"Cuando más grande es la herida,
más privado es el dolor".
Isabel Allente
Por Nauro Torres
El corona virus 19 apareció en China en 2.019,
días después mutó a los países para quedarse;
unos creyeron que fue un invento,
otros, el resultado de la evolución humana.
Viajó en avión y en taxi a las ciudades;
se esparce con el viento,
duerme despierto en superficies y elementos,
esta en guerra contra los humanos;
los humanos escépticos e indefensos,
portadores se convierten en silencio.
Contamina en la calle y en la casa,
muertos aparecen en ambos lares;
transformando a los infectados sintomáticos
en lázaros en su propio hogar.
En la edad media el cristiano desahuciado,
lo llevaba la familia al templo,
con la bendición del cura, el contagiado,
era declarado muerto en vida;
al lazareto lo arrojaban purgando sus pecados
abandonado por la familia y amistades.
Si sus pecados eran mortales
y no los confesaba,
al infierno iba a terminar atormentado;
si eran veniales, el purgatorio lo acogía
para expiar sus culpas;
sí estaba arrepentido y confesado,
el cielo eterno era su morada.
El infectado, si carece de quebrantos de salud acumulados;
sí es atendido oportunamente y pone empeño;
sale de cuidados intensivos respirando;
regresa a casa luchando por vivir,
mientras se contagian los demás en casa;
la fiebre, la tos y el escaso aire en los pulmones
convierte en lazarinos a los infectados.
Los fallecidos por una y otra causa
en el transcurso de la pandemia
están en las estadísticas estatales
que muestran todos los días
para escarnio y susto generalizado.
Sin santos oleos mueren,
sin cartel invitando al funeral,
sin honras fúnebres,
sin carroza y duelo público;
al crematorio primero están en bolsas,
al cementerio reposan sus cenizas;
sin flores sus tumbas lucen abandonadas,
cual lazarinas de la edad media
en el camposanto.
Que los muertos entierren a sus muertos
en sentido figurado anunció
Jesús,
hoy nos desprendemos de los ecos familiares,
no para seguir al predicador de Galilea,
sino para evitar contagiar a la familia.
Si deseamos continuar viviendo
lazarinos debemos ser por conveniencia;
el corona virus 19 llegó para quedarse
mientras no nos contaminemos todos
y no haya vacuna para prevenir el virus;
lazarinos seremos en nuestra propia casa.
San Gil, 1º de agosto de 2.020
NAURO TORRES
Y si. Soy lazarino
ResponderEliminarAl menos, ya somos dos que lo reconocemos. Gracias por dejarse contagiar de la lectura. Ella permite facilitar la vida en el lazareto, y a la vez, encontrarnos en las letras para gritar que no estamos muertos en vida.
EliminarOSCAR LEMUZ FLORENCIA
ResponderEliminarGenial el tema lazarinos, muy divertido
La vida hay que tomarla con alegría. Vivir cada día disfrutando desde el amanecer hasta el ocaso.
EliminarSin quererlo, somos lazarinos, pero no muertos en vida. Gracias Oscar.
Muy bien apreciado Nauro... triste realidad la que describe con gracia y talento.
ResponderEliminarMuchas veces necesitamos reírnos para darnos cuenta que un mal ronda. Muchos solo reconocen el covid-19 cuando ya esta en casa y arrastro a un ser querido.
EliminarQuienes escribimos, tenemos entre las misiones, despertar la conciencia sobre si mismo, sobre algo.
CARLOS AFANADOR BOGOTA
ResponderEliminarGracias, maestro de maestros.
BEATRIZ PLATA MALAGA ESPAÑA
ResponderEliminarNauro, gracias por los escrito, no te había contestado porque no los he leído todos; pero los que he leído ...súper buenos
Abrazo
RAQUEL MONSALVE SAN GIL
ResponderEliminarAlgo positivo sacado de un virus al que se teme. 👍🏻
JENNY ZARTIT BAUTISTA
ResponderEliminarNauro te felicito!!
Transmites y despiertas muchos sentimientos en tus escritos.
Todos somos lazarinos intentando, vivir, sobrevivir y resurgir.
ZARIT. Feliz tarde. Su reconocimiento, anima. Intentando terminar una trilogía sobre el mismo tema. El de mañana, es muy curioso. Te lo ofrezco
ResponderEliminarHermes Miguel Garcia Ruiz
ResponderEliminarAsi como el virus está mutando la sociedad; tambien.
Se caen algunos mitos donde vale más un mensaje en vida que la corona de flores en la tumba. No necesitamos tanto para vivir bien. La diversión no está en un lugar específico. La vida no es lo más importante; lo es todo y único.
Muchos dicen que los mitos no existen; pero los incrédulos, los inventan para negar lo que es evidente.
EliminarHoy, al menos hay conque llamar y estrechar los lazos familiares con el celular. Mientras muchos lloran sin poder ofrendar flores al ser querido en la tumba; los que estamos bien de salud, sin acercarnos al otro, tenemos que ser creativos para apoyarnos todos.
Si, señor. La vida es lo único que tenemos.