naurotorres.blogspot.com

jueves, 6 de mayo de 2021

Puentano y comunero, soy: Un poema de Nauro Torres Quintero


En los dominios de los jarantivaes, nací,

en tierras de un Sorocotá crecí;

en la conquista y la colonia,

Puente Real de Vélez, fue;

desde la independencia,

Puente Nacional, es;

puentano, por bautismo, soy.

  


Las guabinas mis cantos de cuna, fueron;

 mis primeras danzas, los torbellinos;

guayabas, pomarrosas, payas, champas y guamas;

los dulces de mi niñez.


El camino de la sal y de la miel,

el medio de comunicación

con las comunidades de descendencia muisca;

por 45 años fue el tren de oriente

que nos trajo el desarrollo

y nos conectó con la capital religiosa

y a la capital del país.

 


El salto del burro, el faro de la contemplación;

el lava patas, el arroyo para calzar mis alpargatas;

las escaleritas, la pasarela con mi caballo cinco pesos;

 la Capilla, el puerto de mis viajes en tren;

el templo de Santa Barbara, el zenit de mis creencias;

las ventanas de la Colorada, las cascadas sin igual;

las lajas del volador, el testimonio de las eras de la tierra;

La capilla de Peña Blanca, evidencia de la cristianización;

el templo de Quebrada Negra, símbolo comunitario;

el camino real de la sal y de la miel, el olvido que seremos.


 

La fritanga, el deleite lunes en el mercado;

el balay, el plato típico de mi patria chica;

el piquete, el puntal de mis ancestros;

 la chucula, la bebida muisca;

la mazamorra, la cena en cada ocaso;

los bocadillos, el dulce apetecido;

las almojábanas, las mejores de Colombia;

 las crocantes arepas y amasijos, las viandas sin igual;

el queso en hoja, el nuestro de no olvidar;

las panelitas, el dulce compartido con los amores anhelados;

las melcochas, el paseo a la quebrada;

las mogollas de trigo con cuajada, a cualquier hora son un manjar;

las crocantes puentanas galletas de leche, de no olvidar;

en un canasto de caña de castilla, hojas de platanillo y paño de algodón;

los alimentos con que me criaron y nos dan identidad.

 

 

En la conquista, nuestros ancestros muiscas

resistieron a los invasores:

unos se suicidaron, otros murieron peleando,

 iguales, se desplazaron para preservar la vida,

y pocos vivieron sumisos.

  

En la colonia, ante los abusos de los blancos

nos levantamos, protestamos y caminamos a la capital

para reclamar justicia y contra el absolutismo del rey,

la esclavitud, el vasallaje y el desprecio de los blancos,

reclamamos libertad con la revuelta comunera de 1.781

 

En 1.810 proclamamos la independencia

y empezamos a defenderla integrándonos

a las guerrillas charaleñas cuyo origen

estratégico fue en Puente Real;

María Uzcátegui, la puentana,

la fusilaron en 1.818 en Vélez

por no develar a los integrantes

de la volante guerrillera Jarantivá.

 


En Jarantivá, nací;

en Providencia, mis primeras letras;

en el tren, mis primeros amores;

en la Normal, mi única novia;

en el instituto, el estudio deseado;

en el Lelio Olarte, mis contemplaciones;

en las escaleritas, mis ilusiones cabalgando,

en boca puente, el puerto de mis sueños;

en el parque del agua, mis recuerdos.

 


En los bocadillos, los besos anhelados;

en las almojábanas, el deleite del paladar;

en los amasijos, el gusto por probar caricias de mujer;

en la caña criolla, el deleite por morder;

en la yuca asada, las piernas por lamer;

en la papa peña blanquera, el ombligo terrenal;

en el masato, los amores infantiles;

 

En la guabina, la contemplación a la mujer;

en el torbellino, mis ancestros;

en el moño, la astucia en la palabra versada;

en las coplas, el verbo picaresco;

en la carranga, el canto campesino.

 

En la Jarantivá, el agua por beber;

en el salitre, la sorpresa por pescar;

en la parranda, el deleite en abrazar;

en la celebración del 8 de mayo en Puente Nacional,

mi verraquera comunera se mezcla con la de los demás.  

                                                

Puentano de origen, vanidoso soy;

comunero inconforme del manejo de la cosa pública, estoy;

orgulloso santandereano, inconforme vivo;

colombiano, poeta y escritor, soy,

y en mis venas, sangre indígena, discurre sin negar.

 

¡Jarantivá, Puentano y comunero soy ¡

 


 

 

 

 

 

lunes, 3 de mayo de 2021

Ana Rosa Quintero Sánchez

 

(agosto 27 de 1.938- mayo 3 de 2.021)

Habían transcurrido 33 días de la tragedia aérea en Usaquén que dejó 63 muertos y 164 heridos, la primera en cantidad de víctimas en América Latina: Desde entonces se le recuerda como la tragedia de Santa Ana ocurrida en una revista aérea frente al presidente de ese entonces, Alfonso López Pumarejo y centenares de invitados a la celebración de los 155 años del nacimiento de Simón Bolívar y 400 años de la supuesta fundación de Bogotá por un español.


            Religiosa Ana Rosa Quintero, 
                              Fotografía tomada en España. 

En el ocaso del 27 de agosto de 1.938, en un rancho de bareque y teja de zinc y paja, la abuela Isabel, traía al mundo al quinto hijo, esta vez, la tercera mujer de la manada de los Quintero Sánchez.

Luego fue bautizada en Sutatenza como Ana Rosa. Ella mostró desde su niñez atracción por los misterios de la vida, la contemplación, las escuelas radiofónicas y la Acción Cultural Popular, organización no gubernamental del padre Sabogal con sede en la población de Boyacá donde ella nació.

                                                    Isabel Sanchez y Aurieliano Quintero

Aurelio Quintero Velásquez (https://naurotorres.blogspot.com/2015/02/aureliano-el-criollo.html)  e Isabel Sánchez (https://naurotorres.blogspot.com/2015/01/hay-una-mujer-al-principio-de-todas-las.html)  conformaron una familia, hoy numerosa; en ese entonces, milagroso levantar a los hijos en una parcela menor a dos hectáreas dedicadas a los cultivos de tierra fría que generaba excedentes para intercambiar con productos en una de las tiendas del pueblo.

Hermanos Quintero Sanchez en el monumento en Sutatenza, Boyacá.

Los siete Quintero Sánchez, nacieron con diferencias de dos y cinco años.

Félix, el mayor, nació el 3 de febrero de 1.926. Estuvo pendiente de los padres hasta el final de los dias y desde 1.954, al morir Aureliano, continuó cultivando la tierra hasta el 2.006. El mayor de los Quintero es un artista empírico;  musico, tallador y pintor. Una sola mujer le parceló el corazón; Helena Quintero. Con ella engendraron 11 hijos: Nestor Julio, Clara Isabel, la gemela; José Orlando, Lucila, Carlos Alberto, Yanteh Pilar, y Sara Alicia.  Murieron a temprana edad: Carmencita, Hernando y la otra gemela.

                     La familia de Felix Quintero junto con la religiosa.

José Fidel, nació el 26 de abril de 1.928. Fallece el 23 de noviembre de 1.993. Desde muy joven prestó el servicio militar e hizo carrera en la Policía Nacional hasta alcanzar el grado de sargento. Fue flechado por una llanera: Mariela Castillón Jiménez, quien murió el 30 de marzo de 2.011 y estaría cumpliendo 73 años. Gestaron tres hijos: Ninfa Isabel, la antropóloga; Deyanira, que gusta que le reconozcan como Nina, y José Iván. 

                     Hermana Ana Rosa con su hermano José Fidel.

                      La familia Quintero castillón junto con la religiosa

María Custodia, nació el 28 de octubre de 1.93: se independizó siendo una niña y ya adolescente emprendió un negocio de comidas hasta que fue conquistada por un santandereano que la convirtió en su novia eterna hasta el 2.011 que el viejo Miguel Agustín la dejó en su Esperanza, una tienda veredal a la vera de lo que fue el camino indígena de la miel y de la sal de la etnia muisca, en dominios de los jarantivaes. De la unión entre una boyacense y un santandereano, brotaron: Jose Nauro Waldo, Efrén Agoberto, Tula Lidia y Nubia Esperanza. Los dos primeros maestros y ellas, amas de casa.

Los Quintero y sucesores en Sutatenza posterior al funeral de Isabel Sanchez.

Los Reyes Torres con la religiosa.

María Precelia, nació el 18 de agosto de 1.934. Se desposó con un paisa amante de la guitarra y la música del despecho. Francisco de Jesús Ospina Agudelo, quien murió el 11 de marzo de 2.005 en la soledad de todo artista, fue padre de cuatro hijas, una de ellas, con nombre de amanecer y de lluvia que impregna a las plantas en la aurora, heredó el talento del paisa; es una actriz del teatro social, vinculada al grupo “teatral itinerante El Sol”: Alba Rocío Ospina Quintero. La antecedió Orlando y Dora; luego Martha y Esperanza.

      Precelia, Custodia, Marco Aurelio y Anita 
Ana Rosa, el 27 de agosto de 1.938, fallece el 3 demayo de 2.021, día de la santa cruz. Ella fue el líquido amniótico que mantuvo a los Quintero Sánchez, unidos en torno a los valores ancestrales.


                     
Registro histórico en Chiquinquirá cuando Ana Rosa                                                                        vistió los hábitos religiosos por primera vez.

    Registro fotográfico cuando Ana Rosa profesó como religiosa e hizo los votos perpetuos.

Ana Delia, nació el 30 de septiembre de 1.942. Es la cuba entre las damas. Se casó muy joven con Luis Camacho, un bonachón dedicado al transporte de carga. De esa unión nacieron Aida Y Luis. Con los años brotaron las incompatibilidades propias de la diferencia de edades. Ella logró estudiar y laboró en el Banco Popular en donde se pensionó. De su segunda unión con  Orlando Arguello  nació Anny Arguello, joven emprendedora. 

                        Precelia, Ana Rosa y Ana Delia y varias sobrinas.

                   Armando Gordillo junto a la religiosa en las bodas de oro 

        Con los sobrinos: Angy Arguello y John Armando Gordillo.

Marco Aurelio, (https://naurotorres.blogspot.com/2017/02/marco-aurelio-el-persistente.html) Nace el 18 de febrero de 1.947. Por ser la cuba debió cuidar a Isabel junto con el hijo mayor, Félix. Su historia es digna de conocerse. Actualmente vive el pueblito donde nació y compartió los últimos años con su amada esposa, Ana Silvia Castro, quien nació el   y murió el  11 de marzo de 2019. De esta amorosa unión florecieron: Mauro Alejandro, Linda Carolina y Marco Andrés.

De La chacra al convento

       Casa donde nacieron los Quintero, vereda Páramo, Sutatenza, Boyacá.

Ana Rosa tenía 14 años cuando perdió a Aureliano Quintero Velásquez, el padre, el 6 de diciembre de 1.954. Pero en el campo se asumen responsabilidades desde que se aprende a caminar. Fue la tutora de sus dos hermanos siguientes: Ana Delia y Marco Aurelio, responsabilidad que abandonó al ingresar a los 22 años como aspirante en la Congregación Dominicas Hijas de Nuestra Señora de Nazareth, comunidad religiosa de origen boyacense.       

En mayo de 1.962 en ceremonia en Chiquinquirá, profesó como religiosa. Le acompañaron en el compromiso la abuela Isabel, el Tío Antonio Sánchez, sus hermanas: María Custodia, Ana Delia, Ana Precelia y Marco Aurelio. El cuñado Miguel Agustín Torres Torres y su primer sobrino; Jose Nauro Waldo Torres Quintero. El 2 de febrero de 1.972, ante su congregación y en la casa principal en Chía, Ana Rosa hizo votos perpetuos, acto de reconocimiento de una entrega a Dios en el calvario, la cruz, en la comunión hasta la resurrección.   

Su vida como religiosa floreció en Seminarios, conventos y casas religiosas en Colombia y España. El 2 de julio de 1.989 su congregación le celebró las bodas de plata; y el 2 de julio de 2.014, las bodas de oro al servicio de los mandatos de Jesús de Nazareth.  

   El altar, lugar de oración de la hermana Ana Rosa Quintero en Tunja.
   Religiosas integrantes de la casa de la comunidad en Tunja.

                       Religiosas de la casa de la comunidad en Tunja.

La Hermana Juana de Santo Domingo, nombre que tomó al profesar, es apreciada en su congregación y recordada por contemporáneas consagradas, como una religiosa piadosa, prudente, servicial, espiritual y muy creyente de los designios de Dios. Por su vida contemplativa y por sobrevivir a un aneurisma hace un decenio, es reconocida como una religiosa santa que hoy 3 de mayo de 2.021 a los 10,55 minutos Resucitó al lado de su amado Jesús.

Fue el vínculo familiar en remplazo de Isabel.

La tía Ana Rosa es recordada entre sus hermanos y sobrinos como la que más visitó a las familias de los Quintero Sánchez y que tuvo presente en sus oraciones las intenciones de la extensa familia dispersa en Boyacá, Cundinamarca, Bogotá, Meta y Santander. Fue fuente de amor, comprensión y fraternidad. Se le recuerda como la Quintero mediadora con la Virgen y con Dios.


Primera Quinterada celebrada en la Ecoposada La Margarita, vereda Jarantivá, Puente Nacional.

Ultima quinterada celebrada en Yopal, Casanare.
 
Dios le concedió un ultimo momento de lucidez, 15 antes de fallecer. Hizo video llamada a cada uno de sus hermanos y algunos sobrinos de sus afectos.

 Fue internada en una clínica el 30 de abril por deficiencias cardiacas. En su trasegar religioso, su comunidad la trató y cuidó como una hija de la congregación y a la madre superiora y a la Provincial, nosotros, la familia, estamos inmensamente agradecidos.

sábado, 1 de mayo de 2021

Gracias, madre: Un poema de Nauro Torres Quintero


 


«Crecer no significa nada para una madre. Un niño es un niño. Se hacen más grandes, más viejos, pero para ellas siguen siendo sus niños».

Adriana Trigiani.

Abuela, gracias por tus genes

gracias por tus amores y cuidados,

orgulloso de tus ancestros, vivo.

Madre, gracias por concebirme y no abortarme.

Abuela María de Jesús.

 

Abuela, Isabel Sánchez.


Gracias, madre:

por prestarme tu útero y nutrirme en él,

 acariciarme en tu vientre,

cuidarme por 270 días en tus entrañas,

amamantarme por dos años,

arrullarme en la cuna y en tu regazo,

por custodiarme, Custodia.

                                        María Custodia y Miguel Agustín.

Gracias, madre:

por enseñarme a comer

a caminar, a correr,

a levantarme una y otra vez,

a defenderme por sí mismo,

a persistir y resistir.

Gracias, madre:

por enseñarme a hablar, a asearme,

a relacionarme con respeto con los demás,

a estudiar, a contemplar la naturaleza,

a amar a la familia y a los ancestros.

Gracias, madre,

por enseñarme a ser agradecido:

con Dios y con el prójimo,

con la naturaleza y con el universo,

con la familia y los maestros.

 

Gracias, madre por cuidar a mi padre;

y a mis hermanos también,

por prodigarme una familia

un hogar y un campo para correr.


Gracias, madre por ser mi madre, Custodia.

Hoy te canto en vida

Pues tu muerte será una oración

a Dios por tu existencia

y para mí, una plegaria eterna de agradecimiento. 

 

martes, 20 de abril de 2021

El hechizo de las palabras: Poema de Nauro Torres

 

“Se dice que las palabras distinguen al hombre de las bestias,

pero es la palabra precisamente la que revela muchas veces

la bestialidad de algún hombre”

Carlo Dossi.

                                      

La palabra es: 

verbo y principio;

es sustantivo y sustancia humana;

 adjetivo es, y atributo del género;

es señal y huella del ser;

es parábola y alegoría;

es pascua y navidad;

es hilo y conexión.



 

La palabra es esencia y sello humano;

es identidad de habitantes y regiones;

es signo del alma, el corazón y la mente.

 

Con las palabras aprendemos y enseñamos;

son espejo de nuestra esencia

y el efecto de nuestras dubitaciones y reconocimientos.

 

Tienen el poder de revelar alegría,

 calvario o resurrección;

es el recurso para dialogar, conciliar

transar y devanar unidad y afecto.

 

La palabra es fuego,

puede vivir hasta que quiera,

reconoció la nobel chilena.

 

Amo tanto las palabras,

por lo inesperadas y glotonas,

…se esperan y escuchan;

predicó el nobel colombiano.

 

Las palabras, correo con esperanzas

o cerbatanas que envenenan;

mediadora en conflictos

o brasas de guerra.

 

Las palabras; espejos

de contrariedades, luchas,

sombras e infortunios

del poeta bogotano. 

 

A enamorados

las palabras, camas nupciales son;  

a críticos y guerreros,

severos retretes, son.

 


Anteceden a las palabras

los pensamientos,

preceden a los hábitos,

y se convierten en destino.

 

Magia tienen las palabras;

edifican el ser,

trascienden el pensamiento,

se convierten en memoria,

sanan cuerpos y almas,

laceran y destruyen espíritus,

atizan esperanzas.

 

Sofocan la nostalgia,

carbonizan la tristeza,

extinguen la soledad,

aplacan el odio y violencia.

 


Las palabras son llamas,

avivan el amor,

abrazan ilusiones,

atizan esperanzas,

iluminan corazones,

cosechan paz y armonía.

El parasitismo del plagio intelectual

  El apropiarse de los méritos de otro u otros, el copiar y usar palabras e ideas de otros y sustentarlas o escribirlas como propias y usa...