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miércoles, 7 de octubre de 2020

Mágico amor: Poema de Nauro Torres Quintero

  

Mágico fue tu amor,

cual dalias en el jardín,

tu aroma, prevalece en mí.


Engalanada en amarillo, purpura o fucsia;

blanco, naranja o rojo;

las imágenes de tu efigie,

 latentes pululan en mis recuerdos.

 

Recuerdos míos, mas no tuyos;

fue tu amor como el agua en la chucua:

abundante en invierno, seca en verano. 

 

De origen mexicano las dalias

pululan en el mundo;

su colorido, forma y aroma

engalanan aún, la pureza de las doncellas

en los quince años.

 


Representan impulsividad, pasión y traición.


Si te contemplaba vestida de blanco,

seducías mi pasión;

sí emperifollada aparecías de rojo,

instabas a vivir intensos momentos

de erótico amor;

sí acicalaba lucias de rosado

en tu regazo meditaba en los dos;

sí aparecías vestida de azul

ya presentía tu fugaz amor;

sí de amarillo estabas,

soñaba que nos guardaríamos fidelidad.


En un amanecer escondías tu cuerpo de gacela

cubierta cual naranja, y no pude evitar

la alegría que se posesionó de mí.

 

Una tarde de invierno; no nos volvimos a ver.


Un manojo de dalias moradas

en casa, recibí;

y como las dalias que florecen en verano,

y mueren en invierno;

no volví a saber de ti. 


NAURO TORRES Q.

OCTUBRE 5 DE 2.020

D.R.A. 

lunes, 5 de octubre de 2020

Amor y odio. Poema de Nauro Torres Quintero

 

“Solo existen dos días en el año en los que nada puede ser hecho.

Uno se llama Ayer y el otro Mañana.

Por lo tanto, Hoy es el día ideal para amar, crecer y principalmente vivir”.
Dalai Lama

NAURO TORRES

2.020

D.R.A.

 

Nacimos con capacidad de amar y ser amados.

 

En una vereda integrada por familias pocas,

los niños que nacían

a los tres meses, quedaban ciegos.


 

Había una mosca que provocaba infección,

el sol, la luna, las estrellas y el universo

negro era para todos;

 la ceguera sellaba los ojos luego de nacer;

 ciegos eran, felices se sentían.

 

Con los años los niños preguntaban,

¿Qué son los ojos?

¿Qué es la visión?

¿Qué significa ver?

 

Allí, esas preguntas no tenían sentido;

 la respuesta siempre fue el silencio.

 

Nacemos con capacidad de amar y ser amados;

afloramos rebosados de amor y sabemos qué es amar;

estamos hechos de un material llamado amor;

emergemos con unos padres que no nos merecemos;

no fueron formados para ser padres,

pues muchos no recibieron de sus progenitores, amor.

 

Entre los abuelos, hubo posesión;

entre los padres, dominación;

el dominar es posesión, celos son,

y como la mosca producía infección,

ceguera en la población;

los celos igual, destruyen el amor.

 

El amor es una frágil flor;

protegerlo, regarlo, desyerbarlo;

es una labranza entre dos y mas. 

 

Mis bisabuelos, padres y mis hijos

fueron víctimas del desamor;

soy un hijo del desamor.

 

Con arcilla, Adán respiró;

de una costilla, Eva resultó,

un paraíso hubo con una prohibición:

“no comáis del fruto de este árbol”;

ya ella, ya él, lo comieron;

 por prohibición,

fueron expulsados, los dos.

 

El Dios bueno, el Dios creador,

por la pérdida de las frutas, se enfadó;

igual proceden los padres con sus hijos,

el amenazarlos y echarlos de la casa

si los preceptos y consejos omiten;

 el miedo es el pan de cada día.

 

Dios y los padres expulsan al niño

a la jungla de la vida;

él para lograr sobrevivir,

el transigir, es el sendero para proseguir.

 

Retorcido y manipulador se torna

para obtener el alimento, sonreír es la táctica,

y en un santiamén el abecé

de la política se asume.


 

Y el odio empieza a anidarse

en la pureza de los niños cuando crecen;

nadie los ama como son,

ni les respetan su valor intrínseco.

 

Para amarlos le imponen condiciones

y en la escuela, para enseñarle, ocurren igual,

en el juego los compañeros hacen su parte;

el niño asume que para ser aceptado

tienen que hacer lo que otros determinan;

y ese amor que nació con él,

se torna en odio y falsedad para sobrevivir

en la jungla de la vida.

 

El amor solo crece con amor;

un jardín sin flores, no lo es;

un huerto sin frutales menos es;

un bosque sin árboles, aves no pululan.

 

Los amores y desamores,

las peleas y los conflictos,

la envidia y la venganza;

el hogar, escuela son.

 

El amor es un crecimiento personal;

hay que desaprender

de los caminos del desamor

eliminar los estorbos del camino

destruir los obstáculos del sendero;

y el amor brota espontaneo y al natural.

 


El amor espontaneo y al natural,

es el espejo del ser;

 cuando amas sin condición y sin medida,

el ego de las personas se desvanece

y la muerte del ego es la posibilidad de vida,

sin dependencia  e indefensión,

el amor sin condiciones florece sin medida.

Gilberto Elías Becerra Reyes nació, vivió y murió pensando en los otros.

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