"Gran señor, José Antonio Galán.
Toda América te ama, señor Capitán"
Rafael Ortiz
Guapotá
D.RA.
Desde su tierra el vergel perdido
del altivo y bravo, Charalá
nació Galán el hombre enardecido
con sed de lucha por la libertad.
Nació el guerrero que animaba el pueblo
fiera indomable y misterioso duende
lleva la antorcha con su mano firme
prende la chispa que su llama enciende;
humilde y pobre con los pies descalzos
sin sangre noble ni lujosa capa
no lleva otra arma que el valor de un hombre
ni otro atuendo que su vieja ruana.
Santandereano de lienzo vestido
bebió coctel de obrero y en totuma
no vistió sedas como español
y fue estera su sencilla cuna.
ya se presagia la pelea sangrienta
y el comunero perfila su espada
mientras manuela rasga los edictos
rusticas armas el común prepara.
El vasallo le pisa los talones
pero el gigante asusta con su acero
decidido avanza con sus hombres
ni un paso atrás grita el comunero.
Después de tantas hazañas y aventuras
del insurrecto tambalea su suerte
indignado Berbeo hace firmar
de Galán la sentencia de la muerte.
Antes del martirio encienden fuego
al rancho de paja su única riqueza
descuartizan sus manos y sus pies
y reparten su carne y su cabeza.
Se oyen los gritos y el clamor del pueblo
que vio el martirio y la muerte de Galán
y en el Socorro parecía el infierno
juraron por su sangre ganar la libertad
No pudo llevar más a su espalda
la indigna carga del fatal destino
era soberbio, rebelde e inconforme
charaleño aguerrido campesino
Fue tanta la crueldad y la barbarie
que los miembros de su cuerpo dividieron
hoy su alma deambula por las calles
donde hay partes del héroe comunero.
Tomado del poemario Que no calle El Cantor.
pg. 191 edición 1.997