pero cambió el mundo de muchos que le conocimos".
Escasearon 10 días
para colmar 80 años de una vida atestada de empeños, realizaciones y
satisfacciones personales, familiares y empresariales; pero fue en los últimos 144 dias cuando su estado de
salud se empezó a deteriorar, por uno de esos males que no se anuncia y cuando
aparece en el organismo, arrastra con la existencia dejando un vacío ciudadano y una estela de
tristeza en quienes le amaron, le admiraron, se bonificaron de sus productos
agroindustriales, le envidiaron y gozaron
de sus sonrisas amistosas oportunas y generosas irrigando emprendimientos,
enseñando la metalmecánica, propiciando el diseño de maquinarias para el sector
agropecuario, actualizando sistemas electromecánicos para mejorar los procesos de
descerezado, lavado, secado, clasificación y empaque del café.
Amó sin medida y sin condiciones. Su última media naranja, cuidó de él, por 17 años, y en sus últimos 144 dias de vida, fue su enfermera 24/7. Y ella, la señora Nancy Castro Celis, tambien le amó y le amará hasta el final de sus dias que le permitan vivir sin atormentarla por entregarse sin condiciones al proyectista.
Provino de una vereda de Galán, Santander. Allí cursó la primaria discurriendo en cotizas por pedregales para culminar la primaria. Nació el 3 de abril de 1944 con el amor de Juan Rueda Guarín y Alicia Balaguera, quienes lo bautizaron en Pinchote en el mismo departamento. Fue bachiller técnico mecánico de la Escuela Industrial que hubo en San Gil antes de fenecer el siglo XX. Su primer trabajo fue en Hilanderías de Fonce como tornero. Y en el oficio, a ninguno se le había ocurrido proponerse a hacer repuestos importados para las tejedoras de la planta de empaques de fique que había que solicitarlos en Europa y los remitían en barco, cuya travesía duraba hasta tres meses. Un ingeniero jefe confió en Jaime, y por dos años y medio, en jornada contraria a su turno, logró tornear los repuestos requeridos, y a la par, se empeñó en perfilar piezas para las maquinas Singer. El cambio del ingeniero de planta, tambien lo fue para Jaime. Le asignaron el turno hasta las dos de la mañana, y él, poco trasnochador, renunció. Lo engancharon en la Colombiana de Tabaco con mejor salario, pero el hastío por el mismo trabajo repetitivo como auxiliar de contabilidad lo arrojaron a independizarse a los 26 años y asociarse con Luis Felipe Acevedo y por diez años fabricaron repuestos para Cementos Hércules y otras industrias asentadas, en ese entonces, en la Perla del Fonce, hoy, en la cartelera del olvido ciudadano.
Una huelga larga en Hilanderías de Fonce, empresa que pagaba
cada ocho días los repuestos fabricados por diez personas, obligó a buscar
otros clientes y a visualizar, diseñar despulpadoras manuales de café para
atender un segmento del mercado del medio millón de familias cultivadores de
café en Colombia, para lo cual debió buscar, formar un equipo de técnicos, que
una vez dominaban el oficio, unos fueron reclutados por empresas venezolanas por
mejores ingresos. En los 58 años de historia factorial, cada año preparan personal
que una vez, calificados, vuelan hacia otras oportunidades laborales, incluso
para iniciar sus propios emprendimientos en los mismos procesos. En San Gil,
pasan de la decena el número de empresas al servicio de los procesos del café y
un quinquenio en el Huila lideradas por extrabajadores de FIMAR. Pero la mayoría
de los trabajadores continuan laborando y más de dos docenas son abuelos cuyos
nietos están orgullosos de la sangre emprendedora de Rueda Balaguera.
FIMAR empezó en 1966 en
un sótano adyacente al puente Rojas Pinilla de la vía nacional en sociedad con Luis
Felipe Acevedo, posteriormente dedicado al mercadeo de la madera y el expendio
de materiales para construcción.
Al disolverse la
sociedad, Don Jaime Rueda Balaguera, reconocido por su talante emprendedor,
trasladó la fabrica al lugar donde la dejó para siempre el pasado 23 de marzo a las 2.25 pm, cuyas
exequias se celebraron en la Catedral de San Gil, el 25 de este mes con la asistencia de sus
hijos, empleados, amigos, colegas industriales y comerciantes lugareños en ceremonia
póstuma oficiada por el obispo diocesano, Luis Augusto Campos Flórez y una
decena de presbíteros amigos de la familia.
Tomado del Periódico JOSE ANTONIO, mensuario de SEPAS que existió entre 1981 y 1991
El quimérico metalmecánico
inició atendiendo el mercado local, compitiendo en el marcado departamental,
maquilando para el mercado nacional, y en los últimos 20 años, la maquinaria
FIMAR está presente en mercados latinoamericanos, centroamericanos y recientemente,
africanos. Estuvo casado dos veces. En 1980 se enlazó con una joven ocamonteña, Emilce Mejía, quien le endulzó la vida con cuatro hijos, cuya unión se disolvió legalmente por incompatibilidades emocionales. El 2 de octubre de 2007, años despues de separado, inició una nueva relación que oficializó civilmente con la sangileña Nancy Castro Celis, unión bendecida el 21 de septiembre de 2019, quien lo abrigó con la ruana del amor hasta sus últimos días cuidando de él con esmero, dedicación y cuidado desde el 1o de octubre de 2023 que empezó el calvario por el deterioro de salud del emprendedor por 124 dias hasta el instante de su fallecimiento ocurrido en sus tiernos a afectuosos brazos, cuyo dolor se agudizó en la funeraria, el templo y en el cementerio, en donde ella cifró sus esperanzas que los desdeños de la madre de los hijos del difunto y de algunos de ellos, cesaran por fin, pues ni en el estado de convalecencia y escaso de oxigeno y con las defensas deterioradas, fue impedimento para recriminarle sus intenciones de determinar el cómo y a quienes contribuir con el patrimonio que construyó en 56 años con la empresa.
Ing. Sandra Juliana Balaguera M. y su padre.
En las honras fúnebres, en
representación del equipo humano que labora en la empresa, don Rubén Suarez,
fue el más elocuente, objetivo y emotivo al describir el impacto que causará la
ausencia permanente del diseñador de equipos para el beneficio del café y el
legado ético y empresarial que sembró en más de medio siglo en la industria metalmecánica
para el sector agropecuario nacional e internacional, y a la vez, en nombre del talento técnico
humano, brindó el respaldo laboral a la ingeniera Sandra Juliana Rueda Mejía, quien en más
de un decenio venia empapándose y coadministrando al lado de su amado padre,
Jaime Rueda Balaguera. En el empeño de continuar su legado están unidas sus hermanas: Sara, Laura y Sandra Juliana. Su Hijo Juan Carlos, tiene su propio emprendimiento en la ciudad de los parques.
En la homilía de su
funeral, el obispo que la ofició instó a asumir la vida como un peregrinaje en
cuya senda debemos aprender a desprendernos del ser amado e imitarlo poniéndonos
las cotizas de los otros para mitigar el impacto de las piedras que agudizan el
caminar de quienes tuvimos la fortuna de distinguirlo y transitar
ocasionalmente a su lado y revivir los instantes alegres compartidos.
Sus hijas y esposa al
final de sus dias, la señora Nancy Castro Celis al informar del deceso del hombre de la
sonrisa amable, suplicaron que las flores de la gratitud aromatizaran el arca
escasa de peculio de la fundación “Cero a tres de desarrollo infantil”.
La catedral de San Gil estuvo colmada en
sus espacios por amigos y conocidos que acudimos a la funeraria y al templo a
rendir un homenaje de gratitud al emprendedor y con la masiva asistencia, a exhortar a sus hijas a guindar el legado
empresarial y humano que en su trasegar existencial fue un bálsamo de amor que perfumó
sus actos.
En el Club Rotario de San
Gil, en la década del ochenta del siglo pasado, entablamos una amistad que nos
acompañó hasta sus últimos dias. Con la señora Emilce Mejía fueron los padrinos
de confirmación de mi primogénito. En el
funeral de Margarita González Gamba, madre de mis cuatro hijos mayores, estuvieron
a nuestro lado, y su camioneta la cedió para facilitar el transporte familiar
al horno crematorio. Tres años despues fueron los padrinos de mi segundo
matrimonio con la sangileña María Teresa de Jesús Ortiz Ordoñez, referenciada
por el proyectista.
14 de febrero de 2003. Don Jaime Rueda Balaguera, Señora Emilce Mejía. Señora María Teresa Ortiz Ordoñez y el General (r) Rodolfo Palomino y su esposa Eva, padrinos de matrimonio de Nauro Torres Quintero en su segundo desposorio.
Desde 1976, y gracias a
una herencia de los abuelos, abrió por primera vez una cuenta de ahorros en la
Cooperativa de Ahorro y Crédito de Galán Ltda. Y allí, le otorgaron un préstamo;
pero años despues fue él, el garante de la Cooperativa ante el Banco de
Colombia para un préstamo, cuando dio el paso y registró su nuevo nombre comercial
que reveló la intención de su compadre, Luis Eduardo Torres, de convertirla en
otra empresa solidaria con más de 40 oficinas en dos departamentos: COMULDESA
LTDA. Desde entonces continuó aprendiendo filosofía y vivencia cooperativa y
por veinte años fue directivo hasta mediados de 2.023.
Miembros del Consejo de Administración y el actual Gerente de COMULDESA al margen izquierdo, el señor Robinson Albeiro Vargas Cristancho.
Los amigos, lo seguirán siendo,
por el legado que nos trasmitió sin interés alguno. Nada es fácil para
emprender, y en el proceso, decía, es pertinente buscar los mejores precios y
la mejor calidad de la materia prima para elaborar productos duraderos a
precios justos. Todo cliente merece atención y servicio; Jaime acogía al
campesino con cafetales de solar, igual a quienes vivían de los cafetales. No
importaba ni la politica, ni la ideología, a todos hay que servirles con esmero.
Venezuela fue su primer cliente internacional, luego Ecuador y Perú. El secreto
para labrar un patrimonio es el amor por el oficio y el ahorro programado para
innovar y expandir los mercados. Un peso bien invertido, genera otro peso en
corto tiempo; decía. Así lo revela la evidencia; 3m3pzó su negocio a los 26 años con plata prestada; pasó de un local arrendado, a
un edificio de cuatro pisos con una planta de personal a la suma de sus años
que vivió.
Quienes le distinguimos, quienes gozamos de su amistad y nobleza y le admiramos por su talante empresarial, nos quedaremos con su sonrisa afable.
Hoy, el gestor de FIMAR no está, pero invirtió varios años empoderando a su hija Sandra Juliana, quién asumió el reto de aprender y continuar con la empresa, porque ahora ella, es FIMAR junto con sus hermanas en la proyección y administración de la industria y en el cumplimiento del testamento que oportunamente confió a una albacea que al publicar este homenaje, ya sus allegados conocen y aceptarán, así haya objeciones.
"La felicidad del cuerpo se funda en la salud; la del entendimiento, en el saber". Tales de Mileto
Los restos de Don Jaime Rueda Balaguera convertidos en cenizas, reposan en un cenizario del Valle de la Esperanza de la ciudad, pero su legado y su ejemplar vida esta en centenares de familias y miles de conocidos que bebieron del oasis de su sabiduría y se perfumaron con sus consejos, sonrisas y abrazos usuales en sus saludos.
San
Gil, marzo 28 de 2024
Nauro
Torres Quintero