¡Buenas noches
paisano¡
¿Dónde se
topa?
“En el primer
puente de noviembre estaremos con Paul en Providencia. Iré a celebrar la fiesta
de todos los santos en casa de un amigo. Si estás en tu Margarita, me gustaría que
nos reuniéramos para el ágape y activar la memoria y recordar pasajes de la época
del tren y del trapiche de don Prudencio, y de paso, mirar cómo continuamos
retribuyendo a la madre tierra sus bondades”.
El molino estuvo asentado en el sector Providencia -desaparecida estación del tren- a unos trescientos metros del tanque de hierro del que bebían las locomotoras que jalaban docenas de vagones, bajando y trepando por las montañas provenientes de la capital colombiana hasta el puerto seco bautizado como Barbosa en Santander.
Fue su último
mensaje telefónico ocurrido el pasado 18 de octubre a las 6:30 PM. Eran ocasionales
sus llamadas telefónicas, pero calurosas e impregnadas de los afectos que brotan
cuando se nace en la misma jurisdicción, se tienen similares gustos en la
comida, los juegos campesinos y las frutas que abundaban en los potreros y
huertos del ayer en los hogares que dedicaron su tiempo a sembrar yuca, plátano,
caña y café.
Eco
Posada La Margarita, Jarantivá, Puente Nacional.
Ese atardecer
jarantiveño, tomé la llamada mientras preparaba una frugal cena luego de una
jornada acariciando y aporcando las matas de jade que por primera vez encontré
florecidas en la vieja casona levantada en 1.946 con adobes pisados, amasados y
hormados en el mismo lugar con greda del color de las plumas de los toches que
en cada madrugada me despiertan anunciando con algarabía un nuevo día mientras
picotean los plátanos chica pierna que se sembraron con ese fin.
En una de sus visitas a la casa que inspira escribir. Eco-posada La Margarita, Jarantivá-Puente Nacional.
Gilberto Elías
Becerra Reyes, emérito sacerdote incardinado a la Diócesis de Socorro y San Gil
hasta el 14 de mayo de 2003 como párroco, vicario episcopal y agente de
pastoral social, y desde esa fecha, continuó su acción evangélica incardinado a
la Diócesis de Vélez, promotor de la misma.
El presbítero, nacido en la vereda Montes de Puente Nacional, el día de la fiesta de San Roque, patrono de los enfermos -el 16 de agosto de 1.935- y en el mes que en Colombia se celebró un congreso eucarístico para tratar “La cuestión religiosa” por asumir el poder el partido liberal, partió en un abrir y cerrar de ojos este 21 de octubre en la capital santandereana luego de un episodio cardiovascular, cumplidos 89 años y un par de meses más.
De su accionar pastoral, son testigos los habitantes de las parroquias de Sucre, La Pradera, La Granja, La Sabana, Vélez y Puente Nacional, pastoreados siendo párroco y como vicario episcopal, pastoreó todas las jurisdicciones parroquiales que hoy integran la Diócesis de Vélez.
Regresó a San Gil
en 2.010 en donde cursó el Seminario Mayor y estudió teología y filosofía bajo
la tutoría de la comunidad vicentina, a compartir experiencias, sabores y
alegrías sacerdotales con otros clérigos contemporáneos en la casa Santa
Martha, adyacente al actual seminario Diocesano en el barrio Santander, sin
abandonar la celebración diaria de la eucaristía y apoyar a hermanos sacerdotes
de las parroquias que integran lo que restó de la otrora Diócesis de Socorro y
San Gil.
Con los años en la capotera, cuando los amigos se esfuman, uno desea platicar con los amigos del bachillerato. Este registro es la casa San Martha en San Gil En primer plano, el sacerdote Pedro Elías Martínez.
Esta jurisdicción eclesiástica fue una escisión de la Diócesis de Tunja el 20 de marzo de 1.895 cuando se creó con sede en el Socorro por ser la capital del Estado Soberano de Santander. En virtud de la gestión del obispo Leónidas Medina Lozano y por sus afectos por la Perla del Fonce, logró que la Santa Sede trasladara la sede a San Gil el 25 de mayo de 1.928 siendo gobernador de Santander el ilustre sangileño Narciso Torres González.
Gilberto Elías
fue un varón dedicado a servir a los otros; en especial a los campesinos. Tal
vez por ser él, de origen campesino. Su accionar sacerdotal fue una siembra
permanente del pensamiento social de la Iglesia y el cooperativismo como estrategia
de desarrollo cuando las cooperativas se manejan con honestidad y ajenas de la politiquería,
cuyas guaras se han dedicado a instrumentalizarlas y exprimirlas para beneficio
personal como proveedores de estas.
En las tres últimas
décadas del siglo XX fueron centenares de jovenes veleños los que lograron
hacer la primaria, el bachillerato y estudios financieros cooperativos con la
tutela del puentano, quien asumía, de los gastos de la parroquia, los costos de
manutención de los jovenes, ya en le Instituto de liderato social del Páramo,
como el de Zapatoca e INDECOL.
El presbítero
Becerra Reyes, proviene de una estirpe que pobló las veredas: Montes, Páramo y
Jarantivá de Puente Nacional desde las postrimerías de la guerra de los Mil días
que accedieron a Santander por el hoyo del aire en Santa Sofía, provenientes de
Boyacá. Fueron poseedores de extensiones de tierra que supieron desmontar mediante
la aparcería. De esas propiedades, solo queda la finca de la familia Becerra
Reyes que, por insistencia del primogénito no han vendido. Hoy está certificada
como orgánica bajo la tutela de Paul Becerra Reyes, empeñado en la protección
de las fuentes hídricas, bosques nativos y siembra de agua. Este predio en el
que funcionó un trapiche que producía miel que se ofertaba en tierras
boyacenses, fue la dote entregada por el padre de María del Carmen Reyes
Rincón, una agraciada y bella mujer que conquistó el corazón de Prudencio
Becerra, siendo inspector del tren, cargo que usó para ayudar a los paisanos vinculando
a decenas como empleados de Ferrocarriles Nacionales, ya como freneros, conductores
y obreros férreos.
La familia
Becerra Reyes fue prolífica. Once herederos siendo niños jugaron en Providencia
y Chiquinquirá, sede de la inspección ferroviaria. Gilberto Elías fue el primogénito;
en el orden de nacimiento, le acompañaron: Álvaro Hernando, ingeniero mecánico y
docente del SENA y la UNIAMERICA; el
ingeniero electricista egresado de la UIS, Eutimio, quien murió hace un par de décadas;
Abundio Vicente, sacerdote de la orden de Los Predicadores, profesor de la UNISANTOMAS;
Reina, la consentida de sus hermanos que la antecedieron; Antonio, quien fue
secretario de Educación de Santander y difusor de los mensajes diarios del
padre Gilberto Elías; Paul, ingeniero civil con especialización en hidráulica,
encargado del legado agrícola de la familia; la contadora Bertha Marina, la psicóloga
Carmen Yolanda; la economista Herminia Argenis y Wilson, el cuba, quien murió
en unas ferias de Puente Nacional, víctima de una bala perdida.
Registro
gráfico de 1.970. El sacerdote y su hermano Paul, en el grado de bachiller.
El sacerdote Gilberto Elías, al ser relegado de la Vicaría de Vélez, dependiendo de la Diócesis de Socorro y San Gil, prefirió desechar la oportunidad de vincularse a la Conferencia Episcopal colombiana en el CELAM y retornó a la administración parroquial en la tierra del autor de la guabina santandereana, su tierra, Puente Nacional incardinado a la Diócesis de Vélez. Cumplidos los 75 años fue retirado del servicio parroquial; se fue a vivir a Bogotá por estar junto a sus hermanos, y años despues fue acogido por la Diócesis de Socorro y San Gil, y en la casa de la ancianidad, Santa Martha, compartía con sus hermanos sacerdotes contemporáneos donde estuvo sus últimos dias.
El fundador de
UNISANGIL y primer rector, el presbítero Samuel González Parra, fundador de INDECOL, quien fuera rector del Instituto
de liderato social de Zapatoca, fue compañero de seminario del padre Becerra
Reyes, me contó que el sacerdote Becerra Reyes firmó el acta de constitución de
la Central Cooperativa de Promoción social, COOPCENTRAL, hoy banco que este 29
de octubre celebra 60 años de fundación ocurrida en San Gil el 30 de octubre de
1.964. Que en junio del presente año estando, recorriendo parajes de la finca
en Providencia, se resbaló y se pegó en la cabeza, sufriendo un percance en su
salud del que se repuso para regresar dos veces al mes a su terruño. Que en dos
veces cuando le visitaba llevando galletas Delicias como presente que su
anhelo al morir era que sus cenizas reposarán junto a las del emérito cura de
Onzaga, promotor de la pacificación de las tierras de Villanueva y Barichara,
Francisco Mojica.
HAY OMISIONES CONSCIENTES QUE DUELEN
El tiempo de
pandemia a principios de la presente década, para quienes lo vivimos solo lo
olvidaremos al fenecer. Por exigencia de uno de mis hijos, retorné a la vereda
donde nací: Jarantivá para disminuir el impacto del encierro, mientras el número
de muertos se aumentaba. Esta región de Puente Nacional, por el legado de los
Muiscas, las familias radicadas en otros lares colombianos traen los despojos
mortales de sus feudos a Quebrada Negra o Peña Blanca, poblados que tienen cementerios.
En ese periodo conseguir un sacerdote para presidir el funeral, en Puente Nacional,
no fue fácil. Los creyentes de Quebrada Negra se rebuscaron. El presidente de
la Acción comunal, Martin González, debió contratar un clérigo en la capital de
pais para oficiar el entierro de un familiar. El religioso pertenecía al
monasterio Benedictino perteneciente a la Iglesia oriental u ortodoxa.
El acompañamiento
religiosa y la predicación afectuosa que generó sinergias religiosas con los creyentes
católicos que asistieron a los oficios religiosos. Al no encontrar atención en
la parroquia de Puente Nacional, el mismo presidente me informó de la necesidad
de un pastoreo católico frecuente. Entonces, procedí como demanda la etiqueta
del respeto y envié la siguiente comunicación.
Vereda Jarantivá, Puente Nacional, diciembre 15 de
2.021
Señor Obispo Diócesis de Vélez
Monseñor MARCO ANTONIO MERCHAN
Pbro. Jorge Macias
Párroco de Puente Nacional
Solicitud: autorización
uso de la capilla de Quebrada Negra para una misa concelebrada por tres
sacerdotes católicos nacidos en esta jurisdicción orientada a la población
mayor de setenta años el sábado 15 de enero de 2.021 a las diez de la mañana.
Atento saludo:
Ruego a su señoría, y por
su intermedio, al párroco de Puente Nacional, facilite la apertura de la
capilla de Quebrada negra el próximo 15 de enero de 2.021 para una misa
concelebrada por sacerdotes nacidos en este territorio con dos intenciones: Dar
gracias a Dios por la vida de estos sacerdotes, y a la vez, reunir a los
mayores de 70 años que viven y los conocieron de niños.
Es ocasión para agradecer
su empeño y guía para que periódicamente se continúe celebrando la santa misa
en las tres capillas de nuestro territorio: Providencia, Quebrada Negra y Peña
Blanca. Y estamos más contentos, aun, porque en esta navidad tenemos el
acompañamiento de un grupo misionero liderado por hermanas de la Normal, usual
en otros años desde hace más de 40 años.
Soñamos que usualmente
nos pastoree un sacerdote que además de hacer la liturgia, se impregne del
sentir veredal y contribuya a una unidad para adelantar acciones benéficas para
todos. Como son las vías, el colegio, la ecología, los dos cementerios que
tenemos e igualmente el cuidado y embellecimiento de nuestras tres capillas,
construidas por nuestros mayores para dar gloria a Dios por nuestra fe.
Soñamos que sean
legalizados los campos santos. Que sean administrados mediante un comité
bipartido y que los ingresos sean distribuidos en dos partes: La parroquia y el
comité del camposanto.
Por ser nuestro
territorio tierras en antaño pobladas por nuestros ancestros muiscas, quienes
debimos migrar por razones diversas, anhelamos que nuestras cenizas reposen en
uno de nuestros dos campos santos. El de Quebrada Negra o el Peña Blanca.
Le informo que disponemos
de una donación de $1.000.000 de pesos con el objeto de hacer una rifa e
incrementar el dinero con la intención de cambiar la puerta de la capilla de
Quebrada Negra. Pero se requiere liderazgo sacerdotal para impulsar la iniciativa
Días más tarde, recibí
una comunicación telefónica directamente del señor obispo de Vélez, quien
gentilmente me informó que eso era competencia del párroco de Puente Nacional.
Procedí a comunicarme con el párroco. Quien me recordó la supuesta costumbre de
invitar curas falsos a la localidad. Y no procedió a contactar a alguno de los
sacerdotes nacidos en el territorio de Puente Nacional. Insistí con el padre
Gilberto Elías, quien siempre mostró empeño en regresar a su tierra a celebrar
la misa. Nunca recibió el oficio autorizándolo que se había comprometido el presbítero
Pedro Macías con el suscrito. El pasado 8 de enero estuvo en cardenal de
Colombia en Puente Nacional, entre los asuntos de su misión era valorar el
aporte de los sacerdotes nacidos en el terruño. Al almuerzo en la casa cural,
no fue invitado el extinto Gilberto Elías Becerra Reyes.
Los dos Becerras, Gilberto Elías y Paul, empeñados en proteger los bosques, el agua y producir orgánicamente en Providencia. (31 de diciembre de 2.023)
Una excelente crónica poético biográfica.
ResponderEliminarQuienes ostentamos el gusto por escribir, despertamos sensibilidades y percepciones que acumulamos en la memoria y brotan cuando la pluma nos insta escribir.
EliminarPero la pelona, no avisa. LLega y nos saca de la contemplación para convertir nuestra humanidad en cenizas y nos convierten en recuerdos: Pero los recuerdos que no se escriben, se esfuman. Y algunas emociones captadas del paisano sacerdote, en mi blog prevalecerán en el tiempo, así como su labor pastoral no se borra en quienes recibimos sus bendiciones.
Así es, el cielo recibe un Angel
EliminarHizo honor a sus apelativos. Fue un mensajero, un levita ejemplar y un paisano leal.
EliminarNauro. Qué bueno hacer memoria de Gilberto, un sacerdote que con pasión y dedicación hasta los últimos momentos de su existencia dedicó su vida a la Evangelización. Para mí, un amigo incondicional y prudente confidente. Fue un siervo fiel que ahora disfruta de su premio en la eternidad.
ResponderEliminarTotalmente de acuerdo. Un cura comprometido con el evangelio. Un ser humano referente para quienes tuvimos la dicha de interactuar con él. Un confesor y consejero. Un paisano alegre y dicharachero. Gracias por dejar el apreciado comentario.
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