La época de oro del otrora
Sorocotá, lugar indígena de intercambio comercial de sal y granos por algodón,
cítricos, plátano, pescado y conchas del mar, fue denominado por los españoles
en el siglo 15 como puente real de Vélez y despues de la independencia en 1.819
empezó denominarse tres años despues como Puente Nacional, sufrió una
transformación en su entorno el siglo pasado, más concretamente entre 1.928 y 1.947.
Los impactos económicos, incluso ambientales ocurren por
decisiones externas, pero en el caso de Puente Nacional se suscitó gracias a la
red férrea que se extendió hasta Barbosa y atravesó 4 veredas de la
municipalidad, dejando huellas arquitectónicas en la vereda Montes con la
estación Robles. En la vereda Peñitas con la estación Guayabo, la estación
Providencia en la vereda Jarantivá y la estación Puente Nacional en la Capilla.
Con recursos del ministerio de obras del gobierno nacional
se construyó desde 1.942 el hotel Agua blanca que fue inaugurado en 1.947,
cuyos turistas nacionales e internacionales viajaban en autoferro desde la
capital de pais hasta la Capilla. Fue tan importante este hotel para la red
férrea y el gobierno nacional, que la vía desde la estación del tren hasta el
casco urbano, incluida la calle real y alrededor del parque Lelio Olarte
estuvieron desde entonces pavimentado, material desconocido en otras localidades
del departamento de Santander.
Sumado a las decisiones
nacionales, el empoderamiento y compromiso con su tierra natal del primer
puentano que estudió economía en Inglaterra, quien nació en 1.908, fue docente
universitario en la capital de pais y parlamentario colombiano desde 1.937
hasta 1.949 y 20 años despues, gobernador de Santander, el doctor Eduardo
Camacho Gamba, logra que el MEN, en la estrategia de democratizar la educación,
logra la sede de la Normal Antonia Santos que se inauguró en 1.940, se termina el palacio municipal en 1.947 y el
hospital en 1.950, obras gestionadas en el parlamento en los gobiernos de López
Pumarejo y Mariano Ospina Pérez. El primero con pensamientos liberales, y el
segundo, conservador.
El diseño arquitectónico del
hotel Agua Blanca fue influenciado por el insigne Eduardo Camacho Gamba, por su
estadía y correría por Europa. Y los otras tres obras insignes del casco urbano
de Puente Nacional, EL hospital, el palacio municipal y la Normal Antonia
Santos, tienes afinidad en su belleza y ventilación, líneas y pinturas claras
hoy monumentos arquitectónicos de índole cultural, símbolos de una época
pujante de Puente Nacional cuando el marco del hoy parque Lelio Olarte era
vigilada por bellas casas de dos pisos levantadas en tapia pisada con techos en
teja de barro, amplias ventanas y portones de madera pintadas color cacao que,
si algunas administraciones municipales de tiempos idos, hubiesen comprendido
las manifestaciones culturales como atractivos turísticos, Puente Nacional hoy
sería un pueblo patrimonio de Santander.
Para un ocasional viajero
observador contemplativo encuentra en las construcciones comparadas de la
Escuela Normal Antonia Santos, en honor a la guerrillera heroína comunera de
Pinchote y el Hotel Agua Blanca unas similitudes en los que los espacios abiertos
y la naturaleza es fuente de inspiración y marco de las expresiones estéticas
que hacen de cada lugar, un monumento para admirar y evocar con la suma de los
años.
Y de las expresiones
arquitectónicas unicas de las estaciones de Robles, Guayabo, Providencia y
Capilla, solo están en la memoria de los viejos que, sin aprender a usar
pinceles y temperas, las pintaron en sus memorias para borrarse con su muerte
en el infinito sideral.
El nepotismo y la negligencia de las
administración publica local, carente de alianzas y contactos con
parlamentarios, y el gobierno central, no se les ocurrió imitar o competir con
las visiones del abogado y economista Camacho Gamba, por henchir sus alforjas y
acrecentar la desidia e indiferencia por las expresiones culturales tan
nuestras que aun hoy, somos diferentes a los habitantes de las municipalidades
locales.
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