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jueves, 12 de mayo de 2022

Magdalena, la animera.

 

Que Dios conceda la paz eterna. Tenía sus pecados, pero fue una buena persona; decían unos. Si lo mataron, algo debía, decían otros. Era guerrillero; se lo merecía. Decían algunos simpatizantes de las AUC. Era paraco, tenía que pagar: comentaban los del otro bando. Unos y otros los raptaban o detenían en sus hogares, o en el trabajo, unos. Otros, en las regiones en disputa.

Los retenidos, raptados o desaparecidos, los acribillaban sin piedad. Los restos mortales al rio tiraban para que no los encontraran. A los más reconocidos, con una piedra al cuello hundían en las bravas aguas del Rio mayor de Colombia que se despeñaban a las planicies del martirizado Magdalena medio hasta yacer en aguas superficiales en Puerto Berrio, Antioquia, Colombia.

Humildes creyentes pescadores, respetuosos del otro, en especial, de los muertos, se daban las mañas para arrimarlos a la playa y con la suma de otros, daban cuentas a las autoridades. Ellas, ocupadas en sus menesteres no daban importancia a las solicitudes de los lugareños desposeídos.

Los pescadores, por varios años cambiaron la pesca de peces por la pesca de cuerpos que enterraron luego, como N.N.


Magdalena, una madura mujer en cuyo rostro se notan las arrugas de la tristeza, y en los ojos, las lágrimas de años añorando a sus deudos, también desaparecidos por uno de los dos bandos, o por el bando oficial; decidió acudir a la solidaridad comunitaria. Ese gesto que nace en las poblaciones abandonadas para afrontar y compartir el sufrimiento. Entre los que vivían el mismo sentir apoyaron la iniciativa de Magdalena, quien empezó a organizar un improvisado cementerio en las afueras de Puerto Berrio.

El cementerio de los desaparecidos del medio magdalena. El camposanto de los NNs en Puerto Berrio. La necrópolis del rio Magdalena tiene unos tres mil desaparecidos no identificados.

La misericordia, el dolor propio y ajeno convirtieron a Magdalena en líder social y cultural. Ella, como sus ancestros antioqueños, nació devota de las Benditas Almas del Purgatorio. Personas que murieron en pecado mortal, unas. Seres humanos que murieron en intenso dolor y sus cuerpos físicos no han tenido paz en un cementerio, otras.

Magdalena, cristiana por convicción aprendió las oraciones usuales y piadosas para implorar la liberación de las almas del purgatorio para que puedan descansar en la vida eterna en el cielo.

Los cuerpos desfigurados, los rostros de jóvenes, el olor a sangre humana, el despiadado tratamiento a los muertos dados por los victimarios, despertaron la clemencia de Magdalena, y a la vez, la convirtieron en mediadora piadosa para implorar a Dios, piedad por las almas que sufren por diversas causas y obtener, por medio de la oración y las plegarias, la liberación de los embargos materiales que las tienen atados al mundo terrenal.

Ella, empezó a desarrollar la sensibilidad psíquica y física. Lo empezó a notar cuando usualmente visitaba las tumbas de los NNs. La primera vez, se encontraba cerca de una cripta de cemento cuando se sintió abrigada por una fría brisa misteriosa. Y sin premeditarlo, pronunció un nombre y apellido de un varón, sin ser recordado previamente: Miguel Andrés Duque, balbuceó dos veces para sí misma y el anima en pena.

-      Miguelito…miguelito ya se dónde estás. Te desenterraré. Cristiana sepultura te daré. Le anunció Magdalena. Y ella, le cumplió.

Magdalena cumplió la promesa. En una tumba descansó Miguel Andrés. Y cada lunes de cada semana, flores y jaculatorias recibió el muerto aparecido.

Así como los demás rescatados de las aguas del rio que enterraban la solidaridad creciente en el dolor e iban registrando en un cuaderno, signos y señales de los restos humanos. Así se fueron sumando los creyentes de las ánimas como iban rescatando cadáveres NNs de las turbias aguas del rio grande; y en el camposanto, más cruces brotaban del suelo, sin nombres, sin familiares dolientes, pero se acrecentaban los devotos de las Benditas Almas para implorar perdón por las faltas de los desaparecidos a quienes han ido adoptando con las oraciones, ritos y procesiones por calles y callejones en los que cayeron muertos otros NNs.

Magdalena, la animera, ocasionalmente en los recorridos que hace cada lunes y todos los dias de cada noviembre, después de las tres de la mañana, hora en que se liberan del estado, las animas, recibe manifestaciones sensoriales identificando espacios en los que reposan restos de personas o en tumbas en los fueron acogidos, otros. A los primeros, logra desenterrarlos y trasladarlos al cementerio de los NNs; y a los otros, registra los nombres que brotan de la boca para luego, no olvidar y contar a quienes buscan a los desaparecidos.


Ecoposada La Margarita, abril de 2.021

Nauro Torres Quintero

 

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