APRENDER
A PERDER, UNA TAREA DIARIA
La derrota, si la asumimos con serenidad, nos catapulta al
éxito.
“Si ganar es una motivación legitima, natural
e inocente; si alcanzar nuestra cima es el objetivo loable que perseguimos (la
competencia se limita a ser estímulo y despertador) los fallos y tropiezos del
camino han de ser estimulo en nuestra álgebra personal".
"La posibilidad y
experiencia de la derrota presagia, completa y ennoblece la victoria. La
aceptación tranquila, serena, humilde y consciente de esa realidad irrefutable,
el acto humano de perder, es la única plataforma válida para desafiar los
límites y ganar partidos imposibles”. Lo dijo Santiago Álvarez de Mon en su
libro, Aprendiendo a perder.
Enseñar a perder es una tarea de padres y
maestros. Aprender a perder es tarea de todo ser humano. Convertir la derrota
en un aprendizaje es misión de todo humano que tiene como estrategia mejorar
todos los días.
Desde muy niño la derrota me ha acompañado,
igual que el dolor humano. Perdí a mi abuela paterna cuando tenía cinco años,
pero conocí a la abuela materna. Cuando tenía diez murió la tía que me cuidaba
de niño, pero gané un hermano. Cuando tenía14 años debí abandonar la casa por
decisión unánime de mis padres. Perdí ante ellos por leer información
socialista, pero gané un trabajo y una beca para estudiar. Perdí por algunos
años el afecto de mi madre, pero gané una esposa amorosa y hacendada. Perdí mi
primer trabajo en un corregimiento del sur de Santander, pero gané otro en la
capital levítica de Colombia. Unos supuestos amigos socios se quedaron con mis
ahorros de diez años, pero gané experiencia en sociedades. Perdí otro trabajo
que me apasionaba, pero gané una merecida indemnización. Perdí a mi primera
esposa, pero gané otro hijo. En 2014 no me asignaron carga académica pero
ganaré otro trabajo en próximos días. Asumí las derrotas como ocasión para
aprender.
Si a las personas desde muy niños se les
enseña a manejar la derrota, no sufrirán con los años de depresión, de
decepción u otros problemas de tipo psicológico.
Enseñar a
manejar el éxito como el fracaso es una digna tarea de padres, maestros y jefes
de personal.
La satisfacción que tiene un ser humano al
convertir una derrota en ocasión para aprender, viene como consecuencia de
asumir la derrota con serenidad y calma, pues después de cada tempestad, viene
la calma, la calma que nos trae cada cosecha de exitos.
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