Me
regalaba dulces que mis padres no me podían comprar. Me obsequiaba tenis que yo
soñaba en usar, en vez de chancletas. Le daba a mi madre dinero para que me
comprara vestidos, jardineras y ropa interior para ir al colegio. Me trataba
con dulzura y cariño que mi padre me negaba o no podía ofrecerme. Algunas
veces, notaba que teníamos hambre y dinero le suministraba a mi madre sin que
ella lo solicitara. A mis hermanos, ocasionalmente los auxiliaba económicamente.
Carlos se
fue metiendo en nuestras vidas, y mas en la mía, sin darnos cuenta. Era mayor
que yo, veinte años.
Era muy
bien hablado, instruido y respetuoso. Mientras ocurría mi niñez y pubertad no
le vi trabajar ni supe donde lo hacía. Él decía que era trabajador social y la
pasaba viajando en asuntos de negocios, reuniones con sindicatos y obreros de
industrias.
Transcurría
1.970, año en el que le robaron las elecciones al general ® Rojas Pinilla.
Estaba cursando noveno grado. No había cumplido los catorce años, ni me había
llegado la menstruación por primera vez, pero soñaba con Carlos y anhelaba sus
bondades y detalles; en especial, las galguerías que me ofrecía ocasionalmente.
Me
propuso que si podíamos ser novios. Por curiosidad, le dije que sí. Meses
después, él hablo con mi madre solicitando mi mano para casarnos. Y ella, mi
madre, tal vez para ahorrarse un comensal menos en casa y menos gastos en el
colegio, accedió a la petición.
Él dijo
que lo habían trasladado a barranquilla. Y como mi madre ya había consentido el
matrimonio, yo me fui con él a esa ciudad. Allí nos casó un cura amigo. Y al
año, ya tenia mi primera muñeca. Una muñeca, pero de verdad.
Vivíamos
en una pieza. Yo me dediqué a muñequear mientras Carlos trabajaba. Nunca supe
en qué. Y nunca le insistí en saber cómo cuando le conocí en Bucaramanga. Me
importaba que trajera dinero para el mercado y nos prodigara el vestido y lo
necesario para cuidar a María Paz.
Carlos
tenia mucha experiencia, en todo. Me enseñó de todo. Desde cocinar hasta
vestirme. Desde bañarme hasta ponerme bonita. Me instruyó como ser una buena
novia, ama de casa, una esposa, y una apasionada amante.
Un año
después llegó mi segunda muñeca, sin estarla esperando. Le registramos como
Vanesa. Él me insistía en que debía cuidarme, y yo pensaba, él es el mayor; es
quien debe cuidarme. Después me hizo saber que debía cuidarme en quedar
nuevamente embarazada. Y así lo hice cuando ya teníamos dos bellas alcancías.
Diez años
después, Carlos no regresó una noche a la casa. Pasaron varias semanas para
enterarme que estaba en Ecuador. Había huido a escondidas porque las fuerzas militares
del Estado lo estaban buscando. Fue entonces cuando supe que era un cuadro del
M-19.
No tuve
otra opción que seguir sus pasos, pues el movimiento me continuó ayudando con
los gastos de las niñas, que las confié a mi madre. Recibí formación política y
militar y estuve en el monte varios años, ya en Santander y en Cauca. Vi morir a compañeras y compañeros como yo
que luchábamos por un sueño de ver a Colombia regida por una autentica
democracia cuyo gobierno actuara en pro de todos.
Ha transcurrido
medio siglo. Mis hijas crecieron en el exilio. Y yo, ya amnistiada conseguí un
trabajo estable; terminé el bachillerato, me profesionalicé y ejercí como madre
cabeza de familia.
Fue con
los años que comprendí que no tuve adolescencia, menos juventud. Me maduré a
golpes y fui madre, tal vez igual, o tal vez, peor que mi madre. No hubo un ser
humano que me explicase que una niña crece durmiendo en una cuna y luego de
hacer la primera comunión, si los padres están empeñados en formar a una mujer,
tiene el derecho de dormir en una cama sencilla y sola. Pero una es víctima de
sus decisiones. Yo pasé de la cuna a la cama doble. Y hoy, 50 años después
comprendo que no viví las mejores etapas de la vida de una mujer: la
preadolescencia y la adolescencia. No me preparé para ser esposa; menos madre.
Y en la vida, uno recoge lo que siembra. No todo en la vida es sexo y
diversión. Ambos, con los años dejan de ser importantes. Lo son mas los
recuerdos gratos, y lo son menos. los sinsabores y desatinos.
Puente
Nacional, Ecoposada La Margarita, noviembre 02 de 2.020
NAURO
WALDO TORRES QUINTERO
T.P. 4650
DEL MEN
Leonor Corzo San Gil
ResponderEliminarEste el espejo de nuestras niñas a todo nivel grupos ilegales trata de blancas gente muy importante las utiliza sin dejarlas vivir su niñez que horror
Leonor Corzo , cordial saludo amiga. Su comentario es el espejo del drama femenino en los pauses en vi de desarrollo.
EliminarLa pobreza azota de diferentes ángulos. Gracias por sus asiduas lecturas a mis historias sin contar.
Esta historia o relato aún se sigue dando aunque con menos frecuencia pero aún los grupos armados ilegales están reclutando niñas desde los 9 años a los 17 y les toca vivir una vida miserable sin apoyo de nadie. Conozco muchos casos y hoy me comentaron del reclutamiento de una niña de 13 años de una amiga mía es triste vivir esta situación y no hay poder humano que ayude a que no se dé, así que siempre se ha dado esta situación y ojalá algún día se haga justicia con estas víctimas inocentes.
ResponderEliminarDe acuerdo honorable psicologo. Las guerrillas en su momento, los grupos ilegales en en actual, usando las armas y la intimidación, reclutan, maltratan y castran éticamente y socialmente a los niños que viven en las zonas de influencia.
EliminarMientras el Estado no se haga presente en las zonas vulnerables, la justicia no actué, la gente no denuncie, las comunidades no se solidaricen, y la coca y marihuana no se legalice, seguirán, por el dinero fácil, nos seguirán azotando sin misericordia.
Un saludo que su trabajo en pro de los demás continúe dando frutos.
LINA ROMERO BOGOTA
ResponderEliminarTristeza hay en mi alma cuando se ha robado la niñez.
Cuando no se ha tenido la oportunidad de vivir y ver la vida sin tanto sufrimiento,
Noo. no es justo sólo con el tiempo aprendes de la forma dura y cruel de nuestras vidas.
Entre las formas de violencia, la afecta a los niños, nos interpela y empuja a comprender otra de las causas de otro de tantos problemas que aquejan a nuestra bella patria.
EliminarEl feminicidio, el infanticidio, el apetito erótico de adultos por niñas, y la utilización como arma soldado de guerra, pareciera que solo nos cuestiona a quienes, a pesar de las circunstancias que cada quien hemos vivido, no encontramos reconstructores del tejido moral y social que demanda los niños del hoy del mañana.
El salir, el mirar y hablar con personas ajenas, se encuentra uno con escenas y narraciones dolorosas, causa de depresiones.
Gracias por acompañarme, leyendo este relato.
Josue Orlando Villamizar R
ResponderEliminarLo más importante de todo lo que me corresponda vivir es el aprendizaje...
Y perdonarnos...
Con todo lo que le pasó no culpa a nadie y se dispone a ser feliz...
Mi apreciado colega, cordial saludo.
EliminarHa afirmado cuatro ideas que, dado lo valiosas que las encuentro, me referiré, una a una.
Escogimos, nacer. No nos escogieron.
Se nace para vivir y aprender viviendo. Se aprende naciendo, viviendo y muriendo, incluso.
Esa misión que tenemos todos de perdonar al otro, solo ocurre cuando nos hemos perdonado. Y vaya tarea que pocos asumen. Y mientras no lo hagamos, no lo hacemos con los otros, el prójimo.
Nada de lo que se vive, no es culpa de nadie. Nos correspondía vivirlo para aprender.
La felicidad desde el ser, es también un aprendizaje que debemos asumir. Y pienso igual, colega. Debemos estar dispuestos para ser felices y contaminar de felicidad a otros.
Solo ahora le hago una pregunta. Si nacemos para aprender, y morimos aprendiendo, las lecciones y sus efectos brillarán en la reencarnación?
CARMENZA POVEDA GOGOTA
ResponderEliminarTriste realidad.... Que aun se percibe en los estratos más bajos y en el reclutamiento de niñ@s para la guerrilla, y también lo vemos en el ámbito de trata de blancas que hay padres sin escrúpulos para vender a sus hij@s para conceguir dinero.....
No les importa el bienestar, educación, tranquilidad de nuestros pequeños....
Es cuento de mucho acabar y los seguiremos viendo no importa la época que estemos viviendo..... Buen relato de la vida real.
Cordial saludo compañera de juventud y madurez.
ResponderEliminarLa realidad colombiana pesa mas que el sueño de un pais en paz.
Los niños del campo y de los barrios populares, son las victimas que escogen los malandros como escudos para expandir sus apetitos, Bien lo anota usted.
Con la suma de los años, uno ve mas evidente las causas de la desigualdad social y el origen de la violencia intrafamiliar.
Esta historia "De la cuna ala cama doble" se repite por todo el país, es la concecuencia de tener un sistema político corrupto que no tiene políticas sociales ni de formación académica y mucho menos de Emprendimiento para que todos tengan oportunidades de vida digna.
ResponderEliminarNecesitamos un gobierno con prioridad en programas sociales y de formación para la vida.
Cordial saludo paisano. Usted tiene razón: los cuadros de dolor, de abuso, de abandono familiar, de trata de blancas, de desprecio por la mujer, abundan en el panorama nacional.
EliminarMientras viva contribuiré a suscitar conciencia mostrando desde la literatura los dramas humanos que nos azotan y nos están conduciendo a un Estado fallido.
En 1.991 soñamos que con la nueva constitución política, y dada la ampliación de la participación democrática, íbamos a superar el atraso. Pero los de siempre se acomodan acomodando las leyes para usufructuar el poder y gobernar en contra de los intereses del pueblo.
Igual me sumo a su clemencia. Y en el 2.022 es una oportunidad, única.
Martha Cardozo Miranda San Gil
ResponderEliminarLa mayoría de las niñas siguen y repiten estás historias.
Cordial saludo. Su comentario genera mas preocupación porque los efectos en la sociedad amplían la espiral de violencia intrafamiliar, y deja en evidencia que el machismo sigue siendo un azote social, y la mujer, no se empodera de si misma para empezar a cambiar este panorama de orfandad y abuso.
EliminarHermes Miguel Garcia Ruiz
ResponderEliminarQue historia triste y que valiente por sobreponerse y contarla, en una sociedad donde se repitan historias como estas nunca habrá desarrollo y seguiremos subdesarrollados.
Buenos dias, cordial saludo. En las circunstancias que vive el pais, y en particular el drama humano generado por cualquier tipo de violencia, se requiere que la victima, se sobreponga, cuente, se perdone y se perdone para empezar una vida menos azarosa.
EliminarDe acuerdo con usted. Es la sociedad y el aparato estatal en sociedad que deben unirse para enfrentar este fenómeno social, cuyas victimas es la mujer.
Raúl Gómez Quintero
ResponderEliminarMuy buena historia entresacada de la realidad vivida en el país, apreciado Nauro y mejor contada. Gracias y continúe con tan buen trabajo literario.
Esta realidad en la que estamos inmersos, es un manantial para convertir, tantos espejos no contemplados en relatos literarios de índole social que, luego de leerlos, deja en el lector un recorderis que algo debemos hacer para fragmentar las causas del abuso contra la mujer.
ResponderEliminarAquí engolosinado con su ultimo libro; "San Gil, grandeza y decadencia de un pueblo" en el que como un predicador, avisa del estado de postración que vive la ciudad victima del ese estilo de liderazgo en lo publico que hinche la cartera de los de turno, de los contratistas quienes aprecian lo publico como un fortín para enriquecerse rápido, ante la complacencia de un pueblo indolente que los elige para que sean sus verdugos, ya a escala departamental como local. Ojalá los jóvenes le leyesen.
Pedro A. Mateus M.
ResponderEliminarHay cosas curiosas en la vida...hace unos años escribí un relato que podría ser la otra cara de la protagonista..
Es la historia de un fulano que deja mujer y todo para correr la aventura del M19 con los años y después de una vida súper agitada termina como indigente en una calle de la ciudad donde una granizada los manda al otro mundo...
coincidencias..si es que hay alguna...como dice la canción "arrieros semos y en el camino nos topamos"....
"Arrieros semos y en el camino nos topamos".
EliminarY nos topamos arriando y aun continuamos en esas bregas. Las bregas de la contemplación, la descripción, la composición, y la narración.
Cada moneda tiene dos caras, pero hay seres que nacen jugando la misma moneda y siempre se encuentran con la misma cara.
Esa cara de tragedia, ya del fulano de su relato, que vive en las calles y termina ahogado por una granizada luego de dejar a la mujer; la mujer de mi relato salió libre de sus faenas, y al menos, pudo contar para encontrar paz y empezar de nuevo, si se puede en terminos reales.