdicciones cuando llegaron los europeos. Tenían una estructura de gobierno, normas de comportamiento, de tributación, de convivencia, sanciones civiles y penales. No eran salvajes, ni brutos, ni perezosos; era una civilización que data del 423 a. C.  No eran infieles, pero si, politeístas; tenían su propia cosmología. Tenían una lengua para comunicarse: la Chibcha que usó palabras con sentido metafórico. No eran caníbales, gozaban de un sistema de pensamiento que sobrevivió a la aculturación que fueron sometidos. Tenían una escala de valores profundamente humana basados en el trabajo, la justicia, la moral, la solidaridad y la ayuda mutua.  Estaban organizados en UTAS (organización territorial familiar). Esta unidad podría estar integrada entre 8 y 20 familias; varias UTAS tenían un solo jefe intermedio que rendía informes al cacique. Los príncipes y caciques podían ser polígamos porque tenían con que alimentar a las esposas e hijos, los vasallos debían ser monógamos. La virginidad femenina no era condición para el matrimonio; pero si, la fidelidad después del matrimonio. 

Aportes a la construcción de culturas de paz a través del folclor ...

Los moxcas o los muiscas como se les reconoce en la antropología nacional, significa: hombre o persona. “Eran tantos que andaban por los campos tan espesos como moscas sobre miel y el vocablo con que ellos se identificaban tenía atento parentesco en sus silabas con el de MOSCA”, escribió el cronista, Simón refiriéndose a la Nación muísca. Sus coterráneos los identificaron con el vocablo “Moxca”. Refiriéndose a ellos, el historiador, ZAMORA escribió: “Todos los naturales de estas provincias, así hombres como mujeres, por la mayor parte de la buena posición y hermosura, y en algunos pueblos de facciones muy perfectas, de grandes fuerzas y muy inclinados al trabajo”.

La Nación muisca.

El territorio muísca limitó con los territorios de las siguientes 

etnias: Laches, Tunebos, Narcotes, Tecuas, Buchipas,

 Sutagaos, Panches, Calimas, Muzos, Agatáes, Guanes y

 Yariquíes. “El país muísca comprendía las sabanas de

 Bogotá, Zipaquirá, Ubaté, Sopó, Guatavita, Pacho. Al norte

 abarcaba las tierras de Chiquinquirá, Tunja, Moniquirá, El valle

 de Leiva, Santa Rosa, Sogamoso. Al nororiente comprendía

 los valles y montes de Tenza y Guavio.  La región de oriente 

formada por las poblaciones de Fómeque, Cáqueza,

 Chipaque, Quetame y Ubaque.  Y finalmente la región de los 

Guanes, ubicada entre Boyacá y Santander del Sur”. (Los

 Muiscas. Pg. 20., Francisco Beltrán Peña- 1.983).

La nación Muisca tenía tres jurisdicciones políticas, con 

centros en Bogotá y Tunja.

LA ZIPA, integrada por Bogotá, Fusagasugá, Chocontá, 

Zipaquirá.

LA GUATAVITA.  Con tierras aledaños, Guavio y Oriente.

La TUNDAMA.  Sogamoso, Soatá, Sáchica, Tinjacá, Chipatá,

 Saboyá.


LOS MUÍSCAS EN LA PROVINCIA DE VELEZ.


El sacerdote Daniel Carreño en su libro: “Proceso de 

evangelización de las provincias del sur de Santander 

durante la colonia y el siglo XIX” (pg. 43., 2.015) afirma

 que, “en el Sur de Santander, existieron los Carares, Opones,

 Maldonados y Arayas. Pero estos 4 grupos forman parte de 

los Yariguies”. …“Los cacicazgos encontrados por Gonzalo 

Jiménez de Quesada y su tropa en la región que hoy ocupan 

las poblaciones de: Chipatá, Vélez, Puente Nacional y 

Guavatá, eran de procedencia muisca”. Hubo dos cacicazgos: 

Uno en Chipatá y otro en Saboyá que fueron independientes 

de las confederaciones de los muiscas en Tunja (Hunza), 

Bogotá (Bacatá), Sogamoso (Sogamoso) y Tundama.

 

ANTECEDENTES MUISCAS


La edición 26 de 2.017 de la revista Pesquisa Javeriana de Bogotá revela el resultado del estudio de 38 restos óseos encontrados en el templo del sol en Sogamoso, Boyacá, realizado por la doctora investigadora, Andrea Casas demostrando “la evolución de los primeros humanos que recorrieron los campos de lo que hoy es Colombia, como de los rumbos de su ascendencia y de su descendencia. El estudio se centra en la información genética de individuos que vivieron en tres eras distintas: los cazadores-recolectores, que se asentaron en las montañas boyacenses (hace 8000 años); los pobladores que iniciaron la cultura muisca gracias a la práctica de la agricultura, en el periodo Formativo (hace cerca
de 1000 años), y los indígenas que sufrieron la Conquista a manos de los españoles (hace unos 500 años
)”.  Este proceso ha permitido establecer vínculos de linaje y comenzar a descifrar la importancia del Templo del Sol tanto para los muiscas como para diferentes culturas de todo el continente. Asimismo, apoya la teoría del origen asiático de los pobladores que se fueron asentando en las montañas, planicies y costas colombianas: una historia que solo se entiende al mirar atrás en el tiempo, a través de las mutaciones genéticas de los restos óseos de estos habitantes precolombinos”.

El periodista David Mayorga, afirmó: De esta forma, determinó que dos de estos sujetos vivieron en el periodo Precerámico (entre 8000 y 2000 a. C.); seis, en el Formativo (entre 1000 años a. C. y el siglo VIII de nuestra época), y que los 30 restantes pertenecieron a la cultura muisca. El 69% cuenta con el macrohaplogrupo A2 en sus mitocondrias, originario de los primeros pobladores de Asia que cruzaron hacia América por el estrecho de Bering. Además, encontró el subhaplogrupo A2ac1, que caracteriza hoy a las poblaciones andinas de Colombia y Ecuador; el A2ad, propio de la zona del Darién (frontera entre Panamá y Colombia); y el B2d, que identifica a la población wayuu.

Pero el hallazgo más desconcertante es el subhaplogrupo A2y. Este “solamente ha sido reportado en una comunidad indígena contemporánea aislada de la Amazonia ecuatoriana”, explica Casas, refiriéndose a los waorani, que habitan las selvas de Ecuador y se caracterizan por su aislamiento cultural y geográfico. Hasta la fecha, este marcador genético solo se había encontrado en el noroccidente ecuatoriano.

Esta es una primera evidencia para establecer la importancia que tenía el Templo del Sol para las culturas precolombinas, eventualmente similar a la de la Meca de los islámicos. Y es apenas el principio: “estamos aportando evidencias de que esto, antes de los españoles, era sumamente diverso, que ya había mestizaje”, asegura Gómez.

“Diferentes teorías explican cómo se pobló esta esquina del mundo. Una de ellas habla de diferentes olas migratorias en las que una civilización pudo haberse enfrentado a los pobladores originales y haberlos eliminado por enfrentamientos. El tamaño de los cráneos alargados (dolicocéfalos) y las mandíbulas grandes de los cazadores-recolectores, comparados con la cabeza redondeada de los muiscas (braquicéfalos), explicaría esta teoría.

Pero Rodríguez defiende otra hipótesis, según la cual pequeñas microevoluciones por cambios drásticos en el ambiente habrían causado estas diferencias. “En el segundo milenio a. C. se dieron cambios sustanciales como la elevación de las temperaturas y la reducción de la pluviosidad. La población se densificó, los individuos enterrados aumentaron y aparecieron las enfermedades infecciosas, como la treponematosis, posiblemente sífilis venérea”.

Los resultados de los estudios de Casas comienzan a darle la razón: en los 38 restos se encontraron 31 linajes mitocondriales, es decir, 31 conexiones generacionales por vía materna, una muestra de que la diversidad genética precolombina no era solo amplia, sino además profunda, y que fue cortada por ‘el contacto civilizador’. “Hay una reducción del componente genético después de la Conquista, pues se observa la pérdida de linajes”, expresa la genetista. Los historiadores han estimado que 66,5 millones de indígenas murieron en un periodo de 130 años a causa de enfermedades o por violencia, dato que confirma el corte drástico de los linajes”.

LEGADO  MUÍSCA.

 La Nación música, en los siglos previos a la invasión española, creo un pensamiento universal con el cual se desenvolvió hasta su reducción y vasallaje por los europeos. Fue un conjunto de ideas sistematizadas que permitió fundamentar la posición adoptada desde su mundo.  Fue una sociedad que basó su realización comunitaria mediante la consagración al trabajo, el respeto mutuo, el amor a la paz, a la justicia, orientados en valores religiosos y morales. Apreciaban la naturaleza, dando un valor a lo humano y reconociendo un profundo sentido a la justicia, a la moral, a la solidaridad en sus actuaciones en la familia en las UTAS y en el cacicazgo.

Por lo brusca, quebrada e imponente geografía donde echaron raíces, los muiscas y sus descendientes tienen un carácter melancólico, soñador, noble y tienen espíritu de superación, gracias a la consagración al trabajo. Por ser como tales, mantuvieron unas relaciones de solidaridad y comunitariedad que redundó en una conciencia nacional con prioridad en la dignidad humana y la defensa de la propiedad colectiva de los bienes de la producción, un respeto por la justicia, la honestidad, la paz y una labor diaria transformadora humanizadora con sentido religioso y moral. 

Para ellos, el Estado era el encargado de regir y encausar el bien común. Consideraban la familia como una célula social y encarnación de valores. A la religión como orientadora e impulsora del desarrollo desde la justicia. Tenían leyes estrictas validas en las confederaciones.

 

En las primeras etapas, los muiscas consiguieron desarrollar actividades agrícolas, orfebres y textileras. Cultivaron maíz, papa, quínoa, algodón y elaboraron cerámicas y mantas, que intercambiaban con pueblos vecinos.  Posteriormente con la Confederación Muísca explotaron recursos mineros como el oro, esmeraldas, cobre, carbón y sal.


“Hacia 1500 la economía estaba basada en la agricultura, la explotación de sal y esmeraldas y la producción de hojas de coca, cerámica y orfebrería. Estos productos se intercambiaban o eran acumulados por los caciques para sostener a la gente en épocas de crisis.

Los pueblos agrícolas calculaban la época de siembras y cosechas mediante la observación del movimiento de los astros. En la región se construyeron alineamientos y círculos de columnas y de bloques de piedra que sirvieron como observatorios astronómicos. Los orfebres fundieron piezas idénticas en oro y cobre, mediante el uso de matrices de piedra que permitían hacer los modelos de cera en serie.

El algodón y el fique eran hilados con husos impulsados por volantes de piedra grabados, y con los hilos se fabricaban mantas, gorros, diademas, mochilas y redes. Estos eran tejidos y decorados con pintura. En telares de madera se tejieron gran cantidad de mantas grandes y pequeñas, sencillas y pintadas, burdas y finas. Su valor era tal que se usaron para regalar a los caciques y para envolver los cuerpos momificados de los difuntos importantes”.

 

Cada cacicazgo, según su ubicación estaba especializado en producir alimentos y artículos diferentes a los de otras regiones, pero tenían unos lugares precisos para el trueque, acción que hacían las mujeres cada 4 días convergiendo con otras de otros cacicazgos en tres mercados geográficamente estratégicos: Coyima(Cundinamarca)Zorocotá(Puente Nacional) y Turmequé(Boyacá). Usaron una especie de moneda hechas de oro, plata o cobre fundidos, el valor monetario venía dado por el tamaño de esta, siendo medidos con los dedos o cordeles.

 

Reconocían una estructura social piramidal: El cacique, los príncipes, los jeques o sacerdotes, jefe de Utas, familia y guerreros.   La señoría o autoridad del jefe se heredaba en la línea del sobrino del señor, hijo de la hermana. Para asumir el cargo se requería de un periodo de purificación llamado “coyme” de duración variada según el rango que debería asumir, y podía ser de varios años en los que debía vivir en aislamiento, abstinencia sexual y dieta especial de alimentos, periodo en el que recibían guía de los “ayos” o maestros.  

La purificación se iniciaba desde la niñez. Los formaban por dos años a los príncipes en buenas costumbres y vida honesta.  A los 15 años entraban en proceso de formación con el ayuno. Y al terminar la formación se hacia una gran fiesta y eran investidos de poder y prestaban juramento de ser buenos gobernantes y fieles cumplidores de su deber.


En la sociedad muísca la política tenía un entronque religioso no solo en cuanto el origen divino de los gobernantes, sino también en cuanto ellos estaban al servicio de la comunidad en nombre de los dioses. La influencia de la religión en la política fue notable. En caso de la guerra, los peregrinos podían pasar de una parte a la otra, hacia los santuarios, libremente sin ser atacados o retenidos.
 
IMPORTANCIA DE LA MUJER EN LA SOCIEDAD MUISCA


Fue una sociedad matriarcal. El matriarcado se regía por el conocido “sistema uterino”, el cual reconoce que la madre es la transmisora de la sangre a sus hijos, y, por ende, del parentesco. El varón era el padre, pero no tenía hijos reconocidos, su parentesco fluía en los sobrinos, hijos de la hermana y con ellos se identificaba y les correspondería la herencia y de quienes esperaba recibir asistencia y respaldo. (Pg. 61. Proceso de evangelización de las provincias del sur de Santander durante la colonia y el siglo XIX Sacerdote Daniél Carreño). “…eran padres y madres todos los miembros de la misma generación de los progenitores, maridos y esposas, en igual posibilidad, y se consideraban hijos los de la generación siguiente cuando potencialmente podrían serlo y así en lo demás parentescos”. (Virginia Gutiérrez).


En la sociedad muísca la mujer jugaba un papel preponderante. Eran las que producían; cuidaban la familia; hacían el intercambio de productos, mientras los hombres hacían la guerra o labraban la tierra. Era la mujer la autorizada en castigar a los varones que incumpliesen las normas de convivencia. No le era permitido al varón por su condición de macho, el castigar a los políticos.

Las mujeres las tranzaban como botín de guerra. Podía darse un grupo de mujeres para sellar pactos con etnias vecinas. Con un grupo de mujeres se sellaban los pactos entre caciques.  Esta costumbre se conserva en la etnia Wayuu. Por eso se les consideraba valiosas desde todos los aspectos. Había que pagar la dote para recibirlas en matrimonio. Había que indemnizar a los padres de la mujer en caso de que muriese en el parto. Había que guardarles luto y abstinencia sexual por cinco años después de su muerte, para que la pena no fuera tan larga, los esposos procuraban ser atentos, considerados y amables con ellas en el estado de enfermedad.

·   La mujer tenía plena libertad en la fase prematrimonial. La entrega de la mujer era voluntaria, era libre de disponer de su propio cuerpo, entonces la virginidad no era considerada como un valor entre los muiscas. Pero a los hombres se les obligaba a ser castos para ocupar cargos importantes. Incluso con pruebas de autodominio antes del primer matrimonio y luego podría tener las mujeres que desease. A los jeques se les exigía castidad absoluta, cualquier infracción se les removía de sus cargos.

·   Era castigado el varón que llegase a violar a una mujer. Pagaba con la muerte.

· Para pretender una novia el varón le enviaba una manta a la pretendida. Si la aceptaba, le enviaba otra con una carga de maíz y medio venado. A la siguiente noche, de madrugada, él iba a la casa de sus futuros suegros a esperar la respuesta de la novia. Si la respuesta era positiva, ella salía a ofrecerle una totuma de chicha.  Primero bebía ella y, luego se la pasaba a él. Así quedaban casados. Otro cronista cuenta que el novio podía llevársela a vivir unos días. Si le parecía bien, se casaba con ella, o si no, la devolvía a sus padres.

·   Había una segunda forma de casamiento, el religioso.

·   Se castigaba el incesto con la pena de muerte. Igual las aberraciones sexuales.

·  El adulterio se castigaba de varias formas, según las clases sociales donde se cometiese y la jurisdicción donde ocurriera. Si el adulterio provenía de la mujer, el castigo era tan humillante y severo que las féminas preferían el suicidio. Castraban al casquivano y le servían con los comistrajos las criadillas a la adultera en una fiesta publica delante de la comunidad. Y si el adultero era casado, lo empalizaban causándole la muerte.

Francisco Beltrán Peña, otrora docente de la USTA, en su libro LOS MUÍSCAS, describe el pensamiento de esta etnia. Para ilustración, sintetizo el pensamiento para que sea valorado por el lector:

 

* Reconocían los derechos inalienables del ser humano como condición indispensable para favorecer la convivencia social.

* El sentido de justicia fue el que forjó la configuración de una sociedad pacífica, laboriosa, de nobles y elevados sentimientos.

* Fueron valientes y disciplinados. No esquivaron el servicio militar obligatorio.

* Tenían normas tendientes a una mayor organización de la sociedad para prevenir a los habitantes contra los posibles abusos y atropellos contra los derechos de los demás.

* Aplicaban sanciones ejemplares, sin excepción alguna. Lo que no dio cabida a la corrupción.

* La pena de muerte fue el máximo castigo. La degradación y remoción de los cargos en hechos comprobados de la corrupción, además, eran castigados con la ruptura de las vestiduras, el corte de pelo, las mutilaciones, los azotes sobre las carnes con hojas de tuna.

* Si algún hombre soltero forzaba a alguna mujer, debía morir por ello. Y si era casado, debían dormir dos solteros con la suya. Si se hallare que alguno estuviese con su madre, hija, hermana o sobrina, que entre ellos eran grados prohibidos, los metían en un hoyo angosto con agua con muchas sabandijas venenosas dentro y cubriéndolo con una gran losa lo dejaban pereciendo allí; la misma pena se les daba a ellas.

*  Si alguna mujer moría en el parto, mandaba la ley que perdiese el marido la mitad de la hacienda y la llevase al suegro o suegra, hermanos o parientes más cercanos, en defecto los padres. Mas quedando la criatura viva solo estaba obligado a criarla a su costa y aun ayudar en algunas partes, que si no tenía hacienda había de buscar algunas mantas el viudo para pagar a los herederos la muerte, y si no le perseguían hasta quitarle la vida.

* Ninguno por prohibición de la ley podía subirse en andas para ser llevado en hombros de sus criados a alguna parte, sino solo el cacique, quien por privilegio y merced ganaba señalados servicios.

* La gente del común tenía prohibido usar pinturas, galas, joyas, y en sus vestidos adornos, menos perforarse la nariz y las orejas y ponerse en ellas joyas de oro, igual en el cuello.

* Quien muriese sin herederos, los bienes eran confiscados.

* Quien huyese de la batalla, antes que el capitán que los gobernaba, le daban una muerte vil, al albedrío de su cacique.

* Quien mostrase cobardía en la guerra, lo vestían con ropa de mujer y lo ponían a hacer los mismos oficios que hace una mujer por el tiempo que decidiese el cacique.

* Al ladrón por primera vez, lo llevaban ante el príncipe, y éste lo reprendía. A la segunda vez, lo llevaban nuevamente ante el príncipe y era azotado.  Y a la tercera vez, le aplicaban una pena mayor que la muerte, consistente en dejar que viese el rostro del cacique, dejándolo ir solo; castigo que era reconocido como estar muerto en vida: no le daban hijas para casarse, no le ayudaban en las labranzas, ni le suplían necesidades y nadie hablaba con él. En otro cacicazgo les cortaban las orejas o las manos.

* A los sodomitas los dividían en 20 partes y los quemaban en partes diferentes.

* La persona que revelase el lugar donde habían enterrado a un jefe, estaba condenado a morir flechado.

* En los muiscas, la esterilidad femenina, como en la naturaleza, fueron consideradas como una verdadera calamidad, ya que ésta estaba relacionada con aquella. La infecundidad del matrimonio acarreaba consecuencias de orden personal, social y afectaba a la naturaleza. Por lo que la procreación fue un acto de importancia dentro de la concepción del matrimonio muísca. La mujer estéril, era repudiada por el esposo y debía abandonar al núcleo familiar para marchar lejos. En el viaje cogían unas hojas de grao con las que hace unos pájaros y los tiñe con su propia sangre, convirtiéndose en guacamayas. 

* Consideraban los humedales, los ojos de agua y las lagunas veneraban por considerarlos los vasos comunicantes con el centro de la tierra a donde llegaban las personas después de morir.

Para ellos, el mundo se divide en tres lugares: El mundo de los cielos. El mundo de lo seco, que le pertenece a los humanos y animales. El mundo del agua, que le pertenece a los espíritus. Por eso el lugar más sagrado para ellos son los páramos donde nace el agua y sin agua no hay vida.

* Fueron muy sensibles a las afrentas y a las humillaciones. El sentido de la dignidad humana les impedía tolerarlas. Preferían la muerte o, incluso, el suicidio mismo antes de soportar las afrentas.         

* Eran personas obedientes y respetuosos no como consecuencia de la tiranía o el despotismo, sino como el resultado del aprecio por los que están al frente de la comunidad. El cronista Castellanos, escribió: …eran los caciques obedecidos en tan gran manera, que ninguna nación de las del mundo tuvo tal obediencia ni respeto a señor que sobre ella tuvo mando”.

*  La vida social giró en torno a las satisfacciones de las distintas necesidades humanas; en ningún momento sobre el ánimo desorbitado de lucro e intereses particulares.  Por ello, el tiempo era repartido teniendo en cuenta los distintos campos de la vida humana: trabajo, esparcimiento, culto religioso, ayuno y abstinencia.

* El trabajo era una actividad propia del hombre fue valorada como el medio de la realidad humana y como una expresión de la humanización ya que significaba el crear instrumentos para afrontar el medio físico, satisfacer las necesidades y elevar el nivel de vida. Esa iniciativa en el trabajo suscitó el espíritu comunitario y la solidaridad. El trabajo no era una mercancía sujeta a la oferta a la oferta y a la demanda o a la consecución del lucro. Asignaban al trabajo el tiempo, que hacían con dedicación y empeño, necesario, y el trabajo comunitario era “una realización con gusto” y se iba a él, “decorosamente vestidos”. “Y cuando hasta cuando traen arrastrando algunos poderosos materiales para sus edificaciones o los nuestros, con bailes y cantos van tirando a una sola voz y pies y manos, medidos al vaivén y voz que guía como cuando coloman marineros”.  El trabajo comunitario no suplió la esclavitud y ésta no se dio entre ellos.    

*  Para verificar si los muchach@s tenían inclinación al trabajo, a los 12 años les realizaban pruebas. Una de ellas, darles de beber zumo de borrachero. Cuenta el cronista Simón: “Y si embragados acudían los muchachos a las flechas, arcos o instrumentos de labrar las tierras y las muchachas a las piedras de moler, o al algodón, que todo se lo ponían allí cerca, los tenían por hacendosos y valientes, a cada cual a su modo; pero si se dejaban dormir sin acudir a esto, por flojos los desestimaban”.


EL SENTIDO DE TRASCENDENCIA MUÍSCA


·   Tenían ansia de inmortalidad.

· Consideraban la muerte como un fenómeno natural, libre de traumatismos y tragedias. No daban lugar al dualismo. Tomaban al hombre como una unidad.

·    “…no abandonaban a los enfermos, como lo hacían otras naciones, cuando estaban en el artículo de la muerte, pues antes se juntaban muchos para verlos morir, hasta que había expirado. Tenían por dichoso: al que moría de algún rayo, o por otro accidente o muerte repentina: “había pasado sin dolores esta vida”.

·   A la muerte de la esposa, era norma común a los esposos guardar estricta continencia sexual, por tal motivo, la preocupación del esposo era la de atender a su consorte moribunda, de tal manera que ella le redujera el número de años (5) de continencia. Era la forma de guardar el luto de los esposos, como testimonio de fidelidad. Cuando moría un príncipe, nos dice Simón al narrar la muerte de Nemequene, todo el pueblo bestia mantas doradas “y embijaban la cara y los cabellos, en qué consistía el luto, por espacio de 15 o 20 días”.

·    En los acontecimientos funerarios, que revestían carácter familiar, entonaban canciones en las cuales “referían las grandezas de los mayores”. Las practicas funerarias contemplaban el pensamiento sobre la muerte y el paso al más allá.

·   A los muertos los momificaban, colocándoles en el vientre su oro y esmeraldas y los envolvían en mantas.  Los enterraban bajo tierra o tirándolos a lo más profundo de las lagunas.

 

VIDA DE ULTRATUMBA

Para los muiscas, la vida del más allá no era otra cosa que la continuación de esta vida. No existía propiamente una ruptura delimitada al concebir la escatología. Por eso enterraban a los difuntos con provisiones de comida y bebida, herramientas, mujeres, y según el caso, servidores. “Allá en esa otra vida, encontraran casas hechas y labranzas”. 

Como prolongación de la vida terrena, depende de la conducta de comunidad humana. Los que mueren por la patria, según, herrera, fueran malos, irían con los buenos. De igual manera, agrega, los que morían en la guerra y las mujeres que morían de parto, por el bien prestado a la república.

 

INMORTALIDAD

“estos indios esperan el juicio universal por tradición de sus mayores, diciendo que los muertos han de resucitar y vivir después y para siempre en este mundo de la suerte que ahora viven, porque entienden de haber de permanecer siempre en este mundo de la manera que ahora lo vemos; que las almas son inmortales, y que cuando salen de los cuerpos -que solo mueren- ellas bajan al centro de la tierra por unos caminos y barracas de tierra amarilla  y negra, pasando primero un gran río en unas barcas o balsas de tela de araña, y por eso dicen que no osan matarlas, porque no falte quien los pase. Allá tiene cada cual provincia sus términos y lugares señalados, como acá, donde halla muchas labranzas, porque en esto no hacen diferencias”.

Los muiscas creían en la existencia de un Dios que premiaba a los buenos y tenía en el infierno castigo para los malos. En la medida vivida en la tierra, sería la otra del más allá.

Tenían una visión unitaria del hombre y de la vida. Y que al proyectar la vida del más allá no se convirtió en evasiva y escape para afrontar su tarea humanizante terrena. Mas bien era ésta la condición que daba garantía a la otra.

La aplicación de los códigos de moral, penal y civil emanaba de la autoridad

política y religiosa en la siguiente jerarquía:

+Los príncipes.

 

+Los ubzaques y quiquaes. Tenían igual jurisdicción en administrar justicia, en cuanto a su entendimiento alcanzaban.

 

+ Había un organismo que administraba justicia.  Pero el sindicado podía usar un recurso, y en ese caso lo juzgaba el Consejo supremo.  (el príncipe y sus sucesores).

 

+Había un comité que verificaba las sospechas, mediante las siguientes estrategias:

a.      Los hacían comer a prisa mucho ají para que les abrazase las entrañas y con la misma les decían que confesaran los delitos, lo que hacía muchas veces con la fuerza del tormento.  Si confesaba el delito le daban agua y luego los sentenciaban a muerte como lo disponía la ley del adulterio.

b.      Para castigar a los ladrones, también podían recibir el siguiente castigo: El jeque o el indio más viejo hacían diez caminos, o fingiéndolos desde el lugar desde donde se había hecho el hurto; atribuían a cada camino cada dedo de las dos manos y tomando un tabaco, con que medio se embriagaba, advertía si le temblaba alguno de los dedos, o lo imaginaba así y decía que por el camino que correspondía a aquel dedo había llevado el hurto. 

CULTIVOS Y LABRANZAS 

EN DIFERENTES PISOS TÉRMICOS

En las primeras etapas, los muiscas consiguieron desarrollar actividades agrícolas, orfebres y textilerías. Cultivaron maíz, papa, quinua, algodón y elaboraron cerámicas y mantas, que intercambiaban con pueblos vecinos.  Posteriormente con la Confederación Muisca explotaron recursos mineros como el oro, esmeraldas, cobre, carbón y sal.

 

Implementaron un sistema agrícola llamado modelo de micoverticalidad. Cada familia tenía cementeras en diferentes pisos térmicos, y en ellas, construían viviendas transitorias que llamaban rancherías, logrando con esta costumbre gozar cada hogar de alimentos cosechados en climas diferentes.

 

ASÍ LLEVABAN LAS CUENTAS.

 

“Los Muíscas se valían de sus dedos para contar. Para los números del 1 al 10, usaban los dedos de las manos. Para contar de diez en adelante se servían de los dedos de los pies, anteponiendo la palabra «quijicha», que significa pie, a los diez primeros números. Al número veinte le llamaban «gueta», después sumaban de veinte en veinte, es decir, un veinte, dos veintes, tres veintes y así”.

 Además de esto, el palmo y el pie los usaron como sus medidas de longitud.

APORTE MUÍSCA AL LENGUAJE 

EN LA PROVINCIA DE VELEZ

 

Escuché a mi padre referirse a frutas, procesos, artículos, alimentos y otros con las siguientes palabras, hoy de uso común en la jurisdicción de los cacicazgos de Saboyá y Chipatá, provincia de Vélez. Santander. Mi padre nació en la vereda Jarantivá de Puente Nacional.

 

Abagó 

Era una gran alegría y motivo de plegaria, previó “en nombre de Dios” al sacar una mata, ya de papa, o yuca, admirarse por el tubérculo más grande cosechado. ¡Abagó ¡

Changua

Caldo mañanero preparado con leche, cebolla, cilantro y molido en el plato.

Cuchuco

Sopa con granos triturados, ya de cebada o trigo acompañada de papa y verduras y hueso de marrano.

Cura

Denominación posterior de la fruta reconocida como aguacate

Cute

Líquido sobrante de la fibra de fique. Afrecho o pellejo. Persona flaca y bajita. Niño joven que no sirve para un mandado.

Muchago/líchigo

Tubérculo de menor tamaño, usado para alimentar a las aves o usar en sopas.

Hunche

Residuo del café.

Buchica

Piedra

Chacara

Bolso de cuero o fique

Chaguala

Panal de abeja pequeña o herida profunda.

Chingue

Vestido de baño. Faja que se usa en la cintura.

Uba

Canasto sin manija. Usual para servir el balay, y más grande, transportar aves.

Chipa

Rosca, rodete u aro enrollado de fique o alambre.

Chuchaguí

Inflamación que supura o grano enconado

Jucha

Picazón, rasquiña. Sarna

Cucacuy                   

Ser mítico

 Juaica

Espanto de la alta montaña

Tunjo

Ser mítico

Cuba

Hijo menor en una familia

Aguaquin

Árbol del agua

Fique

Penca

Pauche

Planta de riberas de quebrada

Chite

Espantar o correr a un perro

Uchuva

Fruto acido de color amarillo

Chin

Caña de tierra fría.

Choco

Enredadera b

Quiche

Parasita verde que crece en arboles

Chonque

Tubérculo

Chugua

Tubérculo

Cubio

Tubérculo

Guaba

Planta medicinal

Guaca/ chiguaca

Planta para usar en las sopas de harina o trigo

Guatamo

Vejuco con hojas en forma de corazón

Suche

Planta 

Amero

Cascara de la mazorca de maíz b

Cuan

Cabuya tejida en paja o esparto o fique usado para atar las maderas en una casa.

Chisa

Gusano blanco                                                                                                                                                                                                                                                                                        

Quincha

Colibrí. Vulva

Vichero

Ave. Pene

Guapucha

Pez pequeño

Bigua

Sal en roca o sin procesar

Guache

Persona grosera, irreverente.

 

 

 San Gil, julio 8 de 2.020

NAURO TORRES QUINTERO

El parasitismo del plagio intelectual

  El apropiarse de los méritos de otro u otros, el copiar y usar palabras e ideas de otros y sustentarlas o escribirlas como propias y usa...