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lunes, 18 de junio de 2018

Graciela Pereira de Gómez, cantera de versos


Maestra de principio a fin

Contar en versos una historia solo lo hacen los poetas,
contar en versos la historia personal,
solo lo hacen las personas que narran en versos
su trasegar existencial,
sintiendo y viendo las maravillas de la vida
creciendo cada día en sabiduría
para quererse mas y amar a los demás
siendo feliz al respirar y servir a los demás.


Intentaré narrar sin versos
la historia de una mujer que escribe versos.

Intentaré poner mi alma en cada letra
para que el lector
se enamore de los versos.

Intentaré desnudar el alma de la poeta
para que el lector
se enamore de la vida
y en ella encuentre la esencia existencial.

Intentaré contar pasajes de la vida de Chela
en párrafos que muestren su influencia
en la juventud de San Gil, Santander.


En 2008 recibí de manos de la autora, una “Cantiga del agua”, manantial de versos, con una sencilla dedicatoria: “Para Nauro y Familia, con cariño y amistad, estos versos que descubren mi alma….Ojalá que su lectura dé alas a sus sueños, nostalgia e ilusiones…Los abrazo con el corazón”. La dedicatoria estaba firmada con un nombre que esta en los recuerdos de los niños que tuvieron la fortuna de haber estudiado y están estudiando desde el preescolar en el colegio, El Principito, hoy Colegio Santa Cruz de la Nueva Baeza de San Gil.

 Chela es el nombre que esta esculpido en el alma de los niños, que ya siendo adultos y profesionales, regresan en ocasiones al colegio, para que ella, la cofundadora del colegio, les lea o les recite los poemas, rondallas y canciones con los cuales los enamoró: del estudio, de la vida, la familia, la ciencia, la paz, la patria, el terruño donde se ha nacido y de vivir el día día para ser felices. Y desde luego, enamorarlos de la poesía.  Otros regresan a leer los primeros versos que compusieron aprendiendo a escribir, poemas de los niños que cada año componen; y ella, la maestra de vocación, arma en tomos marcados con el año que le fueron entregados, luego de ser pulidos con el cincel de la rima y el ritmo de la pedagoga que desde niña, por ser la mayor de una familia con 14 hermanos, debió asumir responsabilidades económicas y formativas para ayudar en la faena del hogar junto a su madre, Rosa Delia Sánchez, mientras el padre, el maestro José Antonio Pereira (http://naurotorres.blogspot.com/2017/04/un-maestro-ebrio-de-amor.html) hacia maromas con el tiempo y con  varios oficios para traer el pan a la mesa en la que siempre hubo canciones y cuerdas por tocar.

 Graciela Pereira Sánchez es su nombre de pila; hija de José Antonio Pereira Arenas, escultor, músico y compositor sangileño, quien la impregnó con la música y la interpretación de la guitarra; y  la profesora Judith Luengas del grado cuarto de primaria, la indujo en la poesía al asignarle la tarea de declamar el poema “suave leyenda” que, luego de interpretarla, sintió un extraño impacto de la poesía.

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Graciela Pereira de Gómez en la oficina de la rectoría del colegio Santa Cruz de San Gil. (Foto de Nauro Torres. 2017).

En su pubertad y adolescencia cuadernos varios llenó con acrósticos y coplas. En la universidad, en la soledad de una habitación bogotana compuso sus primeros poemas dedicados a su familia, y como sus escritos del bachillerato, se olvidó de ellos por su labor como maestra, pero en el ejercicio de la profesión se dio cuenta del escaso material poético para niños y se dedicó a escribir poemas para sus alumnos, y los alumnos a su vez, poemas para sí.

Su infancia, juventud y enamoramiento, su vida de mujer, maestra, esposa y madre fueron sus fuentes de inspiración en los versos que empezó a plasmar en poemas desde la década del noventa del siglo XX  que fueron recopilados en el título # 38 de “Poetas del nuevo milenio” editado por Apidama ediciones, libro con 76 poemas organizados en siete capítulos publicado en abril de 2008 con el título, “Cántiga al Agua”. En 1996 había publicado un poemario que tiene como título: “Amor y ternura…60 maneras de expresarlo”, una selección de poemas de maestros y alumnos del colegio que aún regenta. Pero su acción pedagógica y poética  no se limita a la comunidad educativa de su colegio, siembra semillas poéticas en un ámbito mas amplio en el que hace su ofrenda como lo reza este poema:



Ofrenda

Quiero ser
una mujer sabor a luna
fulgor de sol
madura
profunda


Símbolo de promesa
motivo de esperanza
ansiedad guardada
amor que se desborda
mujer hecha canción.


Con sus canciones, sus poemas, su capacidad comunicativa, su liderazgo femenino, su pedagogía siempre a flor de labio en cada palabra, Chela es una colombiana que siente desangrar a su país pero que siembra esperanzas en los corazones de los niños, a quienes anima a aprenderse y recitar el siguiente poema de su cosecha de anhelos, añoranzas, preguntas y propuestas.
  
Escúchame Colombia

Permite que esta noche
en nombre de los niños yo te hable
y te pregunte y te cuente cosas
que tal vez tu ni te imaginas ni tu sabes.


Desde este mi San Gil que tanto quiero
desde este rinconcito de mi patria,
empezaré a hablarte de tus ríos
ya casi ni se cantan ni te bañan,
pareciera que el tiempo se ha llevado
murmullos de cascadas en sus aguas.

Los árboles que amaban los abuelos
han doblado sus gajos y sus ramas,
ya no pueblan sus copas muchos nidos
ya no hay pájaros mariposas y cigarras.

Las flores ya no se miran en tus campos
hay que ir a las plazas a mercarlas
y ya por tus caminos polvorientos
ya no encontramos campesinas de alpargatas,
pues si las hay, seguro que andan
sin sonrisas sin trenzas y descalzas;
y a que no sabes por qué?
por no hacer ruido;
ellas sienten la muerte que amenaza
escondida detrás de los barrancos
disfrazada de bomba o de metralla.


Los verdes cafetales de otros tiempos
ya sembrados de coca y marihuana
difícilmente pueden convencernos
de que el azúcar sale de la caña
o del pan servido en nuestras mesas
es un producto también de tus entrañas.


se perdió la memoria
camino a tus aldeas
cuando el agua era fresca y cristalina
tomada en tus arroyos y quebradas.


El aire en las campiñas yo no es puro
ya no huele a romero ni a azahares,
ni a trapiches, ni a huertos, ni a jazmines;
y casi el arco iris, ya no sale.


Ya no se oyen bambucos ni guabinas
al compás de las bandolas y guitarras.

Y sin embargo
así te lucho yo patria querida,
con ese traje triste de nostalgia,
de negro por el luto de tus hijos,
de rojo por su sangre derramada.

?Sabes-Colombia- mi paloma virgen?
todos los niños hemos de vestirte
el blanco de la paz no mancillada,
el azul de tus mares y veleros.

Haremos que en tu rostro campesino
se dibujen sonrisas de confianza,
que por tus veredas se ande sin temores
que en las ciudades el progreso marche
y en la orillas de tus ríos crezcan
otra vez pomarrosas, gualandayes.

Y nos vuelva el repique acompasado
de las campanas al caer la tarde
y el sol entre por todas las ventanas
para que siempre en las mañanas cante.

¡No te mueras¡ -Colombia- ¡no desmayes¡
que las huérfanos, las viudas y los niños,
curaremos las heridas de tus males,
te regalaremos nuevos sueños
una feliz comparsa
y un mapa limpio de soñados viajes.


Por favor mi Colombia
no dejes que te acaben;
todos los niños hemos decidido
¡y juro que lo haremos¡
construirte, un mañana mas amable.

Patria querida, mi Colombia linda;
déjame que esta noche,
en nombre de los niños
que viven en los campos y ciudades
con un poema yo te diga un canto,
y con mi corazón, una alabanza

Desde este San Gil que tanto quiero
donde a diario sembramos esperanza. 

Como mujer, como poeta, como esposa, Chela Pereira propone un ideal de varón que va sembrando en sus charlas y orientaciones pedagógicas en los niños y jóvenes que pasan por el colegio en el preescolar y el bachillerato.

Savia

El hombre que "yo" admiro
es vital

El hombre que "yo"espero
sabe esperar

El hombre que "yo"sueño
sabe soñar

El hombre que "yo" amo
sabe amar

El hombre que me regocija
es mi único amor
sin tiempo.

El amor en todas sus manifestaciones, un amor henchido de esperanzas, un amor como la fuente del manantial que brota de las montañas es, su inspiración, su desvelo, su propuesta y su canto.

Encuentro

Nuestra cita es el amor
y algo mas

El reloj no se detiene
un cuarto cálido
"ese" cómplice compañero habitual

Y la urgencia de nuestros anhelos

Mi valor,
tu alegría;
mi nostalgia,
mi mirada.

Mis historias,
tu sonrisa;
mi perfume,
Monte blanco;
(Presencia de una mujer intensa)

El cabello lavado
que se riega en mi mejilla

El temor de perderte
en un instante

Y mi certeza:
hoy llamaras ansioso
a nuestra puerta

El amor en todas sus expresiones es, su desvelo, su propuesta y su exaltación; ella enseña que amar es una tarea diaria entre las parejas que hacen y viven en familia;  por eso exalta el  amor a vivos versos.

Amarte no es fácil
es vivir en volcán
y no quemarse

Es tomar tu amor
y no embriagarse

Es seguir contigo
cuando te has ido

Si amarte no es fácil
perderte sería un morir

Impregnarme
de tu luz alucinante

Ojalá nunca pase
en el canto ni este deseo
de amarte
una y otra vez




Chela, la maestra que nació para ser maestra

creció entre bambucos y poemas

entre hilos de fique y madejas

entre notas musicales y los bocados del cincel

entre muñecas de trapo y tonadas

abrigada por los besos de Rosa Delia

y arrullada por las canciones de José Antonio.


Por ser la mayor en la familia, fue su tarea ser pedagoga, cuidar y orientar a sus hermanos, pues entre ella y la ultima transcurrieron 17 años; además, asumir los oficios de la casa en la que había 15 bocas que alimentar, no hubo ingresos para dar comida a otra boca para ayudar; fue  ama de llaves y dama de compañía de sus siete hermanas con quienes estudió en la escuela Normal Departamental de Señoritas de San Gil.  Chela debió convertirse en el espejo para las hermanas, y en el apoyo moral, incluso económico para que cada cual lograse estudiar, al menos el bachillerato.

Se hizo normalista en la institución regida por Hermanas de la Presentación, graduándose con honores. Con una referencia rectoral  le permitió conseguir un primer trabajo en un colegio privado de la misma comunidad religiosa en la capital colombiana; luego fue vinculada por un colegio de los sacerdotes claretianos , mientras empezó  estudios de sociales en la Universidad Nacional.

Graciela Pereira, como cualquier matrona santandereana, es de un solo amor desde el mismo momento que apareció por  primera vez en su corazón. Un diciembre de 1966, sus padres le permitieron pasar una semana de vacaciones con una compañera en  Villanueva.  Gladys Gómez fue esa amiga quien le invitó a la naciente población, por amistad, y en especial, por sus dotes musicales. 

Graciela y Gladys arribaron a la población en una chiva de Cotrasangil, un viernes en la tarde. Al aparecer el ocaso coronando la montaña que protege la llanura de la localidad, ya en casa de la amiga, Chela irrumpió el silencio del atardecer con un par de bambucos con notas de su guitarra. Las campanas alzaron vuelo anunciando el primero para la misa de seis, y entre notas folclóricas y campanadas, un joven alto, fornido y apuesto arribó al portón azul.

El muchacho de ojos negros y profundos que brotaban como aljibes de un rostro armonioso, estaba vestido de pantalón negro  poblado con manchas de tabaco con formas diferentes. Con sus pasos, le acompañaba un aroma a chicote que expelía  una camisa blanca de algodón con mangas largas cuyo conjunto era el  uniforme de los chicos que en vacaciones trabajaban bulteando cargas de tabaco descargándolas de los mulares  a las bodegas de la empresa Colombiana de Tabaco.

Al joven le fue presentada Chela, por su amiga Gladys. Él, un seminarista, la saludó con respeto y curiosidad. Él se había graduado en el mismo año que ella, pero desde que se conocieron esa tarde en Villanueva, solo se volvieron a encontrar en la Universidad Nacional  en la capital colombiana en el primer paro de estudiantes que debieron vivir como provincianos en el claustro del conocimiento. Él, estudiaba filosofía, y ella, psicología, pues no había logrado encontrar la licenciatura en sociales en esa universidad publica.

Para lograr estudiar, Graciela trabajaba como profesora de biología en un Colegio Claretiano; y como maestra normalista, concursó para ingresar al sector oficial en el Distrito. Estando en consulta medica con el galeno Álvaro Gómez Niño (q.e.p.d.), en las vacaciones de mitad de año en San Gil; éste, luego de auscultarla, le felicitó por haber aparecido su nombre en el diario El Tiempo, periódico liberal de amplia circulación Nacional. Ella sorprendida, le preguntó que por qué le felicitaba? y en donde estaba el periódico con esa información?. El medico, como otros de esa época, leían el periódico con regularidad, y ese ejercicio diario incluía los avisos publicitarios, y entre ellos, estaba la lista de maestras que habían pasado el concurso para trabajar en la capital. Graciela se curó de la dolencia que le aquejaba, y solicitó cortésmente al medico, el pedazo del periódico con el cual viajó el  domingo a presentarse a primera hora en la Secretaria de Educación de Bogotá.

A primera hora de ese lunes de un mes cualquiera de 1970, la seleccionada, buscó la oficina de personal en la Secretaria de Educación Distrital. Un cortes cachaco le  indicó que por el corredor, a mano derecha, al fondo estaba la oficina. Allí acudió presurosa y  expectante. Entró, y entre muebles, escaparates y archivadores, observó cuatro señores cuarentones que, sentados alrededor de una mesa de madera redonda color mugre, platicaban y hablaban de vacantes…alumnos…maestros. La provinciana interrumpió y preguntó por la persona encargada de los nombramientos de las maestras en la ciudad. Los señores vestidos de paño negro, eran rectores. Cada uno, por curiosidad masculina le interrogaron y preguntaron  de su origen, de sus habilidades pedagógicas y algunos aspectos de la prueba para el concurso. La maestra, entre inocencia y ganas de trabajar, solo atinó a explicar su empeño por la formación de los niños. Los maestros de negro le  dieron la oportunidad de escoger escuela. Y ella, se inclinó por la que le ofreció un rector que fue afable con ella.  Terminó trabajando en el barrio Molinos a la espalda de la cárcel La Picota. La escuela carecía de pupitres y abundaban los niños hambrientos por estudiar. Por el lugar pasaba todos los días el director del penal, y la joven maestra, una vez informada de quien era  el director, lo abordó un día para solicitarle  unas canecas con las cuales improvisó pupitres y sillas, que posteriormente un grupo de presos convirtió en bancas escolar


Raúl Gómez Quintero fue el zagal que la conoció una tarde de diciembre en Villanueva, gracias a su hermana Gladys quien la había invitado a pasar unas vacaciones.  Raúl inició estudios de filosofía en la Universidad Nacional, labor que hacía en una jornada, animándose a estudiar a la par, derecho en la otra jornada.

El paro universitario, facilitó el encuentro de paisanos estudiantes, quienes compartían tardes y domingos yendo al cine, visitando la biblioteca o departiendo en empanadas bailables en casa de algún compañero de universidad. Fue en esos espacios y oportunidades que Raúl Gómez le propuso amores a Graciela Pereira, convirtiéndose en esposos en 1972, mientras él, estudiaba, y ella, trabajaba y estudiaba. Como maestra ella empezó ganándose $ 2.200.oo; el salario mas alto que un maestro podía tener en ese entonces en Colombia. Raúl se graduó en filosofía en 1972 y ese mismo año fue seleccionado, por concurso, como profesor de la facultad de filosofía de la Universidad de Nariño con un salario de $ 6.000.oo. Por la diferencia salarial, Graciela, ya madre del primogénito, bautizado con el nombre de Delgzar Raúl -en homenaje al nombre de un amigo y como costumbre de todo santandereano de colocar  a un hijo en nombre del padre-, abandona su carrera universitaria y el trabajo y viaja a Pasto tras su esposo. En esa capital, Raúl continua estudios de derecho; ella consigue un trabajo como maestra en el Jardin infantil Nacional y empieza estudios de pedagogía en la misma universidad de Pasto.

Siendo de decano de filosofía y profesor de la misma materia en la facultad de derecho, Raúl se gradúa como abogado, desempeñándose como decano de filosofía hasta  finales de 1977, regresando con su familia a la capital de Santander como funcionario de la Procuraduría General de la Nación. Ya en el departamento que los vio nacer, visitaban con regularidad a San Gil, lugar en el que nacen los tres siguientes hijos: Vladimir Ilich el honor al primer y máximo dirigente de la URSS en 1922; Istar Jimena en honor a la diosa egipcia del amor, Isis;  y Rut Tatiana en honor a la excelente mujer del Antiguo Testamento. Raúl, posteriormente abandona el trabajo público y empieza a litigar con oficinas en Bucaramanga y la Perla de Fonce, radicándose posteriormente en esta ultima en 1979.

Graciela  es nombrada maestra en la Normal donde curso los estudios secundarios. Reanuda estudios en ciencias sociales graduándose en la Universidad libre de El Socorro estando embarazada de su segundo hijo. Con dos hijos pequeños, y detectando una carencia en la formación preescolar en San Gil, Graciela Pereira se une con Elsa Beatriz Plata y constituyen el preescolar que se llamó El Principito,  en 1980.
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Siendo Graciela Pereira, estudiante en la Nacional, fue a la biblioteca de la universidad a solicitar un libro para leer un fin de semana. Ella solicitó el texto de Maquiavelo, titulado “El Príncipe” recomendado por un maestro con la intención que la estudiante recibiese del libro las enseñanzas para ser una buen líder en el campo de la política y adquiriera pautas de comportamiento para liderar grupos humanos; pero el bibliotecario le entregó “El Principito” escrito por le aviador francés Antoine de saint-exupéry,  sin que ella hubiese encontrado la diferencia en el volumen y tamaño del texto. La estudiante al leer a “El Principito” encontró un manantial de conocimientos y consejos, sin tiempo y sin lugar, que convierten al niño lector en un buen ser humano, pues lo insta a descubrir el poder del amor y el valor en  lo simple de la vida. Su lectura, ratificó su vocación de maestra para dedicarse a la educación y la formación en lo esencial, pues “lo esencial es invisible a los ojos”.

Graciela es el clásico ejemplo de las mujeres que nacieron entre las décadas del cincuenta y ochenta del siglo XX. Las hijas  que nacieron en ese periodo en Colombia llegaron con un decálogo de obligaciones y metas. Aprendieron los oficios y artes de las progenitoras; la cocina y los oficios de la casa que aprendieron desde niñas, las convirtió en esposas, novias, amantes y  reconocidas amas de casa; habilidades propias de la mujer santandereana en ese entonces, quienes a la postre, tienen la ultima palabra en la familia. Fueron mujeres que se apropiaron del derecho a la igualdad de genero; estudiaron con sacrificio y se convirtieron en profesionales cumpliendo triple jornada: estudiaban, trabajaban, eran amas de casa y además docentes pues  transmitieron la axiología que diferencia los miembros de cada familia en la vereda o barrio de Santander.

Escuchar a Raúl Gómez Quintero, un abogado defensor de causas perdidas -de grupos humanos estafados por políticos y negociantes de las necesidades de vivienda de familiar que debieron abandonar el campo por causa de la guerra para vivir en San Gil-,  hablar de Chela, su esposa, es oírlo elucubrar su admiración por las diosas del olimpo y por los personajes de la literatura rusa. Resalta el significativo aporte de Graciela Pereira, desde el colegio a la sociedad sangileña, cimentando los valores familiares en los niños de las familias que confiaron a los hijos en la formación axiológica y académica al “Colegio Santa Cruz de la Nueva Baeza” cuyos egresados son el espejo de profesionales santandereanos vinculados a nivel nacional e internacional a empresas reconocidas.

 
Villa El Parnaso, casa de la familia  Gómez Pereira que, con los años será un museo por su arquitectura y el arte pictórico y escultor que adornan la casa construida en y sobre piedra en una de las lomas que circundan la ciudad que posa como un mirador sobre el valle del rio Fonce. Foto de Raúl Gómez Quintero(2017), tomada de internet.

Los egresados del colegio son personas con  ética humanista en la que prima el bien común sobre el bien particular; muestran certeza que lo mas brillante de la vida no se compra con dinero, que la acumulación de capital ciega a las personas de la belleza, y el  prójimo no se valora por lo que tiene, sino por lo que es; son responsables de lo que cuidan, y tienen como principio conocerse a si mismo para saber hasta donde pueden llegar asumiendo el amor no como un mirarse uno al otro,  sino como mirar juntos en una misma dirección.
 
De los padres de familia que confiaron sus hijos al Colegio de la familia Gómez Pereira, se escucha admiración y respeto. De los docentes que en el colegio brindaron su fuerza laboral y sus habilidades pedagógicas, la recuerdan con reverencia y afecto. Los egresados de la institución educativa solo hablan de agradecimiento, y para los niños de el preescolar, Graciela Pereira es la héroe de carne y hueso, que mientras estudian, a la entrada y salida del colegio se desplazan en fila a saludarle y despedirse en la oficina de la rectoría.


Así como el amor es eterno para Chela Pereira, también lo es la amistad; y su misión como maestra que empezó en el hogar de sus padres siendo muy niña, continuara hasta el fin de sus días, mientras recibe cada amanecer con  una oración de agradecimiento, vive el día como si fuese el ultimo y acoge la noche como una plegaria a Dios por la jornada.


Posada Agroturística La Margarita, Puente Nacional. Junio 09 de 2018.
NAURO WALDO TORRES Q.
Esp. Alta Gerencia, UIS. Lic. en Educación y filosofía, USTA










 

















martes, 5 de junio de 2018

PROPUESTA PARA TEJER UN MUNICIPIO DIGNO DE SU NOMBRE: LA BELLEZA

 

-RECUPERACION HISTORICA DE PEDRO ANTONIO MATEUS MARIN-


“A golpes de infortunio, de trabajo y de constancia, los bellezanos han hecho de su tierra un lugar adecuado para la convivencia de propios y extraños”.


“En medio de un hermoso paisaje y sobre una tierra fresca y fértil, La Belleza ha logrado, en poco de más de cincuenta años, construir un núcleo humano de amplia significación para la provincia colombiana”.


“En los abruptos repliegues de la cordillera oriental, en la vieja provincia de Vélez, al Sur del departamento de Santander y en el corazón geográfico de Colombia” emergió un poblado en la década de la gran depresión mundial cuyo nombre representa lo exótico de su paisaje:

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Hace unos días llego a mi biblioteca un libro recién editado en papel bond beis 70 grs. usado exclusivamente para textos de lectura. El libro: “El municipio de la Belleza, origen y destino”, con 254 folios impresos a color y caratula con solapa en propalcote 240 grs. contiene en sus páginas los hilos históricos desde finales del siglo XIX hasta hoy de la colonización con hacha, serrucho y machete de las escabrosas arrugas del flanco derecho de la cordillera oriental, al Sur de Santander de los más jóvenes municipios de ésta histórica y reconocida provincia de Vélez por cuyas lomas trepó Gonzalo Jiménez de Quesada acompañado de Fray Domingo de las Casas O.P., quienes con un grupo de conquistadores “turbaron la paz de los indios chipataes, y en nombre del rey de España y del Romano Pontífice, dieron inicio al dominio sobre los Chibchas, Guanes y Yariguies, y, consecuentes con sus convicciones religiosas, celebraron la Eucaristía en Chipatá, Santander”.

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La publicación que actualiza la información histórica recopilada silenciosa y pacientemente por el autor de los libros: “La Belleza es un municipio de Santander” y “Bajo el cielo azul de La Belleza. La Suiza de Santander” contiene 14 capítulos, en los cuales, el lector encuentra la descripción geográfica del territorio antes y después de la tala de la selva  por la estirpe arisca y trabajadora de agricultores veleños y boyacenses que ampliaron la frontera agrícola dando origen a los municipios de Sucre, Jesús María, Albania, Florián y La Belleza.

La imagen puede contener: cielo, nube, árbol, exterior y naturaleza

En la suma de renglones de los capítulos ilustrados con fotografías a todo color, el lector encuentra el origen de los habitantes de La Belleza, las familias que lo hicieron posible y los apellidos que la mantienen como un referente de desarrollo agropecuario; el proceso de poblamiento de la región, la fundación del caserío, en medio de la violencia entre liberales y conservadores, la apertura de la carretera hacia Jesús María, la creación de las instituciones y su influencia en la prosperidad del municipio.

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Imagen de lo que fue el corregimiento de la Belleza hasta la década del setenta del siglo XX.

El autor, en esta recuperación histórica de La Belleza (http://naurotorres.blogspot.com/2015/06/la-magica-metamorfosis-de-una-poblacion.html) describe el perfil y el talento del varón y la mujer bellezana con nombres y apellidos, oficios y aportes individuales que convierten, la publicación, en un texto histórico que todo bellezano con sus descendientes deberá tener en el hogar, pues en el libro cita a cada familia y sus integrantes que escribieron con sus labores y liderazgos, retazos de historia de esta población pintada por el creador para el gusto de sus habitantes.


Pedro Antonio Mateus Marín, (http://naurotorres.blogspot.com/2015/08/pedro-antonio-mateus-m-un-manantial-de.html) oriundo de le vega de Moravia de corregimiento de La Pradera, municipio de Sucre, quien trabajo toda su vida en el magisterio de la Belleza es el autor de una” veintena de libros de ensayo, narrativa y poesía, de los cuales se han publicado diez. El libro: “El municipio de la Belleza, origen y destino” suma en sus paginas el esfuerzo de un bellezano por rescatar la memoria histórica de pueblo y contribuir a la superación de los viejos problemas que aun persisten, y deja al lector nacido en ese terruño, la búsqueda de soluciones para convertir a la patria chica en el lugar digno de su nombre”.


El libro tuvo una edición de 500 ejemplares. El autor lo despacha a cualquier parte de Colombia por la suma de $ 35.000, simplemente contactándolo al celular: 3214863976 o por correo electrónico: pedroamateusm@gmail.com.


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POSTDASTA: Las fotografías fueron tomadas de internet.


San Gil, junio 06 de 2018

sábado, 19 de mayo de 2018

Ecoposada La Margarita, Puente Nacional.



ESCAPESE DEL RUIDO Y LA CONTAMINACION
A UN OASIS DE TRANQUILIDAD EN  SANTANDER

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Una casona campestre para disfrutar en pareja o en familia. Ubicada en el punto medio entre Bogotá y Bucaramanga. A 2150 metros de altura y con una temperatura de 17 grados. 


En la ciudad se carece del aire puro, del olor a bosque, del arco iris, del aroma de las plantas, de un cielo azul y de un amanecer arrullado con el canto de los pájaros. Se carece de comida cocinada con leña y de lácteos frescos; se carece de vecindad, de tranquilidad al caminar y de atardeceres brillantes y  contemplaciones al infinito.
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El pasear por el campo mejora el estado de ánimo y las capacidades cognitivas, cohesiona las relaciones familiares, disminuye el dolor físico y desaparece el dolor espiritual

El pasar un fin de semana o unas vacaciones en una finca, restablece las fuerzas físicas y las habilidades; aflora la paz, se aviva la felicidad, se acrecienta el amor y se eterniza la amistad. Se forma parte de la naturaleza y el visitante se deja enredar en su pureza desconectándose del mundo empresarial y el caos de la capital.
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El campo y su tranquilidad es un espacio apropiado para leer, para escribir, para pensar. Oportuno para contemplar, para dejarse arrullar por el canto de las aves y el silencio, para compartir en pareja el universo. Es un lugar propicio para alejarse de las Tics, del ruido, de la contaminación, del estrés y el bullicio  de las urbes.
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Puente Nacional está a 180 kilómetros de Bogotá por vía a Chiquinquirá, a unas 3, 15 horas de camino, sin afanes. El recorrido en auto se hace por pintorescos parajes que diferencian las tierras de Cundinamarca, Boyacá con las de Santander.
Y si se parte desde Bucaramanga, el trayecto hasta la posada es de 134 kilómetros  invirtiendo unas 4,5 horas en cuyo trayecto de aprecia el paisaje santandereano que penetra al de Boyacá en la hoya del Suarez. 

Al llegar a Barbosa, allí se puede provisionar de verduras, carnes y lo que se tenga planeado consumir en familia.
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Viajando desde Bogotá, en Ubaté se puede degustar la arepa boyacense con un yogur, o se puede almorzar al calor de la estufa de leña. En Chiquinquirá hay que dar un corto paseo para contemplar la zona colonial y visitar la basílica de la Virgen de Chiquinquirá. En Garavito es un deleite degustar las arepas de trigo rellenas con cuajada o las tortas de queso, las almojábanas, las mantecadas y las mogollas de trigo.
La imagen puede contener: cielo, montaña, exterior y naturalezaLa imagen puede contener: cielo, montaña, exterior y naturaleza   


Al  descender, sin darse cuenta se llega a Santander en una curva con un puente, descolgándose en paralelo al río Sarabita o Suárez que se oxigena, purifica e hinche al romper la paz de los robledales hasta cruzar el mismo río y tomar una pendiente desciendo un par de kilómetros hasta cruzar la quebrada Otero (Aqui, al margen derecho, esta el acceso 1 a la Ecoposada, trepando y descendiendo 12 kilómetros) por cuyo costado trepa una carretera hasta las ruinas de la estación del tren conocida como Los Robles. 

 Un segundo acceso esta  unos pocos kilómetros después de la estación de servicio Texaco,  y al mismo lado izquierdo se observa un balneario, y a unos 200 metros, la recta carretera se dobla a la izquierda en angulo de 45 grados, y al tomar el descenso, a unos cincuenta metros, al lado derecho de la vía, está otro acceso a la Ecoposada, conocido como las diosas, para ir a otra estación del tren conocida como Providencia, la cual, está a unos cinco kilómetros yendo siempre en línea transversal. 

Se toma la vía campestre en el sitio conocido como las diosas, lugar en donde existe una sencilla caseta donde ofrecen frutas y bebidas que está al lado opuesto del acceso 2.
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Tomado el ramal a Providencia el auto se moviliza como si se fuese por un sendero rodeado de árboles y montañas en el horizonte; luego de una curva al margen derecho, la trocha se bifurca a la derecha con el acceso a la estación del Guayabo; y más adelante; se vuelve a bifurcar pero al lado izquierdo con otro ramal por el que uno se puede descolgar a Puente Nacional, pero siguiendo el horizonte, en menos de diez minutos, el auto aparece lindando con la estación Providencia; una construcción estilo republicano  terminada en 1930, próxima a restaurarse por ser considerada “un bien de interés cultural del ámbito nacional” desde 1976.
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Se atraviesa la calle pavimentada hasta coronar la cima; y ya allí, se trifurca la vía tomando a la derecha y trepando unos siete minutos (1,4 kms) por la carretera hasta que  ésta, se escabulla entre pinos para acceder a la Ecoposada la Margarita  por un portón  en piedra labrada con huellas en el mismo material que termina, en el fondo,  siendo el garaje de los autos que se guarecen bajo la sombra de cincuentenarios pinos sembrados por los propietarios.

LA COLONIAL CASONA
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La casona, Levantada en adobe en 1948, cubierta por teja de barro con el color del tiempo, es una vivienda campesina con corredores por los costados adornados por masetas con flores que penden escondidas en  la gama del verde que rodea la campestre vivienda.
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La casona tiene  tres  habitaciones con baño privado y dispone de dos habitaciones, una con dos camas sencillas,  y una segunda, con cama semidoble. Todas  las habitaciones disponen de  tv. La posada tiene  una ventilada cocina y tres comedores, uno de ellos, usado para los asados familiares.  Dispone de tres salas y silletería movible en los corredores, y para las reuniones dispone de una batería de baños con vista a  la provincia de Vélez.

Cómodamente se pernoctan 13 personas y hay elementos para dormir sobre colchones de aire para otras 4 personas. La posada tiene amplia zona para camping y la administración cuenta con  dos carpas para 4 personas y elementos para facilitar dormir con los niños o en pareja a campo abierto.
Desde la casona se observa en el horizonte el flanco derecho de la cordillera oriental que, en las noches semeja un pesebre con el alumbrado de los municipios de:  Bolívar, Sucre, Puente Nacional, Barbosa, Guavatá, Vélez y Palo Blanco.
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A PAJAREAR Y AVISTAR AVES
Madrugar hospedado en la posada la Margarita, trae sorpresas para el visitante. Sorpresas espirituales y percepciones agradables.
Extasiarse contemplando la despedida de la noche y el surgimiento de la luz en el horizonte y la aparición del sol sobre la arboleda en las mañanas es acompañado con el cantar  de aves diversas en los frondosos árboles que rodean la casona colonial. Manadas de toches, torcazas, ciotes, guacharacas, azulejos, copetones, cucaracheros, quinchas y arrendajos animan  cada amanecer.
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La casona esta guarecida de los vientos con un bosque de pinos y eucaliptos mezclados con especies nativas, por el cual se puede caminar y hacer la siesta en hamaca, o sin ella, al son del revolotear de las aves.
La imagen puede contener: 2 personas  Colegio 224


RECORRIENDO SENDEROS Y CAMINOS
La finca tiene 22 potreros, por los cuales se puede pasear guiados por el mayordomo para conocer los yacimientos de agua, la quebrada Jarantivá, nombre de la vereda.

 Caminar por las praderas, apreciar los arroyos y los nativos arrayanes centenarios  que adornan el paisaje y contemplar en el horizonte la belleza de la tierra del torbellino, la guabina y el bocadillo, se siente una paz espiritual y un relajamiento que agota los dolores y las preocupaciones.
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Los más osados pueden solicitar participar en el ordeño o alquilar un caballo para cabalgar por la carretera, o hacer el recorrido a pie hasta los caseríos de Providencia y Quebrada Negra en los que hay tiendas de víveres y panaderías, incluso  es novedoso probar el aguardiente “chirrinche” donde doña Custodia en la tienda la Esperanza.

En el recorrido, previa solicitud, se pueden visitar granjas para contemplar animales y cultivos de frutales. Encargar almojábanas, queso campesino y colaciones
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LOS BALCONES DE LA COLORADA.
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La vía por la que se llega a La Margarita, fue hasta 1968, un camino real, hoy convertido en carretera por la cual los ciclo montañistas y los amantes de las motos 4x4 hacen un periplo por cualquiera de los tres accesos que tiene la finca.

Con previa solicitud se puede ir en carro un trayecto, y por bellos potreros por un camino empedrado  trepar entre robledales hasta unas vírgenes cascadas conocidas como los balcones de la colorada que tienen un puente natural en piedra. Desde este lugar se  aprecian los contrastes de la geografía santandereana que se difumina con la boyacense. Por las cascadas corren aguas cristalinas de la quebrada La Colorada que nace en el páramo de  en cuyos estribos se dio una cruenta batalla en febrero de 1902 en los postreros días de  la guerra de los mil días, triste episodio que se recuerda con un obelisco en honor a los caídos en la batalla de maza morral.

La imagen puede contener: planta, árbol, cielo, exterior, naturaleza y agua

A unos cuatro kilómetros, por la vía que trepa desde Quebrada Negra hacia Los Robles, existe al alcanzar una leve colina, una casa de adobe a la vista recordada como las Palmas. En ese punto hay un camino de acceso que atraviesa un arroyo y a unos trecientos metros, en el lecho de la quebrada la Negra, hay una extensa y larga laja en piedra caliza que a la vista aparece como fragmentada adrede en rectángulos, y sobre ella, por uno de sus costados, se desliza cristalinos hilos de agua que invitan a descansar, ya bañándose o caminando, o simplemente extasiarse en una siesta entre el cielo y el lecho del manantial. A las cascadas también se puede acceder desde Quebrada Negra por la carretera que trepa a La Muralla.
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Al pernoctar en La Margarita los amantes de la literatura tienen los espacios para la lectura o para conocer los personajes de las “historias sin contar” que cada semana uno de los dueños publica en el el blog naurotorres.blogspot.com Puede conocer a Yeyo el curandero ( http://naurotorres.blogspot.com.co/2016/02/desiderio-ortiz-el-curandero.html) o ir a la tienda de doña Custodia, el personaje de (http://naurotorres.blogspot.com.co/2016/03/las-mascotas-estimulan-las-emociones.html). O adentrarse en los espacios en donde vivió el personaje de las siguientes historias : (http://naurotorres.blogspot.com.co/2015/08/una-boda-sin-vino-y-sin-invitados.html) ( http://naurotorres.blogspot.com.co/2015/10/el-pomarroso-florece-pero-no-tiene.html)
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PERIPLO POR SANTANDER O BOYACA

A 15 MINUTOS ESTA PUENTE NACIONAL, TIERRA DEL TORBELLINO Y LA GUABINA. 
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Puente Nacional es fuente del torbellino y la guabina en donde se pueden degustar los bocadillos o “el dulce tiodolindo” ( http://naurotorres.blogspot.com.co/2015/11/el-postre-de-naranja-de-puente-nacional.html) Y si es un lunes, ir a almorzar provocativa fritanga en el segundo piso de la plaza de mercado, o probar las delicias que los campesinos hacen con el maíz o la leche es un paseo entre las tradiciones gastronómicas del campo. Pero también se puede recorrer en poco tiempo algunas calles coloniales  y casas con historia (http://naurotorres.blogspot.com.co/2015/09/la-cantarrana-esconde-los-jolgorios-y.html).




Desde Puente Nacional se puede acceder a La Margarita por una carretera que se mete al lado izquierdo a trecientos metros de la entrada al hotel Agua Blanca y a unos treinta metros arriba de la Bocadillería La Viña. Al tomar la carretera (Acceso 3) se descuelga hasta la quebrada Jarantivá para tomar una pendiente hasta llegar a Providencia, tomando desde ahí la vía hacia la montaña.

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Desde Puente Nacional hay que visitar Barbosa, Jesús María, Guavatá, Vélez, Sucre y Bolívar en Santander y Moniquirá, Paipa, Leiva y Tunja en Boyacá.



EL CONVENTO DEL ECCE HOMO, EL VALLE DE LOS DINOSAURIOS Y LEIVA.
Estando en La Margarita y si se dispone de un automotor 4x4, trepando hacía el páramo se puede llegar en una hora a Santa Sofía, municipio frutícola, y desde allí al Convento El Ecce homo fundado en 1620; luego, al valle de los dinosaurios y se llega con facilidad y en poco tiempo a Leiva, monumento Nacional. De allí se puede desplazar al desierto de la Candelaria y regresarse a la posada por Chiquinquirá o desde Leiva, por Arcabuco a Barbosa.
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ACCESOS, DISTANCIAS Y TIEMPOS
(Para autos se recomienda el acceso 2)

ACCESOSLUGARDISTANCIATIEMPO
Bogotá- Puente Nal.180 kms3 horas, 15”
Primer peaje salida de Bogotá-Quebrada Otero142 kms3 horas
Acceso 1 por la quebrada Otero a 12 kmsQuebrada Otero-Los Robles1,9 kms5 minutos
Quebrada la Otero-Quebrada Negra8 kilómetros14 minutos
Quebrada Negra -La Margarita2 kms5 minutos
Acceso 2 Por las diosas a 7 kmsPeaje Bogotá- Las diosas162 kms3 horas
Carretera Central- Providencia5.4 kms12 minutos
Providencia- La Margarita1.6 kms5 minutos
Carretea Central- La margarita7 kms16 minutos
Acceso 3 desde Puente Nacional por la bocadillería a 7 kms.Puente Nal.-al acceso 3

Viniendo de Puente Nal, la bocadillería está a 30 metros antes de tomar el acceso 3

6,5 kms.16 minutos



TRANSPORTE RURAL
Si la intención es llegar a la Margarita trasladándose en bus desde la capital, ya en Puente Nacional se puede contratar una camioneta 4x4 (cels. 3124081990-3145312722- 31073431789-) o tomar un taxi cuyo costo no supera los 8 dólares.


INFORMACION ADICIONAL
Se recomienda, si se desea comunicarse por celular, llevar un equipo de los primeros que gozan de buena señal, o alquilar uno en la casona. 
La casona  dispone de algunos juegos de mesa como rumi, Monopolio y Risk, cartas españolas, minitejo, rana y poker.
La imagen puede contener: 8 personas, personas sentadas y niños  IMG-20180325-WA0028
Hay amplios espacios para  camping, tiene chimenea y hamacas y asador al carbón. Si no se desea cocinar, se pueden contratar las comidas, previa solicitud. Las familias que allí se citan con sus hijos que viven en Bogotá, llevan el mercado, y  la señora del administrador les prepara los platillos deseados.


CONTACTO:
naurotorres@gmail.com
cel. 3203011050-3178572848





























































































El parasitismo del plagio intelectual

  El apropiarse de los méritos de otro u otros, el copiar y usar palabras e ideas de otros y sustentarlas o escribirlas como propias y usa...