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jueves, 13 de agosto de 2015

La vaca pintada no pinta, pero hay que pintar hasta lograrlo.

 

El trabajo es un valor que se siembra en el alma de las personas que nacemos en el campo, así crean los citadinos que quienes tenemos el moquete de “campeches”, somos brutos, iletrados, burdos, y además, torpes y pobres que nos gusta vivir de los subsidios del Estado, y en las elecciones recibimos tejas de zinc por nuestro voto.

Es en los campos que conforman las cordilleras colombianas en los que los campesinos, al son de la carranga bailamos con el azadón y movemos las manos cual bailarín de ballet para llenar en un santiamén los catabros con café, o las cantinas con el ordeño, o los costales con las legumbres, cereales u hortalizas para llevar a las ciudades y recibir a cambio ínfimos pagos por los productos, sin los cuales, no habría vida en las urbes que siguen expandiéndose como lodo en las crecientes de los ríos, para en menos de medio siglo, convertir a Colombia en un país de regiones con ciudades pobladas por seres humanos que no se conocen ni se hablan, a pesar de vivir separados por paredes de cemento en viviendas similares a cajas de fosforo arrumadas una encima de otras.

Es en el seno de la familia campesina donde se forjaron con el amor de unos padres que veían la unidad en la pareja-entiéndase la unión de un varón con una mujer- como la primera escuela en la formación de los hijos. Era en el seno de esos hogares donde se infundía el amor a Dios, el amor a los padres y a la familia, el amor a la patria chica y grande, el amor a la tierra y lo que hay en ella, el amor al trabajo, al ahorro y gusto por hacer siempre las cosas bien.

Lidia fue la hija mujer de un hogar con dos hermanos y una adoptada. Fue formada bajo el amor complaciente de un padre que enseñaba con amor y la rigidez de una madre que a sus 85 años sigue creyendo que la letra con sangre entra usando como recursos pedagógicos, el rejo, el garrote, las cachetadas, las ollas, los platones, los gritos y los insultos. Pero en ambos progenitores hubo unidad en la formación de valores.

El trabajo honesto y responsable como único recurso para derrotar a la pobreza acompañado del ahorro  y la inversión. La fraternidad, la solidaridad y la ayuda mutua como liga en la vida comunitaria. El respeto a Dios, a los mayores, a las instituciones, al medio  y a la autoridad.  La unidad de los padres se dio también en la delegación del trabajo; los varones se encargaban de la finca y los ganados, y las mujeres de los oficios de la casa, el arreglo de la ropa y las ventas en la tienda o en las busetas los dias de mercado.

Pero a ellos como a ellas se les reconocía el trabajo de la misma forma. Se les permitía tener una polla, un cerdo, unos conejos o una ternera con cuyos animales se iniciaba el capital semilla para el patrimonio personal.

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Con la venta de moras nativas, Lidia logró comprar su primer cerdo que empezó a levantar y engordar con empeño. Los cerdos sueltos se acostumbran a comer los sobrantes de la cocina, de la tienda y de las huertas.

 

Campesino que se respete le pone nombre a sus animales. Lidia no fue la excepción. Pirulo fue el nombre que le puso a su primer semoviente comprado con el sudor del trabajo de niña. Por ser la hija mayor tenia el derecho de usar el suero luego de procesar la cuajada para las almojábanas, que ella recogía sin desperdiciar, y a la mañana siguiente, daba a pirulo como desayuno. Pero en las zonas cafeteras en la época de la cosecha, así como se trabaja, se gana. Y los recogedores del grano, el fin de cada semana no dejan de tomarse sus amargas en la misma tienda del patrón. 

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La madre de Lidia desde que llegó como esposa de un nativo a la vereda, organizó una tienda al frente de la existente en la casa de la suegra, y en ella, la venta de cerveza era la esperanza de quienes bajo la escusa de sed se pasaban de copas los fines de semana. Y en el campo, nada se crea, nada pierde, todo se transforma, y los cunchos de cerveza era un banquete para pirulo. Lidia deseaba engordar rápido el cerdo para venderlo un martes en Saboyá y comprarse, luego, una cerdita a la que llamaría pirula.

Una mañana de un  lunes de octubre dio de desayuno a pirulo un buen baldado de suero del escurrido de la cuajada del día anterior, que el cerdito bebió con el gusto de  quien tiene guayabo y aplica el refrán “ a mordedura de perra, pelos de la misma perra”. 

 

Y  luego del piquete, y hecho el aseo en la casa, Lidia llevó a pirulo las sobras de las botellas de cerveza que escurrió, que pirulo, como todo garoso, se bebió de un respiro.

 

El marrano bien lleno se echó debajo del payo a dormir y no se volvió a levantar sino para pelarlo y salvar las piernas y las costillas.

 

Pirulo tuvo una muerte feliz como efecto de la mezcla del suero y la cebada fermentada, hubo una bomba en su estomago y murió “reventado”. Y cual papaya que cae del palo, los sueños de Lidia, quedaron en el piso.

El padre supo comprender el dolor que Lidia sentía por la muerte súbita de pirulo, mientras la madre se alegraba por lo sucedido ante la ambición de la hija de hacer un capital desde muy niña.

 

Por esa razón en el diciembre siguiente la vaca cachona parió una linda ternera blanca orejinegra y se la dio como regalo a la hija para reponer a pirulo.

 

Cual niña que en la ciudad le regalan una barby, Lidia agradeció el detalle del padre amoroso, y le puso el nombre de la pintada. La pintada creció rápido y se hizo novilla y a los 30 meses dio cría otra ternera con iguales pintas; pero con la mala suerte que la novilla parió en una falda rodándose con la cría muriendo cuando hacia el trabajo de parto.

La vaca pintada no pinto, y desde entonces, Lidia comprendió el mensaje de su padre; el ganado, ganado es, pero no todos nacieron con la fortuna de ganar con el ganado.

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Y desde entonces, ella, Lidia pinta en el cuaderno vacas de colores para contarle a sus hijos la suerte de pirulo y la vaca pintada, insistiendo que cada quien nace con una estrella, la magia esta en identificar la estrella; y la de ella, fue el transporte urbano; y desde entonces una buseta pare otra buseta, y a así sucesivamente, dejando entrever en cada  una de ellas el amor por el campo al decorar cada automotor con un tono del verde.

miércoles, 12 de agosto de 2015

EN EL EMBLEMATICO CAFE TORTONI DE BUENOS AIRES


El interior del café

El frontis del café

No hay mas parisino, cuando se esta en la ciudad luz, que hacer un descanso y sentarse a beber un buen expresso en alguno de los cientos  de bares que desde antaño están en la ciudad; y hacerlo en el Café de la Paix es impregnarse, por un momento, de la pintura y la poesía.  Los frescos que decoran su interior y su proximidad con la Ópera Garnier de París, hacen de su clásico look un museo más que un simple restaurant. Una vez adorado por escritores franceses como Guy de Maupassant y Émile Zola, este café es tan conocido que pasa a la categoría de imperdible.


Otra opción, según el gusto, es  beber el café  en Le Select, uno de los grandes cafés parisinos clásicos, tiene prácticamente el derecho a ostentarlo debido a la larga lista de clientes connotados que lo han visitado. Cito a modo de ejemplo: Henry Miller, Ernest Hemingway, Pablo Picasso y F. Scott Fitzgerald, quienes disfrutaban bebiendo café bajo su terraza, mientras el sol iluminaba el Boulevard. Azulejos de mosaico en el suelo y sillas de mimbre, Le Select lleva la impronta del clásico estilo de los cafés parisinos.


Y estando en Buenos aires, persona amante del pasado y de las novedades del presente, luego de un día de intensa caminata contemplando a la París de Suramérica, el sentarse, al atardecer a beber un buen café en el  tradicional  café Tornoni, el mas antiguo de la ciudad,  mas que un deleite, es una contemplación a las reliquias gráficas que muestran a sus visitantes al igual que  la lista de personajes ilustres que lo han visitado desde 1858.


En sus mesas de mármol y sus paredes está presente una parte importante de la historia de Buenos Aires, ya que entre sus clientes más destacados se encontraban los escritores Jorge Luis Borges, Luigi Pirandello, Federico García Lorca y Julio Cortázar, así como los músicos Arthur Rubinstein y el mítico Carlos Gardel. Carlos Gardel tenía siempre una mesa reservada para él, lejos de la vista de sus admiradores? De acuerdo con el poeta Enrique Cadícamo, era la que se encontraba en el costado derecho del salón junto a la ventana entrando por Rivadavia.


Los cafés en los pueblos y ciudades con algún patrimonio histórico, eran y siguen siendo en buena parte de ellas, el lugar para charlar, compartir, hacer negocios, incluso para admirar a alguna linda dama.


En Bogotá, ciudad que sigue incrementando el flujo de turistas extranjeros y nacionales, goza de cafés con gran solera que es reconocido visitar alguno de ellos; por ejemplo en el centro de la ciudad esta el Café Pasaje. Este café-bar se encuentra en la plazoleta del Rosario y durante décadas ha sido lugar de reunión de los empleados de las oficinas aledañas. Merece la pena pasarse un viernes por la tarde a tomar unas cervezas. Carrera 6 # 14-25. Otro muy agradable es Café San Moritz. Aires cachacos para una de las cafeterías con más solera de toda la ciudad. Curiosamente, aún siguen elaborando el café con una vieja máquina italiana de principios del Siglo XX. Calle 16 # 7-91.


Quienes nacimos en el siglo XX y en el transcurso de la existencia gustamos de las manifestaciones culturales de donde se vive o, se viaja a conocer, registramos nuestra presencia como una contemplación a aquellos varones y mujeres que emprendieron algún iniciativa que prevalece en el imaginario de los habitantes y visitantes.


En San Gil, por ejemplo, un buen tinto se degusta en “La Polita”. En Puente Nacional, el “dulce de doña Silvia de Mosquera”, es obligatorio para residentes y visitantes.


Es mi caso, en mi breve periplo por Buenos Aires, del cual contare en breves notas y fotografías, el  gusto por estar en una verdadera reliquia cultural del continente latinoamericano.

NAURO EN EL CAFE TORTONI

Al fondo la fotografía del  café mas antiguo y que prevalece en Buenos Aires

NAURO EN EL TORTONI CON INVITADOS

Posando en el lugar clásico dentro del café para registrar la visita al Tortoni.

NAURO Y GARDEL 1

Posando al lado del busto a Gardel

EFIGIE DE SABATO EN EL TORTONI

Y la fotografía del recuerdo, un carboncillo a Ernesto Sábato, el autor del Túnel, novela que gusta en todas las edades.

miércoles, 5 de agosto de 2015

Una boda sin vino y sin invitados.

  
Transcurría el día once del mes de las cometas del tercer año de la década de los setenta del siglo XX, procedente de Bucaramanga, capital del departamento de Santander, llegaba a la naciente ciudad, puerto del oriente colombiano a cumplir una cita con la vida que cambiaría el rumbo de mi existencia.

Llegaba, luego de una semana de ensimismamiento y sorpresas propias de un joven que no conocía la capital del departamento llamada hoy, la ciudad bonita de Colombia. Luego de haber llenado todos los requisitos exigidos por la Secretaria de Educación de Santander para posesionarse como maestro de escuela; diligencias que había adelantado en compañía de Marilú Forero, compañera de Normal de Margarita González Gamba, y quien había sido nombrada como maestra en una vereda de Puente Nacional.



Para Marilú, era su primer viaje a una ciudad capital. Yo, era el conocedor, pues había estudiado en la capital de la sal del país, Zipaquirá,  cerca al colegio donde había adelantado estudios secundarios, nuestro nobel Gabriel García Márquez y el actual presidente de Colombia, Gustavo Petro Urrego y me defendía en Bogotá como cualquier desempleado que conoce los recónditos lugares, buscando un empleo con ingresos para sobrevivir en la Atenas Suramericana.

La pobreza ayuda a cuidar y tazar las monedas.

Viajamos con Marilú, luego que mi padre, Miguel Agustín Torres Torres y la señora Rita Parra, madre de la compañera de viaje, nos sacaran a la estación del bus, en Puente Nacional, que nos transportaría a Bucaramanga. Y con las recomendaciones de todo padre y madre, nos embarcaron, luego de recomendarnos al chofer y darnos la bendición. Cada uno, llevábamos consigo la maleta campesina santandereana, que no es otra cosa que una caja de cartón, atada con cabuya.

Ya en el bus, uno al lado de otro, poco hablábamos. Estábamos extasiados con los paisajes tan diversos en tonos verdes pintados el laderas y montañas, sin descuidar la cajita que no soltábamos, pues nos habían advertido que no nos bajáramos del bus, ni para orinar, y que ya en la capital, buscáramos un hotel, y ya en él, podíamos desprendernos la caja, soltar el nudo que cada quien había hecho con la guía de cada  padre que la colocó como señal para establecer si alguien abría el cartón en nuestra ausencia.

Nos habían informados que las gestiones y procedimientos para la posesión oficial como maestros ocurría en dos días; pero no ocurrió en el ese lapso. Empezamos a tazar el mecato que nos habían empacado en casa, a comer una sola vez en el día, y nos vimos obligados a buscar una posada más barata, así nos tocara compartir cama. Pues si no lo hacíamos, no tendríamos el pasaje de regreso, que nos daría, en el pueblo, el estatus de maestro y nos permitiría ser empleados estatales con posibilidades de trabajar, estudiar, formar una familia, servir y orientar a niños y retirarnos pasados 40 años de servicio docente.
 
BARBOSA, LA PUERTA DE ORO DE SANTANDER

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La cita fue en Barbosa, allí habíamos decidido unirnos por la Iglesia católica con la bendición de un amigo sacerdote llamado Mario Pimiento, extinto sacerdote que murió un año después en joven en la casa cural de la parroquia de Barbosa.
MARGARITA GONZALEZ GAMBA
Ella, mas hermosa que todos los días, lucía un conjunto de terlenka del color de las mariposas de Mauricio Babilonia, que la hacia ver radiante, expectante y sencillamente bella. No era un traje nuevo. Era el mismo que le había servido para la ceremonia de grado en la primera promoción de bachilleres de 1972 de la Normal Nacional de Señoritas de Puente Nacional.

Yo, no tenía más que ponerme, sino el mismo pantalón y la misma camisa que en la semana ya me había puesto dos veces, pero que había tenido la precaución de lavarlos para la ocasión.

A la misa vespertina asistieron, no más que unas cuantas señoras mayores que acudían diariamente al templo para que el sacerdote no se sintiera solo, y nuestros invitados, que no fueron más que tres. La pareja de padrinos y un testigo familiar que se encargaría de contar lo sucedido y haría creíble el acto sacramental celebrado a escondidas paternales. 

Los padrinos los consiguió Margarita. Era una pareja joven como nosotros. Julieta Suarez, la madrina, se había graduado dos años antes en la misma institución educativa. Y fue muy especial para los dos, porque era nuestra confidente y Celestina. A ella, la recuerdo siempre, y hoy doy gracias a Dios por su existencia (q.e.p.d.), pues fue la primera novia oficial del hermano mayor de Margarita, quien se casó luego con una compañera de labores cuando se desempeñaron como maestros en un colegio de Charalá, Santander, y, quien se parece físicamente a la que fue nuestra madrina. De los padrinos, los años los sacaron de nuestras vidas con el olvido.

LOS ESPOSOS TORRES GONZALEZ EN 1982 EN LA PLAYA
Ella, Margarita González G. , ya trabajaba como maestra en la escuela de Providencia, y por amor y solidaridad, incurrió en los gastos de la boda, pues yo llevaba un día devengando sueldo sin trabajar aún.

LA POBREZA HECHA BODA

El sacerdote Mario nos dio la bendición. Fuimos invitados por los padrinos a su improvisado apartamento, nos ofrecieron un sencillo entremés y nos dieron el regalo de bodas. Una jarra y sus seis vasos de pasta fueron nuestros primeros haberes, los cuales cuidamos hasta que Cristian, el hijo mayor que se gestó el la Belleza, Santander, propició que los cambiáramos con sus juegos.

Antes, en la boda y luego de la misa estuvimos acompañados de Custodio González Velandia, un hijo de Tobías González, (q.e.p.d.) hermano de mi suegro Darío González Pacheco y primo de Margarita.

Custodio es un personaje en la historia personal y en la historia del tren que trepaba las montañas santandereanas, boyacenses y cundinamarquesas desde Barbosa hasta Bogotá. Desde muy joven, dos de sus hermanos lo vincularon a los ferrocarriles nacionales. 

Custodio cuando regresaba a la vereda, cuyos viajes eran frecuentes porque no pagaba tiquetes en el tren, decía que trabajaba en la estación principal en Bogotá como oficinista, hasta que un día, fue descubierto por Guillermo Beltrán, compañero de escuela cuando viajaba colado en el tren que al que se había calichado en una de las curvas ascendentes al cerro  Los Andes dormido en la vereda Montes en donde el gusano motorizado se perdía todos los días de nuestras vistas de niños, en las montañas donde se funden los departamentos de Santander con Boyacá. Guillermo Beltrán había encontrado a nuestro testigo trapeando uno de los corredores de la estación de la Sabana.
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Así lucia la Estación del tren de Barbosa. Hoy sus ruinas son una vergüenza patrimonial histórica de la Nación.


Custodio González Velándia fue el testigo de nuestra decisión legal de casarnos a escondidas. A él, lo delegamos como representante en la boda de todos los miembros de las familias para que les contase, con el tiempo, lo sucedido. Función que desempeñó a sus alcances. Fue el encargado de enterar a propios y curiosos de la decisión de suavizar a los deudos en esta afrenta familiar.



UNA CENA DE BODAS PARA TRES

La cena para celebrar la boda la pagó Custodio. Fue una cena para tres. El restaurante semejaba una caja de cartón colocada paralela al suelo, y cuya tapa superior se habría a voluntad de sus propietarios como ventana para mostrar los productos a ofertar y como espacio para relacionarse con los visitantes. Era un restaurante portátil uní modular fabricado en lámina de hierro, decorado en sus paredes externas con avisos de gaseosas Colombiana, reconocidas como casetas.

Allí, sentados a la vera de una improvisada mesa armada con pedazos de tabla sobrante de aserrío, comimos cualquier cosa, que no fue mas que la comida diaria de estudiantes y trabajadores de los estratos bajos de nuestro hermoso país. Fue al aire libre, en uno de los costados de la avenida principal que era la misma carretera central que une a Bucaramanga con Barbosa. La cena estuvo  amenizada con música de grupos regionales e internacionales cuyas notas salían de victrolas ubicadas en casetas similares administradas por familias campesinas que abandonaron sus parcelas huyendo de la violencia partidista probando suerte en la ciudad para poder sobrevivir y educar a los hijos.

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EL HOTEL PARA LA NCOHE DE BODAS


Custodio González Velandia nos dio la oportunidad de pasar nuestra primera noche en una quinta. Una quinta a donde llegaban los ejecutivos de los Ferrocarriles Nacionales y que estaba ubicada en la estación última del ferrocarril del oriente, hoy sede del distrito de  la Policía Nacional.

Era una quinta muy hermosa, así nos percatamos al otro día cuando la observamos desde lejos al abandonarla. Estaba distante de otras viviendas y llevaba varios años sin uso: Pero allí se había acomodado Custodio para ejercer la vigilancia y el trabajo que hacia como almacenista del moribundo sistema de transporte masivo que hubo en el país del cual hoy nos lamentamos por su perdida.

Nos asignó una pieza adornada de telarañas y poblada de cucarachas. Tenia una ostentosa cama sencilla de estilo francés con terminado en colores del olvido. Con unos tendidos invisibles cubiertos de rosas de todos los colores de la imaginación. Allí pasamos nuestra primera noche como pareja. Y allí intenté por primera vez perder mi virginidad con la novia de niño y la mujer que me acompañaría por 27 años de existencia. Hoy sumaria medio siglo de casorio.

Fue una noche sin cobijas, pero llena de miedos, de intentos, de mucho sudor, de poco sueño y muchas frustraciones personales de parte y parte. Ella, como cualquier santandereana de la época, e hija de una familia campesina, asumió que nada sucedió por su inexperiencia. Y yo, amanecí escondido en la vergüenza por mi incapacidad para transportar a la niña deseada en los últimos seis años, al frenesí que generan las estancias escondidas de la pasión erótica de los humanos enamorados.

EL BUS Y LA PARTIDA, CADA UNO A SU TRABAJO


Y nos tomó el amanecer del domingo con la sensación de una frustración sexual compartida, pero con el gusto de habernos amarrado para siempre.

El desayuno fue frugal, como la noche, y hacia las diez de la mañana del 11 de agosto de 1973, ella, mi primera esposa, me despidió con la tristeza de novia abandonada, mientras yo abordaba el destartalado bus que ocho horas después con un recorrido de saltamontes me votó a mi suerte en el parque de un escondido corregimiento del municipio de Jesús María, que nunca antes supe de su existencia; hoy municipio prospero con nombre de LA BELLEZA rebautizado por el escritor del lugar, Pedro Antonio Mateus Marín como la Suiza de Santander.
 
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Separados trabajamos cuatro meses, y ella, por amor, sacrificó las comodidades de su escuela para irse a trabajar al mismo lugar donde yo inicié mi trabajo permanente como maestro oficial, estando allí 30 meses, al cabo de los cuales, fui trasladado a otra ciudad aplastada en la cresta de una  planicie caprichosa que escasean en las arrugas de la cordillera central colombiana. Ciudad conocida como “la ciudad levítica” por ser oriundos de allí, numerosos sacerdotes y religiosas católicas. A Zapatoca llegó ella, un año después trasladada a la escuela urbana, y allí vivimos tres años para radicarnos, luego por siempre en la capital turística de Santander, San Gil.

De esa unión quedaron cuatro hijos, dos varones y dos mujeres. Vivimos 10. 000 días hasta un 13 de noviembre de 2000 cuando el cáncer me la arrancó de mis brazos dejándome en los labios el almíbar de un amor infantil y juvenil que permanece vivo en el baúl de los recuerdos personales y en la vida de cada uno de los retoños que en noches estrelladas fueron el culmen de una pasión que nació en el bosque, se acrisoló  en los caminos, se fundió en una una casa de campo, -hoy mi escondite para escribir- y se esfumó físicamente en una cama hospitalaria en la casa que compramos juntos y adaptamos para nuestros sueños. Sus cenizas reposan en la catedral de San Gil y su perfume permanece en cada lugar que compartimos en esta existencia terrenal. Desde entonces, su presencia intangible e invisible se siente protectora en la vida de quienes fuimos sus amores y su razón de ser en sus 48 años.

Finca la Margarita, julio de 2010.
NAURO TORRES Q. 













































lunes, 20 de julio de 2015

LOS ULTIMOS MACHOS


Con el legado temple de los revolucionarios caídos del cielo en estos lugares y fieles al mandato del honor y la valentía, sobre las áridas tierras salpicadas de matones de fique, junto a un caney, dos hombres sellaron la existencia de su generación.

Arte Al Límite

En la hora cuando el sol cae perpendicular sobre la arena, el zarco y el cojo cumplieron la cita.

Ambos cavaron la tierra con furia sin pronunciar palabra.


El hueco debería tener tres metros de ancho por cuatro de alto y ninguno se detendría hasta terminarlo, solo deberían pensar en el momento de deshacer  sus bravuras en el interior del hueco, objetivo que lograron cuando el sol al día siguiente comenzó a guardarse sobre los riscos.


En ese instante no hubo atención para la extenúes y los cuatro ojos después de humillarse por largos años, se miraron por ultima vez.


-Creí que su cobardía le impedía batirse conmigo, cojo desgraciado¡

- Ni lo piense, soy macho para todos y me sobra para regalar, como una vez lo hice con usted.


- Miente malparido¡….yo fluí y he sido el único macho de mi mujer, además usted es un inútil y para esconderlo se inventó el sueño de la tercera pierna que pisa a las hembras.


- ¡ja¡ esta jodido y no halla que decir. Esta peor que los toches, y por ahí dicen que lo han visto tender la cama que otros revuelcan….


No se cruzaron mas ofensas y procedieron a desnudar los cuchillos de doce pulgadas que habían llevado toda la vida como un miembro mas de su cuerpo pendiente de la espalda; luego se rompieron la carne buscándose las vísceras  hasta convertir el hueco en un lodazal rojo.


Nadie vio ni escuchó nada y para siempre los machos quedaron en la sepultura cavada por sus propias manos.


San Gil, julio 25 de 2.015
NAURO TORRES QUINTERO

 

sábado, 11 de julio de 2015

LAS CHIMENEAS DE LAS HADAS, UNA HERENCIA CULTURAL NATURAL DE LA HUMANIDAD


Las actividades volcánicas en la montaña, formaron La Capadocia.

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Las formas terrestres empezaron a formarse hace 23 millones de años. La lava, la lluvia y el viento trabajaron sobre las rocas convirtiéndolas en columnas conocidas hoy como Chimeneas de las hadas.



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Aviso de entrada al museo natural de Göreme en el que encontramos Iglesias escupidas en las rocas, conventos, viviendas y formas cónicas de roca, conocidas como las Chimeneas de las hadas.(Foto de Cristian Torres, abril 2012). Este museo es reconocido por la UNESCO como uno de los lugares con extraordinaria belleza natural.


Estar en Anatolia-Turquía- y no visitar la Capadocia, es como ir a Roma y no visitar la capilla Sixtina; es ir al Perú y no conocer Machu Picchu; es ir al DF en México y no visitar las pirámides de Teotihuacán; es ir a Panamá y no conocer el canal o ir a Bonn en Alemania y no conocer la estatua de Beethoven. Por estas motivaciones abandonamos el mediterráneo y regresamos en Avión a Estambul para tomar otro vuelo que nos acercara a la región de Nesvehir, reconocida por

 clip_image004la UNESCO como uno de los lugares culturales de una belleza natural extraordinaria en el mundo.


Desde 1986 el Estado turco protege la región como un parque Nacional en el que hay vestigios de vida desde hace mas de 23 millones de años con la formación de las formas terrestres antes del periodo Neógeno[1] en el cual se formaron los cónicos volcánicos[2] de los montes Erciyes[3] que junto con las montañas de Melendis y Hasan formaron las cumbres volcánicas más altas de Anatolia que sus actividades a través del tiempo dieron origen a La Capadocia[4].


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Al fondo, una vivienda de varios pisos esculpida en un cónico volcánico que se yergue como testimonio vivo en la aldea en donde pernoctamos mientras nos extasiábamos recorriendo a pie, en carro y en globo esta maravilla natural conocida como Capadocia. (Foto de Cristian Torres, abril 2012)



En las fotos se puede apreciar al fondo un cono volcánico en el cual los humanos escupieron en la roca sus viviendas, hoy convertidas en lujosos hoteles para turistas habidos de pasar un par de noches en una caverna con paredes de piedra.

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La región de capadocia tiene una ubicación estratégica por estar en el cruce de los caminos antiguos jugó un papel importante entre los Balcanes[5] y la Mesopotamia[6].

Las excavaciones arqueológicas en el siglo pasado dieron a luz la historia de Anatolya, región en la que se encuentra la colina artificial de Asakli que fue el primer centro habitado por humanos en la región. Ya en el siglo VIII a.C. se trabajaba el cobre en frio y al calor.

Esta región de Capadocia llamó la atención del mundo a mediados del siglo XX por sus construcciones en la roca, por sus formas naturales, por sus reliquias religiosas, por su importancia en el comercio mundial en otros tiempos, y en especial, por ser testimonio viviente de los estragos que se hace la naturaleza misma y la adaptación del hombre al medio.

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Foto tomada desde una caverna ubicada en el parque natural de Göreme en Capadocia, desde la cual se aprecia en el horizonte otro cono volcánico que fue en los primeros siglos un convento femenino de la Iglesia fundada por Jesucristo.



Pareciera que en forma rápida, las predicaciones de San Pablo convirtieron al cristianismo a los griegos asentados en este valle, pero a mediados del siglo VII los ataques árabes al centro cristiano de Kauseri-Cesarea- obligaron a sus habitantes a emigrar a Capadocia en donde los primeros cristianos en el siglo I construyeron sus Iglesias y conventos en las rocas



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Vista del valle de Kayseri en el que se puede apreciar el trabajo silencioso de la lava, la lluvia y el viento formando en el tiempo columnas en las cuales se puede apreciar el deterioro natural de la tierra través de los años.(Foto de Nauro Torres, abril de 2012).

 


Y refiriéndose al hombre, el profeta Isaías anunció: “y se meterá en las cavernas de las rocas y en las hendiduras de las peñas, ante el terror del SEÑOR y ante el esplendor de su majestad, cuando El se levante para hacer temblar la tierra”. (Isaías 2:21)



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Pareciera que en forma rápida, las predicaciones de San Pablo convirtieron al cristianismo a los griegos asentados en este valle, pero a mediados del siglo VII los ataques árabes al centro cristiano de Kauseri-Cesarea- obligaron a sus habitantes a emigrar a Capadocia en donde los primeros cristianos en el siglo I construyeron sus Iglesias y conventos en las rocas. En la foto se puede apreciar a turistas de varios continentes a la espera para acceder a las capillas de los primeros cristianos, que por el aumento de los devotos, los lugares de oración también se fueron ampliando en extensión.


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Conocer el pasado, ayuda a interpretar el presente y afrontar el futuro con alegría y verraquera porque cada uno está para cumplir una misión. El meollo del asunto es descubrir la misión y hacer siempre lo mejor para beneficio del todo y de todos. (Foto de Ximena León, abril, 2012).


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Testigos mudos de las bellezas de la naturaleza y las maravillas hechas por el hombre a través de la historia. Capadocia, un lugar en donde se conjugan los efectos de la naturaleza, las creencias religiosas, las fuerzas comerciales que fortalecen a las ciudades, y los aportes de las culturas a través de los siglos.


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Las imágenes anteriores son prueba fehaciente que el hombre para defenderse y proteger a la familia de las inclemencias del tiempo, de las guerras y de los castigos de Dios[7], tallaron sus viviendas en las rocas. Hoy estas viviendas vienen siendo adquiridas por alemanes, franceses y españoles para convertirlas en hoteles que reciben turistas de los tres continentes hambrientos de experimentar y ver en una sola región las huellas de varias culturas y los efectos en la tierra de los cambios climáticos con el paso de los años.


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Aspectos de una vivienda tallada en la roca. Se pueden apreciar, los accesos, las ventanas, los depósitos de agua y las comodidades que la familia disponía. (Foto de Nauro Torres, abril 2012).


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Fotografía tomada en lo alto de una montaña en cuyo pie se aprecia una ciudad antigua tallada en las rocas, hoy en recuperaciones para hoteles, y en el otro costado, el desarrollo ordenado de una aldea con todas las comodidades del mundo de hoy. En los más de 3.000 kilómetros que anduvimos en auto, no vimos en los campos cercas para separar propiedades, tampoco casas aisladas, pero al menos cada 30 kilómetros encontramos aldeas con todos los servicios públicos, y en ellas, las mezquitas, centros religiosos, filosóficos y sociales para los habitantes del pasado y del presente.


En los más de 3.000 kilómetros que anduvimos en auto, no vimos en los campos turcos cercas para separar propiedades, tampoco casas aisladas, pero al menos cada 30 kilómetros encontramos aldeas con todos los servicios públicos, y en ellas, las mezquitas, centros religiosos, filosóficos y sociales para los habitantes del pasado y del presente.



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Cada aldea tiene atractivos turísticos, y la población está organizada por ejes de producción. Encontramos poblados de tejedores en lana, en hilo, en seda. Vinicultores, hortelanos, talladores, pastores, cerealeros, etc. Y en cada poblado encontramos gente amable, servicial, creyente y muy trabajadora, orgullosa de su condición, su raza y credo.


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Pero en todas, sin excepción observamos el respeto y la admiración por los ancianos a quienes se les considera las fuentes de la sabiduría y de las tradiciones familiares.


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LAS CHIMINEAS DE LAS HADAS.


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Las chimeneas de las hadas, que se ilustran en la foto, son formas terrestres que resultaron de las salpicaduras de lava de los volcanes, de las lluvias y los vientos mostrando en la cúspide una roca negra en forma de cono y en el tallo los diferentes colores que tienen otros estratos si se hiciese un corte a la corteza terrestre.

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Al observar el estrato que se encuentra en el vértice de cada cono, ha impedido que el tallo de forma cilíndrica y lisa conformado por estratos blandos se deteriore con el paso de los siglos formándose de esta manera lo que se conoce como las chimeneas de las hadas de Capadocia.


Las chimeneas tienen diferentes formas y colores. Los colores resultan de las diferentes mezclas químicas del suelo convirtiendo el valle de Melendiz en un paisaje con belleza sin igual.

BREVE HISTORIA DE CAPADOCIA

Reza la historia que la denominación de Capadocia se usó por primera vez al final de siglo VI a.C. pues se encontró en un epígrafe perteneciente al rey persa llamado Derios (522.486 a.C.) como Katpatuka que significa “El país de los bellos caballos”. Pero el historiador romano, Plinius que vivió en el siglo I d.C escribió que el nombre se deriva del rio Delice.

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Por las excavaciones realizadas, se cree que los humanos llegaron a Capadocia en el siglo VIII a.C. Construyeron sus casas y templos con adobes[8] y no sabían fabricar vajillas en barro, pero si plantaban el trigo y la cebada, cereales que se molían con piedras de molino y se cocinaban en hornos excavados en el suelo de las habitaciones. Pareciera que en ese entonces aún no se había domesticado la vaca y el cerdo y se tenía como costumbre familiar enterrar a los muertos en el suelo de las habitaciones en forma hocker-uno encima de otro, separados por arena o tierra-.

El artículo primario utilizado por el ser humano fue fabricado con el vidrio volcánico conocido como obsidiana. La región de Capadocia ha tenido abundantes minas de obsidiana alrededor de las montañas Erciyes, Hasandagi y Melindis, así como minas de sal, lo que facilitó el comercio entre la Mesopotamia del norte y las regiones de Anatolya.

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La región de Capadocia vivió el periodo de bronce entre el 3200-1200 a.C. y fue en este periodo que se fundaron los estados provinciales, los humanos se juntaban para vivir-poblados- y se protegían con murallas y dentro de las ciudades tenían templos, palacios y construcciones especiales para el comercio.


En el periodo medio los anatolianos conocieron la escritura cuneiforme[9] por medio de los comerciantes. A finales del siglo II a.C. los habitantes aprendieron a hacer vajillas de arcilla cocinándolas y usaron por primera vez el cilindro como sello y el arte de la minería fue glorioso.

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Hoteles incrustados y esculpidos en las rocas guardando la armonía de las construcciones milenarias existentes, aún en la Capadocia.

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Casa de piedra se llama el hotel que reservamos por internet. Es de propiedad de jóvenes turcos educados en Alemania que han regresado al país y a la región para afianzar el turismo que se ha convertido en fuente de ingresos económicos para la región. En la foto inferior, la habitación que nos asignaron y que está dentro de la roca como se puede apreciar, sin embargo, tiene todas las comodidades de un hotel de lujo.

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El mapa que nos sirvió de medio para movilizarnos en la provincia para conocer las riquezas históricas que hay en la zona, de las cuales conocimos muy pocas y serán motivo de entregas separadas en las próximas semanas.



Esta región tiene restos de varias culturas; por ejemplo en los siglos VIII y VII a.C., recibió la influencia de las civilizaciones de Asur y Frigia. A mitad del siglo VI a.C., fue ocupada por el rey de Persia llamado Kyros que provenía de una familia iraní y que gobernó hasta el año 333 d.C., cuando Alejandro el grande, rey de macedonia la invadió dando origen al periodo helenístico. Posteriormente después del siglo V d.C., Capadocia fue atacada muchas veces y con mas inclemencia en el siglo VII por los árabes quienes influyeron en la social y cultural de toda la región, pero en el siglo IX con el dominio bizantino la región gozó de cierto equilibrio dando origen a dos siglos de relativa paz en los que se empezaron las construcciones de las iglesias y monasterios rupestres.


LA PRESENCIA DE LOS TURCOS EN CAPADOCIA


A mediados del siglo XI la región fue dominio de los turcos quienes extinguieron todas las expresiones del imperio bizantino dando origen a las épocas actuales con marcada influencia turca en todos los aspectos de la vida humana.

Los turcos llegaron a habitar en grandes ciudades restaurando las existentes y creando otras. En todas adecuaron baños públicos, caravasares, mezquitas y se construyeron tumbas y las rutas comerciales hacia Irán e Irak resplandecieron llegando a Capadocia científicos y artistas de estos dos países y de Siria, dándose un periodo de oro en el que la paz se divulgó sin diferenciar lengua, región y raza dando origen a 10 siglos de paz duradera.



San Gil, mayo 19 de 2012.

[1] El Neógeno es una división de la escala temporal geológica que pertenece a la Era Cenozoica; dentro de ésta, el Neógeno sigue al Paleógeno y precede al Cuaternario. El límite Paleógeno-Neógeno no tiene gran importancia, ya que no se produjo ninguna extinción importante. Actualmente se considera que el Neógeno comprende sólo las épocas Mioceno y Plioceno, aunque una reciente propuesta de la Comisión Internacional de Estratigrafía (ICS) pretendía añadir las épocas Pleistoceno y Holoceno, continuando hasta el presente.
Los términos Sistema Neógeno (formal) y sistema terciario superior (informal) describen las rocas depositadas durante el período Neógeno, que abarca unos 23 millones de años. Durante el Neógeno los mamíferos y las aves se desarrollaron bastante. Muchas otras formas se mantuvieron relativamente estables. Tuvieron lugar algunos movimientos continentales, siendo el más significativo la conexión de América del Norte con América del Sur a finales del Plioceno. Además, durante el Neógeno el clima se enfrió, culminando en las glaciaciones del Cuaternario, y se produjo la aparición de los Homínidos.
[2] Un cono volcánico es una formación volcánica. Está situada en la parte donde el volcán expulsa el magma a la atmósfera, o la hidrosfera. Las eyecciones de una apertura volcánica se suelen amontonar generalmente formando un cono con un cráter central. Pero dependiendo de diversos factores como la materia expulsada en la erupción, adoptan diversas morfologías. Los tipos más comunes son los conos salpicados, los de toba, y los de escoria.
[3] El monte Erciyes (turco, Erciyes Dağı) es un macizo estratovolcán ubicado a 25 kilómetros al sur de Kayseri, Turquía. Esciyes es la montaña más alta en el centro de Anatolia, con 3.916 msnm. El volcán está fuertemente erosionado, pero puede que haya tenido su última erupción en fecha tan cercana como el año 253 a. C., como puede que esté representado en monedas de la época romana
[4] Capadocia es una región histórica de Anatolia central, en Turquía, que abarca partes de las provincias de Kayseri, Aksaray, Niğde y Nevşehir. Desde hace miles de años y hasta la actualidad, ha habido siempre asentamientos humanos en la región. Algunas civilizaciones antiguas florecieron aquí, como la hitita, y otras procedieron de civilizaciones europeas o de otras regiones de Asia Menor, y todas ellas han dejado su huella cultural en Capadocia.
Las características geológicas del lugar han dado pie a que sus paisajes se describan a menudo como "paisajes lunares". La tierra del lugar, llamada toba calcárea, ha adquirido formas caprichosas tras millones de años de erosión, y es lo suficientemente débil para permitir que el ser humano construya sus moradas escarbando en la roca, en vez de erigir edificios. De esta forma, los paisajes lunares están llenos de cavernas, naturales y artificiales, muchas de las cuales continúan habitadas.
[5] La península balcánica o península de los Balcanes es una de las tres grandes penínsulas del sureste de Europa, continente al que está unida por los montes Balcanes al este (cordilleras que han dado nombre a la península) y los Alpes Dináricos, al oeste.
Se encuentra rodeada de mares por tres de sus lados: el Adriático y el Jónico, al oeste; el Egeo, al sur; y el Mármara y elNegro al este. Al norte, se delimita la península generalmente por el curso de los ríos Danubio, Sava y Kupa. Está separada deAsia por los estrechos de Dardanelos y del Bósforo. Esta región comprende una superficie total de más de 550.000 km² y tiene una población de casi 53 millones de habitantes.
La península, administrativamente, pertenece a los estados de Albania, Bosnia y Herzegovina, Bulgaria, Croacia, Grecia,República de Macedonia, Montenegro, Rumanía, Serbia (Kosovo incluido) y Turquía (la región europea de Estambul).
[6] Mesopotamia (del griego: Μεσοποταμία, meso-potamía, ‘entre ríos’, traducción del antiguo persa Miyanrudan, ‘la tierra entre ríos’, o delarameo beth nahrin, ‘entre dos ríos’) es el nombre por el cual se conoce a la zona del Oriente Próximo ubicada entre los ríos Tigris yÉufrates, si bien se extiende a las zonas fértiles contiguas a la franja entre los dos ríos, y que coincide aproximadamente con las áreas no desérticas del actual Irak. El término alude principalmente a esta zona en la Edad Antigua. Sus gobernantes eran llamados patesi.
[7] “y se meterá en las cavernas de las rocas y en las hendiduras de las peñas, ante el terror del SEÑOR y ante el esplendor de su majestad, cuando El se levante para hacer temblar la tierra”. (Isaías 2:21)
[8] El adobe es una pieza para construcción hecha de una masa de barro (arcilla y arena) mezclada con paja, moldeada en forma de ladrillo y secada al sol; con ellos se construyen paredes y muros de variadas edificaciones. La más antigua ciudad conocida, Çatalhöyük, en Anatolia, del VII milenio antes de Cristo, tenía las casas construidas con adobes. En el Antiguo Egipto se empleó frecuentemente el adobe, elaborado con limo del Nilo, en la construcción de casas, tumbas (mastabas), fortalezas, e incluso palacios, aunque los egipcios también fueron los primeros en emplear la piedra tallada para erigir templos, pirámides y otras edificaciones monumentales.
[9] La escritura cuneiforme es la forma más antigua de escritura conocida por la humanidad. Desarrollada por los pueblos Sumerios (actuales Irak e Irán) alrededor del cuarto milenio antes de Cristo, es decir hace más de seis mil años. Se trata de tablas de arcilla divididas en columnas en las que, con un punzón afilado de cáñamo, se dibujaban símbolos que son conocidos como pictogramas, luego las cocían al fuego y así garantizaban su duración.














El parasitismo del plagio intelectual

  El apropiarse de los méritos de otro u otros, el copiar y usar palabras e ideas de otros y sustentarlas o escribirlas como propias y usa...