"No es posible mantener la paz usando la fuerza;
solo puede conseguirse mediante la comprensión"
Albert Einstein
Por Nauro Torres
2.020
D.R.A.
Las praderas, zarzales, montes, y
ojos de agua;
los animales y aves eran para todos, y de
ninguno.
La palabra, el trueque y los senderos,
nos congregaban;
las flechas, las cerbatanas y las
trampas
eran herramientas de caza en la
familia.
Las lagunas, ojos de agua,
páramos y bosques
representaban nuestros dioses;
a ellos rendíamos tributo y respeto.
A nuestros caciques y sacerdotes
les ofrendábamos en oro y esmeraldas,
joyas;
exclusivas para uso ceremonial.
A los visitantes los recibíamos con
regocijo,
eran siempre bienvenidos;
Si había comida para unos, había para
todos, comida.
Por yanaconas avasallados y
amenazados
les mostraron nuestras rancherías y
cacicazgos;
aparecieron por el rio opón,
otros por el camino que unía a
Colombia con Venezuela.
En retribución a la hospitalidad
Galeano y Alfinger, impusieron su
rey, su religión,
demandando nuestras tierras y
mujeres.
Los caciques Saboyá, Tisquizoque,
Chancón y Guanentá
junto con miles valientes
ofrendaron sus vidas por la libertad
entre 1.536 y un siglo más.
En 1.781, los descendientes de guanes
y muiscas
se levantaron contra el absolutismo y
aristocracia española.
Por días y noches caminaron
a Zipaquirá en más de veinte mil;
el ungido de la mitra y el báculo,
capituló con los comuneros.
El obispo fue nombrado virrey
y usando el poder sobre los
adoctrinados
desplegó persecución, muerte,
apropiación de bienes, destierro,
maldijo a la descendencia
y sembró sal en sus viviendas.
Al que no creyó en las bondades del
prelado,
con yanaconas, apresó;
y fusiló en Santafé;
Galán el comunero, su cuerpo
fue incinerado sin cabeza y extremidades;
a éstas mandó exhibirlas
en pueblos comuneros
donde se habían levantado
contra el rey y el mal gobierno.
Transcurrieron 29 años y los
descendientes del común
se levantaron otra vez;
en cada población amedrantada se
conformaron guerrillas;
tenían como estrategia, retrasar los refuerzos
al ejército español de Barreiro.
Bolívar y Santander liberaron a
América
del imperio español;
pero los criollos asumieron mañas
dominantes
y han gobernado desde 1.819 con
guerras internas
y persecución a quienes piensen
diferente.
201 años después, Colombia adolece de
paz;
ochenta años en armas, desplazados y
agredidos
se levantaron para hacerse escuchar;
pero el régimen con las armas
la vida va apagando sin piedad.
Mas de un siglo cumplimos los
colombianos
desplazándonos de un extremo a otro
escondiéndose en la selva
para volver a empezar.
Primero fueron mis ancestros,
luego mis bisabuelos y abuelos,
luego mis padres y tíos
escondiéndose en los pliegues de las
montañas
para descuajar selva y surgir otra
vez
sembrando comida y paz.
Para poder ir a la escuela tuve que
ir a la ciudad,
mis hijos para especializare
al extranjero fueron a dar,
por oportunidad laboral,
en cada país enraizaron;
pero llegaron persecuciones
y al país regresaron para volver a comenzar.
Las utopías se reencarnan
y seguimos soñando mas
que el don más precioso
es la vida y el respeto a los demás.
Aun seguimos trabajando
para trenzar la paz hilando con
esperanza la justicia social;
hilando solidaridad,
tratamos con hermandad para urdir los
acuerdos de paz
y lograr al fin, vivir en comunidad
con equidad.
extirpando el egoísmo y la
individualidad.
Usando un lenguaje conciliador,
respetando al otro, sin violentar;
empeñados estamos muchos
en enlazarnos con iguales para tejer
hermandad
y soñar por fin vestir con la ansiada
libertad.