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jueves, 6 de febrero de 2014

Enseñar a manejar el éxito como el fracaso es una digna tarea de padres, maestros y jefes de personal.





APRENDER A PERDER, UNA TAREA DIARIA


La derrota, si la asumimos con serenidad, nos catapulta al éxito.

“Si ganar es una motivación legitima, natural e inocente; si alcanzar nuestra cima es el objetivo loable que perseguimos (la competencia se limita a ser estímulo y despertador) los fallos y tropiezos del camino han de ser estimulo en nuestra algebra personal. La posibilidad y experiencia de la derrota presagia, completa y ennoblece la victoria. La aceptación tranquila, serena, humilde y consciente de esa realidad irrefutable, el acto humano de perder, es la única plataforma válida para desafiar los límites y ganar partidos imposibles”. Lo dijo Santiago Álvarez de Mon en su libro, Aprendiendo a perder.



Enseñar a perder es una tarea de padres y maestros. Aprender a perder es tarea de todo ser humano. Convertir la derrota en un aprendizaje es misión de todo humano que tiene como estrategia mejorar todos los días.




Desde muy niño la derrota me ha acompañado, igual que el dolor humano. Perdí a mi abuela paterna cuando tenía cinco años, pero conocí a la abuela materna. Cuando tenía diez murió la tía que me cuidaba de niño, pero gané un hermano. Cuando tenía14 años debí abandonar la casa por decisión unánime de mis padres. Perdí ante ellos por leer información socialista, pero gané un trabajo y una beca para estudiar. Perdí por algunos años el afecto de mi madre, pero gané una esposa amorosa y hacendada. Perdí mi primer trabajo en un corregimiento del sur de Santander, pero gané otro en la capital levítica de Colombia. Unos supuestos amigos socios se quedaron con mis ahorros de diez años, pero gané experiencia en sociedades. Perdí otro trabajo que me apasionaba, pero gané una merecida indemnización. Perdí a mi primera esposa, pero gané otro hijo. En 2014 no me asignaron carga académica pero ganaré otro trabajo en próximos días. Asumí las derrotas como ocasión para aprender.

Si a las personas desde muy niños se les enseña a manejar la derrota, no sufrirán con los años de depresión, de decepción u otros problemas de tipo psicológico. Enseñar a manejar el éxito como el fracaso es una digna tarea de padres, maestros y jefes de personal.



La satisfacción que tiene un ser humano al convertir una derrota en ocasión para aprender, viene como consecuencia de asumir la derrota con serenidad y calma, pues después de cada tempestad, viene la calma, la calma que nos trae cada cosecha de éxitos.

viernes, 31 de enero de 2014

El gana-gana, una enseñanza que empieza en casa, debe afirmarse en el colegio y plasmarse en la vida diaria


HAY QUE IR AL COLEGIO Y A LA UNIVERSIDAD
A PREGUNTAR, NO A RESPONDER.


Soy padre de un niño de seis años, y, como todos los niños, es una matraca de preguntas, tiene unas pláticas permanentes de anhelos, unas propuestas de  hacer y hacer, unas ganas permanentes por construir sus imaginaciones. Todo lo desea conocer, dominar y usar. Todo lo capta y graba sin insistir  que lo haga. Todo lo que escucha, lo memoriza. Todo lo que hace, lo mejora hasta que se siente totalmente satisfecho. Además, no se da por vencido nunca. No se rinde, ni se cansa por nada y en nada.


Osho, un sicólogo hindú afirma que “los primeros siete años en la vida de un niño determinan su quehacer en el universo. Es, en estos años en los cuales se establecen sus patrones sociales, morales, afectuosos y hasta financieros. Y estos patrones los repetirá durante la vida”.

Los niños son una esponja en los primeros siete años, pero  muchos padres como tantos maestros olvidan que los niños son esponjas que preguntan y preguntan. Y  cuando lo hacen, reciben respuestas como estas: cállese, no pregunte. Para qué desea saberlo?. Ya lo aprenderá en la escuela. Parece una cotorra. No joda tanto. Etc.,



Y ya en el preescolar, luego en la escuela y posteriormente en el colegio, el niño deja de preguntar, deja de observar y deja la curiosidad. Y quienes los guían solo desean que el niño lleve cuadernos limpios y ordenados, que lea algunas veces, y otras, que haga algunas operaciones matemáticas.

Y cuando se cae en esa rutina el sentido del estudio se ha perdido, pues tanto los padres como los maestros, algunas veces, solo desean que los chicos respondan evaluaciones y den respuestas precisas a las preguntas, olvidando que la verdad es relativa, que las pruebas saber Icfes desde este año solo medirán las competencias genéricas que no otra cosa que medir la capacidad que tiene el alumno de vérsela con las cosas y que el conocimiento es cambiante, y por ende, el maestro de estar actualizado.



Los directivos docentes insisten, así como el MEN y sus representantes, insisten en los estándares, y sin quererlo, estamos convirtiendo niños y jóvenes estandarizados. Muchos docentes no soportan a los alumnos que muestran diferencias con la mayoría, y llegan, muchas veces a estigmatizarlos, acción aceptada como normal en colegios públicos de bajo rendimiento académico. Muchos maestros olvidan que “el talento se descubre pensando diferente”. Y aclaro, no lo sustento yo, lo afirma  Sir Ken Robinson, un gurú internacional de la creatividad. En su conferencia en el I foro mundial de talento hace algunos meses en España, dijo: Tengo el firme convencimiento de que la mayoría de los adultos no sabe cuáles son sus talentos ni sus habilidades innatas. Y esto nos ocurre porque el talento suele estar marginado, no nos hemos preocupado por él”.

Robinson, nombrado en 2003 caballero por la Reina de Inglaterra por sus servicios al Arte, considerado un experto en el desarrollo de la creatividad, innovación y recursos humanos, afirmó rotundamente que “es falso que el talento se tiene o no se tiene, que se desarrolla en pocos ámbitos y que sólo está presente en algunas personas. Yo creo que todos lo tenemos, pero tan sólo nos falta cultivarlo. En el momento que lo hagamos repercutirá en el desarrollo de nuestra sociedad”.


¿Y cómo descubrimos ese talento? Para Robinson es fundamental “pensar diferente y cuestionar lo que se supone que normal”. Y es clave que estos dos aspectos se fomenten en la educación, puesto que a través de ellos, se nos ayuda a encontrar una forma de pensar,  y al pensar, hallaremos valor.

Un ingrediente primordial para fomentar el talento es “el aliento de un tercero”. Necesitamos que alguien nos ayude y nos guíe hacía su desarrollo y ejecución. Confío mucho en los profesores como ‘descubridores’ de capacidades en los alumnos. Dijo el mismo pensador.



No pueden ocurrir casos como el de Elvis Presley, a quien le denegaron su participación en el coro del colegio porque su voz desentonaba”. Posteriormente fue el cantante y músico de todos los tiempos.

Como conclusión, Robinson, que acaba de presentar su libro ‘El elemento’, propone que para “que la economía renazca necesitamos que los niños piensen de manera creativa a la vez que   entiendan los valores culturales. El modelo de linealidad en el que vivimos está caduco”, sentenció.

El economista Sala-I-Martín, experto en competitividad e innovación, creador del índice de “competitividad global” estuvo en Colombia en el 2012, y propuso en una entrevista con finanzas personales.com, una “revolución educativa” con los niños colombianos para lograr estar al ritmo cambiante del mundo global.

Por ejemplo, dijo, que “el emprendimiento no se enseña. Lo que hay es que inducir a los alumnos de esta área, a que identifiquen las actitudes y aptitudes de un emprendedor real de carne y hueso. Hay que lograr que los alumnos aprendan de sus errores, y convertir los errores en objeto de estudio. Hay que motivarlos a manejar el fracaso. Hay que asumir que el fracaso es un peldaño para el éxito. Hay que explicarles cuales son los sacrificios por los que pasa un empresario. Que el patrimonio es el resultado del trabajo tesonero, persistente, metódico, programático y recurrente del ahorro y el resultado de la suma de limitaciones”.

El reconocido economista afirma que a los jóvenes hay que enseñárseles a leer en voz baja y en voz alta, hay que enseñárseles a hablar en público para que expongan y vendan sus ideas, para que argumenten y controviertan objeciones.  Hay que enseñárseles a hacer preguntas, y no, a responder. A que sean propositivos e inferenciales en sus exposiciones.

Recomienda que los docentes de cada área deban convertir las clases en una transacción comercial bajo la filosofía de “el gana-gana”. Citó un ejemplo de su vida personal. A la hija no le daba mesada ni diaria, ni semanal, ni mensual. Le propuso que identificara que había en casa que estuviese roto o dañado o que no funcionara. Una vez identificados, la niña debía ponerlos en el tapete de la negociación para arreglarlos o cambiarlos, y a cambio, recibía una paga por el trabajo realizado. En otras palabras, insta a los padres y docentes que nada es gratis en la vida, que todo hay que ganarlo. Pero a la vez, enseñó a su hija que no todo lo que se gana, se gasta. Instó a la hija a ahorrar la mitad de la paga para que invirtiera en bolsa, en donde se gana o se pierde, así ella aprendió a manejar el riesgo. Contó que él no le leía cuentos a la hija. En vez le daba tres elementos y le proponía que inventara historias sobre cada uno de ellos.

Me considero un emprendedor formado desde niño. Mi madre me enseñó desde los seis años  a hacer negocios. Vendía en la escuela salpicón y jugos, aunque la motivación no era para hacer dinero, lo era para aprender matemáticas. Hoy si un niño hace negocio similar en la escuela o el colegio, es sancionado por controvertir el orden establecido. Lo viví con dos de mis hijas, y lo he visto en el colegio donde trabajo.


A mis hijos les asignaba mesada mensual. Podían disponer de ella a discreción, pero quien al final del mes demostrara ahorros, le duplicaba el valor del ahorro. Nunca les hice regalos de navidad, les daba un sobre para que usaran el dinero al libre albedrio. Y todos, son profesionales en el área de la administración, finanzas y mercadeo.

Si eres padre, responda con agrado cada pregunta que hagan sus niños. Si eres estudiante, pregunte. Quien pregunta aprende. Si eres persona activa y busca el cambio como habito de vida, pregunte, sea curioso, observe, innove, intente. No tenga miedo al fracaso. El inventor del bombillo Thomas Edison, hizo más cinco mil ensayos hasta lograr el bombillo que me ha servido para escribir esta nota hoy en la noche.

Si eres joven y estudias, motívese con esta frase de Albert Einstein: “Nunca consideres el estudio como una obligación, sino como una oportunidad para penetrar en el bello y maravilloso mundo del saber”.

Si eres de los estudiantes que no le motiva el estudio, tenga en cuenta esta afirmación de  H. Harris: “Muchos estudiantes toman al estudio como un líquido que hay que tragar, y no como un sólido que debe masticarse. Luego se preguntan por qué proporciona tan poco nutrimento real”.



martes, 28 de enero de 2014

UNO ES EL RESULTADO DE SUS MOTIVACIONES.




NO LOGRAS NADA 


SINO LO INTENTAS.




“Nada es gratis en esta vida”, reza un dicho. “Si lo quieres, gánatelo”, decimos otros. “Ganaras  el pan con el sudor de tu frente”, dice la Biblia en Génesis 3,17. “Donde con toda seguridad encontraras una mano que te ayude será en el extremo de tu propio brazo”; lo dijo Napoleón. “No des el pescado, enseña a pescar”, dice un refrán.

Todos los días debemos a tomar cada escalón y llegar a la meta.
 “La educación consiste en hacer deseable lo indeseable”, dijo Platón. El filósofo español actual José Antonio Marina en el libro “los Secretos de la Motivación”, responde a la pregunta del por qué actuamos como actuamos? Y contesta: Por dos razones: Una es la energía y otra es la dirección de la actividad. Es decir, al hijo, al niño, al joven, al adulto, hay que instarlo y motivarlo con energía comunicativa orientada en una dirección predeterminada para hacerlas valiosas. Si las cosas resultan valiosas para las personas, porque las atraen, y las atraen  por dos razones: o satisfacen un deseo o una necesidad o una expectativa.


Corresponde al motivador despertar esa energía en las personas para hacer buenas y satisfactorias tareas, pero incide más aún, cuando el padre o el docente o el jefe están suficientemente auto-motivados para hacer deseable lo indeseable.
No lo lograras sino lo intentas titulé esta nota por la sencilla razón que todos debemos estar motivados y animados para alcanzar logros, y la suma de logros mantiene activo el deseo de hacer, y hacer cada vez las cosas bien.


He conocido padres que sobreprotegen a sus hijos hasta darles la comida en la boca; les evitan caerse  o los levantan con consideración sin aprovechar que cada error es una ocasión para aprender y mejorar. Conozco maestros que transmiten información sin contextualizar, sin relacionar dejando que la poca motivación que tienen los alumnos se decaiga por carencia de estrategias que mantengan el interés en las clases.


Es necesario motivar a los hijos, a los jóvenes  y a las personas para que se arriesguen a hacer sus propias tareas, a medirlas y evaluarlas para entrar en el círculo del mejoramiento continuo el cual nos insta a mejorar cada vez más, y esa mejora requiere de persistencia y evaluación objetiva de los procesos para no caer en el círculo de la rutina que nos hace creer que no necesitamos cambiar.



Finalmente si uno no está motivado, no logra motivar a otros. Si uno no demuestra que sabe hacer, no logra que otros hagan. Si uno no pesca no enseña a pescar. Si uno no aprende a dar, no valora el recibir. Si no trabaja, no sabe duro que es ganarse el pan. Si uno no ha logrado imposibles no logra demostrar que lo indeseado se puede desear y tener.

Gilberto Elías Becerra Reyes nació, vivió y murió pensando en los otros.

      ¡ Buenas noches paisano¡ ¿Dónde se topa? “ En el primer puente de noviembre estaremos con Paul en Providencia. Iré a celebrar la...