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miércoles, 11 de mayo de 2016

Las mochilas literarias de los niños del Ojo de Agua


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La imagen registra algunos niños del Colegio de  Ojo de Agua portando la mochila literaria  en la que llevan un libro para leer junto con la  familia. El lector podrá apreciar que todas las mochilas son únicas en el diseño y forma. Fueron confeccionadas unas, otras tejidas, por los mismos alumnos bajo la orientación de la madre; pero cada mochila  tiene la particularidad, que esta hecha con material de desecho y que fue reciclado para elaborar la mochila. ( Foto de Nauro Torres 2016).

Unas fueron tejidas con bolsas plásticas, otras con retazos de costurera y otras con pedacitos de ropa usada; unas tienen forma rectangular, otras semicircular y otras, semejan un paralelogramo. Todas tienen el cabestro con la forma y material reciclado igual, formando cada una un pieza de diseño elaborada por manos hábiles para acariciar la tierra  y preparar alimentos;  fueron tejidas unas, cosidas a mano las demás con la guía de una madre pero trabajadas por las mismas manos de l@s niñ@s que las tercian cada día con  orgullo para ir al colegio y retornar luego a casa con lo mas preciado para ellos, un libro.

Son las mochilas literarias de los niños del Colegio de Ojo de agua ubicado en la misma vereda que lleva el mismo nombre en la pared derecha que contempla el raudo transcurrir de las aguas del río Fonce a unos trecientos metros al margen izquierda de carretera que une a San Gil con el municipio de Cabrera en Santander, Colombia.
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En las  mochilas  viajan protegidos contra el sol y el agua, un libro seleccionado por el portador en la biblioteca del Colegio, y en otra, viaja un libro tamaño oficio de pasta dura con tornillos que aprietan muchas hojas manuscritas e ilustradas por otros niños que narran los mitos, las leyendas, las historias y los personajes de la región; los libros viajan para ser leídos en voz alta junto con los demás miembros de la familia, luego de cenar  mientras el sol se duerme en la montañas del horizonte en las que se descuelga el rio para fundirse con el Sarabita que nace en la moribunda laguna de Fúquene en Boyacá.

Mientras los niños de primaria cargan un libro en sus mochilas, otros del bachillerato llevan el libro de las recuperaciones realizadas por otros niños, otros de los grado superiores, portan en sus mochilas un cuaderno que hace de diario de campo en el que registran las entrevistas que cada uno hace a los abuelos que complacen a los niños con coplas, retahílas, leyendas, mitos y cuentos que aprendieron siendo niños, que luego son escritos y decorados a mano por los mismos entrevistadores, que al juntarlos y seleccionarlos la profesora, forman el libro viajero anual que cada alumno en el siguiente año cargará en su mochila literaria para ser leído, como los demás libros, a los miembros de la familia cuando están reunidos a la mesa luego de  la cena y la jornada diaria en la parcela.

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Esta experiencia  pedagógica de leer para interpretar y de escribir para transformar se viene implementando en el colegio de Ojo de Agua hace cerca de diez años por la profesora Esperanza Alarcón Ortiz, oriunda de Mogotes, Santander quien tuvo una madre que la arrullaba con canciones, poemas y retahílas y le inculcó la profesión del magisterio.

Moisés Alarcón y Celina Ortiz fueron los padres de cuya unión hubo siete varones y cinco mujeres mas. La vivienda de los Alarcón estuvo frente a la escuela urbana y en la ruta estudiantil a los colegios fundados por el sacerdote historiador,  Isaías Ardila.

Recuerda la Profesora Esperanza que la madre siempre mostró vocación para enseñar dado el numero de hijos que parió, pero desde que tenía tres años, Esperanza se sentaba frente a la escuela a oír a las profesoras dar ordenes, unas veces con voz tranquila, otras a gritos, y otras con golpes en la mesa con la regla que se usaba en esa época para castigar a los niños desobedientes, groseros o irresponsables. Y desde entonces, soñó con ser maestra, pero Inés, la hermana mayor, quien logró desposarse con un comerciante de San Gil quería que fuera negociante como ella, pues el oficio de comerciante era mas rentable que la profesión magisterial.

Esperanza Alarcón se hizo normalista en su pueblo natal y desde el grado se convirtió en secretaria de Inés y en uno de los negocios del cuñado conoció al hermano del chofer del almacén casándose con él sin la aprobación de sus primeros patrones y de la madre, pero el padre asintió, aunque fue al matrimonio,   no la entregó en el altar. Fueron padrinos de matrimonio el abogado Raúl Gómez Quintero y Graciela Pereira, pedagoga codueña del colegio Santa Cruz de San Gil.

Fue en la fiesta del matrimonio donde la madrina se enteró que la novia era normalista, ofreciéndole trabajo en lo que había estudiado y un año después  y por diez años se desempeñó como profesora de ese colegio privado donde hizo recordada experiencia y con los pocos pesos que recibía logró hacer la licenciatura con cuyos estudios concursó para ser maestra oficial, nombramiento que logró y se ha desempeñado cerca de  un decenio en el cual ha mejorado este proceso de lecto-escritura con los alumnos desde el grado primero hasta noveno en el Colegio de Ojo de Agua.
La experiencia pedagógica de Esperanza Alarcón se ha dado en grupos poblacionales opuestos. Sus primeros alumnos provenían de familias pudientes a quienes se les brindaban los recursos de moda y mas costosos en el mercado, mientras que los segundos provienen de familias campesinas cosecheras de tabaco con escasos recursos para estudiar, contraste que la hizo recursiva para que los niños pudiesen aprender en igual medida.
Los niños del Ojo de Agua no los llevaban en carro,  llegaban solos por los caminos y cuestas; no tenían tenis de marca, usaban chocatos; no tenían camisas blancas, usaban camisas del color del tiempo; no usaban correas de cuero, eran cabuyas tejidas por ellos mismos; no tenían morrales ni maletas con rodachines, usaban mochilas. Los niños de su primer colegio usaban dinero en efectivo para comprar las onces, los niños del Ojo de Agua llevaban las onces compuestas de arepa con agua de panela; Los primeros tenían sus propios libros, los segundos pocos conocían los libros pero si las cartillas para aprender a leer.  Ese contraste retó a la profesora Esperanza Alarcón para lograr que sus alumnos aprendieran a igual nivel que los del colegio privado. La implementación de ese reto motivó esta historia.


“El libro viajero” de los niños del Ojo de Agua

En hojas rayadas  de un exfoliador, cada una manuscrita y decorada con colores escolares, un@  niño@ recogió con sus palabras una historia y forma parte  del libro armado con tantas paginas como mitos, leyendas, cuentos, adagios y la historia de la vereda con el mapa trazado por un estudiante. El libro de las fotografías siguientes, fue el primero que se compuso hace mas de una década, y, aunque ha pasado por tantos niños como estudiantes han empezado el preescolar en el colegio en la sede A, se mantiene limpio, colorido e intacto, porque para cada portador que lo lleva una sola vez al hogar para leerlo a todos los miembros de la familia, es un tesoro a la luz del sol, un tesoro que hay que cuidar para los niños que vendrán al colegio en los años siguientes.

La experiencia de leer y escuchar cada pagina del libro viajero en el seno del hogar sigue creando identidad veredal y zonal porque cuando al colegio ingresan niños provenientes de otras veredas, hacen la misma investigación, y las novedades, se van incorporando en  mas maginas del libro viajero.



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Carátula del libro viajero 1 escrito por los niños de primaria de la sede A del colegio de Ojo de Agua del municipio de San Gil.

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Una pagina en que un niño narra, según un abuelo, las causas de la violencia partidista que se originó y dio en la década del cuarenta y cincuenta en las veredas.

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En esta pagina del libro viajero otro anciano contó a un nieto el origen del nombre de la vereda y del nombre del colegio


La mochila literaria


En el 2013 el gobierno Nacional empezó a implementar un proyecto para mejorar el nivel de lectura desde primero primaria. El proyecto se llama “Leer es mi cuento” consistente en entregar a cada institución educativa una colección de mas de 250 textos con obras de escritores jóvenes de diversos países cuyos temas y personajes son de la posmodernidad. Los libros  llegaron en cajas como apoyo a los docentes de diversas áreas para que los usasen como un instrumento para enamorar a los estudiantes de los libros, y por ende, de la lectura. En numerosos colegios los libros durmieron en cajas, en otros, forman parte de la biblioteca para uso dentro del colegio; pero en el Colegio de Ojo de Agua, el uso de los mencionados libros generó una nueva dinámica. Los libros los seleccionan los estudiantes, los solicitan a su nombre, el libro sale del colegio en una mochila que el alumno junto con la madre confeccionó para portar el texto.

Cada alumno tiene su mochila para cargar el libro que va a leer en voz alta con los demás miembros de la familia generándose un proceso de comprensión y análisis entre sus miembros convirtiéndose todos en protagonistas del proceso.

Del tema, de los personajes, de la introducción, el desarrollo y el desenlace de la obra, hablan con propiedad cada miembro de la familia, generándose un ambiente lector en todas la veredas de donde provienen los estudiantes del colegio de Ojo de Agua.


Sorprende ver por los senderos, caminos y carreteras y en el transporte escolar, así como en los espacios de las sedes del colegio a los niños de todos los grados con el morral escolar y con una mochila elaborada con reciclaje en la que va un libro forrado en plástico con todos los cuidados de una muñeca o un súper héroe.


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Detalles de dos mochilas, la primera cosida con sobrantes de costura delicadamente combinada y cosida a mano. Y la segunda tejida con bolsas plásticas. En un mundo en el que el desperdiciar, el consumir y contaminar es la norma y el tener es la meta que se promueve en aulas, hogares y  oficinas, encontrar en medio de ese universo un colegio que promueve el reciclaje con igual fuerza que la lectura para comprender y la escritura para transformar, es fiel testimonio que cuando hay unidad de pensamiento entre docentes, directivos y padres de familia, la modificación del entorno familiar y social florece para bien del ambiente y la comunidad.

Los niños de las fotografías que ilustran esta historia contaron al tejedor de historias, del titulo y el relato del libro que cargaban en sus mochilas encontrando igual propiedad narradora entre un niño de primero a uno de quinto primaria.


La niña Luz Rosalba Martínez Carreño llevaba en su mochila un libro titulado “Reciclemos”. Sobre el porqué lo había escogido afirmó: “porque en mi vereda se acopia la basura de muchos municipios y en la basura hay material que se puede reutilizar y yo quiero aprender a hacer elementos útiles usando el plástico… yo quiero hacer el cuerpoespinoportalapices. Así contribuyo a tener un ambiente mejor y un planeta menos contaminado”.




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Grupo de profesoras del municipio de San Gil que participaron en un seminario para el uso del plan semilla y la implementación del programa de lecto-escritura: “Leer es mi cuento” ocurrido en 2014


“Descubramos el mágico mundo de la lectura donde los protagonistas somos todos”.

Bajo este título con el apoyo de los cuerpos directivo y docente, liderado por la profesora Esperanza Alarcón Ortiz se presentó en el 2015 el proyecto de lecto-escritura sumándose a los doscientos proyectos a nivel nacional, de los cuales, seleccionaron cincuenta, y de ellos a diez, y de esas decena, el ganador fue el proyecto “Descubramos el mágico mundo de la lectura donde los protagonistas somos todos” en la categoría de “las buenas practicas de lectura y escritura” en la noche de la excelencia ocurrido en Bogotá al finalizar el año.


El colegio recibirá cien tomos mas para la biblioteca fragmentada en cada sede de la institución y la profesora gestora del proyecto recibió un incentivo económico.
 
Docentes del Colegio de Ojo de Agua comprometidos en el proceso lector y ponentes del proyecto ganador.

La distinción reconocida al colegio y el incentivo personal recibido por la docente le ha generado satisfacciones personales, mayor aprecio al proyecto por los alumnos y padres de familia, pero en el  universo en el que la uniformidad y la manada  predomina, la profesora fue recibida con felicitaciones por el grueso de compañeros del colegio, pero hubo algunos colegas mostraron recelo  suscitando en ella momentos de depresión que fueron superados con las narraciones de los niños en el aula cuando compartieron sus apuntes en el diario de campo, cuando comparten la experiencia lectora del libro viajero y cuando narran el argumento del libro que vuela en la mochila literaria viajera.

 
A diferencia de otros docentes de lengua castellana la profesora no se preocupa en pedir cuentas de lo que leyeron los niños, le importa mas el compartir de la experiencia que tuvo el niño en ese compartir lector en la familia y las impresiones de la lectura que tuvieron los miembros de la familia. Para ella es mas significativo el ejercicio lúdico que hizo el niño que el contenido de lo que leyó trayendo como cosecha un amor creciente por los libros y un gusto por aprender a leer la realidad veredal compartiendo con los abuelos y padres de familia.
 
Profesores de regiones colombianas diferentes que vienen adelantando la implementación de la lectura en el aula a partir de un proceso permanente con los niños y los miembros de la familia.
Otros profesores del colegio se han sumado al proyecto y usan el libro que esta leyendo cada alumno como fuente de la asignatura generándose una interrelación de áreas a partir de la experiencia de lecto-escritura.


Por ser un colegio con grupos escolares no superiores a veinte, por estar integrado por familias campesinas con valores arraigados, los libros retornan a la biblioteca solo con las huellas del uso en el campo y cuando algún niño se le embarra un texto, los padres del niño lo reponen para no privar a otros niños de la magia que trae cada libro, comentó una madre de familia.


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Profesora Esperanza Alarcón Ortiz, natural de Mogotes, Santander, quien recibió el reconocimiento del gobierno departamental por la propuesta pedagógica “descubramos el mágico mundo de la lectura donde los protagonistas somos todos”.

Las personas interesadas en conocer un resultado de esta estrategia de lecto-escritura, pueden observar el siguiente link en el que se puede apreciar a una de las niñas que viene desde hace un par de años participando en el proyecto como ha ganado la habilidad para declamar, para hablar y para expresarse en publico.

 
Puente nacional, La Margarita, abril 8 de 2016

El parasitismo del plagio intelectual

  El apropiarse de los méritos de otro u otros, el copiar y usar palabras e ideas de otros y sustentarlas o escribirlas como propias y usa...