No usaban taparrabos, vestían túnicas de
algodón. Si tenían alma, no eran paganos como afirmaban
los conquistadores españoles, pues creían en la trascendencia. No eran
salvajes; tenían una Nación en consolidación con jurisdicciones cuando llegaron
los europeos. Tenían una estructura de gobierno, normas de comportamiento, de
tributación, de convivencia, sanciones civiles y penales. No eran salvajes, ni
brutos, ni perezosos; era una civilización que data del 423 a. C. No eran infieles, pero si, politeístas; tenían
su propia cosmología. Tenían una lengua para comunicarse: la Chibcha que usó
palabras con sentido metafórico. No eran caníbales, gozaban de un sistema de
pensamiento que sobrevivió a la aculturación que fueron sometidos. Tenían una
escala de valores profundamente humana basados en el trabajo, la justicia, la
moral, la solidaridad y la ayuda mutua. Estaban
organizados en UTAS (organización territorial familiar). Esta unidad podría
estar integrada entre 8 y 20 familias; varias UTAS tenían un solo jefe
intermedio que rendía informes al cacique. Los príncipes y caciques podían ser
polígamos porque tenían con que alimentar a las esposas e hijos, los vasallos
debían ser monógamos. La virginidad femenina no era condición para el
matrimonio; pero si, la fidelidad después del matrimonio.
Los moxcas o los muiscas
como se les reconoce en la antropología nacional, significa: hombre o persona.
“Eran tantos que andaban por los campos tan espesos como moscas sobre miel y el
vocablo con que ellos se identificaban tenía atento parentesco en sus silabas
con el de MOSCA”, escribió el cronista, Simón refiriéndose a
la Nación muísca. Sus coterráneos los identificaron con el vocablo “Moxca”.
Refiriéndose a ellos, el historiador, ZAMORA escribió: “Todos los naturales
de estas provincias, así hombres como mujeres, por la mayor parte de la buena
posición y hermosura, y en algunos pueblos de facciones muy perfectas, de
grandes fuerzas y muy inclinados al trabajo”.
La Nación
muisca.
El territorio muísca limitó con los territorios de las siguientes
etnias: Laches, Tunebos, Narcotes, Tecuas, Buchipas,
Sutagaos, Panches, Calimas, Muzos, Agatáes, Guanes y
Yariquíes. “El país muísca comprendía las sabanas de
Bogotá, Zipaquirá, Ubaté, Sopó, Guatavita, Pacho. Al norte
abarcaba las tierras de Chiquinquirá, Tunja, Moniquirá, El valle
de Leiva, Santa Rosa, Sogamoso. Al nororiente comprendía
los valles y montes de Tenza y Guavio. La región de oriente
formada por las poblaciones de Fómeque, Cáqueza,
Chipaque, Quetame y Ubaque. Y finalmente la región de los
Guanes, ubicada entre Boyacá y Santander del Sur”. (Los
Muiscas. Pg. 20., Francisco Beltrán
Peña- 1.983).
La nación Muisca tenía tres jurisdicciones políticas, con
centros en Bogotá y Tunja.
LA ZIPA, integrada por Bogotá, Fusagasugá, Chocontá,
Zipaquirá.
LA GUATAVITA. Con tierras aledaños, Guavio y Oriente.
La TUNDAMA. Sogamoso, Soatá, Sáchica, Tinjacá, Chipatá,
Saboyá.
LOS MUÍSCAS EN
LA PROVINCIA DE VELEZ.
El sacerdote Daniel Carreño en su libro: “Proceso de
evangelización de las provincias del sur de Santander
durante la colonia y el siglo XIX” (pg. 43., 2.015) afirma
que, “en el Sur de Santander, existieron los Carares, Opones,
Maldonados y Arayas. Pero estos 4 grupos forman parte de
los Yariguies”. …“Los cacicazgos encontrados por Gonzalo
Jiménez de Quesada y su tropa en la región que hoy ocupan
las poblaciones de: Chipatá, Vélez, Puente Nacional y
Guavatá, eran de procedencia muisca”. Hubo dos cacicazgos:
Uno en Chipatá y otro en Saboyá que fueron independientes
de las confederaciones de los muiscas en Tunja (Hunza),
Bogotá (Bacatá), Sogamoso (Sogamoso) y Tundama.
ANTECEDENTES
MUISCAS
La edición 26 de 2.017 de la
revista Pesquisa Javeriana de Bogotá revela el resultado del estudio de 38
restos óseos encontrados en el templo del sol en Sogamoso, Boyacá, realizado
por la doctora investigadora, Andrea Casas demostrando “la evolución de los primeros humanos que recorrieron
los campos de lo que hoy es Colombia, como de los rumbos de su
ascendencia y de su descendencia. El estudio se centra en la información
genética de individuos que vivieron en tres eras distintas: los cazadores-recolectores,
que se asentaron en las montañas boyacenses (hace 8000 años); los
pobladores que iniciaron la cultura muisca gracias a la práctica de
la agricultura, en el periodo Formativo (hace cerca
de 1000 años), y los indígenas que sufrieron la Conquista a manos de los
españoles (hace unos 500 años)”. “Este
proceso ha permitido establecer vínculos de linaje y comenzar a descifrar
la importancia del Templo del Sol tanto para los muiscas como para
diferentes culturas de todo el continente. Asimismo, apoya la teoría del
origen asiático de los pobladores que se fueron asentando en las montañas,
planicies y costas colombianas: una historia que solo se entiende al
mirar atrás en el tiempo, a través de las mutaciones genéticas de los
restos óseos de estos habitantes precolombinos”.
El periodista David Mayorga, afirmó: De esta forma, determinó que dos de estos sujetos
vivieron en el periodo Precerámico (entre 8000 y 2000 a. C.); seis, en el
Formativo (entre 1000 años a. C. y el siglo VIII de nuestra época), y
que los 30 restantes pertenecieron a la cultura muisca. El 69% cuenta con
el macrohaplogrupo A2 en sus mitocondrias, originario de los primeros pobladores de Asia que cruzaron hacia América por el
estrecho de Bering. Además, encontró el subhaplogrupo A2ac1,
que caracteriza hoy a las poblaciones andinas de Colombia y Ecuador;
el A2ad, propio de la zona del Darién (frontera entre Panamá y
Colombia); y el B2d, que identifica a la población wayuu.
Pero el hallazgo más desconcertante
es el subhaplogrupo A2y. Este “solamente ha sido reportado en una
comunidad indígena contemporánea aislada de la Amazonia
ecuatoriana”, explica Casas, refiriéndose a los waorani, que habitan
las selvas de Ecuador y se caracterizan por su aislamiento cultural y
geográfico. Hasta la fecha, este marcador genético solo se
había encontrado en el noroccidente ecuatoriano.
Esta es una primera evidencia para
establecer la importancia que tenía el Templo del Sol para las
culturas precolombinas, eventualmente similar a la de la Meca de los
islámicos. Y es apenas el principio: “estamos aportando evidencias de
que esto, antes de los españoles, era sumamente diverso, que ya había
mestizaje”, asegura Gómez.
“Diferentes teorías explican cómo se pobló esta
esquina del mundo. Una de ellas habla de diferentes olas migratorias en
las que una civilización pudo haberse enfrentado a los pobladores
originales y haberlos eliminado por enfrentamientos. El tamaño de los
cráneos alargados (dolicocéfalos) y las mandíbulas grandes de los
cazadores-recolectores, comparados con la cabeza redondeada de
los muiscas (braquicéfalos), explicaría esta teoría.
Pero Rodríguez defiende otra hipótesis, según la
cual pequeñas microevoluciones por cambios drásticos en el ambiente
habrían causado estas diferencias. “En el segundo milenio a. C. se
dieron cambios sustanciales como la elevación de las temperaturas y la
reducción de la pluviosidad. La población se densificó, los
individuos enterrados aumentaron y aparecieron las enfermedades
infecciosas, como la treponematosis, posiblemente sífilis venérea”.
Los resultados de los estudios de Casas comienzan a
darle la razón: en los 38 restos se encontraron 31 linajes
mitocondriales, es decir, 31 conexiones generacionales por vía materna,
una muestra de que la diversidad genética precolombina no era solo
amplia, sino además profunda, y que fue cortada por ‘el contacto
civilizador’. “Hay una reducción del componente genético después de
la Conquista, pues se observa la pérdida de linajes”, expresa la
genetista. Los historiadores han estimado que 66,5 millones de indígenas
murieron en un periodo de 130 años a causa de enfermedades o por
violencia, dato que confirma el corte drástico de los linajes”.
LEGADO MUÍSCA.
La Nación música, en los siglos previos a la invasión española, creo un pensamiento universal con el cual se desenvolvió hasta su reducción y vasallaje por los europeos. Fue un conjunto de ideas sistematizadas que permitió fundamentar la posición adoptada desde su mundo. Fue una sociedad que basó su realización comunitaria mediante la consagración al trabajo, el respeto mutuo, el amor a la paz, a la justicia, orientados en valores religiosos y morales. Apreciaban la naturaleza, dando un valor a lo humano y reconociendo un profundo sentido a la justicia, a la moral, a la solidaridad en sus actuaciones en la familia en las UTAS y en el cacicazgo.
Por lo brusca, quebrada e
imponente geografía donde echaron raíces, los muiscas y sus descendientes
tienen un carácter melancólico, soñador, noble y tienen espíritu de superación,
gracias a la consagración al trabajo. Por ser como tales, mantuvieron unas
relaciones de solidaridad y comunitariedad que redundó en una conciencia
nacional con prioridad en la dignidad humana y la defensa de la propiedad
colectiva de los bienes de la producción, un respeto por la justicia, la
honestidad, la paz y una labor diaria transformadora humanizadora con sentido
religioso y moral.
Para ellos, el Estado era el
encargado de regir y encausar el bien común. Consideraban la familia como una
célula social y encarnación de valores. A la religión como orientadora e
impulsora del desarrollo desde la justicia. Tenían leyes estrictas validas en
las confederaciones.
En las primeras etapas, los muiscas consiguieron
desarrollar actividades agrícolas,
orfebres y textileras. Cultivaron maíz, papa, quínoa, algodón y elaboraron cerámicas y mantas, que
intercambiaban con pueblos
vecinos. Posteriormente con la Confederación Muísca explotaron recursos mineros como
el oro, esmeraldas, cobre, carbón y sal.
“Hacia 1500 la economía estaba basada en la agricultura, la explotación de sal y esmeraldas y la producción de hojas de coca, cerámica y orfebrería. Estos productos se intercambiaban o eran acumulados por los caciques para sostener a la gente en épocas de crisis.
Los pueblos agrícolas calculaban la época de siembras y cosechas mediante la observación del movimiento de los astros. En la región se construyeron alineamientos y círculos de columnas y de bloques de piedra que sirvieron como observatorios astronómicos. Los orfebres fundieron piezas idénticas en oro y cobre, mediante el uso de matrices de piedra que permitían hacer los modelos de cera en serie.
El algodón y
el fique eran hilados con husos impulsados por volantes de piedra grabados, y
con los hilos se fabricaban mantas, gorros, diademas, mochilas y redes. Estos
eran tejidos y decorados con pintura. En telares de madera se tejieron gran
cantidad de mantas grandes y pequeñas, sencillas y pintadas, burdas y finas. Su
valor era tal que se usaron para regalar a los caciques y para envolver los
cuerpos momificados de los difuntos importantes”.
Cada cacicazgo, según su ubicación
estaba especializado en producir alimentos y artículos diferentes a los de
otras regiones, pero tenían unos lugares precisos para el trueque, acción que hacían
las mujeres cada 4 días convergiendo con otras de otros cacicazgos en tres
mercados geográficamente estratégicos: Coyima(Cundinamarca), Zorocotá(Puente Nacional) y Turmequé(Boyacá). Usaron una especie de moneda hechas de oro,
plata o cobre fundidos, el valor
monetario venía dado por el tamaño de esta, siendo medidos con los dedos o cordeles.
Reconocían una estructura social piramidal: El cacique, los príncipes, los jeques o sacerdotes, jefe de Utas, familia y guerreros. La señoría o autoridad del jefe se heredaba en la línea del sobrino del señor, hijo de la hermana. Para asumir el cargo se requería de un periodo de purificación llamado “coyme” de duración variada según el rango que debería asumir, y podía ser de varios años en los que debía vivir en aislamiento, abstinencia sexual y dieta especial de alimentos, periodo en el que recibían guía de los “ayos” o maestros.
La purificación se iniciaba desde la niñez. Los formaban por dos años a los príncipes en buenas costumbres y vida honesta. A los 15 años entraban en proceso de formación con el ayuno. Y al terminar la formación se hacia una gran fiesta y eran investidos de poder y prestaban juramento de ser buenos gobernantes y fieles cumplidores de su deber.
En
la sociedad muísca la política tenía un entronque religioso no solo en cuanto
el origen divino de los gobernantes, sino también en cuanto ellos estaban al
servicio de la comunidad en nombre de los dioses. La influencia de la religión
en la política fue notable. En caso de la guerra, los peregrinos podían pasar
de una parte a la otra, hacia los santuarios, libremente sin ser atacados o
retenidos.
Fue una sociedad
matriarcal. El matriarcado se regía por el conocido “sistema uterino”,
el cual reconoce que la madre es la transmisora de la sangre a sus hijos, y,
por ende, del parentesco. El varón era el padre, pero no tenía hijos
reconocidos, su parentesco fluía en los sobrinos, hijos de la hermana y con
ellos se identificaba y les correspondería la herencia y de quienes esperaba
recibir asistencia y respaldo. (Pg. 61. Proceso de evangelización de las
provincias del sur de Santander durante la colonia y el siglo XIX Sacerdote
Daniél Carreño). “…eran padres y madres todos los miembros de la misma
generación de los progenitores, maridos y esposas, en igual posibilidad, y se
consideraban hijos los de la generación siguiente cuando potencialmente podrían
serlo y así en lo demás parentescos”. (Virginia Gutiérrez).
En la sociedad muísca la
mujer jugaba un papel preponderante. Eran las que producían; cuidaban la
familia; hacían el intercambio de productos, mientras los hombres hacían la
guerra o labraban la tierra. Era la mujer la autorizada en castigar a los
varones que incumpliesen las normas de convivencia. No le era permitido al
varón por su condición de macho, el castigar a los políticos.
Las mujeres las tranzaban como botín de guerra. Podía darse un grupo de mujeres para sellar pactos con etnias vecinas. Con un grupo de mujeres se sellaban los pactos entre caciques. Esta costumbre se conserva en la etnia Wayuu. Por eso se les consideraba valiosas desde todos los aspectos. Había que pagar la dote para recibirlas en matrimonio. Había que indemnizar a los padres de la mujer en caso de que muriese en el parto. Había que guardarles luto y abstinencia sexual por cinco años después de su muerte, para que la pena no fuera tan larga, los esposos procuraban ser atentos, considerados y amables con ellas en el estado de enfermedad.
· La mujer tenía plena libertad en la fase
prematrimonial. La entrega de la mujer era voluntaria, era libre de disponer de
su propio cuerpo, entonces la virginidad no era considerada como un valor entre
los muiscas. Pero a los hombres se les obligaba a ser castos para ocupar cargos
importantes. Incluso con pruebas de autodominio antes del primer matrimonio y
luego podría tener las mujeres que desease. A los jeques se les exigía castidad
absoluta, cualquier infracción se les removía de sus cargos.
· Era castigado el varón que llegase a
violar a una mujer. Pagaba con la muerte.
· Para pretender una novia el varón le
enviaba una manta a la pretendida. Si la aceptaba, le enviaba otra con una
carga de maíz y medio venado. A la siguiente noche, de madrugada, él iba a la
casa de sus futuros suegros a esperar la respuesta de la novia. Si la respuesta
era positiva, ella salía a ofrecerle una totuma de chicha. Primero bebía ella y, luego se la pasaba a
él. Así quedaban casados. Otro cronista cuenta que el novio podía llevársela a
vivir unos días. Si le parecía bien, se casaba con ella, o si no, la devolvía a
sus padres.
· Había una segunda forma de casamiento, el
religioso.
· Se castigaba el incesto con la pena de
muerte. Igual las aberraciones sexuales.
· El adulterio se castigaba de varias
formas, según las clases sociales donde se cometiese y la jurisdicción donde
ocurriera. Si el adulterio provenía de la mujer, el castigo era tan humillante
y severo que las féminas preferían el suicidio. Castraban al casquivano y le
servían con los comistrajos las criadillas a la adultera en una fiesta publica
delante de la comunidad. Y si el adultero era casado, lo empalizaban causándole
la muerte.
Francisco Beltrán Peña, otrora docente de la USTA, en su
libro LOS MUÍSCAS, describe el pensamiento de esta etnia. Para ilustración,
sintetizo el pensamiento para que sea valorado por el lector:
*
Reconocían los derechos inalienables del ser humano como condición
indispensable para favorecer la convivencia social.
*
El sentido de justicia fue el que forjó la configuración de una sociedad pacífica,
laboriosa, de nobles y elevados sentimientos.
*
Fueron valientes y disciplinados. No esquivaron el servicio militar
obligatorio.
*
Tenían normas tendientes a una mayor organización de la sociedad para prevenir
a los habitantes contra los posibles abusos y atropellos contra los derechos de
los demás.
*
Aplicaban sanciones ejemplares, sin excepción alguna. Lo que no dio cabida a la
corrupción.
*
La pena de muerte fue el máximo castigo. La degradación y remoción de los
cargos en hechos comprobados de la corrupción, además, eran castigados con la
ruptura de las vestiduras, el corte de pelo, las mutilaciones, los azotes sobre
las carnes con hojas de tuna.
*
Si algún hombre soltero forzaba a alguna mujer, debía morir por ello. Y si era casado,
debían dormir dos solteros con la suya. Si se hallare que alguno estuviese con
su madre, hija, hermana o sobrina, que entre ellos eran grados prohibidos, los
metían en un hoyo angosto con agua con muchas sabandijas venenosas dentro y
cubriéndolo con una gran losa lo dejaban pereciendo allí; la misma pena se les
daba a ellas.
*
Si alguna mujer moría en el parto,
mandaba la ley que perdiese el marido la mitad de la hacienda y la llevase al
suegro o suegra, hermanos o parientes más cercanos, en defecto los padres. Mas
quedando la criatura viva solo estaba obligado a criarla a su costa y aun ayudar
en algunas partes, que si no tenía hacienda había de buscar algunas mantas el
viudo para pagar a los herederos la muerte, y si no le perseguían hasta
quitarle la vida.
*
Ninguno por prohibición de la ley podía subirse en andas para ser llevado en
hombros de sus criados a alguna parte, sino solo el cacique, quien por
privilegio y merced ganaba señalados servicios.
*
La gente del común tenía prohibido usar pinturas, galas, joyas, y en sus
vestidos adornos, menos perforarse la nariz y las orejas y ponerse en ellas
joyas de oro, igual en el cuello.
*
Quien muriese sin herederos, los bienes eran confiscados.
*
Quien huyese de la batalla, antes que el capitán que los gobernaba, le daban
una muerte vil, al albedrío de su cacique.
*
Quien mostrase cobardía en la guerra, lo vestían con ropa de mujer y lo ponían
a hacer los mismos oficios que hace una mujer por el tiempo que decidiese el
cacique.
*
Al ladrón por primera vez, lo llevaban ante el príncipe, y éste lo reprendía. A
la segunda vez, lo llevaban nuevamente ante el príncipe y era azotado. Y a la tercera vez, le aplicaban una pena
mayor que la muerte, consistente en dejar que viese el rostro del cacique,
dejándolo ir solo; castigo que era reconocido como estar muerto en vida: no le
daban hijas para casarse, no le ayudaban en las labranzas, ni le suplían
necesidades y nadie hablaba con él. En otro cacicazgo les cortaban las orejas o
las manos.
*
A los sodomitas los dividían en 20 partes y los quemaban en partes diferentes.
* La persona que revelase
el lugar donde habían enterrado a un jefe, estaba condenado a morir flechado.
* En los muiscas, la
esterilidad femenina, como en la naturaleza, fueron consideradas como una verdadera
calamidad, ya que ésta estaba relacionada con aquella. La infecundidad del
matrimonio acarreaba consecuencias de orden personal, social y afectaba a la
naturaleza. Por lo que la procreación fue un acto de importancia dentro de la
concepción del matrimonio muísca. La mujer estéril, era repudiada por el esposo
y debía abandonar al núcleo familiar para marchar lejos. En el viaje cogían
unas hojas de grao con las que hace unos pájaros y los tiñe con su propia
sangre, convirtiéndose en guacamayas.
* Consideraban los humedales, los ojos de agua y las
lagunas veneraban por considerarlos los vasos comunicantes con el centro de la
tierra a donde llegaban las personas después de morir.
Para ellos, el
mundo se divide en tres lugares: El mundo de los cielos. El mundo de lo seco,
que le pertenece a los humanos y animales. El mundo del agua, que le pertenece
a los espíritus. Por eso el lugar más sagrado para ellos son los páramos donde
nace el agua y sin agua no hay vida.
*
Fueron muy sensibles a las afrentas y a las humillaciones. El sentido de la
dignidad humana les impedía tolerarlas. Preferían la muerte o, incluso, el
suicidio mismo antes de soportar las afrentas.
*
Eran personas obedientes y respetuosos no como consecuencia de la tiranía o el
despotismo, sino como el resultado del aprecio por los que están al frente de
la comunidad. El cronista Castellanos, escribió: “…eran los caciques obedecidos en
tan gran manera, que ninguna nación de las del mundo tuvo tal obediencia ni
respeto a señor que sobre ella tuvo mando”.
*
La vida social giró en torno a las
satisfacciones de las distintas necesidades humanas; en ningún momento sobre el
ánimo desorbitado de lucro e intereses particulares. Por ello, el tiempo era repartido teniendo en
cuenta los distintos campos de la vida humana: trabajo, esparcimiento, culto
religioso, ayuno y abstinencia.
*
El trabajo era una actividad propia del hombre fue valorada como el medio de la
realidad humana y como una expresión de la humanización ya que significaba el
crear instrumentos para afrontar el medio físico, satisfacer las necesidades y
elevar el nivel de vida. Esa iniciativa en el trabajo suscitó el espíritu
comunitario y la solidaridad. El trabajo no era una mercancía sujeta a la
oferta a la oferta y a la demanda o a la consecución del lucro. Asignaban al
trabajo el tiempo, que hacían con dedicación y empeño, necesario, y el trabajo
comunitario era “una realización con gusto” y se iba a él, “decorosamente
vestidos”. “Y cuando hasta cuando traen arrastrando algunos poderosos
materiales para sus edificaciones o los nuestros, con bailes y cantos van
tirando a una sola voz y pies y manos, medidos al vaivén y voz que guía como
cuando coloman marineros”. El trabajo
comunitario no suplió la esclavitud y ésta no se dio entre ellos.
*
Para verificar si los muchach@s tenían
inclinación al trabajo, a los 12 años les realizaban pruebas. Una de ellas,
darles de beber zumo de borrachero. Cuenta el cronista Simón: “Y si embragados
acudían los muchachos a las flechas, arcos o instrumentos de labrar las tierras
y las muchachas a las piedras de moler, o al algodón, que todo se lo ponían
allí cerca, los tenían por hacendosos y valientes, a cada cual a su modo; pero
si se dejaban dormir sin acudir a esto, por flojos los desestimaban”.
EL SENTIDO DE TRASCENDENCIA MUÍSCA
· Tenían ansia de inmortalidad.
· Consideraban la muerte como un
fenómeno natural, libre de traumatismos y tragedias. No daban lugar al
dualismo. Tomaban al hombre como una unidad.
· “…no abandonaban a los enfermos, como
lo hacían otras naciones, cuando estaban en el artículo de la muerte, pues
antes se juntaban muchos para verlos morir, hasta que había expirado. Tenían
por dichoso: al que moría de algún rayo, o por otro accidente o muerte
repentina: “había pasado sin dolores esta vida”.
· A la muerte de la esposa, era norma
común a los esposos guardar estricta continencia sexual, por tal motivo, la
preocupación del esposo era la de atender a su consorte moribunda, de tal
manera que ella le redujera el número de años (5) de continencia. Era la forma
de guardar el luto de los esposos, como testimonio de fidelidad. Cuando moría
un príncipe, nos dice Simón al narrar la muerte de Nemequene, todo el pueblo
bestia mantas doradas “y embijaban la cara y los cabellos, en qué consistía el
luto, por espacio de 15 o 20 días”.
· En los acontecimientos funerarios,
que revestían carácter familiar, entonaban canciones en las cuales “referían
las grandezas de los mayores”. Las practicas funerarias contemplaban el
pensamiento sobre la muerte y el paso al más allá.
· A los muertos los momificaban,
colocándoles en el vientre su oro y esmeraldas y los envolvían en mantas. Los enterraban bajo tierra o tirándolos a lo más
profundo de las lagunas.
VIDA
DE ULTRATUMBA
Para
los muiscas, la vida del más allá no era otra cosa que la continuación de esta
vida. No existía propiamente una ruptura delimitada al concebir la escatología.
Por eso enterraban a los difuntos con provisiones de comida y bebida,
herramientas, mujeres, y según el caso, servidores. “Allá en esa otra vida,
encontraran casas hechas y labranzas”.
Como
prolongación de la vida terrena, depende de la conducta de comunidad humana.
Los que mueren por la patria, según, herrera, fueran malos, irían con los
buenos. De igual manera, agrega, los que morían en la guerra y las mujeres que
morían de parto, por el bien prestado a la república.
INMORTALIDAD
“estos
indios esperan el juicio universal por tradición de sus mayores, diciendo que
los muertos han de resucitar y vivir después y para siempre en este mundo de la
suerte que ahora viven, porque entienden de haber de permanecer siempre en este
mundo de la manera que ahora lo vemos; que las almas son inmortales, y que
cuando salen de los cuerpos -que solo mueren- ellas bajan al centro de la
tierra por unos caminos y barracas de tierra amarilla y negra, pasando primero un gran río en unas
barcas o balsas de tela de araña, y por eso dicen que no osan matarlas, porque
no falte quien los pase. Allá tiene cada cual provincia sus términos y lugares
señalados, como acá, donde halla muchas labranzas, porque en esto no hacen
diferencias”.
Los
muiscas creían en la existencia de un Dios que premiaba a los buenos y tenía en
el infierno castigo para los malos. En la medida vivida en la tierra, sería la
otra del más allá.
Tenían
una visión unitaria del hombre y de la vida. Y que al proyectar la vida del más
allá no se convirtió en evasiva y escape para afrontar su tarea humanizante
terrena. Mas bien era ésta la condición que daba garantía a la otra.
La
aplicación de los códigos de moral, penal y civil emanaba de la autoridad
política
y religiosa en la siguiente jerarquía:
+Los
príncipes.
+Los
ubzaques y quiquaes. Tenían igual jurisdicción en administrar justicia, en
cuanto a su entendimiento alcanzaban.
+
Había un organismo que administraba justicia.
Pero el sindicado podía usar un recurso, y en ese caso lo juzgaba el
Consejo supremo. (el príncipe y sus
sucesores).
+Había
un comité que verificaba las sospechas, mediante las siguientes estrategias:
a.
Los hacían comer a prisa mucho ají
para que les abrazase las entrañas y con la misma les decían que confesaran los
delitos, lo que hacía muchas veces con la fuerza del tormento. Si confesaba el delito le daban agua y luego
los sentenciaban a muerte como lo disponía la ley del adulterio.
b. Para
castigar a los ladrones, también podían recibir el siguiente castigo: El jeque
o el indio más viejo hacían diez caminos, o fingiéndolos desde el lugar desde
donde se había hecho el hurto; atribuían a cada camino cada dedo de las dos
manos y tomando un tabaco, con que medio se embriagaba, advertía si le temblaba
alguno de los dedos, o lo imaginaba así y decía que por el camino que
correspondía a aquel dedo había llevado el hurto.
CULTIVOS Y LABRANZAS
EN DIFERENTES PISOS TÉRMICOS
En las primeras etapas, los muiscas consiguieron
desarrollar actividades agrícolas, orfebres
y textilerías. Cultivaron maíz, papa, quinua, algodón y elaboraron cerámicas y mantas, que
intercambiaban con pueblos
vecinos. Posteriormente con la Confederación Muisca explotaron recursos mineros como
el oro, esmeraldas, cobre, carbón y sal.
Implementaron un sistema
agrícola llamado modelo de micoverticalidad. Cada familia tenía cementeras en diferentes pisos
térmicos, y en ellas, construían viviendas transitorias que
llamaban rancherías, logrando con esta costumbre gozar cada hogar de alimentos
cosechados en climas diferentes.
ASÍ LLEVABAN LAS CUENTAS.
“Los Muíscas se valían de sus dedos para contar. Para los números del 1
al 10, usaban los dedos de las manos. Para contar de diez en adelante se
servían de los dedos de los pies, anteponiendo la palabra «quijicha», que
significa pie, a los diez primeros números. Al número veinte le llamaban
«gueta», después sumaban de veinte en veinte, es decir, un veinte, dos veintes,
tres veintes y así”.
Además de esto, el palmo y el pie los usaron como sus medidas de
longitud.
APORTE MUÍSCA AL LENGUAJE
EN LA PROVINCIA DE VELEZ
Escuché a mi padre referirse a frutas, procesos,
artículos, alimentos y otros con las siguientes palabras, hoy de uso común en
la jurisdicción de los cacicazgos de Saboyá y Chipatá, provincia de Vélez. Santander.
Mi padre nació en la vereda Jarantivá de Puente Nacional.
Abagó |
Era una gran alegría y motivo de plegaria, previó “en
nombre de Dios” al sacar una mata, ya de papa, o yuca, admirarse por el
tubérculo más grande cosechado. ¡Abagó ¡ |
Changua |
Caldo mañanero preparado con leche, cebolla, cilantro y
molido en el plato. |
Cuchuco |
Sopa con granos triturados, ya de cebada o trigo
acompañada de papa y verduras y hueso de marrano. |
Cura |
Denominación posterior de la fruta reconocida como
aguacate |
Cute |
Líquido sobrante de la fibra de fique. Afrecho o
pellejo. Persona flaca y bajita. Niño joven que no sirve para un mandado. |
Muchago/líchigo |
Tubérculo de menor tamaño, usado para alimentar a las
aves o usar en sopas. |
Hunche |
Residuo del café. |
Buchica |
Piedra |
Chacara |
Bolso de cuero o fique |
Chaguala |
Panal de abeja pequeña o herida profunda. |
Chingue |
Vestido de baño. Faja que se usa en la cintura. |
Uba |
Canasto sin manija. Usual para servir el balay, y más
grande, transportar aves. |
Chipa |
Rosca, rodete u aro enrollado de fique o alambre. |
Chuchaguí |
Inflamación que supura o grano enconado |
Jucha |
Picazón, rasquiña. Sarna |
Cucacuy |
Ser mítico |
Juaica |
Espanto de la alta montaña |
Tunjo |
Ser mítico |
Cuba |
Hijo menor en una familia |
Aguaquin |
Árbol del agua |
Fique |
Penca |
Pauche |
Planta de riberas de quebrada |
Chite |
Espantar o correr a un perro |
Uchuva |
Fruto acido de color amarillo |
Chin |
Caña de tierra fría. |
Choco |
Enredadera b |
Quiche |
Parasita verde que crece en arboles |
Chonque |
Tubérculo |
Chugua |
Tubérculo |
Cubio |
Tubérculo |
Guaba |
Planta medicinal |
Guaca/ chiguaca |
Planta para usar en las sopas de harina o trigo |
Guatamo |
Vejuco con hojas en forma de corazón |
Suche |
Planta |
Amero |
Cascara de la mazorca de maíz b |
Cuan |
Cabuya tejida en paja o esparto o fique usado para atar
las maderas en una casa. |
Chisa |
Gusano blanco
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Quincha |
Colibrí. Vulva |
Vichero |
Ave. Pene |
Guapucha |
Pez pequeño |
Bigua |
Sal en roca o sin procesar |
Guache | Persona grosera, irreverente. |
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