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viernes, 9 de abril de 2021

Ese man, el galileo

Por Luis  Martínez  Arias

 

Dicen que nació en Galilea, 

que su padre era un carpintero, 

que su madre se llamaba María,

y que fue enviado desde el cielo.

 

El emperador ordenó empadronarse

y sus padres se desplazaron a Belén;

no hubo hospedaje para ellos

y en un pesebre hubo de nacer. 


Hasta allí llegaron los pastores,

los zagales vinieron a adorarle

del oriente tres reyes le buscaron

para así sus dotes ofrendarle.


Dela mano de su padre, fue creciendo;

José, con paciencia, le enseñaba su trabajo;

él pensaba en las cosas de su padre.

mientras María lo arrullaba en su regazo.

Obra del artista nariñense, Javier Arteaga, "Lukas". Propiedad de Nauro Torres 2.021
 

Escapado de la custodia de sus padres

ellos, en el tiempo lo encontraron ;

conocía como sabio las escrituras;

con los doctores de la ley, lo hallaron.


Jesús crecía en sabiduría y en edad,

de sus padres se fue independizando

muy pronto, de él se supo en Galilea

por sus caminos iba predicando.

 

 

Su primo Juan el Bautista

el hijo de Isabel y Zacarias

anunciaba al pueblo de Israel

que el Redentor pronto llegaría.

 

Juan lo bautizó en el rio Jordán

con agua, como era tradición

Jesús bautizaría con espíritu santo

anunciando al pueblo la salvación.

 

Para que lo acompañaran por toda Galilea

escogió a doce de sus amigos

hizo milagros y curó muchos enfermos

y los romanos lo tildaron de enemigo.

 

El día de la pascua entró a Jerusalén

la gente se agolpó para aplaudirlo

con palmas y ramas vitorearon

al que llamaban, el Rey de los Judíos.

 

Un día lo acusaron de blasfemo

uno de los doce lo traicionó

los romanos lo querían apresar

Judas, por treinta monedas lo vendió.

 

Lo apresaron en el Monte de los Olivos

Como malhechor a él lo enjuiciaron

El sanedrín a muerte lo condenó

y Pilatos simplemente se lavó las manos.

 

Le pusieron una corona de espinas

sin piedad su espalda azotaron

hasta el Gólgota lo hicieron caminar

Con la pesada cruz que le cargaron.

 

Lo crucificaron en medio de dos ladrones

como escarmiento un letrero le pusieron

Jesús Nazareno, de Rey de los Judíos

en lo alto de su cruz así le escribieron.

 

Sus amigos por miedo se escondieron

solo Juan y su madre allí quedaron

Verónica limpió su rostro ensangrentado

las mujeres por el mucho lloraron.

 

A la hora que expiró el Galileo

dicen que el velo del templo se rasgo

los romanos su muerte proclamaron

pero la vida de Jesús no se apagó.

 

Para ponerlo adentro del sepulcro

José de Arimatea su cuerpo reclamó

lo envolvieron con vendas y mortaja

al tercer día de allí se levantó.

 

Volvió triunfal de entre los muertos

la roca de la entrada  removió

María Magdalena fue a buscarlo

vendas y sudario, enrollados encontró.

 

Pedro y otro de sus discípulos

también llegaron a buscarlo

no encontraron el cuerpo de Jesús

¡Resucitó, Resucitó!... A gritos pregonaron.

luego de ser crucificado

la muerte venció para salvarnos

el galileo, está entre nosotros

¡buscadlo!… ha resucitado.

 

 

Luis  Martínez  Arias


 

Del bogotazo, al hoy, 9 de abril.

             Por Luis Martínez Arias

 

 

Y llegó el nueve de abril,

una fecha de no olvidar

el día que en Bogotá

mataron a Gaitán;

un hombre de oposición

del partido liberal,

que por decir la verdad

lo mandaron a matar.

 

Se desató la violencia

entre godos y liberales,

hubo saqueos y robos

y muertos sobre las calles;

el que disparó su arma

la turba después lo apresa;

fuera Juan Roa Sierra,

la historia así lo cuenta.

 

El día del bogotazo

le reclamaba la gente

a Mariano Ospina Pérez

quien era el presidente.

que la muerte de Gaitán

no quedara en la impunidad

que el responsable del acto

a la cárcel fuera a parar.

 


Después que se escondiera

en el local de una droguería,

lincharon a Roa Sierra,

la turba enardecida;

hasta la plaza de Bolívar,

al muerto lo arrastraron

y en las gradas del capitolio

allí mismo lo dejaron.

 

Le echaron la culpa a Roa

y al partido conservador

de estos momentos aciagos

de tristeza y de terror;

las muertes y los saqueos

se volvieron ya incontables;

se fomentó la violencia

entre godos y liberarles.

 


Esta espiral de violencia

que aún no llega a su fin,

se extendió como pólvora

cubriendo todo el país;

aun pasados los años

las heridas no han sanado,

por culpa de las personas

que no se han perdonado.

 


A plomo así nos matamos,

para arreglar diferencias;

si es godo o es liberal,

de izquierda o de derecha;

por ahora querido amigo,

nunca vaya a olvidar,

abril del cuarenta y ocho,

la muerte de Gaitán.

Gilberto Elías Becerra Reyes nació, vivió y murió pensando en los otros.

      ¡ Buenas noches paisano¡ ¿Dónde se topa? “ En el primer puente de noviembre estaremos con Paul en Providencia. Iré a celebrar la...