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miércoles, 5 de febrero de 2025

De un Sorocotá a Puente Real, hoy Puente Nacional

 

La época de oro del otrora Sorocotá, lugar indígena de intercambio comercial de sal y granos por algodón, cítricos, plátano, pescado y conchas del mar, fue denominado por los españoles en el siglo 15 como puente real de Vélez y despues de la independencia en 1.819 empezó denominarse tres años despues como Puente Nacional, sufrió una transformación en su entorno el siglo pasado, más concretamente entre 1.928 y 1.947.



Los impactos económicos, incluso ambientales ocurren por decisiones externas, pero en el caso de Puente Nacional se suscitó gracias a la red férrea que se extendió hasta Barbosa y atravesó 4 veredas de la municipalidad, dejando huellas arquitectónicas en la vereda Montes con la estación Robles. En la vereda Peñitas con la estación Guayabo, la estación Providencia en la vereda Jarantivá y la estación Puente Nacional en la Capilla.

Con recursos del ministerio de obras del gobierno nacional se construyó desde 1.942 el hotel Agua blanca que fue inaugurado en 1.947, cuyos turistas nacionales e internacionales viajaban en autoferro desde la capital de pais hasta la Capilla. Fue tan importante este hotel para la red férrea y el gobierno nacional, que la vía desde la estación del tren hasta el casco urbano, incluida la calle real y alrededor del parque Lelio Olarte estuvieron desde entonces pavimentado, material desconocido en otras localidades del departamento de Santander.


Sumado a las decisiones nacionales, el empoderamiento y compromiso con su tierra natal del primer puentano que estudió economía en Inglaterra, quien nació en 1.908, fue docente universitario en la capital de pais y parlamentario colombiano desde 1.937 hasta 1.949 y 20 años despues, gobernador de Santander, el doctor Eduardo Camacho Gamba, logra que el MEN, en la estrategia de democratizar la educación, logra la sede de la Normal Antonia Santos que se inauguró en 1.940,  se termina el palacio municipal en 1.947 y el hospital en 1.950, obras gestionadas en el parlamento en los gobiernos de López Pumarejo y Mariano Ospina Pérez. El primero con pensamientos liberales, y el segundo, conservador.  

El diseño arquitectónico del hotel Agua Blanca fue influenciado por el insigne Eduardo Camacho Gamba, por su estadía y correría por Europa. Y los otras tres obras insignes del casco urbano de Puente Nacional, EL hospital, el palacio municipal y la Normal Antonia Santos, tienes afinidad en su belleza y ventilación, líneas y pinturas claras hoy monumentos arquitectónicos de índole cultural, símbolos de una época pujante de Puente Nacional cuando el marco del hoy parque Lelio Olarte era vigilada por bellas casas de dos pisos levantadas en tapia pisada con techos en teja de barro, amplias ventanas y portones de madera pintadas color cacao que, si algunas administraciones municipales de tiempos idos, hubiesen comprendido las manifestaciones culturales como atractivos turísticos, Puente Nacional hoy sería un pueblo patrimonio de Santander.

Para un ocasional viajero observador contemplativo encuentra en las construcciones comparadas de la Escuela Normal Antonia Santos, en honor a la guerrillera heroína comunera de Pinchote y el Hotel Agua Blanca unas similitudes en los que los espacios abiertos y la naturaleza es fuente de inspiración y marco de las expresiones estéticas que hacen de cada lugar, un monumento para admirar y evocar con la suma de los años.

Y de las expresiones arquitectónicas unicas de las estaciones de Robles, Guayabo, Providencia y Capilla, solo están en la memoria de los viejos que, sin aprender a usar pinceles y temperas, las pintaron en sus memorias para borrarse con su muerte en el infinito sideral.  

 El nepotismo y la negligencia de las administración publica local, carente de alianzas y contactos con parlamentarios, y el gobierno central, no se les ocurrió imitar o competir con las visiones del abogado y economista Camacho Gamba, por henchir sus alforjas y acrecentar la desidia e indiferencia por las expresiones culturales tan nuestras que aun hoy, somos diferentes a los habitantes de las municipalidades locales.  

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