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sábado, 16 de mayo de 2020

ISAÍAS ARDÍLA DÍAZ, EL HISTORIADOR GUANE

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La huella que dejó en los feligreses de numerosas parroquias de la Diócesis de Socorro y San Gil, son imborrables. el rastro que ha dejado en la historia con sus publicaciones sobre algunos municipios donde laboró, prevalecerá como referente. Las señales que dejo en la recuperación de la historia de San Gil en el libro “San Gil 300 años”, el origen de la cultura santandereana lo plasmó en el libro, “El pueblo de los guanes”, así como otras en tantos libros, son y serán de consulta obligada para quienes, buscan en las paginas del olvido los hechos que nos remontan al pasado para encontrar algunas explicaciones del presente y a la vez, encontrar los orígenes de nuestra identidad cultural.

Sus publicaciones serán recursos de consulta para historiadores, antropólogos, sociólogos y politólogos, y quienes, en una palabra, se inquieten por el origen de nuestra cultura santandereana, pues al sacerdote escritor le debemos el rescate  del origen, evolución y fin de la cultura de nuestros ancestros, los Guanes que vivieron entre los ríos Suarez, Fonce y Chicamocha, etnia que hablaba el chibcha y que describe un cronista que vivían en unas treinta mil casas.

Para contribuir con lo que hay en la red sobre este insigne Zapatoca que ofrendó su vida con el sacerdocio a los católicos de la jurisdicción eclesiástica donde nació y estuvo incardinado, escribo esta crónica.  Con esta motivación sigo escribiendo sobre personajes que han dejado huellas en las comunidades donde laboraron.

Le conocí en 1978 y en agosto de 1983 le entrevisté para el periódico JOSE ANTONIO en la edición 41, pagina 13. En ese entonces, escribí:

Desde niño jugaba con sus hermanos a celebrar la misa y hacer procesiones con ocasión de la semana santa; jugaba a ser explorador yéndose al campo a buscar piedras con formas de animales que fue coleccionando desde entonces, y luego de mas de medio siglo después se exhiben en el museo Guane que él mismo  organizó y dejó como prueba en el corregimiento de Guane, que la regiones  del Guanentá, Socorro y Vélez hasta Leiva en Boyacá fue mar hace millones de años.

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VIDA Y OBRA SACERDOTAL

Mientras que en Colombia los liberales por primera vez fueron mayoría en el congreso, y el presidente Laureano Gómez declarara la paz interior  y  guerra en la frontera contra El Perú, y Guillermo León Valencia es nombrado presidente del congreso y se publicaba el libro de Fernando González, “Don mirocletes” que fue excusa para ser excomulgado por el arzobispo de Manizalez, y Charles Chaplin se casaba; Isaías Ardila Díaz era ordenado sacerdote en la Diócesis de Pamplona.

En los municipios de Cincelada y Coromoro lo recuerdan con cariño; y en Puente Nacional, aun lo lamentan, pues fue el cura que dirigió la parroquia por pocos días, ya que algunos liberales, conociendo el origen y talante del cura, ordenaron poner un petardo en la casa cural en la que descansaba el levita, viéndose obligado a salir a hurtadillas para proteger su integridad protegido por soldados.

Los mogotanos lo veneran pues fue el párroco que propició el desarrollo del municipio con la construcción de tres colegios:  Don Bosco, el agropecuario y la normal, además la casa del anciano, la casa de la comunidad, el teatro, el Hogar de Nazareth y el Amparo de Niños, y,  la conformación de la cooperativa de ahorro y crédito, entre otros,  en el transcurso de 15 azarosos años de trabajo pastoral que cambiaron el rumbo de este municipio fiquero.

En Zapatoca, su tierra natal figura en la palestra de los reconocidos hijos de la ciudad levítica. Allí también dejó huellas. Dio por terminado el Ancianato, arregló el campo santo, fomentó la fe cristiana y contribuyó en las soluciones de los problemas que aquejaban a los campesinos en esa época.

Escribir sobre este insigne historiador es pertinente citar a los miembros de su familiar, personas  con destacados logros en Santander. Fueron 14 hermanos en el hogar de don Leónidas Ardila y doña  Ana Josefina. El Dr. Benjamín Ardila Duarte, fue alcalde de Zapatoca, San Gil Y Barrancabermeja; Isnardo fue director del Instituto de desarrollo urbano del Distrito; Gerardo Ardila Díaz es el gestor de Ferretería Al Día; y fueron dos hermanas religiosas dominicas.

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Isaías Ardila Díaz murió pastoreando a los pobres a quienes instaba a ahorrar en vez de tomar guarapo y son precisamente esos pobres y sus descendientes que lo recuerdan como un cura con talla y talante, con brío y con autoridad de taita, con conocimiento y sencillez, con juicio y el don de servir sin condiciones.

EL PUEBLO DE LOS GUANES

Turistas nacionales e internacionales al visitar Barichara han contemplado la cristalización de las aspiraciones del padre Isaías Ardila: El museo Guane en el corregimiento del mismo nombre. Fue  este lugar donde pudo culminar sus investigaciones sobre los indios Guane plasmadas en el libro “El pueblo de los guanes”.

Reza este histórico libro: “ DE LA CONQUISTA ESPAÑOLA.

"El primer conquistador que penetró en territorio de los Guanes fue AMBROSIO ALFINGER,, por orden del Emperador Carlos V, que a principios de 1528 celebró un tratado con los alemanes concediéndoles la conquista de las tierras comprendidas desde el límite de la gobernación de Santa Marta hasta Marcapana, hoy Venezuela. Es extraña esta concesión a los alemanes porque los españoles se creían dueños absolutos de todas las tierras comprendidas más allá del descubrimiento de Colón.  En ese entonces Alfinger era agente en Santo Domingo de los grandes banqueros Welter y recibió de la Corona el nombramiento de Gobernador de las tierras cedidas a los alemanes. 

Nació Alfinger en Thalfinger, población cercana a ULM (Alemania); el nuevo gobernador pronto empacó maletas ilusionado por las noticias que se tenían de que los indígenas se bañaban en oro; con este pensamiento se hizo a la vela el 24 de febrero de 1529 llegando a Coro, en Venezuela, fundando en junio, de ese mismo año la población de Maracaibo. Después de casi un año de permanencia en Coro, emprendió, el primero (1º) de septiembre de 1531, el proyecto de llegar a los confines de Guane en compañía de Pedro Gutiérrez, soldado que impulsó a Alfinger a esta conquista, como también el valeroso capitán Bartolomé Hernández de León, que más tarde sería alcalde de Guane; en compañía de 40 jinetes, 120 hombres y muchos indios esclavos y después de muchas penurias y de encarnizadas luchas con los naturales que iban encontrando a su paso, llegaron al valle del Río de Oro, cruzaron sus aguas y ascendieron a la meseta de Bucaramanga, en los dominios de Guane.

La opinión más común y aceptada es que el reino de los Guanes cobijaba también el oriente de toda la meseta de Bucaramanga, ejerciendo dominio sobre Floridablanca, Piedecuesta y Lebrija. En su periplo por querer dominar las tierras del dominio Guane, encuentran inicialmente la belicosidad de los Yariguíes, que en encarnizadas batallas quedan muertos varios indígenas por la diferencia en armamentos de los expedicionarios al frente de los naturales; siguen su camino llegando a la laguna, que después se llamó de San Mateo; en este valle encontraron muchos caracoles y moluscos que hicieron las delicias de los expedicionarios, dándose a la llanura el nombre de “Valle de los Caracoles”.

 El Guane: Los guanes no fueron guerreros

Por las penurias de este viaje sin sentido, Alfinger ordenó a uno de sus más valientes capitanes, Estéban Martín, fuese a inspeccionar un pequeño caserío de indios que habían divisado desde uno de los montes cercanos, con el fin de conseguir provisiones. El capitán se dirige al pueblo llamado “Elmene”, los naturales corren a defender sus tierras desatándose una carnicería que, como siempre, la ganan los invasores. Alfinger, al enterarse de la abundancia de los frutos hallados en Elmene, resuelve girar hacia esta región. Los indios, al enterarse, prendieron fuero a los bohíos antes de huir, lo que obliga a los expedicionarios a refugiarse allí con bastante incomodidad, permaneciendo cinco días; reanudando la marcha escalando la cordillera, hasta llegar a las altas cumbres del páramo; el frío mortal y la soledad de esos terrenos dificultaron el paso de Alfinger y de sus huestes causando la muerte a muchos de los indios cargueros y a no pocos soldados. Después de muchas y penosas jornadas llegaron a Servitá en los dominios de Los Laches; allí descansaron unos días después de haber perecido muchos indígenas que llevaban como esclavos, como también muchos de los expedicionarios.

En su desesperación por lo agreste del terreno, Alfinger resuelve regresar a Coro, en Venezuela, poniendo fin a la idea de querer dominar a los Guanes. Decidió a atravesar el Páramo del Almorzadero, llegando al valle que después se llamó del Espíritu Santo, donde más tarde sería fundada la ciudad de Pamplona. Desciende por las orillas del río, donde hoy se encuentra la ciudad de Chinácota, guiándose siempre en busca del lugar de dónde habían salido a esta heroica, pero loca expedición.

Pero los enfurecidos Chitareros impidieron el paso del, ya mermado pero intrépido grupo de Alfinger y después de una encarnizada lucha lograron clavar una de sus flechas en el cuello del jefe enemigo, Alfinger, quién murió días después. Sus compañeros, afligidos por la muerte del caudillo sepultaron piadosamente su cadáver junto a un frondoso árbol, colocando el epitafio siguiente: “En Alfinger fue nacido una ciudad de Alemania. Tierra bárbara y extraña tiene mi cuerpo escondido en medio de esta montaña. Muerto de crueles manos de los placeres humanos no llevó mejor placer que morir donde ha de ser habitación de cristianos.”.

Es muy difícil hacer un juicio imparcial y justiciero de este varón, a quien muchos historiadores llaman “el cruel de los crueles”, culpándolo de atrocidades con los indios, pero es justo reconocer que fue un hombre de una intrepidez asombrosa; a su actitud cruel, causa común a todos los conquistadores unió rasgos de verdadera nobleza, que para concluir, podemos decir que, “persona bien nacida y eminente, y cuya dirección y valentía se puede bien decir, ser excelente”".

CORDILLERA DE LOS COBARDES

MARTIN GALEANO CONQUISTA LA PROVINCIA DE GUANE

Ambrosio Alfinger fue ciertamente el primero que con sus huestes puso el pie en las tierras de los Guanes; pero la historia, con toda verdad, consagra el nombre del Capitán MARTIN GALEANO, como el verdadero descubridor de los dominios del gran Cacique GUANENTÁ; después de la cruel muerte infligida a su jefe Alfinger por los Chitareros, Martín decide salir a la conquista de los Guanes y el 21 de enero de 1540 inicia su marcha llegando tres días después al pueblo de POASAQUE donde encuentran al Cacique CORBARAQUE. Galeano finge amistad con los naturales, para así apoderarse de sus tierras, condicionando la amistad al vasallaje al Rey y a la entrega de los tesoros de aquellos, logrando hacer con ellos mutuas promesas de paz, siendo las condiciones siempre desiguales, con la balanza pegada al suelo para los indios, que perdían su libertad y juraban obediencia a un señor de ultramar, conocido solamente por las humillantes cargas que les imponían sus representantes. Galeano, siempre en camino hacia la tierra de los Guanes, se encuentra con el Cacique BABASQUEZA y más adelante con el Cacique POIMA que, como el primero, lo recibe amistosamente y obsequia a los invasores con el fruto de sus campos y le brinda el vino generoso de los Guanes; en todas las tierras iban tomando posesión a nombre del Rey y les ofrecía buen trato a los naturales, si se sometían; de lo contrario, se les amenazaba con arrasar sus pertenencias y llevarlos a la muerte.

Tesoros guanes, la búsqueda de la génesis - Periódico 15

Galeano, con sus infantes, desciendo luego por el cauce del Río Mochuelo (hoy llamado el Fonce), encontrándose con un poderoso y rico Cacique llamado MACAREGUA, jefe de una poderosa tribu que, ante la noticia de la llegada de los españoles, se habían convertido en un poderoso ejército, que bien ordenados y ardidos de furor no retrocedieron ante sus atacantes, sino que les hicieron frente logrando dar muerte al español Pedro Vásquez, que presuntuoso se adelantó a lo demás con el ánimo de ensartar en su lanza a uno de los más valientes indígenas; los indios arrastraron su cadáver y lo llevaron, como señal de triunfo hasta la puerta de la mansión del cacique.

El sacrificio de Vásquez enardeció a los españoles trabándose entonces una de las más terribles batallas, en las cuales las armas españolas obtuvieron la victoria; en el campo de combate quedaron muchos indios muertos y muchísimos heridos, y como botín para los intrusos mucho, pero mucho oro, tanto que les permitió herrar sus caballos con “oro bajo”. De todas maneras la belicosidad de los naturales al mando de MACAREGUA y de las gentes de las tribus vecinas hizo que los 3 conquistadores se vieran obligados a cambiar de ruta.

 Galeano y su gente se dirigen entonces hacia el suroeste llegando a un pueblo de nombre GUANENTA; toda la confederación de cacicazgos de Guane estaba enterada de la invasión de los españoles, y los indios, justamente enfurecidos, lucharon con enloquecido arrojo comandados por el CACIQUE GUANE o GUANENTA. Los Guanes tocaban sus trompetas de caracoles, levantaron una espantosa gritería y además de disparar sus dardos y flechas envenenadas, arrojaban grandes piedras hacia la hoya del río, para impedir el avance español. Estos, al ver el ardor de los indígenas, tan bien atrincherados, se unieron en un solo escuadrón y resolvieron hacer a los naturales, muy inferiores en armas y en estrategia militar, una artera jugada: dejaron en el frente de batalla unos pocos soldados con algunos indios amigos, y el resto de los arcabuceros y toda la caballería dieron la vuelta y sorprendieron a los indios por la espalda, atacándolos con tanta crueldad que quedaron tantos muertos y heridos que fueron pocos los que escaparon. Luego los vencedores recogieron todo el botín, particularmente varias piezas de oro que traían los muertos. Allí cayó el gran CACIQUE GUANENTA, quien ofrendó su vida en defensa de los suyos, marchando con ellos a la vanguardia para infundirles valor y como el más esforzado y mayormente preocupado por el bien y el honor de su raza. Nuestro gran poeta curiteño y guanentino, Ismael Enrique Arciniegas, idealizó con brillante pluma y viva imaginación el fin glorioso de este gran señor: “Después de tres combates iba en derrota. El día brillaba en Macaregua como una llamarada y contra pedregones, en la árida hondonada el Chicamocha, en blancas espumas se rompía".

Guanentá con su gente el peñascal subía haciendo rodar piedras, la ira en su mirada; Galeano y sus soldados siguieron la jornada por entre los barrancos de la agria serranía. Ante los arcabuces, su fila ya deshecha subió el Cacique a un risco bañado en resplandores; Y cuando ya en su aljaba faltó la última flecha, su airón de rojas plumas despedazó bravío el arco de macana lanzó a los invasores y de un salto, sobre ellos, precipitóse al río”. Terminada la hetacombe, el grupo de Galeano y sus caballeros marcharon a otro pueblo llamado BUTAREGUA, de fértiles tierras y con agua abundante y tan bien repartidas en acequias, que llamó mucho la atención de los hispanos. Los indios butareguas no esperaron a los españoles, pues ya sabían de la crueldad que habían mostrado con sus vecinos de Guanentá; abandonaron sus chozas y se fortificaron en la parte alta, en las cuevas y salientes de la peña de Butaregua".

Los españoles, con táctica malévola, simularon subir hacia ellos, y estando ya cerca de la parte alta, se devolvieron, haciendo creer a los indios que lo hacían por temor a ellos. Así lograron que éstos descendieran en su persecución hacia la parte baja, donde era más fácil combatirlos; Galeano y sus acompañantes los embistieron sacrificando muchos indígenas: los pobres indios, viendo los estragos sufridos entraron en concierto de obligada paz con Galeano, quien los prometió dejarlos en usufructo de sus ricas tierras. Este pacto de amistad fue pronto conocido por los cacicazgos vecinos, que recibieron muy bien a los invasores. Debemos anotar que ninguno de los historiadores mencionan víctimas españolas en estas batallas, a no ser la de Pedro Vásquez; pero sí cuentan de los numerosos indios que murieron en defensa de sus tierras y de sus derechos naturales y sacrosantos, entre ellos el inmortal Cacique Guanentá y señor de las tierras  Guane".

ENCUENTRO CON EL VALEROSO CHANCHON

"Prosiguieron de Bócore hacia arriba, pero no con el mismo éxito obtenido en los pueblos últimamente recorridos. Los indios de CHAGUETE y BOCORE no opusieron resistencia, sino que prometieron sumisión dando muestras de generosa amistad. Los YANACONAS anunciaron a los conquistadores que se acercaban a un gran pueblo de un poderoso y temido Cacique: CHANCHON".

"Galeano envió una embajada de veinte soldados y seis de caballería, para anunciar a los chanchotes que llegaban en son de paz y amistad; muy diferente parecer tuvo por entonces Chanchón, pues no sólo no vino de su voluntad, como los demás, a tratar de paz con los españoles, sino que despreció la embajada con arrogancia, atacando a los expedicionarios con palos y piedras, respondiendo los españoles con demasiada crueldad con espadas y lanzas no escapando ninguno, capturando al Cacique, que maniatado hizo compañía a los demás llevándolo hasta la presencia de Galeano, apaciguándose por el momento como un león enjaulado, el valeroso e imponente Cacique. Los españoles, ante las promesas y obsequios de todos los caciques anteriores y ante el prudente silencio de Chanchón, creyeron tener ya completamente dominada toda la provincia de los Guanes".

"Cumplido ya el objetivo que se habían propuesto, Galeano y sus acompañantes resolvieron regresar a Vélez por la banda izquierda del Saravita (Suárez). Fray Pedro Simón cuenta que a su regreso de Guane, fueron “tan bien recibidos por el buen suceso de dejar la tierra de Guane en paz, sin haber perdido más que un soldado, ni peligrado ninguno”.

Es triste recordar que únicamente el español Pedro Vásquez fue muerto, y en cambio, fueron muchos los indígenas sacrificados bajo las lanzas y los caballos de los invasores. 

Los indígenas nunca en su vida habían visto un caballo y mucho menos alguien montado en él, de modo que la sorpresa fue mayúscula, de tal modo que algunos los consideraban “dioses” y no tenían, por supuesto, la idea de cómo liberarse de ellos. Esta circunstancia y la gran diferencia en armamento fue la consecuencia de la mortandad de los naturales en relación con la de los españoles.

Lo que no se imaginó Galeano fue que al dejar vivo y libre de movimientos al Cacique Chanchón, él se vengaría, y en qué forma la humillación y muerte de sus hermanos.

Cuando Galeano marcha hacia Vélez, deja al encomendero Alonso Guasón al mando de la encomienda constituida con Chanchón y sus subordinados; Chanchón finge amistad con el encomendero y logra escapar a sus antiguas tierras, que para ese entonces se habían encomendado a Jerónimo de Aguayo, quien la administraba desde Vélez. Aguayo no quedó satisfecho con el tributo que pagaba el monarca indio y sus vasallos, y resolvió enviar a tres soldados, para que de todas maneras, cobraran mayor impuesto al Cacique. 


"El jefe indio los recibió con aparente mansedumbre y los alojó en una de sus viviendas y luego, sin que éstos lo advirtieran, reunió a cuatrocientos de sus vasallos, que se lanzaron de noche sobre los tres españoles, cuando éstos se creían más seguros.; naturalmente todos cayeron ultimados por los indígenas; el orgullo español se sintió profundamente herido al conocer, por medio de uno de los yanacones, que pudo escapar del asalto, la muerte de los tres soldados". 

"En Vélez, a Galeano le causó gran revuelo esta noticia, angustiosa para los hispanos, pero satisfactoria, sin atreverse a manifestarlo, para quienes tenían que soportar la dura carga de los tributos reales y envió otro grupo mas numeroso de soldados, al mando del Capitán Juan de Rivera, quien hizo la guerra lo mejor que pudo con más excesos de rigor, que blandura; Chanchón y los caciques del territorio de los Guanes continuaron en su rebeldía contra los españoles y se negaron a pagar los tributos que se les exigían".

CACHER, nombre propio del gran Cacique Chanchón, previó la venganza española: reunió a todos los Caciques vecinos con huestes numerosas para tratar de resistir la furia de los españoles y aún alejarlos definitivamente del territorio Guane; el Capitán de Rivera envía un fuerte destacamento al mando de Pedro de Ursúa y al hallar a los indios listos para defenderse con un ejército de miles de guerreros, se lanza enfurecido sobre ellos, y con la superioridad incomparable de sus armas, y la majestuosidad de sus caballos, logra derrotarlos.

Los vencedores, orgullosos de su innoble victoria, se precipitaron sobre los pobres indios y efectuaron la matanza más  grande y vergonzosa de toda la historia de la Conquista, en donde murieron cientos de miles de indios en la porfiada lucha, recibiendo la quebrada, frente a la cual se libró tan encarnizada batalla, el nombre de “LA QUEBRADA DE LOS CINCO MIL”, nombre que aún conserva, como un homenaje a estos antepasados nuestros. (Esta quebrada está localizada entre El Palmar y El Socorro)". 

El historiador Rodríguez Plata escribe que Chanchón sobrevivió a esta masacre, que el aguerrido monarca continuó defendiendo a los Guanes y llegó a enfrentarse, en posteriores ocasiones, cuatro veces con los españoles. Estos, al fin, lograron sorprenderlo en una emboscada y dar fin a la sublevación de los Guanes, después de nueve años de lucha, matando a los jefes indígenas y a su máximo conductor, CACHER o CHANCHON. De esta forma, la sangre de los CHALALAES, MACAREGUAS, BUTAREGUAS, GUANENTINOS, CHUAGUETES, TAMACARAS y CHANCHONES, corrió hasta convertir en ríos de sangre el Saravita; saltó hasta enrojecer la “Quebrada de los Cinco Mil” y voló hasta confundirse con la sangre de nuestros patriotas, para teñir de rojo nuestro pabellón nacional.

Chanchón, consciente de sus derechos y de los todas las tribus circunvecinas, confiado en su fortaleza, en su voluntad resuelta hasta el heroísmo y en el número y fidelidad a toda prueba de sus vasallos que lo amaban y admiraban, desprecia primero a Galeano y sus soldados; luego resiste a la ambición de los españoles, sacrificando a sus emisarios; lanza luego un grito de alerta a todos los Caciques y tribus de esta región, se ciñe el penacho de jefe supremo de los Guanes, en reemplazo de Guanentá que había caído en defensa de su pueblo; se enfrenta a un ejército disciplinado y con buen número de soldados de caballería, y llora la derrota de miles de sus combatientes y la carnicería despiadada que hacen de ellos; pero él, no se siente vencido, continúa luchando contra los invasores, hasta que cae, enrojeciendo su manto real con la sangre del martirio, sellando para siempre el dominio español en la Provincia de Guane y los caciques sobrevivientes y sus gentes desposeídos de sus tierras, sometidos como esclavos a un rey desconocido que reinaba más allá de los mares y que se creía dueño y señor absoluto de todas las tierras conquistadas”.

El 13 de agosto de 1990 de dio a conocer el libro que el mismo sacerdote escribió con motivo de los 300 años de La Perla de Fonce.

 La obra tiene el prologo del entonces presidente de la Corte Suprema de Justicia, Dr. Jorge Carreño Luengas, en cuyo texto dice. “ Leer esta obra constituye para los amantes de la historia y para quienes vivimos en San Gil, un verdadero deleite espiritual. En prosa castiza, pulcra, diáfana y fluida, expone el autor todo aquello que su espíritu de investigador ha podido captar sobre la formación, desarrollo, evolución y progreso de nuestra ciudad, tratando múltiples y complejos temas con sobrado dominio de la materia. Nos ilustra sobre el cacicazgo guane, la conquista del territorio por el español Martin Galeano, la fundación de la ciudad, sus primeros años de vida en la época de la colonia, su participación en la revolución comunera, su decisiva intervención en las luchas de la independencia, su vida en la primera república, su influencia cultural y religiosa, sus rivalidades con ciudades vecinas y hermanas, hasta el gran desarrollo social, cultural y económico que ha alcanzado la ciudad hasta nuestros días, resaltando el prestigio de tantas cosas que viven en el pasado, pero que evocan con reminiscencias y añoranzas, para resaltar los valores y virtudes de una raza”.

Se afirma que quien no conoce la historia, o no escudriña en ella, esta condenado a repetirla, y es en los libros en donde encontramos las diversas versiones sobre la historia, pues  la historia se escribe, según la visión de cada historiador.


 San Gil, junio de 2.012

NAURO TORRES Q. 

 

 

 

viernes, 15 de mayo de 2020

Historia del departamento de Santander en coplas



Coplas a Santander en sus 163 años  
 
Queridos Santandereanos
 todos tenemos que saber, 
 por qué nuestro departamento
 hoy se llama Santander. 
 
 Fue en el año 1857  
el día trece de Mayo,
 ley que firma el presidente
 y también su secretario 
 
 El Dr. Mariano Ospina 
dividió la Nueva Granada
 en tan sólo ocho Estados
 y por ley Confederados. 
 
 Aprobaron la división
  liberales y Conservadores,
 serían Estados Federados
 autónomos y mejores- 
 
 De “El Hombre de las Leyes” 
escogimos su apellido, 
y desde ahí Santander 
es la tierra en que vivimos. 
 
 Pamplona, Ocaña y Socorro
  las Provincias del Estado,  
16 Cabeceras Municipales 
y 101 Distritos creados. 
 
 La Asamblea Constituyente
 con 35 Diputados, 
se reunieron en Pamplona
 a elegir el Designado. 

 Nuestro primer mandatario 
 Dr. Manuel Murillo Toro, 
la capital Bucaramanga 
que crecía con decoro. 
 
En el año 1858
 hubo nueva Constitución, 
y Confederación Granadina 
nuestro país se llamó. 
 
El estado de Santander
 pronto cambió de capital, 
título dado a el Socorro
 claro ejemplo de libertad. 
 
 Estados Unidos de Colombia
 con la Constitución del 63, 
otro nombre a mi patria 
y nueve Estados en su haber. 
 
 Son Estados Soberanos
 autónomos para gobernar,
 con libertades plenas
 y un gobierno Radical. 
 
Un cuarto de siglo capital
 del Estado Soberano de Santander, 
dirigió la cuidad del Socorro
 con altura, honra y prez. 
 
 En educación la Edad de Oro
 Escuelas Normales, Agronomía,
 Arte, teatro, bibliotecas, 
de Alemania gran pedagogía. 
 
 caminos, vías, ferrocarriles 
puentes colgantes de acero, 
telégrafo que une distancias
 y Lengerke del gran ingeniero. 
 
Bancos en Bucaramanga y Socorro
 ejemplo en obras sociales, 
20 de Julio y 16 de marzo 
clásicas fiestas Nacionales. 
 
El Socorro perdió el título
  Bucaramanga es la capital, 
decreto temporal que firmó
  el ejecutivo Antonio Roldán. 
 
 La Constitución de 1886
 con un Centralismo muy ufano,
 creados los Departamentos
 adiós los Estados Soberanos. 
 
El 14 de Julio de 1910 
se creó Norte de Santander, 
fuimos uno solo como Estado 
y Departamento también. 
 
 “Santandereano es todo aquel, 
que pise tierra Santandereana”, 
y 163 años después
 es nuestro lema que engalanaría. 

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Curití, 13 de mayo de 2020 
Autora: Ana Isabel Urrea Zafra 
Investigadora Temas histórico 
 

jueves, 14 de mayo de 2020

PROFES@R, GRACIAS...MUCHAS GRACIAS.


 Sin usted, profe..qué hubiera sido de mí?

Dos contadores de historias, rendimos gratitud a nuestros maestros. A la madre, primera maestra. A quienes nos enseñaron con el ejemplo, hoy 15 de mayo, acepte nuestro reconocimiento y aprecio.

 

Esta es otra historia

que yo les vengo a contar

de hombres y de mujeres

que se dedicaron a educar.

 

Ha llegado el mes de mayo

mes de madre y de educador

los que dedicaron su vida

a enseñarnos con mucho amor.

 

Aquí me estoy refiriendo

a hombres y mujeres valientes

que imparten educación

a seres muy diferentes.

 

Iniciando con nuestra madre

que siempre nos corregía

fue mi primera maestra

con postgrado en psicología.

 

También nuestra madrecita

nos enseñó la lección

que antes de acostarnos

hay que hace una oración.

 

Nos aprendimos de niños

de Carreño la urbanidad

nos enseñaba de modales

lo mismo de moralidad.

 

Recuerdo a mis profesores

los de la escuela primaria

a la profe Herminia López

y a doña Amparo de Vargas

 

También al profe Pinzón

y al profesor tombo loco

los alumnos así le decían

porque le patinaba el coco

 

Fue mucho lo que enseñaron

y poco lo que aprendí

a sumar y luego a restar

a leer y hasta escribir

  

La educación ha cambiado

desde la pizarra y el giss

el examen se llamaba previa

ahora evaluación o quizz

 

Los tableros eran de madera

pintados de verde oliva

se escribía con una tiza

y se borraba con almohadilla.

 

Ahora son de acrílico

y blanco es su color

se anclan en la pared

y se escribe con marcador.

 

También a las aulas de clase

la tecnología les ha llegado

las clases que hoy son virtuales

al cuaderno han desplazado.

 

Ser educador hoy en día

es una gran profesión

que requiere dotes de paciencia

y mucha capacitación.

Frases Dia Del Maestro Con Imagenes Bonitas - Mundo Imagenes ... 

Que Dios los bendiga a todos

los que imparten educación

muchas gracias, profesores

por hacer grande nuestra Nación.

 

Por eso hoy en su día

yo exalto su gran labor

no importa cómo te llamen

profesor o educador

 

También a los que ya gozan

de su merecida pensión

quienes fuimos sus alumnos

les agradecemos de corazón

 

Y aquí termino esta historia

de alumnos y profesores

muchas gracias a los profes

muchas gracias… educadores.


LUIS MARTINEZ ARIAS

Charalá, Santander.

Mayo 14 de 2.020




martes, 12 de mayo de 2020

Homenaje a l@ s enfermer@s

Por el poeta del Pienta, Luis Martinez Arias. 

Soy un contador de historias
y una historia quiero contar,
la del gremio de enfermería,
a quienes voy a saludar

Enfermer@s de mi país
hoy les quiero felicitar,
hoy que es su gran día,
éste día tan especial.

Día en el que homenajeamos
al gremio de enfermería,
hoy 12 de mayo,
el mes de la Virgen María.

De blanco van revestidos 
con orgullo y devoción
a aquellos que escogieron,
la enfermería por profesión.

Son clínicas y hospitales
sus trincheras de trabajo,
trabajando largas jornadas
incluso con muy poco pago. 

Noches enteras sin dormir
cuidando al que esta enfermo,
no importa ya su cansancio
nunca les falta el tiempo.

No importa la edad ni el sexo
ni la edad ni su condición,
atienden todos sus pacientes
con la misma  devoción.

Una enfermera siempre tiene
dedicación por sus pacientes,
no importa si esta enfermera
 o tampoco si hambre siente.

Son héroes y heroínas
que van vestidos de blanco
que alivian su sufrimiento
haciendo bien su trabajo.

No les da asco mi herida
ni mi nauseabundo olor,
lo único que les importa
es calmarme mi dolor.

Una oración yo elevo 
a Diosito, mi Creador,
que todos los días les de
a ellos, fuerza, fe y valor.

Para que sigan cumpliendo
su admirable labor,
no importa que sea de noche
 o que no haya salido el sol.

Lo tienen muy merecido
hacerles un homenaje
por su trabajo cotidiano,
que Diosito se lo pague.

Aquí termino el relato
con un abrazo sentido
al gremio de la enfermería
un feliz día, yo les digo. 



Cuándo es el Día de la Enfermera en Colombia 2020
















domingo, 10 de mayo de 2020

Amortajado amor


 

Erato se graduó de bachiller cumplidos 15 años. Consiguió el patrocinio para estudiar en el SENA, secretariado comercial en una empresa de Hilados y Tejidos. Para cursar los estudios técnicos debió trasladarse a Bucaramanga y acomodarse en un espacio reducido en casa de la suegra de la hermana mayor que laboraba en la misma empresa de Hilados. A la dueña de la casa le pagaba el hospedaje y la comida asumiendo las labores domésticas en la jornada opuesta al tiempo de estudio.


Al cumplir 17 años conoció a Chepe, un apuesto joven corredor de seguros. Luego de algunos meses de galanteo, Erato aceptó ser novia de Chepe con el temor que los padres le reprochasen por ocupar parte del tiempo en asuntos ajenos al estudio.


Erato regresó a la ciudad natal a hacer la practica en la empresa de Hilados, y ocasionalmente fue visitada por Chepe, una persona agradable que ganó el aprecio de los padres de la estudiante.


Luego de tres meses de visitas a la novia, un domingo al atardecer, estando de regreso a Bucaramanga, fue atropellado por un automóvil fantasma. Chepe murió cuando se transportaba en su moto de regreso a casa.


La noticia desboronó a Erato. El llanto, la tristeza, la aflicción, el dolor cercenaron su fe; y el desconsuelo, se apropió de su ser. Vestida de negro y con la compañía del padre, estuvo en el funeral. Se despidió con gritos desolados y congoja, mientras los dolientes pensaban para sí, del intenso amor que debía prodigarle al novio accidentado. La madre de Chepe la acogió en su regazo y mantuvo con ella, la amistad para recordar al hijo mayor muerto en aciago percance.


Por tres años consecutivos se le vio como la secretaria de la tristeza, vestida siempre de negro. La esbelta joven se escondió en el trabajo y en las paredes de la casa con las ventanas del corazón cerradas sin esperar que el tiempo limara la aflicción y rehiciera el corazón deshilachado.


No hay mal que dure cien años, ni cuerpo que lo resista, un amanecer con el sol radiante, extingue la oscuridad.


Reanudó los estudios profesionalizándose en la UIS en Gestión Empresarial, ascendiendo a la gerencia comercial de una empresa con capital venezolano, retirándose, luego, a intentar otros horizontes laborales.


Acompañando a Luz, su hermana menor, quien trabajaba en un banco en el Socorro, fue a contemplar un partido de futbol entre la selección local y el Atlético Bucaramanga en el estadio del Batallón Galán.  Al terminar el partido, los jugadores visitantes, fueron objeto de atención por la ciudadanía y los militares. En los pueblos, los empleados de los bancos son reconocidos socialmente, a la par que el cura, el juez y el alcalde. En la celebración estuvo Luz y Erato. Allí, la egresada del SENA conoció a un joven futbolista natural de Valledupar. 

 Erató - Wikipedia, la enciclopedia libre

Remilgada y esquiva, Erato aceptó el galanteó del nativo del valle de Upar. Meses, pocos transcurrieron; e intentó poner en práctica el refrán que reza “Dios aprieta, pero no ahorca” y abrió el maltrecho corazón para darse una segunda oportunidad. 


Empezó a comprender el fútbol y encontrarle gusto a este deporte de las patadas. Por el vallenato y sus jugadas en el campo medio, los fines de semana que el Bucaramanga jugaba de local o en Bogotá, Erato viajaba para sumarse con los aplausos al equipo leopardo.


 Completarían un año de noviazgo. En el estadio Alfonso López el equipo bumangués recibiría al Santa Fe. Edgar Perea narraba el partido. Estaban empatados, cuando un jugador de piel cobriza flaqueó en el césped. El árbitro paró el partido. El jugador recibió atención médica oportuna. Había algarabía en las tribunas y jolgorio en las barras de los dos equipos.


Fernando, el jugador vallenato había jugado con empeñó y lucidez.  Se conoció el diagnóstico médico. Al jugador le ocurrió un infarto. Había muerto en lo que más le gustaba: jugar.


El hado maligno había amortajado a Erato con un segundo luto, esta vez, más largo en el tiempo. Se prometió a sí misma no volverse a enamorar. Pensaba que no resistiría otra nostalgia, otro duelo con la suma de tristezas que sumaron en los recuerdos. Le reanimaba el convencimiento que había sido amada hasta la muerte.


Luego de cinco años de severo luto, decide una noche de septiembre, divertirse para empezar a olvidar. En una fiesta se reencontró con un compañero de colegio y restauraron los lazos de amistad que, con los meses se convirtió en noviazgo. Un noviazgo a la distancia, pues el novio trabajaba en la capital.  Juan hacia honor al autor de la obra maestra de José Zorrilla, escritor español.


El tenorio ofreció un amor efímero que compartía con otra fémina que, al igual que Erato, creía que había sido la escogida y única amada por el apuesto con apelativo de apóstol. A ambas dejó embarazadas. Erato fue madre de una niña, y la otra joven, de un niño. A la niña le concedió el apellido; al varón, aun se lo niega a pesar de que es su estampa.


La madre irrigó su amor en la hija a quien bautizó en honor a la abuela y a la Virgen del perdón. Se prometió no volverse a enamorar, y para evitarlo, usaba vestidos en tonos fríos dedicando el tiempo libre a su hija y a los cuatro sobrinos que vio crecer y ayudó a criar. Fueron dos varones y dos mujeres. El mayor, Ernesto, estudió en un colegio confesional en la cuidad guanentina junto con un grupo de jóvenes de semejante edad, con quienes, aún siguen compartiendo en vacaciones, como lo hacían en el bachillerato. Por sus estudios y gusto por el inglés, consiguió trabajo en Canadá, recién graduado.


Ernesto hizo selectos amigos en el bachillerato. Uno de ellos, Pedro, perdió a la madre antes de graduarse en la universidad. Al funeral delegó a la tía Erato, quien, acudió al velorio con prontitud y solidaridad. Ella fue paño de lágrimas y protectora en algunas borracheras de los compañeros de Ernesto; en particular de Pedro, quien desahogaba la tristeza en el licor al presentir que se extinguía la vida de su progenitora con una enfermedad que no daba tregua para enfrentarla y evacuarla del organismo de la joven madre.


En el funeral, Erato presentó sus respetos, condolencias y solidaridad a los hermanos y al padre de Pedro. 


La orfandad ante la pérdida de su esposa, el llanto de un padre enfrentado a cuidar educando solo a sus hijos, conmovía a quienes acudieron a la sala de velación. La tristeza y la soledad que brotaba en sus ojos instó a Erato a acompañarle unos minutos en la funeraria, mientras le recordaba la importancia que tenía la difunta en la vida de Pedro.


Tres años después, Erato se casó con el viudo retándose a sí misma suplir, en parte, la ausencia de la madre y el vacío que deja una esposa amada. Fruto de esa unión, nació un hijo, años después. Por la edad de los padres, le bautizaron Tobías. Compartieron un cuarto de siglo conservando los valores y costumbres del primer hogar. El esposo de Erato, luego de sobrevivir a una estenosis aortica y una endocarditis, estando, visitando a la madre de 90 años en la primera cuarentena declarada por el presidente de Colombia en marzo de 2.020, sin poder regresar a casa, muere con su progenitora en la soledad de una vereda veleña, victimas del covid-19.


Sin velorio, sin el llanto presente de los hijos, sin la asistencia de los familiares, sin el cumplimiento de las obligaciones de la aseguradora funeraria que pagaron por veinte años; dos campesinos vecinos a la parcela donde estaban los ancianos construyen dos ataúdes en pino y los enterraron en el cementerio veredal, sin ceremonia religiosa y cortejo fúnebre.


Los hijos, dispersos por asuntos laborales y de estudios, los mayores viven un segundo calvario en soledad, y Tobías en una habitación fría de una casa para estudiantes afronta la pérdida de su padre con estoicismo, pues debe acompañar a la madre a la distancia sin mostrar la tristeza que lo embargaba, sin haberle acompañado en el tercer luto. 

 

Desmigajada, abatida y sola, Erato, por tercera vez, asume el duelo retornando a vestirse de luto hasta su muerte ocurrida diez años después.


 Siguiendo instrucciones previas, los hijos le amortajaron de negro.


En la piedra con forma de rayo que cubre el sarcófago de Erato, un epitafio brilla con el sol y resplandece con la luz de la luna.


“Nací, y fui amada. Crecí y amé sin medida. Fue fugaz, pero me amaron hasta la muerte”


En su tumba, en el campo La Esperanza de Mochuelo, cada lunes al amanecer, adornan EL sepulcro tres ramilletes de violetas rosas asidos con cintas blanca impresas con tres girasoles: uno rojo, otro azul y el tercero, rosado.   

 

San Gil, febrero 19 de 2.020

Nauro Torres Quintero

 

 


El parasitismo del plagio intelectual

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