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domingo, 20 de septiembre de 2020

El perfume de mi maestra: Poema de Nauro Torres Quintero

 

“Cada niño debería tener en sus vidas un adulto que se preocupe por ellos. Y no siempre es un padre biológico o un miembro de la familia. Puede ser un amigo o un vecino. A menudo es un maestro”.  (Joe Manchen)      

     

El olor a mejorana

inundó el salón,

una señorita recién graduada

pisó el dintel;

cuarenta inocentes ojos

la contemplaron sin cuartel.


                        
Nos llegó por fin la maestra,

ya en abril;

¿Qué importaban los meses transcurridos

sí maestra teníamos, al fin?

 

Nos saludó a cada uno en el pupitre

y yo me sentí acariciado, al fin;

nunca ocurrió con mi padre

que no conozco aún,

menos mi madre que por trabajar,

a mi abuela le endosó mi crianza

y con ella vivo, sin vivir.

 

Cuando su derecha posó

                      en mi hombro suavemente,

creí en los ángeles

por primera vez.

 

Su perfume, esta vez;

lo sentí mío;

era la mezcla de fragancias

del jardín de mi abuela

que yo cuidaba a diario

 para ganarme el pan.

 

Contemplaba el capullo de la mazorca,

igual al pelo de mi maestra

izado lo miraba en la caña del maíz.

 

Sacaba la mata de yuca

para el almuerzo del otro día,

y del seno de la tierra

brotaban las piernas

del ángel que me acarició

por primera vez.

 

Azucenas llevaba cada día a su salón;

las cortaba con cuidado cada lunes;

era la excusa perfecta

para empezar semana

inhalando su olor a mejorana,

mirando desde lejos el vaivén

de las olas que formaban

sus negros cabellos bailarines

que protegían su tersa piel.

 

Una aureola posaba sin posar

en su cabeza hermosa

tallada similar al rostro

de Afrodita ataviada

cual ninfa en el paraninfo

en el que cada día

los veinte, acudíamos sin faltar. 

 

Con las vocales empezó su encanto:

pintó la A y nos habló de amor;

enjalbegó la B y nos narró del bien;

trazó la E y contó del origen 

de la existencia humana;

perfiló la I y nos afirmó que somos imagen de Dios;

coloreó la O y nos contagió del orden;

encaló la U y nos dijo que creaturas somos del universo nuestro.

 

Al oler la albahaca, evoco a mi maestra;

al olisquear la hierbabuena, la recuerdo;

al husmear los jazmines, revivo su presencia;

al olfatear las gardenias, rememoro sus enseñanzas;

al notar las glicemias,

agradezco el apostolado de mi maestra.

 

Mi madre no me aguantó y se fue;

mi abuela, a regañadientes, me cuidó;

las maestras cuidan a los niños sin ser suyos;

trabajan sin descanso de sol a sol;

son amas de casa, amantes y señoras,

y aun, les queda tiempo para amar a veinte más

que no son de su sangre ni de su descendencia.

NAURO TORRES

2.020

D.R.A.



domingo, 13 de septiembre de 2020

ORONDAS Y SINUOSAS: Poema a la mujer. Nauro Torres Quintero

 

 

“Los mismos cuerpos tenemos todos los mortales al nacer,

y sin embrago, cuando vamos creciendo,

el destino se complace en variarnos como si fuese de cera”

Camilo José Cela. 

Ellas reflejan frescura y satisfacción;

 amorosas y apasionadas, son;

sus gruesos cuerpos al contemplarlos,

desvelan su hado femenino,

      en retratos universales por Botero fue plasmada,

      la belleza de las gorditas, orondas y sinuosas.


Cual artista Fernándo demostró

que la hermosura de la mujer

no se mide por las curvas,

sino por la claridad de sus miradas,

la ternura de sus caricias

y la dulzura de sus besos. 

La excelencia de una mujer

no se mide al exhibir los pechos,

ni usar minifalda,

he insinuar sus curvas;

esta en su esencia, en su maternidad

y el amor que prodigan.

 

Antonio Machado el poeta joven, reveló:

Dicen que el hombre no es hombre

mientras no escuche su nombre

de boca de una mujer”.

  

Enrique Dussel, el filósofo de la alteridad

justo precisó el termino hombre;

se lo apropió el varón

para negar la importancia de la mujer

en la historia de la vida.

 

El termino hombre es una categoría

incluye macho y hembra;

sí a ellos se refiere, varón es;

y a ellas se declara, mujer es.

 

El que ha conocido solo a una mujer

y la ha amado, sabe más de mujeres

que uno que conoce a mil”;

Confesó el ruso León Tolstoi.

 

Mahatma Gandhi, testimonió:

Llamar a la mujer el sexo débil es una calumnia;

es la injusticia de un varón contra una mujer”.

 

La más tonta de las mujeres

puede manejar a un varón inteligente,

pero es necesario que una mujer sea muy hábil

para manejar a un imbécil” Vaticinó, Rudyard Kipling.

 

“Como ya es usual, detrás de un gran idiota

hay una gran mujer”.

“no podemos tener una revolución

que no involucre a las mujeres”;

reconoció, John Lennon, el artista,

 músico, compositor y poeta inglés.

 

Varones, “No hagas con el amor

lo que hace un niño con su globo,

 que, al tenerlo lo ignora,

y al perderle, llora”; escribió

el nobel chileno, Pablo Neruda.

 

La nobel de paz, Rigoberta Menchú

la indígena guatemalteca, vaticinó:

Una mujer con imaginación

 es una mujer que no solo sabe proyectar

la vida de una familia y la de una sociedad,

sino también el futuro de un milenio”.

 

Si eres mujer, recobra su valor;

si eres varón, reconoce:

 sin ella no existieras.

 

Toda mujer es madre, aunque no tenga hijos”

nos recuerda, José Narosky.

 

Un manojo de flores, unos chocolates

Son un signo; no lo es todo;

irradie amor con la misma intensidad

que una madre brinda al parir,

y entre todos, ayudamos a tejer,

un mundo más humano y gentil.

 

Usted comprenderá al leer este poema

de un artesano de la palabra y contador de historias sin contar,

De eso se trata, de coincidir con gente

que te haga ver cosas que tu no vez. Que te enseñen a mirar con otros ojos”;

escribió Mario Benedetti, el poeta comunicante.

viernes, 11 de septiembre de 2020

HORMIGUITAS & HORMIGAS: Poema de Nauro Torres Quintero

 "El alma es la forma de un cuerpo organizado, dijo Aristóteles. 

Pero el cuerpo es precisamente lo que dibuja esa forma, 

la forma de la forma, la forma del alma".

                                                                                                                                        Jean -Luc Nancy
NAURO TORRES
2.020
D.R.A.

 

La santandereana se cotiza por lo demás,

menos por la cabeza, escribió el ventero,

cuando una dama recateando el precio

de una libra de culonas, negociaba.

Ellas, las santandereanas, no tienen precio;

no se conquistan con flores, ni flirteos;

no importa su piel, ni su estatura;

no se tranzan por el peso,

ni se conquistan con el brillo de las gemas;

entre las colombianas son la diferencia,

aman sin condición y son guardianas.

 

Aprécielas por su importe cerebral

su hidalguía femenina,

su escultural sustancia griega,

por el femenino señorío de sus genes;

por su esencia trascendente al respirar;

por la belleza encarnada en sus almas,

y encontraras un perpetuo amor leal.

Si la semejas con un insecto:

una hormiga y una abeja son análogas;

si la asimilas a una flor, es un jardín;

sí buscas una socia, es la precisa.

 

Si buscas una amante, no es apropiada,

es selectiva y amorosa, cual paloma;

si buscas un pasatiempo, ellas no tienen tiempo,

pingüinas con ramas de olivo en sus nidos, son;

sí agredes el nido y sus polluelos,

 cisnes blancos, son.

 

Las futuras reinas del gusto guane

son escasas y cazarlas es un rito;

en su aposento en las breñas y planadas

desde el día anterior limpian alrededor del agujero

las cargueras que nutrieron el hormiguero

mientras los alcaldes vigilan y controlan

cual soldados el rito anual de la desovada.

 

Hay que esperar la cuaresma;

aguardar que llueva abundante el día anterior,

y en caliente el sol en la mañana,

atalayarlas al salir del hormiguero

antes de volar a la luz

para ser fecundadas por machos

que surcan tras ellas centellando.

 

Ya fecundas y sin alas,

Se desploman con lentitud a la madre tierra

a empezar cada una su hormiguero

con herederos soldados protectores

y arrieras en trasteo laborioso

en rondas día y noche trasladan pedazos de hojas

nutriendo el milagro de la vida.

 

Tostadas lentamente en tiesto de barro,

sin alas, sin patas y cabeza

brotan de sus entrañas un aceite

y al atezar con paciencia de Job

expelen un olor penetrante y atractivo

que despiertan el paladar de propios y extranjeros.

 

Son apetecidas por los de abajo, 

los del medio y los de arriba;

los de la derecha, la izquierda y los del centro;

es un entremés que nos enseñaron a degustar, los guanes.

 

Entre las hormiguitas y las hormigas

es intrincado establecer su aroma,

el deleite es único e inconfundible;

a las primeras, mírelas con respeto y admiración;

y a las segundas, pruébelas con paciencia y deleite;

ambas son únicas por su sabor y por su cola.

miércoles, 9 de septiembre de 2020

Tus ojos de avellana: Poema de Nauro Torres Quintero

 

“Si me vez por alguno de tus pensamientos

abrázame porque te extraño”

Julio Cortázar.

NAURO TORRES

2.020

D.R.A.

 


Tus ojos son tu gracia;

  ventana de tu alma, son;

 lampara de tu cuerpo, brillan.

 

Atraen sin proponértelo;

hipnotizan y dejan sin resuello;

magnetizan y atalayan;

someten e indagan.



Bajo la sombrilla de tu pelo dorado

tus ojos incisivos desviaron mis miradas

y en las pecas de tu rostro

encontré la belleza de cara.

 

Tu nariz ancha y gacha

cual escudo protector

me empujó a la cueva

de tus labios.

 

Aristas provocadoras y sensuales

con aroma de avellanas

tus cafés ojos me postraron

y de rodillas, peregrinando estoy.

 

Distante y ausente estas;

en brazos de otro, duermes;

y él, succiona el aroma del café

y contempla plácido

tus ojos de avellana.

 

Tus pecas cual penumbra

persisten en el espejo del tiempo

a la espera que la neblina del pasado

anuncie un amanecer, cual hoja blanca.

 

Y volver a escribir un par de versos

cargados de esperanzas

esperando al mañanero sol

que convierta los fríos recuerdos

en llamas que aviven el mañana.

martes, 8 de septiembre de 2020

REMEMBRANZAS DE UN ZURRÓN: Poema de Nauro Torres Quintero

 

"Tengo una teoría que cuando uno llora, 

nunca llora por lo que llora. 

sino por todas las cosas 

por las que no lloró en su debido momento"

Mario Benedetti.  

NAURO TORRES

D.R.A.

2.020

 

Entre ellas y ellos, el tacto es conexión;

 se derriten ellas, con erógenas caricias;

es éxtasis personal;

desatienden a ellos, iguales necesidades.

 

Ignoran el pubis que es un fósforo,

desconocen el deleite similar al punto g

que tiene el perineo;

relegan la sensibilidad del escroto;

no hay equidad en el placer.

 

Miembro ejercitado, se atrofia;

  sensibilidad, pierde;

y el de dar y no recibir,

 costumbre se hace normal.

 

En la vacada, el reproductor se aprecia

contemplando armonía y equilibrio del escroto;

cumplida la función reproductora,

en el matadero termina el toro.


 

En otrora el finquero, el escroto reclamaba,

embolsaba piedras con fresca ceniza o cal

 colgando en un barraganete

del rincón de los aperos;

la gira al natural.

 

A los dos meses a más tardar,

el cojón estaba listo para echar

 grapas, martillo, y puntero;

viajaban en el hombro del finquero

templando aquí y allá, cercas del lindero.

 

Vaca caída, vaca carrangueada;

del cuero, con finura de sastre

se trazaban y cortaban las dos partes del zurrón,

 solapas y cordones para coser los laterales

y dar horma a la jeta,

ya curados con ceniza o sal

 atarugados con arena cada zurrón.

 

En un par de zurrones,

un tercio de miel se embazaba

cada uno con seis arrobas;

el viejo Agustín, con habilidad pasmosa,

alzaba sobre la enjalma del viejo titán,

mientras yo, con una orqueta

al otro lado del macho, equilibraba.

 

Con pericia mi padre ataba los zurrones

con el jurado que ajustaba con las manos y los pies,

y enyuntados el par de zurrones,

cual coito, viajaban a los lados del espinazo

del manso mular sin fecundar.

 

Con la sobrecarga del mismo cuero

de enjoyada vaca y en la punta,

el garabato de apretar;

la carga de miel viajaba sin aflojar

                   hasta diez horas viajaba sin descansar.                        

 

En el pecho del titán, el pretal tejido en fique

soportaba enviones del animal,

cuesta arriba por barriales y barrancos;

la baticola de badana y rejo

argollaba la raíz de la cola del jumento

evitando en una bajada

que la carga de miel

terminase en la cabeza del mular;

 

y yo, como una garrapata

 asido a la crin del macho, viajaba sin parar

arrastrado por la cola del animal.

 

En el caballo cinco pesos 

se cargaba un palao de miel;

la mitad de un tercio de miel

 que transportaba, el titán;

y la caja trabada en roble;

igual a medio palao cargaba

a la espalda mi padre sin chistar.

 

Hoy los zurrones de cuero son historia,

más no su connotación al chino de los mandados;

zurrón le señalan cuando no hace caso,

o las tareas asignadas en la escuela

las olvida sin afán.

 

Escasos son los trapiches que cocinan miel;

la panela es producto natural,

por su proceso y nombre

merece denominación de origen

antes que algún avivato el nombre registre

despojando de la riqueza campesina

 este matrimonio inmaterial.

El parasitismo del plagio intelectual

  El apropiarse de los méritos de otro u otros, el copiar y usar palabras e ideas de otros y sustentarlas o escribirlas como propias y usa...