naurotorres.blogspot.com

sábado, 13 de marzo de 2021

El viejo y sus amores


Un siglo cumpliría el viejo en el 2.024, según la cedula. Pero el registro civil, reza que nació en 1.928. En su bien vivida vida, amo a cuatro mujeres, y por ellas hizo imposibles por complacerlas y tenerlas cerca. Así fuese, solo en el corazón.

Del padre recuerda que lo quiso como a un pichón de colibrí. Que lo cargaba a tute para verle sonreír. Pero el viejo perdió a su padre al cumplir 4 años, criándose sin guía paternal al cuidado de María de Jesús, y la tía Ana Rosa. El hermano, Roberto fue su lazarillo, y él, el lazarillo de su hermana Carmen Rosa.


Amó a su madre, María de Jesús, que le acompañó en sus últimos años desde cuando tenía 27 años. Y la acompañó en su buen morir cumpliendo su voluntad.

El viejo se había casado al cumplir 24 años. A esa misma edad murió su segundo amor: Carmen Rosa; la hermana menor.

 

Una boyacense de rostro de luna y moños de muñeca le parceló el corazón, convirtiéndose en su eterno amor, siendo ella, su tercer amor con la que convivió 60 años. Con ella, compartió las alegrías, tristezas y dolores, la felicidad y el llanto que acompañan al ser humano en su peregrinar mundano. Siempre anheló morir mirando la luna mientras la esposa lo acariciaba con los moños de toda una vida de matrimonio. Pero la boyaca prefirió partir al nido del amor que construyeron a empollar los recuerdos que ahora, cada noche y cada día, le acompañan mientras ve pasar el tiempo en la misma silla donde el viejo descansaba luego de los azarosos días del trabajo en la finca, intentando borrar la amargura de dejarlo morir sin su compañía.

Su cuarto amor surgió desde el momento que con la esposa decidieron interpretar el cambio de luna para gestar a una niña y completar la tripleta de críos.

El viejo nunca imaginó que ese cuarto amor escrito con su propia sangre le iba a prodigar el amor que todo padre anhela de una hija.

El viejo veía en ella la estampa de la estatura de María de Jesús, la sonrisa de la hermana Carmen Rosa y los cuidados que una esposa prodiga con un buen esposo.

Ese cuarto amor, sumó los otros tres.

Le bautizaron con el nombre de quienes son originarios de Lidia, en Asia central. El viejo se refería a su hija amada como la linda, la increíble, la determinada, la inteligente y la amorosa, dando significado a la primera letra del primer nombre. Para que fuese más agradable al oído. Con un segundo nombre la registraron: Tula que significa fiel defensora con la velocidad y la fuerza de una lanza.



Tula Lidia, fue su cuarto amor. Y fue ese cuarto amor quien lo acompañó en el lecho de muerte. Así como sus manos grandes y callosas la alzaron cuando la recibió de las manos de mamá Veroca, fueron las manos de Lidia las que sintieron como la piel del viejo se derretía en ellas mientras contemplaba atónita los suspiros del viejo que se unían a los de María de Jesús, Carmen Rosa, Miguel, Jesús, Lucila; Roberto, Aurora, Marcos y Fidel, su suegro y cuñado, Margarita, Gloria; sus nueras.

Y desde que el viejo se fue, ella cada madrugada remplazó el tinto que con amor, antes del amanecer, el viejo  preparaba  mientras se duchaba con fría gua que brotaba  más arriba del nido que los viejos habían construido para sus polluelos, con una llamada y una bendición a la vieja Custodia que, al igual, hora se levanta a preparar su café y tomárselo en el mismo sillón de siempre con el aroma del viejo que le sigue amando desde la eternidad.



Sin premura, sin afán, la vieja que vive las malezas de la vejez solo espera que las gallinas la rodeen para darles el maíz y luego recoger sus pasos en los espacios del nido que a ningún polluelo le interesa tener a la espera que sus suspiros los recoja la luna y los fusione a los del viejo y sus ancestros en el cielo azul que la cubre desde el amanecer.

 

San Gil, abril 28 de 2.020

NAURO TORRES Q.

viernes, 12 de marzo de 2021

Helena Martínez Sánchez, pintora de versos

 

"Se construyen palabras,

En las páginas del alma,

Se escriben vidas largas”

Florilegio poético es su primer poemario publicado en 2.019. Contiene 124 florestas de versos tejidos en el transcurso de los años con la paciencia y la delicadeza de una pintora textual en los que revela ramilletes de bondades y gratitudes. En un lenguaje sencillo e ingenuo plasma su sentida inspiración creando aromas para el alma.

Helena Martínez: la hija, la maestra, la pintora, la declamadora, la poeta, la comunicadora; la cantante; la mujer que ofrece su tiempo para tejer historias con los infantes de algunas veredas de su San Gil querido. Helena Martínez, la “Cum laude” de UCC; la investigadora sobre la importancia del arte y el juego en la educación. Ella, la de la voz fuerte y tierna a la vez, ha dedicado su vida a la educación formal en su vida laboral, y ahora en su descanso pensional, ejerce su docencia en otros ámbitos comunitarios con la intención de continuar tejiendo el bien.

FLORILEGIO POETICO

Es su poemario. Y en él, su biografía de su ser, mujer, maestra y ciudadana. 

El libro, de encuadernación fina impreso a una tinta sobre papel ecológico de 90 grs, revela su concepción de su trasegar existencial. “En el ocaso” es el primer poema del Florilegio; dedicado a su padre al cumplir 90 años.

… “Eres padre mío, erguida palmera que despliega el viento.

ni las tempestades, ni los huracanes, ni los vendavales

que implacables, soberbios vinieron por tiempos,

atisbaron tan solo a horadar tu estirpe y honroso linaje”.

“Yo te venero humildemente padre,

por ti elevo plegarias inefables

eres aserto, en tu conducta recto,

egregio y digno bastión, baluarte inamovible

de tu identificable y pingue descendencia” …

Amor sublime amor: madre mía” es la segunda composición del poemario Florilegio poético. Es un poema que resalta la incidencia de la madre en el ser de la poeta maestra.  De él, unos versos, salteados:

“gocé mi primera maestra contigo en casa, mi hogar.

Afortunada y bendecida niña me sentí” ...

 

“Diez hijos corriendo por patios y corredores,

fueron causa diaria de grandes desvelos,

crianza ferviente mi madre dio a sus hijos,

buscando a cada paso hacerlos grandes,

señalando senderos, caminos presentidos,

cuidando tiernamente de tropiezos, torpezas y caídas

a sus retoños que interminable tiempo sostenía en sus brazos” ...

 

“Me enseñaste a sentir profundamente a sentir la alegría

y el dolor ajeno,

mi mano por ti aprendió a permanecer abierta,

tu ejemplo madre mía compromete y encamina mis pasos,

eres mi horizonte, norte y resplandeciente faro,

seguiré infinitamente tu sapiente guía,

dechado, baliza sagrada, nunca imaginada,

amada madre mía por siempre venerada”.

 

Helena revela la imagen de sí misma en su poema: “El yunque”:

El yunque soportando los golpes de la porra…

no siente, sigue inmóvil…

Así soy yo, cual yunque que resiste dureza,

inalienable, sin sus formas perder,

los embates del día con su tromba de sucesos

y cual bastión revisto todo lo que ha de ser”.

 

Como maestra, tiene una utopía. Así lo deja entrever en el poema: “Canción de beatitud”:

“Pensamientos perennes, campanas de gloria

para quien procede.

Su figura tallada está en la inmensidad.

Obras, sucesos y buenas acciones,

encuentran replicas en la eternidad”.

“Se admira ese joven que ayuda al anciano,

su mano está abierta y busca ayudar.

El niño que canta para deleitar y la tierna niña

que da su muñeca con desprendimiento sin escatimar.

El hombre que siembra amor y esperanza

que cumplido atiende su deber de hogar.

La dama solícita, amable, festiva y prudente,

tutelar de fuego y el calor preciado

en la digna crianza de la humanidad …

Bienaventurados sean por los siglos,

hombres y mujeres de todos los tiempos,

espíritus simples sencillos, comunes

que sirviendo al otro jamás conocieron

orgullos soberbios, altivos, mezquinos,

con su mano abierta, con su frente en alto

así caminaron hacia el más allá”.

Cual Poeta empedernida, canta describiendo objetos, otrora necesarios en la vida de las generaciones anteriores. Lo hizo al yunque y se comparó con él. En su poemario encontré este titulado: “En la Herrería”; una descripción lirica de las herraduras, tan necesarias en el transporte con recuas de mulas por los caminos previos a las carreteras.

“¡Enciendan la fragua¡¡Traigan el martillo ¡

El yunque ya espera el hierro encendido

Las tenazas largas para dar forma

A la hermosa, firme y útil herradura.

…De media corona la silueta curva,

Tiene seis huequillos donde van los clavos,

Cual gemas de regia diadema de honores

-sosteniendo firme la fuerte moldura-

 

Llegan ya las mulas, yeguas y caballos,

todos van en busca de alivio en sus cascos,

Gastados los traen y hasta adoloridos

-en algún camino perdieron sus clavos-

sus patas ni portan aquel adminículo

que les garantiza buen paso en el barro,

arcilla, cemento, espina o dardo

por donde transitan a diario en el campo” … 

Como educadora y con la intención de instar a los educandos a encausar sus vidas, encontré el poema: “Ensoñación”:

“…Es la vida, conjunto de emociones,

donde con el amor y las pasiones

se funden en un todo sin razones:

desdichas, logros, aciertos, y traiciones.

En mi vida de insomne, en mis desvelos,

no atino a descubrir ilusiones,

mis sueños se dibujan con borrones

que se me antoja fuesen nubarrones.

Entonces, cual luciérnaga en la noche,

reconozco la luz que llevo dentro,

escudriño profundamente mis sentidos

y encuentro que mi vida tiene norte.

pienso…si mis amigos son los desvaríos

que me llevan sin rumbo y sin destino,

desdibujando pronto el que a mi vista

pareciera fuera el horizonte.

Sortearé los baches, disiparé las zarzas…

Abrojos, los muros, las espinas.

Seré valiente ante el sutil embate

de fuertes golpes y acciones peregrinas

alcanzaré por siempre la gloria bendecida

y el nombre del creador será mi guía”.

Conduciré a buen rumbo mi carruaje,

le pondré exploradoras rutilantes

que disipen las sombras persistentes,

e iluminen sin tregua mi destino latente-

sorprenderé a la estrella mas lejana,

-que por distante se creyó sin dueño-

porque con mi tesón sin limitantes,

con mi arrojo sin fin, sin dilaciones…

Te alcanzaré y realizaré mis sueños

-comprometida estoy con mis ardores-

y seré triunfadora como águila

que contra el viento remonta el cielo” …

 

“La vida siempre será un laberinto,

entre recovecos y encrucijadas

nos pone el peligro la paz y el solaz

y pronto sabemos que no todo es cierto” … 

Todo poeta es sensible y percibe como el tominejo, el néctar; de los espacios donde se crio y estudió; dejar plasmado en letras detalles de ellos, es usual en los poetas.  

“¡pueblo bonito ¡maravilla de la creación.

Paisaje radiante, variado, San Gil ¡qué primor ¡

gentes que profesan y ofrecen servicios cual canción,

con orgullo enorme, tan sencillamente, con fe y son temor…

tus estampas de pueblo viven en el recuerdo:

eran calles amplias sembradas con piedras rojizas,

casonas con patios, salares ¡qué bien recorrido ¡

escenario digno para el crecimiento de grandes familias…

por ti San Gil bello nostalgias siempre avivan recuerdo

y orgullosamente contemplo que creces en admiración.

mañana a la vista que busque la historia con sumo cuidado

he incline la frente, venere el recuerdo sin vacilación.

…” ¡Es la Normal de mis hondas nostalgias ¡

Sus amplios corredores, con barandal sin par,

La campana de bronce con sus toques sonoros,

Que marcara los tiempos para el grupo formar.

… Las cortinas doradas, enorme escenario,

El telón que arrogante tapaba y descubría,

La escena que a sus anchas se podía presentar.

Por allí pasaron los grupos de teatro,

Poesía, clausuras, corales y condecoraciones

Y cuantas obras más… ¡No logro recordar ¡

Pero al pasar el tiempo los aplausos de entonces…

Hoy…ya no fueron más.

Que angustia sentimos cuando al volver los ojos

a la esquina imborrable donde solía estar,

aquella casa noble de arquitectura recia,

solamente despojos hallamos al pasar.

 

Y para los poetas, el amor hacia el otro sexo es un tema que se revela en cada verso. Sin él, sin ella, la poesía no tendría tanto sentido, ni significado. Y Helena, desde su cordura de maestra, enfoca el amor no desde el eros, sino desde la equidad y la igualdad, la paridad.  De su poema: Delirio:

“Tanto te amé

sin señalar fronteras

que no creo soportar tu engaño.

Creo moriré

confiada que me amaste

y la vida feliz conmigo disfrutaste.

¿Me engañaste?

No lo creo.

¿Te engañaste?

Sí…

Tal vez.

Del poema, “Instantes”:

Amar…excelso instante,

prolongación sin limite

cuando el amor es firme.

para el enamorado

un siglo es un instante.

Y para el que no ama,

los instantes no existen.

Cada poeta tiene su visión sobre el genero lirico. Y del particular, poco se escribe. Lo hacen los críticos, o tal vez, algún cronista. En el Florilegio de Helena Martínez encontré dos poemas que resalto en esta historia: El primero titulado: “Encantadora poesía”,

Para cantarte a ti ¡oh milenaria musa ¡

Habitante cautivadora del parnaso,

preciso es que el numen

-misterioso poder fascinador-adorne al bardo,

que el poeta en su mente reciba con afluencia,

inspiración, para plasmarla en versos de idealidad,

de fecunda y copiosa riqueza en el lenguaje.

¡Oh¡Poesía magistral compañera del preludio nupcial.

Contigo, enamorados vierten de su ser, en verso, en prosa,

el idilio de los encantos que en su amado

o en su amada ven

y que asemejan a la flor naciente,

al primer vuelo del pichón implume,

al arrullo de fuente cantarina

que va de canto en canto susurrando melodiosa,

al céfiro que en tardes coloquiales

alienta la febril confesión enamorada…

¡oh¡ poesía consentidora de las soledades

y de horas amargas, aliciente.

cuando las penas y el dolor asoman,

el ser doliente compungido, llora,

la desazón la invade impertinente,

y con desdén ve transcurrir las horas,

tus versos con cadencia visceral,

son ambrosía y deleite celestial

que renuevan y alientan el espíritu;

sombrías cuitas y oscuras penas logran mitigar…

Termino esta crónica sobre el poemario de Helena con una “changua” santandereana. Así se titula el poema 9 de la pagina 30:

“Sírvame señora, por favor, un buen desayuno

que tenga la changua pintada de leche

con buena cebolla, cilantro y tostado

y huevitos criollos quiero que le eche.

 

Que traiga una arepa de maíz pela ‘o

con sus chicharrones y bien amasada

una taza grande de café cola ‘o

y trocitos blancos de rica cuajada.  

 

Me espera el trabajo allá en el maizal

y quiero abrazarlo con buena energía.

más tarde me trae señora al puntal:

ají, yuca, carne asada y limonada fría.


El parasitismo del plagio intelectual

  El apropiarse de los méritos de otro u otros, el copiar y usar palabras e ideas de otros y sustentarlas o escribirlas como propias y usa...