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martes, 28 de enero de 2020

MORRALLIANDO




Eran vacaciones de mitad de 1.974. Ambos, docentes del colegio del pueblo. Jóvenes aventureros provenientes de municipios distintos. Neftalí Quiroga estudiaba el ultimo grado. Los invitó a la finca de los padres a pasar unos días. Estaba en la vereda la Playa, a una hora bien caminada.

Descolgándose desde la tierra fría a clima medio, entre paso y paso, fueron charlando. El alumno comentó de los campesinos que se habían enguacado caminando sobre la arena en el río Minero. El río descendía serpenteándose entre las montañas boyacenses en cuyas entrañas hay esmeraldas. Los tres, dueños del día y la noche, decidieron alargar la estadía y el trayecto por caminar.

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El primer día pernotaron en casa del alumno. Y al otro día, madrugaron los tres hacia Otro Mundo. El nombre de la vereda por la cual, el Minero transcurría aparentemente tranquilo, pero turbio.

Luego de 4 horas, hacia el mediodía, llegaron a las playas del río por el margen de Santander.  Armaron rancho con hojas de plátano y chamizos. Uno aprontó la leña de palos secos vomitados por las aguas; otro armó el cambuche, y el otro, preparó el almuerzo.
La imagen puede contener: una o varias personas, exterior, agua y naturaleza

Sobre el medio día, estaban listos para iniciar la faena. Seis ojos como de búhos escudriñaban las arenas esperando ver gemas verdes dormitando sobre las calientes areniscas. Suspendieron la búsqueda sobre las cuatro de la tarde. Había que rebuscar la proteína y la harina para la comida. El estudiante, les había dicho que el plátano, la yuca y el pescado abundaba en las aguas y rivera del rio misterioso.

Los dos profesores se fueron a pescar, Neftalí a buscar la guarnición. Llegaron las ocho de la noche. Los docentes aparecieron con las manos tal como las llevaron. Sin pescados. El alumno, ya tenía el fogón como una hornilla. Tenía consigo un racimo de plátano viche. El sudor caía por los rostros y el cuerpo estaba pegachento y salinizado. Cenamos con plátano asado al ritmo y el ruido de centenares de moscos y zancudos que buscaban sangre fresca y se chuparon suculento banquete.

Con los primeros rayos del sol, iniciamos faena, luego de revisar los anzuelos dejados posteados en las aguas mineras. Los peces habían cenado y los anzuelos estaban más desocupados que el estómago de los aventureros.

Repetimos la cena. Y aprontamos los ojos, un chuzo y cambiamos la búsqueda sobre las arenas, por lavar areniscos y buscar entre ellas. El sol canicular acobardaba y arrinconaba hasta las aves. No se encontró yuca, menos pescados. Volvimos a almorzar plátanos; esta vez, cocinados.
En los bolsillos de los tres, había una que otra morralla de pequeños tamaños. El hambre nos hizo regresar al segundo día. Se tomó el tramo de regreso, estaba enlodazado. Poco se avanzaba, mientras las fuerzas disminuían y las esperanzas de regresar a casa de Neftalí, eran tan livianas como las morrallas en los bolsillos.

Sobre las siete de la noche colmamos la cima donde estaba la casa de la familia que nos había acogido dos noches antes. Sopa de plátano con sabor a hueso, nos sirvieron, tantos platos como cada uno se quisieran comer.

Madrugamos a caminar para aprovechar la fresca mañanera. Sobre el medio día regresamos a la Belleza, embarrados, hambreados, y picoteados de los insectos.

En 1.977 fui internado en el hospital de Zapatoca por intenso dolor en coyunturas e inmovilidad parcial. Luego de exámenes, el medico Mantilla diagnosticó que tenía fiebres reumáticas. Estuve en el hospital 35 días recibiendo tratamiento con penicilina.  A casa regresé con dificultad para caminar.  La recuperación fue muy lenta. Llegué a pensar que no volvería a caminar. Fue la constancia de Margarita que me sacó del desconsuelo y con baños de sal marina y hiervas, volví a caminar seis meses después.

Las morrallas no tuvieron compradores. Mi hijo mayor las encontró donde las mantuve en un frasco con agua esperanzado que al trascurrir los años, se convertirían en esmeraldas. 35 años después, el 12 de diciembre de 2.009, caminaba trepando una leve pendiente de la calle 14 con novena en San Gil. Sentí ahogo. Me senté en el andén y esperé que el aire me oxigenara. Cinco minutos después, reanudé el ascenso. Había caminado unos cincuenta metros en línea horizontal hacia el sur de la ciudad. Retornó la escasez de aire. Debí sentarme en el piso del portón de una casa colonial. Me sentía, ahogado, acalorado y cansado. Me empezó una debilidad y palidez sin control. Respiré. Respiré profundo sin dar cabida a la preocupación. En ese momento, por la carrera novena se desplazaba un campero verde manejado por el profesor Ricaurte Becerra, compañero de la aventura morrallera. Se preocupó y me transportó a casa. Esa misma tarde, fui trasladado de urgencia a la FOSCAL en Bucaramanga. Los especialistas diagnosticaron estenosis aortica causada por las fiebres reumáticas. Colocaron una válvula biológica de origen bovino. Las morallas están en el mismo frasco y con la misma agua en el baúl de los recuerdos olvidado por los hijos.

San Gil, noviembre 24 de 2.0109.

24 comentarios:

  1. Respuestas
    1. Si. Es verdad, paraciado Francisco. Y como estas luego de la avalancha que anoche afecto a Florida Blanca?

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    2. Estoy en La Cumbre algo así tan alto como el sitio donde se desarrolla La Montaña Mágica de Thomas Mann, preservado de avalanchas, pero sí afectado por el corte de agua, dicen que llega al mediodía Gracias viejo Nauro.

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  2. Apreciado Neil Ariza. Cordial saludo. Si, otra historia de vida que anima el alma, aprecia la amistad y valora los recuerdos. Eres generoso con tus palabras. Y éstas, significativas. "Gracias Nauro por mantenernos vivos y frescos de verde naturaleza y escritos como piedras preciosas que dan plenitud!!!

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  3. DE NEIL ARIZA:

    Wowww Nauro... que memoria... me refrescaste el alma...
    Gracias infinitas!!!!

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    1. Complacido es saber que otra de mis historias, refrescan el alma. Se le recuerda y aprecia con especial afecto.

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  4. VALENTINA MUÑOZ. SAN GIL

    Gracias amiguito, por permitir deleitarme con este gran recorrido histórico, por nuestros bellos campos y vecindarios para tropezar y degustar el alcance tan florido de su imaginación con frases y acontecimientos tan peculiares que amenizan y dan el toque de "sonrisa permanente" al inolvidable paseo.
    En 1977, me quedé sentada en el pasillo del Hospital, esperando la tan anhelada recuperación del amiguito dueño de esta inolvidable historia, que Gracias a Dios muy pronto se dio.
    Un abracito, y un nuevamente graciassssss por tan bonito detalle.

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    1. Que alegría siento al leerte. Y constatar que esta hostoria, recien leida por ti, dio rienda suelta a arriesgarse a escribir.

      Esos dos párrafos que acabo de leer son una descripción de las emociones que produjo mi historia. Y lo es mas interesante porque cuenta los años que tenemos entramando nuestra amistad.

      Ese 1.977, año en el que estuve por mas de treinta días internos en el hospital de Zapatoca, ademas de inciertos, fueron dolorosos.

      Genial, confirmar que esta historia hilvana la época en que nos conocimos. Agradezco esa espera. Hoy nos podemos tomar un cafe con la tranquilidad que nos regalan los años, apreciada Valentina.

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  5. DE ELICIFREDO ARIZA

    Que hermosa historia con nuestro tío Neftalí. Gracias infinitas Nauro por esa fina pluma. Excelente

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    1. Netalí Quiroga, nacido en la Playa, vereda de la Belleza. Buen estudiante, incondicional amigo. Aventurero, leal y responsable.

      Apreciado Elcifredo, cordial saludo. Son varias las historias ya contadas que tienen un espacio en el tiempo de la epoca que estuve pernoctando en casa de Hilda Quiroga en la Belleza, santander.

      Gracias por acoger mi relato y compartirlo entre los suyos

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  6. DE GUSTAVO ARDILA VALENZUELA. BOGOTA.

    Excelente. No sabía que también había tenido sueños verdes, que lo llevaron a probar suerte en las tierras agrestes del Minero!
    Cordial saludo.

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    1. Fue la Belleza, una escuela en donde aprendi a ser maestro y a mejorar mi perfil profesional. Gracias por la nota y por leerme

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  7. DEL PBRO. ARTURO ROMERO MARIN:

    La ganancia del viaje fueron las fiebres con efectos a largo plazo. En tiempos del P. Beltrán bajó una comitiva y la pesca fue milagrosa

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  8. Si señor. En vez de esmeraldas, gane picadas de un zancudo que me infecto con ganancias a largo plazo. Claro¡ esas ganancias fueron inversas al bienestar y a la salud.

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  9. DE OMEARA GALVIS:

    Oiga, increíble! No conocía ésta parte de tu historia. Aventurero, arriesgado y hasta ingenuo. Y Ricaurte a la pata tuya. Te salvaste de milagro. Dios te cuide.

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    1. Somos una suma de historias. Y esta, es un punto en el espacio de mi trasegar. Gracias por leer.

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  10. Raúl Gómez Quintero Historias bellamente fantaseadas pero con nombres propios, lugares reales y sentimientos verdaderos. Buena esa apreciaciado Nauro.

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  11. Es con los años que tenemos el tiempo para escribir nuestras propias historias. Y en mi caso, leo cada entrega que viene haciendo de sus cronicas sobre la Villa de San Gil. Relato de hechos y personajes que dejaron huellas en los anales de la ciudad, sin que los habitantes de la misma, no se hayan enterado, sino hasta ahora, gracias a su empeño por escribir y compartir. Apreciado Raúl Gómez Quintero, seguiré hilvanando historias sin contar para compartir con los amigos en esta red que nos anima cada día.

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  12. Mary Orfilia Ruiz Ardila

    Que bonito relato, profesor, momentos y personas inolvidables. Gracias

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  13. Nauro To A ti, Mary Orfilia Ruiz Ardila, por leer, por encontrarse con tu terruño en este corto relato con una pagina mas de mis dias por tierras bellezanas, hace ya muchos años, pero que afloran con frecuencia. Un abrazo

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  14. Que alegría leer cosas como estas, escrita con la delicadeza para transportate a la época en la que ocurrió, más me alegra que el relato trate de una anécdota de mi querido tío Neftalí Quiroga a quien adoro con mi alma, muchas gracias por contar este relato que son de gran valor para mí, saludos desde Barranquilla

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    1. apreciada Yully Garcia:

      Grato confirmar que otra mujer de origen bellezano, me haca de leer. Que encontró en este orto relato de la vida real, el gusto por escribir. Y escribir con personajes de carne y hueso. Un saludo a tu tío, a quien recuerdo con especial afecto, así como la familia Ariza Quiroga, otra familia que me acogió en esa población. Gracias por tu comentario.

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  15. Que' historias tan reales y bien contadas. Algunas me traen recuerdos de personas y lugares hermosos. Otros traen a la memoria recuerdos tristes pero realmente importantes. Esa es la vida y recordar es vivir. Gracias amigo Nauro. Eres un genio de la pluma elegante. Para numeral Nauro torres. De De'bora Bautista Diaz.

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    1. Apreciada colega Debora, cordial saludo. Grato saber que me lees, y al hacerlo, evoca recuerdos. Gracias por tu apreciacion amiga de siempre.

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