naurotorres.blogspot.com

lunes, 2 de diciembre de 2019

NOCHES BAJO LA PIEDRA





Cerca a las seis de la tarde, mi madre cerraba y aseguraba con llave la puerta principal. Las otras puertas, se trancaban. Ya no era seguro dormir en el escondite, bajo el piso de madera. Llegan a quemar la vivienda, y por tener el piso de madera, nos transformarían en chicharrón. Nos escurríamos en la oscuridad hasta el monte cercano. En él, había una cueva bajo una piedra que servía de sombrero para armadillos y tinajos. En ella nos acomodábamos con mi madre y otras dos mujeres jóvenes, mientras transcurría la noche. Antes del amanecer, una de las féminas inspeccionaba, trepando a árboles escondidos entre otros. Despejado el panorama, regresábamos a la casa a continuar, ellas, en los oficios del día.

Los varones no dormían en las casas. Pasaban la noche en el cinturón de seguridad y vigilancia que mi padre y otros reservistas habían trazado con garitas abiertas ubicadas en las colinas altas que servían de ojos para identificar los movimientos y linternas encendidas. Previeron tres líneas de control y combate. En loma del Gavilán, en la del cementerio de las víctimas de la viruela, en los Andes. Y una segunda, en el cerro de la muralla, y otra, el Morro. Distantes dos kilómetros en línea recta. Una, tras de otra.

Las cuevas más hermosas a nivel mundial
Era la época de la violencia entre azules y rojos, agudizada, luego del bogotazo. Desde la línea del ferrocarril hacia el rio Suarez, estaban los campesinos y los del casco urbano que se identificaban con el color rojo, el de la libertad de las ideas. De la línea del ferrocarril hacia el páramo Iguaque-Merchán y Chiquinquirá labraban la pobreza, los conservadores, los de las ideas fijas. En asuntos de defensa, la gente se organiza y reconoce liderazgos para defender la vida y la menesterosa propiedad privada.

 Desenterraron las armas usadas en la guerra de los Mil Días, cincuenta años antes. En cada línea, en el cerro más alto y con dominio sobre el horizonte, catapultaron dos fusiles gras. Un fusil de largo alcance diseñado por el coronel francés, Basile Gras y en uso desde 1.874 con casquillos con cartuchos de metal de 25 grs que salían en mono tiro. Mi padre dijo que, con él, había matado un perro a 500 metros de distancia. Otros campesinos disponían de carabinas guacharacas de 18 tiros en ráfagas, revolveres 38 corto y largo. Y la mayoría, escopetas de fisto. Todos dispuestos a no dejar trepar intrusos en la oscuridad.

En cada línea, había dos o tres grupos patrullando en las noches. En el día, escondidos había custodios en sitios estratégicos dispuestos a usar mensajes cifrados con espejos. Los campesinos de las veredas conservadoras, por seguridad, no volvieron al pueblo donde los cristianizaron. Quienes nacieron en esos años, fueron bautizados en Santa Sofia y Saboyá. Solo mi padre, iba ocasionalmente al pueblo natal acompañado de un acolito auxiliar encargado de una capotera, y en ella iba, el revolver y los tiros. Caminaba a unos cinco metros. Su misión, suministrar el arma en caso de agresión.

Los unos de un color, como los otros del otro color, tenían y sentían las mismas necesidades. estaban marginados, sin vías de comunicación y sin escuelas en la la vereda, y en el pueblo, los comerciantes liberales, vivían del trabajo de los conservadores que traían los productos agrícolas a vender al casco urbano.

San Gil, noviembre 23 de 2.019.

Gilberto Elías Becerra Reyes nació, vivió y murió pensando en los otros.

      ¡ Buenas noches paisano¡ ¿Dónde se topa? “ En el primer puente de noviembre estaremos con Paul en Providencia. Iré a celebrar la...