«Crecer no significa nada para una madre. Un niño es un niño. Se hacen más grandes, más viejos, pero para ellas siguen siendo sus niños».
Adriana Trigiani.
Abuela, gracias por tus genes
gracias por tus amores y cuidados,
orgulloso de tus ancestros, vivo.
Madre, gracias por concebirme y no abortarme.
Abuela María de Jesús.
Gracias, madre:
por prestarme tu útero y nutrirme en él,
acariciarme en tu vientre,
cuidarme por 270 días en tus entrañas,
amamantarme por dos años,
arrullarme en la cuna y en tu regazo,
por custodiarme, Custodia.
María Custodia y Miguel Agustín.Gracias, madre:
por enseñarme a comer
a caminar, a correr,
a levantarme una y otra vez,
a defenderme por sí mismo,
a persistir y resistir.
Gracias, madre:
por enseñarme a hablar, a asearme,
a relacionarme con respeto con los demás,
a estudiar, a contemplar la naturaleza,
a amar a la familia y a los ancestros.
Gracias, madre,
por enseñarme a ser agradecido:
con Dios y con el prójimo,
con la naturaleza y con el universo,
con la familia y los maestros.
Gracias, madre por cuidar a mi padre;
y a mis hermanos también,
por prodigarme una familia
un hogar y un campo para correr.
Gracias, madre por ser mi madre, Custodia.
Hoy te canto en vida
Pues tu muerte será una oración
a Dios por tu existencia
y para mí, una plegaria eterna de agradecimiento.