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martes, 4 de abril de 2017

Sobander@s en extinción

 

El marido la abandonó al sumar tantos hijos como años tenía él, cuando se casaron; Los hijos llegaron añeritos y al natural, el tipo no paraba ni en las dietas. 

Los 12 varones dormían en una pieza, las cinco mujeres en otra pieza, y los dos, en otra. Los niños se acomodaban como marranitos mamando para dormir en el piso sobre esteras de junco. Llegó en  1948 a Guateque, junto con su esposo, huyendo de la violencia en la Vega, Cundinamarca, convidados por un amigo a buscarse la vida en Boyacá.  

Para empezar, montaron una sancocharía en la plaza de mercado en Guateque que,  en ese entonces, era en el mismo parque, pero el trabajo ocurría los fines de semana y en las fiestas; y entre semana, el marido trabajaba en lo que le saliera; y ella, Abigail, por intermedio de una amiga, entró, ocasionalmente de ayudante en el matadero municipal, a sacrificar cerdos, y por ese trabajo, le pagaban en especie, dejándola recoger la sangre de los vacunos y cerdos que ella vendía por botellas  para saborizar las morcillas.

 

 

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Abigail se casó cumplidos los 15 años con el único marido  que ha tenido cuando él, tenia 17 años, pero éste  la dejó, yéndose con otra, cuando ella estaba en embarazo del hijo numero 17. 

Abigaíl , como otras tantas mujeres del ayer, no se pusieron a llorar al sentirse abandonadas, sino a buscar medios para encontrar la comida para la tracalada de chinos  que había que alimentar. Continuó con el toldo de comida en la plaza, puso un puesto de comida cerca al terminal de transporte; se convirtió, en las madrugadas, en trabajadora del matadero como matarife de cerdos; luego, de ganado mayor, y a la vez, aprendió a preparar “sudado de pata”, “cazuela de ternero”, “sopa de raíces”, “sopa de venas”, “ pichón” y a procesar los cueros de ternero, y a engordar cerdos; tareas en las que los hijos mayores, ayudaban.

 

Con el carné de salud expedido por el hospital de Guateque, Abigail, ofreció hasta que cumplió 70 años: el mute de mazorca, el sudado de pata, la cazuela de ternero, los tamales; oferta que hacia vestida de blanco con una gorra de igual color portando una caja de madera también blanca, y en ella, las delicias de la sancocharía por calles y carreras, oficinas y negocios del municipio, cabeza de la provincia del Valle de Tenza en Boyacá.

 

Por varios años vivió en arriendo, y por piedad, una familia amiga le arrendó un lote cercano que acomodó para  criar, levantar y engordar cerdos con las lavazas que sobraban de la  sancocharía, y las que recogían los hijos en otros toldos.

 Empezó con un cerdo, y alcanzó a tener un lote de diez cochinos, pero el casco urbano se expandió, y la higiene le cerró la marranera. Con el producto de la venta de los cochinos compró el lote donde actualmente vive. Con los ahorros del trabajo y los aportes de un hijo que se enguacó, levantó la casa en la que desde hace medio siglo ejerce como sobandera, don que surgió por mera necesidad, pues con mas de diez hijos en la escuela, éstos estudiaban, ayudaban y jugaban futbol, regresando, a la media agua, con esguinces, fracturas y desgarres.


Tiene 70 nietos, 50 biznietos y 40 tataranietos, y sus 17 hijos están vivos, menos quien fue su marido, quien murió hace una década en la Vega Cundinamarca, a donde viajó ella con todo el rebaño al funeral y a conocer los tres hijas que dejó el difundo en su segunda unión. 

Abigail, nació en 1926, ya cumplió los 91 años y sigue activa preparando tamales y atendiendo a quienes requieren de una sobada, ya en las manos,  en los brazos, ya en las piernas; personas que  atiende en su casa en una habitación con dos camas aseadas, usando crema de manos y sus manos que tienen la fuerza de una tenaza para disminuir la tendinitis, quitar el dolor del síndrome del túnel carpiano y la escoliosis y acomodar  los huesos en su estado natural.

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En veredas y poblados, en tiempos pretéritos era normal que abundaran los sobanderos, parteros, rezanderos y curanderos. Hoy, escasean, mientras que en las capitales, hay calles exclusivas donde  brindan el servicio los sobanderos.


En la perla del Fonce con calles empinadas, ceibas milenarias y gallineros con barbas blancas, rodeada de majestuosos paisajes casados con verdes colinas comunicadas por caminos tendidos de piedra artísticamente puestas como si fuese una avenida para caballos y recuas de mulas, aun quedan unos pocos sobanderos.

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Don Luis Alejandro Ballesteros con 85  años de vida, quien ha vivido desde niño en la carrera novena con calle cuarta, aprendió a sobar por necesidad. Un día, yendo al mercado vio como a su lado iba una señora, quien caminaba con paso rápido,  y sin darse cuenta, trastabilló al bajar del anden a la calle, luxándose el pie derecho, perdiendo el equilibrio.

Luis Alejandro, al ver lo ocurrido, se apiadó. La ayudó a incorporarse haciendo de bordón hasta una de las bancas del parque la Libertad. Y allí, a petición de la dama, él le quitó el zapato y ajustó el pie con sus manos. El cuento se regó en los toldos y puestos de la galería. Y desde entonces, desde lugares lejanos diariamente recibe entre 20 y 25 personas que acuden a la residencia, solicitando ayuda, ya para luxaciones, quebraduras, espasmos, dolores de columnas, quienes con una o dos sesiones, terminan regresando en buenas condiciones físicas a los hogares.

 

Siendo niño, Luis Alejandro  junto con su familia, debió dormir en las peñas que vigilan la quebrada Curití, en cuya ribera vivió con sus mayores. De joven se instaló en San Gil, y en sociedad montó la funeraria Santander para brindar consuelo y servicios fúnebres a los miembros del partido en el que la familia  estuvo vinculado. Su casa actual, fue sala de velación y lugar de encuentro de deudos. Los servicios funerarios se pagaban cuando se brindaban, o se pactaba una fianza por un par de semanas;  luego aparecieron en el país, los servicios fúnebres prepago, y la funeraria cerró sus puertas, pero se abrió el portón para recibir a las personas con intenso dolor por algún movimiento brusco con afecciones en huesos, músculos o tendones.

 


Los sobanderos son personas amenas conversadoras, amables y serviciales. Gozan sirviendo  a los demás y con sus manos, acomodando huesos, músculos y tendones, a cambio de una donación en dinero que muchas veces no es equivale a media hora de un salario mínimo, pues por tradición, no ponen precio a sus servicios mientras regalan sonrisas e historias a los pacientes que solo llegan a sobar la vida.


Cada vez, hay menos sobanderos en veredas y ciudades. Vienen siendo reemplazados por ortopedistas. Pero en los municipios aislados, es una fortuna que junto a ellos, abunden los curanderos y parteras que cumplen una misión no reconocida por los estamentos estatales, pero muy benéficos para la ciudadanía. 

 

 

San Gil, febrero 22 de 2017

 

domingo, 19 de marzo de 2017

“Las viudas” invisibles

Al morir el esposo, ella fue declarada socialmente muerta. Sus hijos fueron repartidos entre los cuñados, y las propiedades del marido, tomadas por los mismos. Su larga cabellera terminó en el fuego y su cabeza mantendrá rapada hasta que se convierta en el estado del esposo: muerta. Para la familia de ella, ella es una paria, una victima de los dioses, una fastidiosa y una vergüenza, una mujer sin derechos a la propiedad y formar parte de ella; para las mujeres, es un espejo no deseado, y para algunos cuñados, la anhelaron como concubina y se reveló a esa condición; y para los demás varones, simplemente es una abandonada que merece caridad  sexual a escondidas.

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Adhikari fue casada a los 12 años con un esposo convenido, mayor de ella, cincuenta años. Antes de cumplir los 17 años, envolvía su juvenil figura femenina en un sari de particular colorido cuya enagua ocultaba la armonía de su efímero cuerpo acicalado con la blusa de la misma seda que dejaba entrever sus femeninos brazos que lucían escampados bajo la tercera parte del sari que recataba su larga y suelta cabellera que se precipitaba hasta las curvas de las caderas, y en ella, salía como un rayo de luna, el rostro de una niña que aún no conocía instantes de felicidad, pero mantenía maquillada como la diosa Krishna convirtiendo  su rostro octagonal en una erótica figura que atraía las miradas de los varones, sin derecho a contemplarla a los ojos cuya  estática mirada escudriñaba la soledad de un horizonte sin amanecer soleado. 

Diez hermanos y una hermana mas integraron su borrada familia. A juntas, el padre les consiguió un esposo en los primeros años de vida pagando una dote en miles de rupias. Adhikari antes de cumplir los 17 años fue madre de dos varones, y luego de cumplirlos, quedó viuda. Los hijos le fueron arrebatados por los cuñados; la que fue su casa y su huerto, pasó a los hermanos del difunto marido. Fue desterrada del hogar que formó siendo niña. Su familia la desechó como vaca para la carranga. Para la mujer india, el cabello pertenece al esposo, por esa razón, quienes fueron su familia de cuna, la rasuraron y desde entonces se mantiene así, hoy que cumple 96 años. Y desde entonces, su ajado y esquelético cuerpo se esconde bajo un sari totalmente blanco, color reservado a la mujer que tiene la condición de viuda.  La viudez, en varios estados de la India, es aceptada como otra muerte que las esposas deben purgar en vida.

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 Adhikari, una vez despojada de su condición de esposa y de sus derechos, abandonó la granja, y por un  día con una noche sin amanecer, viajó en tren hasta Vrindavan, la población que desde siglos anteriores esta poblada por viudas que suman mas de diez mil provenientes de recónditos lugares del país para vivir de la mendicidad, amontonadas unas junto a otras, cantando todo el día, bhajans,- cantos devocionales al dios hindú, Krishna, quien nació en este lugar-  esperando su propia muerte que  las anima con la esperanza de no reencarnar, jamás.

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  La exclusión social de las viudas, a quienes se les sindica de la muerte del esposo, surgió desde 1987, pues en tiempos anteriores, cuando el cabeza de la familia, moría, la viuda o viudas, - el esposo tiene derecho a tener varias esposas-, en el momento de la cremación del difunto, se inmolaban por amor, lanzándose a la hoguera ante la vista de todos los deudos y presentes, costumbre abolida por los ingleses en el ocaso de la colonia.

Las mujeres con la condición de viudas deben guardar luto de por vida y guardar respeto a los recuerdos del esposo. No se les esta permitido visitar a los hijos, ni a la familia, pues son despreciadas por los mismos; tampoco pueden consumir exquisiteces y alimentos con sazón, carne y algunos vegetales con el fin de extirpar la libido y enterrar la esperanza de ser poseída o poseer algún varón, quienes al verlas vestidas de blanco y su cabeza rapada, se alejan de ellas y las desprecian por considerarlas malditas, muertas en vida y dolientes eternamente menoscabadas.

El devenir de un nutrido numero de viudas de Vrindavan, es el mismo desde el amanecer hasta el ocaso. Las mas afortunadas en recaudar limosnas, viven en grupo en viejas casas que rentan para pasar la noche. Otras, según los ingresos del día, pagan una habitación para guarecerse del frío, y las mas ancianas y menos convincentes solicitando socorro cargan  estera durmiendo en corredores en casas cercanas a los templos que abundan en la ciudad de unos sesenta mil habitantes. Desde muy temprano deambulan por las mismas calles en búsqueda de bebidas calientes que ofrecen algunas organizaciones no gubernamentales que subsisten con donaciones de turistas y mochileros europeos que descubrieron este fenómeno social que convirtió a las viudas en invisibles, y, aunque el Estado ha legislado reconociendo los derechos sucesorios, las costumbres, la intimidación, el desalojo, desaapropiación y la exclusión social, prevalecen sobre la ley.

 

23 de junio día internacional de las viudas

 

Históricamente fue la mujer botín de guerra, sumado que en algunas culturas  son las  mas vulneradas en su derechos; vergüenza humana que obligó a la ONU a designar el 23 de junio, desde el 2011, como el día internacional de las viudas, por ser ellas, las victimas de tradiciones culturales abusivas, las empujadas a estados de pobreza e indigencia, las dolientes de las guerras con sevicia para asesinar a los varones, y las potencialmente victimas en términos de derechos humanos.

En India, Bosnia, Herzegovina y Uganda, el anhelo de las organizaciones que protegen a la mujer, sueñan que de sus diccionarios y lenguas, desaparezca el termino “ viudas” por la connotación que en esas culturas tiene ese estado civil que  sindica a la mujer-viuda como inútiles y desfavorables, aislándolas y convirtiéndolas en invisibles.

Las viudas bosnias de la guerra 

La guerra en Bosnia y Herzegovina dejó siete mil varones bosnios musulmanes masacrados- hermanos, hijos y esposos-, cuyos restos fueron dispersos, y sus viudas, llevan dos décadas buscando y sepultando a pedazos a sus amados esposos. La guerra que duró tres años, en una sola semana, del 11 al 19 de julio de 1995, fueron asesinados los varones de la ciudad de Srebrenica y sus alrededores.

 

Mirsada Uzunovic y su pequeño hijo, fueron testigos cuando Ekren –el esposo y padre-  abandonó despavorido el hogar y corrió por el bosque cercano en donde fue cazado con otros centenares bosnios. Una década después, ella recibió una llamada  del centro de identificación forense que le anunciaba que habían encontrado restos de Ekren. Ella no comento a su hijo, tampoco a los vecinos y compañeras del calvario. Su silencio se prolongó por tres meses, tiempo en el cual, poco durmió soñando despierta contemplando los recuerdos gratos de él, y llorando una y otra vez la ausencia definitiva del esposo, cuya muerte produjo que de su boca disminuyeran las palabras y los ojos fuesen manantiales de lágrimas sin consuelo para acallar los gritos de la ignominia.

 En un acto publico que se celebra el 11 de cada mes, en la ciudad de Potocari, a unos kilómetros de Srebrinica, Mirsada Uzunovic recibió una parte del cráneo del esposo, en el 2003 que, junto con 600 féretros mas, fueron sepultados, luego que fueron identificados y dado a conocer al mundo la forma como fueron masacrados estos bosnios varones, unos hijos, otros hermanos y los demás, esposos. Cuatro años después, recibió la segunda llamada en la que le anunciaban que habían identificado los huesos de las cadera y el fémur de su esposo; pero esta vez, ella se rehusó a realizarle un segundo funeral, por considerar que aun no había suficiente de  Ekrem, un hombre alto, blanco de ojos verdes, fornido y amado por su familia y amigos, cuyos restos junto con centenares mas, terminaron en tumbas masivas, y que los líderes serbios de Bosnia, preocupados que encontraran esas tumbas, ordenaron que se desenterraran los cadáveres y vueltos a enterrar, dispersándolos por toda la campiña; y al hacerlo, destrozaron los cadáveres que, una vez identificados, sus pedazos, los van confiando en la medida que los van encontrando,  y dando a los deudos para ser enterrados en un cementerio tendido en una de las laderas de la ciudad que tendrá la marca de la violencia religiosa y étnica de ese país, otrora comunista.

 

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Cuando se celebraron los 20 años de este genocidio masculino había 6241 tumbas listas. En esa efemérides de la vergüenza humana, 136 féretros verdes cubiertos con bandera del mismo color, sagrado para los musulmanes. Uno de ellos estaba identificado con el 59, y en él, los restantes restos de  Ekrem Uzunovic.

Fue una cálida mañana, sin nubes y menos frío. Mirsada Uzunovic buscó entre el sin numero de tumbas, la marcada con el nombre de su esposo. Ésta estaba abierta. Y en ella, junto con su hijo depositaron el resto de huesos sumados, la cubrieron, con ayuda de solidarios brazos, con la tierra negra de la ignominia, y cerca al destino final de uno de los espejos de la vergüenza humana, su hijo colocó una silla, y en ella, la viuda se sentó  a recibir las condolencias murmuradas de conocidos, extraños y curiosos, cuyo saludo fue interrumpido por el imán que llamó a los presentes a una oración por los caídos, plegaria a la que miles de personas se inclinaron simultáneamente en esa ladera que muestra lo inútil de las guerras.

Las viudas de Uganda, objeto sucesorio

Tumushabe Clare y sus seis hijos fueron testigos de la muerte del esposo y padre por un agudo dolor de cabeza que no fue tratado oportunamente en el hospital del pueblo. Luego del funeral, estando embarazada, fue convocada a una reunión con los miembros importantes del clan del fallecido. Le informaron que los  hijos, desde ese momento, ya no le pertenecían, sino a ellos; le ordenaron mantener sus manos alejadas de todas las cosechas sembradas en la parcela familiar, puesto que ya no era suya, y le notificaron, que el hermano mayor de su esposo, 20 años mayor que ella, se mudaría de inmediato a la casa del difunto a tomar posesión, y que la tomaría como  la tercera esposa.

El terreno, alrededor de una hectárea que el esposo había heredado del padre, al igual que el café, la yuca y demás cultivos de la parcela, junto con la viuda y sus hijos, por tradición debería pasar a la familia política, pero ella, una mujer sumisa hasta entonces, se atravesó a la costumbre, y en vez de aceptar el despojo, alegó que tenía evidencias que su difunto marido había dejado un testamento que la reconocía como única dueña para seguir cultivando y prodigar la comida para sus seis hijos y la que venía en camino.

Los hermanos del difunto, tercos en mantener la costumbre, delegaron a uno de los menores a hacer el desalojo con una acción violenta en la que la viuda resultó herida, mas no muerta como era la intención de quien le informó que ese día se convertiría en compañía del hermano fallecido, y que éste no vendría en su auxilio. La viuda no se quedó callada y lo denunció en el tribunal cercano.

La agresión física a la viuda sirvió para que se investigara la causa que la originó, y el agresor que la hirió con una panga, recibió su castigo encerrado por un año, mientras la familia política de la viuda se corroe de ira, y el investigador del caso que demostró el intento de robo de la propiedad, logró protección para la viuda y sus hijos, quienes, como el veinte por ciento de los  39 millones de Ugandeses viven en el campo en parcelas pequeñas que siembran para cosechar los alimentos y tener leña para cocinar.

La Constitución del país esta redactada en un ingles florido, y en ella se reconocen los derechos de los herederos, pero la difusión de la misma entre los campesinos, hasta ahora lo vienen haciendo jóvenes ugandeses que lograron estudiar y están vinculados a organizaciones no gubernamentales para la defensa de la mujer que están financiadas con ayudas internacionales.

Las privaciones, la ausencia del esposo en el hogar, el trauma, el aislamiento y la privación financiera que acompañan a las viudas en algunos distritos de India y en Uganda, además del estigma de la mala suerte, las consideran a las viudas, malditas. 

La Fundación Loomba que proporciona apoyo internacional a las viudas, calcula que hay actualmente 259 millones de viudas en el mundo, las cuales, no reciben apoyo ni solidaridad, ni reconocimiento como un problema social derivado de las costumbres ancestrales de los clanes que las convierten en un objeto sexual en Uganda, y en India, en una pordiosera muerta en vida, en estas culturas las viudas son personas invisibles para la sociedad.

 

San Gil, marzo 19 de 2017

NAURO TORRES Q. 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

viernes, 10 de febrero de 2017

Marco Aurelio , el persistente

Víctor Hugo desde la concepción empezó a recibir el afecto, las atenciones, los cuidados de un hijo deseado por unos padres de clase media. Sus padres empezaron a alistar el ajuar desde que tenía dos meses de gestación. Nació por medio de cesárea para que la madre no perdiese los atributos físicos, y, desde el primer grito, contó con una nodriza hasta los doce años. Desde niño hasta que logró profesionalizarse, fue colmado por sus padres con los juguetes y atuendos que cada uno de ellos carecieron en su niñez. Este primogénito no tuvo necesidad de aprender a defenderse solo, y aunque consiguió un trabajo estable no ascendió dentro de la empresa y  ha vivido sus primeros cuarenta años con sus padres, y, aunque ha tenidos novias, no ha estado en pareja formalmente. Víctor Hugo, no supo de carencias; los padres le suplen sus necesidades y caprichos.

Adalberto Ortiz fue el hijo menor de una familia adinerada por descendencia. Estudió pero no se profesionalizó y ocasionalmente pinta para pasar el tiempo. Igual que Víctor Hugo fue colmado en sus necesidades por sus padres hasta que ellos murieron dejando a favor del pintor y  hermanos, -que lograron viajar por el mundo y tener profesiones liberales-, varias fincas cafeteras, casas y locales comerciales, enseres que venían por herencia desde los abuelos y conservados por la madre de Adalberto y el esposo que también había nacido en  ostentosa cuna de reconocida familia citadina. Transcurrió un siglo. La riqueza de los abuelos fue conservada por los hijos; la siguiente generación disfrutaron del dinero atesorado por los tatarabuelos, abuelos y padres, y los nietos nacieron sin necesidades, pero al crecer y convertirse en adultos, vivieron de los apellidos y con premuras económicas, citando en reuniones sociales la abundancia de sus antepasados y la “buena vida” que tuvieron en la niñez pero con carencias en la vejez, de las cuales, se avergüenzan.

Los nombres de las personas tienen un origen caprichoso, según los padres, otros creen que fue planeado por la misma persona antes de nacer, así como el camino de la vida. Pero cada nombre tiene un significado y representa un valor en cualquier cultura.

Marco Polo fue un viajero aventurero que descubrió la ruta de la seda y estableció lazos comerciales con el oriente desde Europa. Marco Aurelio fue un emperador y filósofo romano. Quienes tienen este nombre son personas combativas, sociables, seductoras y amables. Son queridos por sus amistades, defensores de sus puntos de vista, querendones y detallistas con  la pareja. Los Marco, son personas persistentes consiguiendo lo que se proponen con esfuerzo, tesón y constancia. Son alegres, transmiten optimismo y animo para vivir, y en el transcurso de sus vidas, luchan por lograr mejores reconocimientos y ascender en el trabajo en las sociedades en las que están inmersos. Las familias se sienten orgullosos de los Marco, por lo querendones y buenas personas.

Marco Aurelio Quintero Sánchez nació el 18 de febrero de 1947, el año en el que se conoció y salió al mercado el transistor, el disco LP el cual fue el centro de las fiestas hasta 1980. Fue precisamente en ese año cuando se anunció al mundo el hallazgo de los 7 rollos del mar muerto que son manuscritos antiguos   en arameo sobre piel de animal, encontrados por beduinos en una cueva en el desierto  y pusieron en entre dicho lo narrado en el Antiguo Testamento.  Y, en ese mismo año, se dio el primer avistamiento OBNI en Hexcc, en una granja mexicana en la que se encontraron los primeros restos de un extraterrestre y de un platillo volador, ambos tomados y ocultados por las fuerzas  militares estadunidenses.      

Fue el menor de una familia campesina en la que crecieron seis hermanos. Cuando cumplía los siete años, su padre Aureliano Quintero (http://naurotorres.blogspot.com.co/2015/02/aureliano-el-criollo.html            ) falleció a los 64 años de una muerte, supuestamente accidental, al caerse de un caballo, pero la necropsia determinó que murió de un derrame cerebral.

Sin haber hecho la primera comunión, Marco Aurelio debió acompañar a la madre, Isabel,  (http://naurotorres.blogspot.com.co/2015/01/hay-una-mujer-al-principio-de-todas-las.html) en la parcela con una extensión de un par de fanegadas, que Félix, el hijo mayor de los Quintero Sánchez, cultivó hasta cuando, por los años, ya no podía usar el azadón.

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El menor de los Quintero Sánchez, mientras cursaba la primaria, en las tardes, ayudaba en la labranza y permanecía en ella, mientras Isabel vendía cebolla los domingos en Garagoa, los sábados en Tenza y los miércoles en Guateque,poblaciones de Boyacá, para ganar algún dinero para el mercado de la semana y ahorrar para la ropa. A los trece años, al terminar la primaria, Marco Aurelio empezó a  trabajar como mandadero en las droguerías del Dr. medina en Sutatenza y Guateque, oficio que hizo el primer año,  a pie, y con los ahorros compró la primera bicicleta. Un segundo trabajo lo desempeñó como ayudante en un almacén de víveres en Guateque. Consiguió un tercer trabajo como telefonista, responsabilidad que consistía en hacer y recibir  llamadas en la jornada nocturna. Por su empeño, dedicación y responsabilidad, fue nombrado por la empresa nacional de correos como mensajero entregando telegramas siendo éste su primer trabajo con un salario fijo y con prestaciones sociales, posteriormente fue ascendido a telegrafista.
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Con el incremento del ingreso mensual logró comprar, a cuotas, su primera bicicleta “Monark” color rojo, con la cual, logró convertir el ciclismo como su deporte favorito participando en la vuelta al Valle de Tenza, ocupando el segundo puesto en la clasificación final en una de sus válidas.

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Por su dedicación al trabajo y al deporte fue vinculado como mensajero de la primera oficina del Banco de Bogotá en la provincia del Valle de Tenza con sede en Guateque, lugar en el que se desempeño como mensajero, posteriormente como como cajero, y luego,  jefe de ahorros, y  once años despues fue nombrado como gerente de oficina del banco prestando sus servicios en Villeta, Guaduas, y Gachetá en Cundinamarca; posteriormente dirigió la oficina bancaria en la Plata, Huila, y,  cuarenta años ulteriores al servicio del banco del hombre mas rico de Colombia, fue pensionado por edad estando ejerciendo el cargo en Tocaima, Cundinamarca.

Marco Aurelio cumplía 27 años. Ya era independiente, y, sin cesar con la responsabilidad con su madre, Isabel, se casó con su primera y única novia, Ana Silvia  Castro Bernal, una niña de unos 17años, que un apreciado amigo, llamado Miguel Ángel, le presentó como la niña de sus ojos en un acto de premiación ciclística en el Club “Guatoc”. Ella llegaba de vacaciones, pues estudiaba en la capital del país. La distancia entre Guateque y Bogotá, puso a prueba las habilidades de Marco Aurelio en la redacción de telegramas, y por medio de Marconi y cartas, alimentó la amistad con la estudiante. Un año después, en otras vacaciones estudiantiles, el persistente, le propuso matrimonio un domingo de pascua en la tarde, en el mismo lugar donde se la presentaron, horas antes que tomara  la Flota del Valle de Tenza, para regresarse  a la capital. Con la aceptación en el hogar Castro Bernal y con el aprecio del amigo, ahora cuñado, se casaron en Guateque con recepción en el mismo club donde se conocieron, cuando ella iba a cumplir los 20 años, un 15 de junio de 1974.  Marco Aurelio y Ana Silvia fueron padres de tres hijos quienes siguieron  los pasos en el mundo de la administración.

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(Fotografía encontrada en el álbum personal de Marco Andrés, el hijo menor de la familia Quintero Castro)
Pocos creen en la predestinación, sin embargo, al confrontar fechas para esta historia, se encontraron estas coincidencias: Aureliano, el padre de Marco Aurelio, nació el 1o de marzo de 1893 y fallece el 6 de diciembre de 1954, año en el que nace la eterna novia del personaje de esta historia con quien se casó en junio de 1974.  Isabel Sánchez, quien vendió cebolla para el sustento de la familia, nace el 1o de marzo de 1905, y muere el 12 de marzo de 1982, año en el nace el ultimo hijo de Marco Aurelio.

Luego de cuarenta años de servicio a la empresa financiera, Marco Aurelio recibió la pensión de vejez, año en que su novia de siempre, victima de una artritis invasiva  la conminó a una silla de ruedas. Y desde entonces, reconociendo esta limitación de movilidad, la convirtieron, los dos, en una oportunidad para vivir con mas intensidad ese noviazgo que nació ese domingo de pascua. 

Marco Aurelio, paseó a Ana Silvia por médicos homeópatas y alopáticos buscando alivio, sin lograrlo. Decidieron regresarse al lugar donde ambos nacieron y se residenciaron desde entonces en Sutatenza, Boyacá, para cuidarse mutuamente. La tristeza que sintió Ana Silvia al verse limitada a una silla de ruedas, Marco Aurelio la transformó en una oportunidad para sembrar amor, paciencia, comprensión, amistad y fe desde cada mañana cuando la luz que proyecta la silueta del monumento al campesino que decora el parque de esa localidad donde nació la Acción Cultural Popular y se dirigieron las escuelas radiofónicas que contribuyeron a popular la educación radiofónica por las veredas dispersas en los campos de Colombia, entra por las ventanas del apartamento que como si fuese un faro permite apreciar el paisaje del valle de Tenza y escuchar el tañer de las campanas de los templos pomposos y gigantes que sobresalen en las poblaciones de Sutatenza, Guateque y Somondoco, doblando invitando a misa o a un funeral o cabo de año.

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La descendencia de Marco Aurelio Quintero. ( Foto encontrada en facebook).
Marco Aurelio cumple setenta años y desde hace diez años, cuida, protege, guía y empuja con sus brazos la silla de ruedas en la que eternamente transporta a  su novia perpetua, quien imperecederamente  iza una sonrisa amable y acogedora  acompañada con una voz angelical, ya muy conocida en veredas y barrios del municipio en donde se creó y originó la radio Sutatenza en 1954, llevando un mensaje de amor, de paz y fe en Dios como fuente de amor.

La imagen puede contener: 4 personas, personas de pie, niños, árbol, multitud y exterior
La descendencia de la familia de Aureliano en un encuentro anual que bautizaron “La quinterada”. ( Foto encontrada en internet).
Él, veló por Isabel hasta su muerte, ocurrida el 12 de marzo de 1982 victima de un infarto.  Luego de 28 años de muerta Isabel, logró hacer la sucesión del par de fanegadas de tierra donde crecieron los Quintero Sánchez, y repartir el derecho a cada hermano. Quiso encontrar su bicicleta Monark donde la había dejado a guardar hace cuarenta años, pero el único músico de la familia no le encontró nota y la vendió por chatarra.
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Marco Aurelio, el emprendedor. Como él, son numerosos los colombianos de origen campesino que tejieron su vida laboral y acrecentaron el patrimonio aplicando la formula sencilla del ahorro, invirtiendo el 25% de los ingresos brutos mensuales para disfrutar la vejez sin premuras económicas. Cómo él, son numerosos los esposos que convierten la tristeza y el dolor en ocasión para sembrar y aflorar amor consigo mismo con la familia y con el prójimo y usan la vejez para continuar dejando una huella en honor a la fe que profesan.



Puente Nacional, finca La Margarita, enero 9 de 2017.

viernes, 27 de mayo de 2016

El suicida se viste sin ropa



Una emoción fuerte, un problema sin identificar una solución, una presión externa, una depresión o paranoia, unas condiciones que no acepta  pueden enceguecer a una persona y termina suicidándose.

 
Vidalio fue su nombre que no fue escrito en lápida porque en ese entonces, hasta para ser enterrado en el cementerio católico  había que demostrar que la muerte ocurrió sin producírsela.

Ese martes de un día olvidado de la década del cincuenta, bajó temprano a la botica de Segundo Sáenz que vendía medicamentos para los humanos y el resto de animales. Compró una copa de insecticida para lavar un par de vacas y regresó a su finca conocida como el Durazno distante un kilómetro de la estación del tren con nombre de predestinación, Providencia.


Ya de regreso en casa pidió a Delina su esposa una totumada de guarapo para calmar la sed y se ofreció a traer  el agua para el almuerzo. Tomó la pendiente hasta el ojo de agua que brillaba al sol en la hondonada del potrero que servía de marco a la casa de su única hija del primer matrimonio que como faro estaba vigilante en una loma desde donde se contemplan los tonos del arco iris  de las tierras veleñas que mezclan los rayos del sol.


En la misma totuma que se tomó el guarapo y con la misma que llenó el pote, disolvió en agua la copa de insecticida; llamó a la hija que le respondía al saludo desde el dintel de la cocina, y sin mas explicaciones que un brindis por ella y por su único hijo que estaba en la cárcel, se tomó la totumada de agua.


Juanita, la hija mayor por la que brindó, sin imaginarse la bebida del brindis, lo encontró recostado al margen derecho del ojo de agua con babaza en la boca y quejándose del dolor. Pidió ayuda pero no la encontró y las pocas fuerzas de la diminuta mujer que era su segunda esposa y las enclenques de Juanita, su única hija del primer matrimonio, no sirvieron para trasladarlo al camino, cargarlo en el macho blanco y llevarlo a siete kilómetros por un enlodado camino hasta el hospital de Puente Nacional.

Vidalio murió como decidió en el ojo de agua del que se surtían otras dos familias. Estaba vestido de camisa blanca en algodón  con mangas tejida y adornos en lino negro como las que hoy se usan en las ferias de Vélez en honor a los mayores que las vestían con honor y con orgullo. Tenia puesto su pantalón gris con rayas blancas arremangado sobre el tobillo por cuyas mangas se apreciaba la manga del calzoncillo blanco largo que  se usaba hasta la rodilla dejando ver el cordón sobre los tobillos. Tenía puestos sus blancos alpargates atados al pie con cinta negra y el sombrero de jipa dormía sobre el pasto como testigo mudo de lo ocurrido.

En convite  de los vecinos su cuerpo fue llevado a la casa que le dejó la primera esposa, allí fueron velados sus despojos mortales por dos días con sus noches dispuesto sobre una mesa revestida de sabanas blancas en cuyas esquinas y tan perpendiculares como los palos que servían de base a la mesa colocaron vástagos de plátano tiernos, y sobre  ellos, un velón de cebo forrado en papel brillante rojo cuya luz se disparaba al techo e iluminaba tenuemente la sala de casa de bareque.

Vidalio sobre la mesa revestida con sabanas blancas se miraba vivo. Su blanco bigote y sus largas patillas del color de la leche resaltaban en el rostro de tez blanca y ojos escondidos por las largas cejas que parecían pétalos de la flor de la inocencia.


Por haber sido una muerte provocada la casa y sus alrededores se colmaron de dolientes y curiosos. El yerno de su segunda hija del segundo matrimonio trajo de la finca La Colorada un novillo de 12 arrobas, que cocinado y con papas saladas donadas por los amigos del Páramo sirvieron de alimento a la muchedumbre que estuvo en la casa de bareque  por dos  noches con sus días.

El velorio, era en tierra de la Jarantivá, todo un acontecimiento que reunía a los miembros mayores de las familias. Las mujeres se reunían aparte, y unas se dedicaban a preparar los alimentos día y noche, otras se turnaban las jaculatorias pidiendo piedad para que el alma de Vidalio no fuera mucho tiempo al infierno, y ellos, los varones se dedicaban a comentar las buenas obras del difunto y a resaltar los valores que nunca, nadie le reconoció, mientras en nombre de Dios, se bebían cuanta copa de chirinche y guarapo ofrecían las mozas de las mismas familias reunidas.

Las señoras encargadas de la cocina desde la madrugada del ultimo día del difunto en la casa de bareque, empacaban sobre un mantel blanco con flores verdes y amarillas tejido en algodón, y sobre él,  hojas de plátano sancochadas holladas de comida con carne asada que ponían entre canastos en los que se veía el piquete como un envoltorio amarrado con las puntas del mantel, y en potes de diez litros, empotrados en  mochilas de fique se envasaba el guarapo para calmar la sed, ofrecido en tres sitios diferentes a los hombres que con fuerza y resistencia cargaban el cuerpo camino abajo hasta llegar a la funeraria que estaba en la esquina de  la ultima calle al cementerio.


El cuerpo de Vidalio sobre el guando lucía como una momia egipcia. Iba empacado en las mismas sabanas blancas que sirvieron de revestimiento de la mesa que lo exhibió en la sala de la casa de bareque del predio El Durazno. El tropel con el cuerpo del difunto descolgándose por el camino real, semejaba una procesión a las carreras que paraba en las mismas estaciones que otros muertos hicieron mientras quienes cargaban y acompañaban al difunto, piqueteaban, bebían con afanes como si el muerto tuviera afán de llegar al olvido.


Los cuerpos de los suicidas no tenían espacio destacado en el cementerio, formaban parte del grupo de los nns como un castigo y un escarnio a los deudos porque de ellos, los suicidas, no es el reino de los cielos.

Vidalio se suicidó porque no soportó los desmanes de su hijo menor a quien no corrigió de niño. Fue de joven borracho, pendenciero, jugador y recibió clases de bandido, Fue ciclón por una pelea callejera, estuvo en la cárcel y se voló, fue por un tiempo integrante de la cuadrilla de Efraín González, razones por las cuales fue perseguido por el ejercito nacional que al fin lo encontró un miércoles en la casa de Vidalio de la que se evadió por un túnel que el mismo había hecho y que desembocaba en un potrero, y luego de salir por él, recibió 18 impactos de bala logrando sobrevivir, pagar sus fechorías, y luego fue nombrado inspector de policía en la vereda donde nació muriendo pensionado por el mismo Estado que lo persiguió cuyo cuerpo en la funeraria lucía las mismas patillas y bigote del color de la leche que el viejo Vidalio sobre la mesa donde fue velado su cuerpo en la casa de bareque de la finca el durazno.

 




Puente Nacional, finca La Margarita, mayo 21 de 2016.

miércoles, 11 de mayo de 2016

Las mochilas literarias de los niños del Ojo de Agua


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La imagen registra algunos niños del Colegio de  Ojo de Agua portando la mochila literaria  en la que llevan un libro para leer junto con la  familia. El lector podrá apreciar que todas las mochilas son únicas en el diseño y forma. Fueron confeccionadas unas, otras tejidas, por los mismos alumnos bajo la orientación de la madre; pero cada mochila  tiene la particularidad, que esta hecha con material de desecho y que fue reciclado para elaborar la mochila. ( Foto de Nauro Torres 2016).

Unas fueron tejidas con bolsas plásticas, otras con retazos de costurera y otras con pedacitos de ropa usada; unas tienen forma rectangular, otras semicircular y otras, semejan un paralelogramo. Todas tienen el cabestro con la forma y material reciclado igual, formando cada una un pieza de diseño elaborada por manos hábiles para acariciar la tierra  y preparar alimentos;  fueron tejidas unas, cosidas a mano las demás con la guía de una madre pero trabajadas por las mismas manos de l@s niñ@s que las tercian cada día con  orgullo para ir al colegio y retornar luego a casa con lo mas preciado para ellos, un libro.

Son las mochilas literarias de los niños del Colegio de Ojo de agua ubicado en la misma vereda que lleva el mismo nombre en la pared derecha que contempla el raudo transcurrir de las aguas del río Fonce a unos trecientos metros al margen izquierda de carretera que une a San Gil con el municipio de Cabrera en Santander, Colombia.
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En las  mochilas  viajan protegidos contra el sol y el agua, un libro seleccionado por el portador en la biblioteca del Colegio, y en otra, viaja un libro tamaño oficio de pasta dura con tornillos que aprietan muchas hojas manuscritas e ilustradas por otros niños que narran los mitos, las leyendas, las historias y los personajes de la región; los libros viajan para ser leídos en voz alta junto con los demás miembros de la familia, luego de cenar  mientras el sol se duerme en la montañas del horizonte en las que se descuelga el rio para fundirse con el Sarabita que nace en la moribunda laguna de Fúquene en Boyacá.

Mientras los niños de primaria cargan un libro en sus mochilas, otros del bachillerato llevan el libro de las recuperaciones realizadas por otros niños, otros de los grado superiores, portan en sus mochilas un cuaderno que hace de diario de campo en el que registran las entrevistas que cada uno hace a los abuelos que complacen a los niños con coplas, retahílas, leyendas, mitos y cuentos que aprendieron siendo niños, que luego son escritos y decorados a mano por los mismos entrevistadores, que al juntarlos y seleccionarlos la profesora, forman el libro viajero anual que cada alumno en el siguiente año cargará en su mochila literaria para ser leído, como los demás libros, a los miembros de la familia cuando están reunidos a la mesa luego de  la cena y la jornada diaria en la parcela.

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Esta experiencia  pedagógica de leer para interpretar y de escribir para transformar se viene implementando en el colegio de Ojo de Agua hace cerca de diez años por la profesora Esperanza Alarcón Ortiz, oriunda de Mogotes, Santander quien tuvo una madre que la arrullaba con canciones, poemas y retahílas y le inculcó la profesión del magisterio.

Moisés Alarcón y Celina Ortiz fueron los padres de cuya unión hubo siete varones y cinco mujeres mas. La vivienda de los Alarcón estuvo frente a la escuela urbana y en la ruta estudiantil a los colegios fundados por el sacerdote historiador,  Isaías Ardila.

Recuerda la Profesora Esperanza que la madre siempre mostró vocación para enseñar dado el numero de hijos que parió, pero desde que tenía tres años, Esperanza se sentaba frente a la escuela a oír a las profesoras dar ordenes, unas veces con voz tranquila, otras a gritos, y otras con golpes en la mesa con la regla que se usaba en esa época para castigar a los niños desobedientes, groseros o irresponsables. Y desde entonces, soñó con ser maestra, pero Inés, la hermana mayor, quien logró desposarse con un comerciante de San Gil quería que fuera negociante como ella, pues el oficio de comerciante era mas rentable que la profesión magisterial.

Esperanza Alarcón se hizo normalista en su pueblo natal y desde el grado se convirtió en secretaria de Inés y en uno de los negocios del cuñado conoció al hermano del chofer del almacén casándose con él sin la aprobación de sus primeros patrones y de la madre, pero el padre asintió, aunque fue al matrimonio,   no la entregó en el altar. Fueron padrinos de matrimonio el abogado Raúl Gómez Quintero y Graciela Pereira, pedagoga codueña del colegio Santa Cruz de San Gil.

Fue en la fiesta del matrimonio donde la madrina se enteró que la novia era normalista, ofreciéndole trabajo en lo que había estudiado y un año después  y por diez años se desempeñó como profesora de ese colegio privado donde hizo recordada experiencia y con los pocos pesos que recibía logró hacer la licenciatura con cuyos estudios concursó para ser maestra oficial, nombramiento que logró y se ha desempeñado cerca de  un decenio en el cual ha mejorado este proceso de lecto-escritura con los alumnos desde el grado primero hasta noveno en el Colegio de Ojo de Agua.
La experiencia pedagógica de Esperanza Alarcón se ha dado en grupos poblacionales opuestos. Sus primeros alumnos provenían de familias pudientes a quienes se les brindaban los recursos de moda y mas costosos en el mercado, mientras que los segundos provienen de familias campesinas cosecheras de tabaco con escasos recursos para estudiar, contraste que la hizo recursiva para que los niños pudiesen aprender en igual medida.
Los niños del Ojo de Agua no los llevaban en carro,  llegaban solos por los caminos y cuestas; no tenían tenis de marca, usaban chocatos; no tenían camisas blancas, usaban camisas del color del tiempo; no usaban correas de cuero, eran cabuyas tejidas por ellos mismos; no tenían morrales ni maletas con rodachines, usaban mochilas. Los niños de su primer colegio usaban dinero en efectivo para comprar las onces, los niños del Ojo de Agua llevaban las onces compuestas de arepa con agua de panela; Los primeros tenían sus propios libros, los segundos pocos conocían los libros pero si las cartillas para aprender a leer.  Ese contraste retó a la profesora Esperanza Alarcón para lograr que sus alumnos aprendieran a igual nivel que los del colegio privado. La implementación de ese reto motivó esta historia.


“El libro viajero” de los niños del Ojo de Agua

En hojas rayadas  de un exfoliador, cada una manuscrita y decorada con colores escolares, un@  niño@ recogió con sus palabras una historia y forma parte  del libro armado con tantas paginas como mitos, leyendas, cuentos, adagios y la historia de la vereda con el mapa trazado por un estudiante. El libro de las fotografías siguientes, fue el primero que se compuso hace mas de una década, y, aunque ha pasado por tantos niños como estudiantes han empezado el preescolar en el colegio en la sede A, se mantiene limpio, colorido e intacto, porque para cada portador que lo lleva una sola vez al hogar para leerlo a todos los miembros de la familia, es un tesoro a la luz del sol, un tesoro que hay que cuidar para los niños que vendrán al colegio en los años siguientes.

La experiencia de leer y escuchar cada pagina del libro viajero en el seno del hogar sigue creando identidad veredal y zonal porque cuando al colegio ingresan niños provenientes de otras veredas, hacen la misma investigación, y las novedades, se van incorporando en  mas maginas del libro viajero.



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Carátula del libro viajero 1 escrito por los niños de primaria de la sede A del colegio de Ojo de Agua del municipio de San Gil.

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Una pagina en que un niño narra, según un abuelo, las causas de la violencia partidista que se originó y dio en la década del cuarenta y cincuenta en las veredas.

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En esta pagina del libro viajero otro anciano contó a un nieto el origen del nombre de la vereda y del nombre del colegio


La mochila literaria


En el 2013 el gobierno Nacional empezó a implementar un proyecto para mejorar el nivel de lectura desde primero primaria. El proyecto se llama “Leer es mi cuento” consistente en entregar a cada institución educativa una colección de mas de 250 textos con obras de escritores jóvenes de diversos países cuyos temas y personajes son de la posmodernidad. Los libros  llegaron en cajas como apoyo a los docentes de diversas áreas para que los usasen como un instrumento para enamorar a los estudiantes de los libros, y por ende, de la lectura. En numerosos colegios los libros durmieron en cajas, en otros, forman parte de la biblioteca para uso dentro del colegio; pero en el Colegio de Ojo de Agua, el uso de los mencionados libros generó una nueva dinámica. Los libros los seleccionan los estudiantes, los solicitan a su nombre, el libro sale del colegio en una mochila que el alumno junto con la madre confeccionó para portar el texto.

Cada alumno tiene su mochila para cargar el libro que va a leer en voz alta con los demás miembros de la familia generándose un proceso de comprensión y análisis entre sus miembros convirtiéndose todos en protagonistas del proceso.

Del tema, de los personajes, de la introducción, el desarrollo y el desenlace de la obra, hablan con propiedad cada miembro de la familia, generándose un ambiente lector en todas la veredas de donde provienen los estudiantes del colegio de Ojo de Agua.


Sorprende ver por los senderos, caminos y carreteras y en el transporte escolar, así como en los espacios de las sedes del colegio a los niños de todos los grados con el morral escolar y con una mochila elaborada con reciclaje en la que va un libro forrado en plástico con todos los cuidados de una muñeca o un súper héroe.


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Detalles de dos mochilas, la primera cosida con sobrantes de costura delicadamente combinada y cosida a mano. Y la segunda tejida con bolsas plásticas. En un mundo en el que el desperdiciar, el consumir y contaminar es la norma y el tener es la meta que se promueve en aulas, hogares y  oficinas, encontrar en medio de ese universo un colegio que promueve el reciclaje con igual fuerza que la lectura para comprender y la escritura para transformar, es fiel testimonio que cuando hay unidad de pensamiento entre docentes, directivos y padres de familia, la modificación del entorno familiar y social florece para bien del ambiente y la comunidad.

Los niños de las fotografías que ilustran esta historia contaron al tejedor de historias, del titulo y el relato del libro que cargaban en sus mochilas encontrando igual propiedad narradora entre un niño de primero a uno de quinto primaria.


La niña Luz Rosalba Martínez Carreño llevaba en su mochila un libro titulado “Reciclemos”. Sobre el porqué lo había escogido afirmó: “porque en mi vereda se acopia la basura de muchos municipios y en la basura hay material que se puede reutilizar y yo quiero aprender a hacer elementos útiles usando el plástico… yo quiero hacer el cuerpoespinoportalapices. Así contribuyo a tener un ambiente mejor y un planeta menos contaminado”.




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Grupo de profesoras del municipio de San Gil que participaron en un seminario para el uso del plan semilla y la implementación del programa de lecto-escritura: “Leer es mi cuento” ocurrido en 2014


“Descubramos el mágico mundo de la lectura donde los protagonistas somos todos”.

Bajo este título con el apoyo de los cuerpos directivo y docente, liderado por la profesora Esperanza Alarcón Ortiz se presentó en el 2015 el proyecto de lecto-escritura sumándose a los doscientos proyectos a nivel nacional, de los cuales, seleccionaron cincuenta, y de ellos a diez, y de esas decena, el ganador fue el proyecto “Descubramos el mágico mundo de la lectura donde los protagonistas somos todos” en la categoría de “las buenas practicas de lectura y escritura” en la noche de la excelencia ocurrido en Bogotá al finalizar el año.


El colegio recibirá cien tomos mas para la biblioteca fragmentada en cada sede de la institución y la profesora gestora del proyecto recibió un incentivo económico.
 
Docentes del Colegio de Ojo de Agua comprometidos en el proceso lector y ponentes del proyecto ganador.

La distinción reconocida al colegio y el incentivo personal recibido por la docente le ha generado satisfacciones personales, mayor aprecio al proyecto por los alumnos y padres de familia, pero en el  universo en el que la uniformidad y la manada  predomina, la profesora fue recibida con felicitaciones por el grueso de compañeros del colegio, pero hubo algunos colegas mostraron recelo  suscitando en ella momentos de depresión que fueron superados con las narraciones de los niños en el aula cuando compartieron sus apuntes en el diario de campo, cuando comparten la experiencia lectora del libro viajero y cuando narran el argumento del libro que vuela en la mochila literaria viajera.

 
A diferencia de otros docentes de lengua castellana la profesora no se preocupa en pedir cuentas de lo que leyeron los niños, le importa mas el compartir de la experiencia que tuvo el niño en ese compartir lector en la familia y las impresiones de la lectura que tuvieron los miembros de la familia. Para ella es mas significativo el ejercicio lúdico que hizo el niño que el contenido de lo que leyó trayendo como cosecha un amor creciente por los libros y un gusto por aprender a leer la realidad veredal compartiendo con los abuelos y padres de familia.
 
Profesores de regiones colombianas diferentes que vienen adelantando la implementación de la lectura en el aula a partir de un proceso permanente con los niños y los miembros de la familia.
Otros profesores del colegio se han sumado al proyecto y usan el libro que esta leyendo cada alumno como fuente de la asignatura generándose una interrelación de áreas a partir de la experiencia de lecto-escritura.


Por ser un colegio con grupos escolares no superiores a veinte, por estar integrado por familias campesinas con valores arraigados, los libros retornan a la biblioteca solo con las huellas del uso en el campo y cuando algún niño se le embarra un texto, los padres del niño lo reponen para no privar a otros niños de la magia que trae cada libro, comentó una madre de familia.


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Profesora Esperanza Alarcón Ortiz, natural de Mogotes, Santander, quien recibió el reconocimiento del gobierno departamental por la propuesta pedagógica “descubramos el mágico mundo de la lectura donde los protagonistas somos todos”.

Las personas interesadas en conocer un resultado de esta estrategia de lecto-escritura, pueden observar el siguiente link en el que se puede apreciar a una de las niñas que viene desde hace un par de años participando en el proyecto como ha ganado la habilidad para declamar, para hablar y para expresarse en publico.

 
Puente nacional, La Margarita, abril 8 de 2016

viernes, 29 de abril de 2016

Homenaje a las madres


En una sociedad materialista con una cultura del empaque, se ha refundido el amor maternal, y la esencia del papel de la madre se ha convertido en un regalo material, olvidando lo inmaterial que es el amor que debe existir por quienes nos han dado la vida.


Con ocasión del mes de la madre he tomado de la revista “Auras del Fonce”, publicación del Colegio Guanentá de 1939 identificada el No. 50 del año XII de publicación una pieza de oratoria de un alumno del grado 5o, bachillerato, quien posteriormente fue un abogado reconocido en San Gil. Lo difundo con varias intenciones: la primera para que el lector reconozca el valor que tenia la maternidad en esa sociedad de mediados del siglo XX, una segunda para comparar la calidad de redacción que presenta un alumno comparada con la intentan hacer hoy alumnos que cursan los últimos grados de bachillerato y se determine si se ha mejorado o no, en los procesos formativos en los colegios. Y una tercera, para generar un reflexión comparando en sentir de los jóvenes} de ese entonces con los de hoy.

Discurso pronunciado por Bernardo Vesga, ilustre abogado de San Gil, cuando cursaba el grado 5o. en el Colegio San José de Guanentá en 1938.

“No se que extraño sentimiento se apodera de mi al ocupar esta tribuna con la honrosa comisión de llevar la palabra en éste día en que corazones generosos y henchidos de cariño se reúnen en estas aulas guanentinas, campo abierto de la inteligencia y de la sabiduría para rendir un tributo de cariño al ser en cuyo seno bebimos el dulcísimo néctar de la vida; al ser que no cambia; al ser que, tanto en el campo del infortunio como en el de la opulencia, nos brinda el bálsamo de una sonrisa tierna y expresiva, o la palabra consejera que alimenta y estimula.

 

Quisiera ser en esta hora mas que el estudiante que solo habla del impulso del sentimiento o de la necesidad apremiante, un poeta grandilocuente, para tejer con esta sola palabra, la fluidez de un verso que alcanzara las proporciones de un poema; o poseer la mágica paleta de un artista y pintar con rasgos de exquisita belleza, de nítidos colores y contornos suaves y delicados la estampa de una madre, así sea velando el sueño del hijo que ella adora, o tejiendo con sus finas manos las rubias trenzas de su cabello, o rezando en la alcoba solitaria y apartada, o quizás en el cementerio elevando la plegaria por el hijo que dejó de existir.

“Nos cuenta un celebre escritor, que aun pintor celebre encomendaron un cuadro donde se bosquejara a un tiempo el amor y la pureza. Y el artista trasladó al lienzo la imagen de una madre que llevaba en sus brazos al hijo en sus entrañas”.

 

¡Oh, que bello simbolismo¡  Esa es la madre.

 

¡Cuántas bellezas contiene esta sola palabra; que gozo inefable inunda nuestros corazones con el solo pensamiento que tenemos, madre.

 

Que importa que la vida nos agobie con su peso y que al través de nuestro camino de peregrinos nos asalte a menudo con furor el dolor, el tedio y la tristeza, si para mitigarnos siempre hemos de hallar en el ella, el bálsamo que amortigüe la intensidad del sufrimiento; ?Qué importa además que se rompan los lazos de la amistad si a nuestro lado camina muy dulcemente el tierno amor de nuestra madre?

 

Muchos son los pensamientos que se agolpan a nuestra mente en este día. Las madres son buenas, son santas, son puras; ellas son la demostración mas palpable de la providencia divina;  no las habéis visto alguna vez deslizar entre sus manos en ademán suplicante las cuentas de un rosario, elevando a Dios que nos hace fuertes, la plegaria por el hijo;  no habéis oído alguna vez de sus labios, palabras de amor, de perdón, de estimulo o de consejo?.

 

¡Oh¡ ellas son el reflejo de esa madre que allá en el calvario con la muerte de su Hijo, Dios nos abrió el camino de la gloria¡ Ellas enjugan nuestro llanto, consuelan nuestras penas, nos alivian, nos aman. Razón tenia aquel celebre escritor que dijo: “ el amor maternal es el único que jamás nos engaña, el único en cuyo horizonte sereno y transparente jamás aparece una nube”.

 

No importa que ella ya no exista, pues solo su recuerdo es una estrella que ilumina la  incesante noche  de la vida.

 

Este homenaje que hoy rendimos a la madre, no se extiende únicamente a las que todavía forman parte  de nuestra compañía, sino que también es para aquellas que ya forman en la lista de los muertos; vosotros los huerfanitos, también tenéis derecho a gozar, poned cuidado….no sentís ahora que ella os recita a vuestros oídos palabras muy dulces de cariño?.

 

Sí¡ Es que el espíritu de vuestras madres  muertas revolotea en este momento sobre vuestras cabezas y os arropa con su manto de pureza; ellas están hoy con vosotros; han abandonado su estancia en la otra vida y han venido aquí en forma de brisa bienhechora y en su arrullo forman una música divina; os quieren dormir, vivid tranquilos.

En este día es preciso que  consagremos un recuerdo también a las madres de todo el mundo; no debemos reducirnos a este circulo tan pequeño que forma nuestra villa; debemos recordar que los demás hombres también tienen madre y también sienten amor; echemos una mirada al actual estado del mundo; miremos a Rusia donde el amor maternal no es hoy conocido porque ha sido suprimida al familia, donde el niño no alcanza a recibir las primeras caricias de la madre porque desde sus primeros años es arrancado de su seno, para servir a un gobierno despótico y corrompido y que hoy al impulso del loco frenesí amenaza desbordar en trágica avalancha sus perniciosas doctrinas por el mundo.

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Recemos una oración por las madres de España que hoy elevan su plegaria por el hijo ausente o porque ya ofrendó sus despojos a la madre tierra en lucha cruenta y fratricida; plegarias a cuyo eco son responde el espantoso tableteo de las ametralladoras que ciegan vidas y dejan en pos de sí, lagrimas, orfandad, desolación y muerte.

 

Madres que en este momento están presentes en este acto; aquí tenéis a vuestros hijos, a vuestros hijos alrededor de vosotras; hemos venido a rendiros publico testimonio de gratitud; queremos en este día venturoso acercar nuestros corazones mas a  los vuestros; el homenaje es sencillo, es verdad,  pero el sentimiento que hoy invade nuestros pechos es tal,  que rompió las barreras que lo aprisionaban y se ha derramado en amorosa inundación de lágrimas.

 

Que ellas sean el rocío que refresque vuestros corazones”.


He dicho.

Bernardo Vesga Arenas.

 

Puente Nacional, Ecoposada La Margarita, abril 1o. de 2016

NAURO TORRES QUINTERO

El parasitismo del plagio intelectual

  El apropiarse de los méritos de otro u otros, el copiar y usar palabras e ideas de otros y sustentarlas o escribirlas como propias y usa...