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sábado, 5 de septiembre de 2020

EL BESO ROBADO: Poema de Nauro Torres Quintero


 

 

“Y así, sin tener nada que ver el uno con el otro, se encontraron.

Porque acaso para eso andaban en este mundo”

Julio Cortázar.

NAURO TORRES Q.

2.020

D.R.A.

 

Fue una noche con llena luna

de una navidad del sesenta,

que probé por primera vez,

     un beso con sabor y aroma de mujer.

Pinturas Famosas 

Fue por el camino real

jugando los aguinaldos;

temblaba como una rama

en los vientos de agosto.

 

Era el pago por ganar

un beso robado

en el juego de aguinaldos

en una navidad campesina

en tierras de Jarantivá.

 

Como fue un beso robado,

el deleite fue minúsculo

pero el sabor a pomarrrosa

y el olor a guayaba

persisten aun, así yo quiera,

solazarme con besos legales.

 

 

He intentado olvidar

porque robar es pecado

pero el gusto y el olfato

me mantienen enviciado.

 

Una vez intenté

besar a ojos cerrados

pero la luz de la luna

me trasladaron al pasado

aunque eran besos legales

no cataban ni olían a lo robado.

 

Tocará besar de día,

así sea imaginados

pues la distancia social

nos los tiene vedados.

 

Un beso sin gustillo y perfume,

insulso y desaborido

sea legal o robado;

es  displicente besuqueo

que se olvida con  suspiros.

 

Después no digan las doncellas

porque no apresan un amor;

la vida es un aguinaldo,

sin preguntar, pero responder;

no hay gardenias sin aromas

y piña sin sabor.

 

 

 

jueves, 3 de septiembre de 2020

Suspiro por ti, ¡Guabinera Veleña ¡ Poema de Nauro Torres Quintero

 

"Cuando bailas puedes disfrutar 
el lujo de ser tú mismo". 

Suspiro imaginándote,

suspiro mirándote y contemplándote,

suspiro oyéndote guabinear,

suspiro escuchándote coplear,

suspiro viéndote bailar,

suspiro cuando me miras,

 sin mirarme.

Hoy es ViernesREINA NACIONAL DE LA GUABINA Y EL TIPLE EN HOY ES VIERNES -  Hoy es Viernes 

¡Suspirando me mantienes

Guabinera veleña ¡

 

Tu blanco sombrero de paja,

protege el misterio de tu cabello trenzado,

 cual catarata se precipitan tus trenzas,

 torres gendarmes de tus volcanes.

 

Sombrero de blanca paja

y cinta negra que abraza la corona,

guarece tu rostro de afrodita

sombreado por tus delineadas cejas convergentes

en tu nariz respingona y embrujadora.

 

Bajo tu entrecejo,

                 tus simétricos ojos almendrados

que brotan de las cuevas misteriosas

de tu femenino semblante,

que iluminan mis tardes, noches y mañanas.

 

 Bajo el manto protector

de tu trompita estilizada

manan tus medios labios iguales

cual discretas maduras guayabas

 escondiendo la cavidad 

de tu epicúrea boca de frambuesa.

 

Tu guarecida escultura señorial,

escondida bajo abierto y negro pañolón,

atrae como angelitas a la miel,

las miradas masculinas en tu camisón.

 

Si es amarillo, te sueño a mi lado al amanecer;

sí es azul, ansío vivir contigo en el infinito:

sí es verde, dormito entre tus brazos en la floresta,

y sí es rosado, fantaseo de amor.

 

Codicio ser hilo de arco iris

y estar siempre bordado

en tu colorido camisón

para apagar tus volcanes

cuando hagan ebullición.

 

Apetezco ser bordado 

por ti en tu falda negra

y cubrirte también del sol 

desde el ombligo hasta el tobillo

y solo permitir que otros te miren

tus delicados pies de diosa griega

cuando danzan con finura y delicadeza

en veleño torbellino        

 

Desabotonar tu colorida falda de algodón

Desarroparle la combinación

al ritmo de un moño entre los dos

y descubrir el misterio de mujer

que pudorosamente escondes

con honor entre los pliegues

de su negra pollera negra

bordada con el prisma del color.

 

Soltar con delicadeza los cordones

de tus alpargatas de fique y algodón

mientras acaricio con mis labios tus falanges

y contemplarte, tal como Dios te trajo al mundo

trenzando el moño primaveral.

 

Bailar tras de ti cual perro al amo

babeando mientras te escabulles

con pasos cortos y armoniosos

alborotando mi curiosidad,

mientras levanto el bordón para agilizar el paso

 alistando la ruana para cualquier necesidad

intentando alcanzarte, sin alcanzar.

 

¡Suspirando me tienes, guabinera veleña ¡

 

No valió coplearte con picardía y empeño,

otra vez tu fino coqueteo

me dejó suspirando entre zambumbias,

cucharas, chuchos y alfandoques

mientras apago mis deseos

regresando al rancho caminando

soñando despierto para volverte a ver

así sea bailando el tres en el próximo

festival veleño. 

NAURO TORRES Q.

D.R.A

2020 

 

El parasitismo del plagio intelectual

  El apropiarse de los méritos de otro u otros, el copiar y usar palabras e ideas de otros y sustentarlas o escribirlas como propias y usa...