Aparecieron un sábado
de 1.986 por la senda protegidos por los rayos del sol mañanero. Venían en fila
india, distantes uno de otro, unos cinco metros; tomaron una fracción de la
carretera a Peña Blanca y retomaron el camino por los potreros pasando cerca a
la casa donde estábamos con Carlos Augusto.
Encabezaba la cabuya
un muchacho joven con camuflado, botas pantaneras, fusil AK47 terciado sobre el
pecho, macheta, cuchillo y una olla sobre el morral que abultaba la espalda.
Tras él, mujeres y más jóvenes sumaban la sarta, vestidos similarmente. Saludó el guía. Preguntó por la ronda más
cercana a Quebrada Negra. Y tomaron la misma que 25 años antes soldados del
batallón Galán anduvieron persiguiendo a Efraín González, el bandolero defensor del partido conservador.
Cuentan que guindaron
en un bosque de la ronda de la Jarantivá, y luego, en la rivera de la quebrada
Agua Blanca. Desde estos lugares, una comisión mixta visitó cada hogar
preguntando el número de hectáreas de la parcela y la cantidad de semovientes
que había en la parcela. En menos de dos semanas recorrieron Las viviendas de tres
veredas colgadas en las estribaciones del Páramo Iguaque-Marchán.
Transcurría el tercer
jueves de que estuviesen en la región. Se acercaba el medio día. La cuadrilla se
aprontó para preparar el almuerzo. Buscaron una casa abandonada en la vereda
Urumal del municipio de Puente Nacional.
En las veredas había
jóvenes activos en las Fuerzas Armadas de Colombia. Una cuadrilla de soldados
provenientes del Socorro había arribado al anochecer a Barbosa, y esa misma
noche tomaron el camino de la miel hacia el cerro Mazamorral.
Los costados estaban
despoblados de árboles. El sol del día siguiente era inclemente. Por la hora
del día, tenían hambre. Buscaron una casa abandonada para descansar y
almorzar. La casa elegida estaba en una
hondonada. Al acercarse, la notaron habitada por militares.
Fue un enfrentamiento
a pleno sol. Los muertos los puso el grupo que almorzaba. Los restantes huyeron
buscando el camino a la Tipa, antiguo camino de los parasiteros. En la huida,
heridos y morrales abandonaron en ranchos ocasionales de algunos labranceros.
Meses después aparecieron muertos algunos campesinos cosecheros. Los vecinos
comentaron que los mató la civil, acusados de ser colaboradores del frente 23
de las FARC.
El censo de los
candidatos a pagar la vacuna estaba en un cuaderno Norma cuadriculado. Había
sido rescatado por el Ejército Nacional de Colombia y borrado del diario del
frente guerrillero que intentó expandir el área de influencia.
San Gil, noviembre 30
de 2.019.