"Cuando bailas puedes disfrutar
el lujo de ser tú mismo".
Suspiro imaginándote,
suspiro mirándote y contemplándote,
suspiro oyéndote guabinear,
suspiro escuchándote coplear,
suspiro viéndote bailar,
suspiro cuando me miras,
sin mirarme.
¡Suspirando me mantienes
Guabinera veleña ¡
Tu blanco sombrero de paja,
protege el misterio de tu cabello trenzado,
cual catarata se precipitan tus
trenzas,
torres gendarmes de tus volcanes.
Sombrero de blanca paja
y cinta negra que abraza la corona,
guarece tu rostro de afrodita
sombreado por tus delineadas cejas convergentes
en tu nariz respingona y embrujadora.
Bajo tu entrecejo,
tus simétricos ojos almendrados
que brotan de las cuevas misteriosas
de tu femenino semblante,
que iluminan mis tardes, noches y mañanas.
Bajo el manto protector
de tu trompita estilizada
manan tus medios labios iguales
cual discretas maduras guayabas
escondiendo la cavidad
de tu
epicúrea boca de frambuesa.
Tu guarecida escultura señorial,
escondida bajo abierto y negro pañolón,
atrae como angelitas a la miel,
las miradas masculinas en tu camisón.
Si es amarillo, te sueño a mi lado al amanecer;
sí es azul, ansío vivir contigo en el infinito:
sí es verde, dormito entre tus brazos en la floresta,
y sí es rosado, fantaseo de amor.
Codicio ser hilo de arco iris
y estar siempre bordado
en tu colorido camisón
para apagar tus volcanes
cuando hagan ebullición.
Apetezco ser bordado
por ti en tu falda negra
y cubrirte también del sol
desde el ombligo hasta el tobillo
y solo permitir que otros te miren
tus delicados pies de diosa griega
cuando danzan con finura y delicadeza
en veleño torbellino
Desabotonar tu colorida falda de algodón
Desarroparle la combinación
al ritmo de un moño entre los dos
y descubrir el misterio de mujer
que pudorosamente escondes
con honor entre los pliegues
de su negra pollera negra
bordada con el prisma del color.
Soltar con delicadeza los cordones
de tus alpargatas de fique y algodón
mientras acaricio con mis labios tus falanges
y contemplarte, tal como Dios te trajo al mundo
trenzando el moño primaveral.
Bailar tras de ti cual perro al amo
babeando mientras te escabulles
con pasos cortos y armoniosos
alborotando mi curiosidad,
mientras levanto el bordón para agilizar el paso
alistando la ruana para cualquier
necesidad
intentando alcanzarte, sin alcanzar.
¡Suspirando me tienes, guabinera veleña ¡
No valió coplearte con picardía y empeño,
otra vez tu fino coqueteo
me dejó suspirando entre zambumbias,
cucharas, chuchos y alfandoques
mientras apago mis deseos
regresando al rancho caminando
soñando despierto para volverte a ver
así sea bailando el tres en el próximo
festival veleño.
NAURO TORRES Q.
D.R.A
2020