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domingo, 11 de julio de 2021

La balanza de la vida

 

 Su esposa murió joven. Dejó una pareja: Tulia y David, sus hijos. El viudo, también joven, quedó. La familia vivió en el Hornillo, una parcela de unas diez hectáreas que por herencia le perteneció a la difunta, Rebeca.

Tulia y David ya estaban mayores. Acudieron al entierro de Rebeca y retornaron a Caldas, departamento en donde cada uno hizo vida en la década del cincuenta del siglo XX.

Jacob, el viudo continuó viviendo en la casa de bareque y en la finca que el suegro le había dado a Rebeca como herencia. Por la distancia, Tulia y David dejaron poder escrito para el juicio de sucesión de la finca donde nacieron.

Transcurrieron 20 años y Jacob reclamó la posesión del predio de la herencia de Rebeca y se apropió de las partes que les correspondían a sus hijos mayores.

En ese lapso, Jacob se organizó con la joven que ayudaba en la casa de Rebeca y que tenía un hijo, Ramiro. Tuvieron tres hijos: Labán, Abel e Irene. Precavido, Jacob antes de cumplir los 70 años, decidió amparar a los hijos menores dejándoles la finca, mediante una escritura de confianza a un campesino recto que la recibió por diez años, y cuando, Labán, Abel e Irene cumplieron la mayoría de edad, les hizo la escritura en común y proindiviso de la finca que fue herencia paterna de la difunta Rebeca.


Jacob murió de viejo, y su segunda esposa, Mercedes, igual fin, luego de pocos años transcurridos.

En la casa y en la que vivió Jacob con Mercedes, Labán trazó una medianía dividiéndola en dos partes. Una para él y su familia, y otra para Ramiro, el hijo de Mercedes, en reconocimiento a la parte que le correspondía a su propia madre, pues la tierra ya había sido repartida entre los hijos, desconociendo los derechos de Mercedes; solo en la vivienda.

 Abel e Irene se fueron a probar suerte a la capital. Formaron familias y se dedicaron al trabajo, y ocasionalmente regresaban a la casa donde nacieron.

Abel murió hace quince años e Irene hace doce años. Sus hijos fueron a reclamar los derechos herenciales a Labán, quien desde que murió su padre, Jacob, viene usufructuando la finca. Y éstos, les fueron negados por el tío paterno. Labán, alegando posesión de la finca por más de diez años. Se había hecho titular la propiedad.

Labán también se casó con una mujer joven y por cuarenta años han vivido en la misma casa centenaria y en las mismas condiciones locativas. Como siempre vivió a la sombra de los padres, no aprendió a trabajar la tierra. Fue empeñando potrero por potrero para comer y dar estudios básicos a los hijos.


Hoy vive de arrimado en la misma casa donde nació, pues la finca que fue de sus padres y hermanos pasó a manos de quien le fue dando gota a gota el dinero prestado para los gastos en la familia. Ahora, si desea comer, debe sembrar la tierra, y está aprendiendo a valorar los frutos de la cementara que siembra cada seis meses. En las tardes se sienta en la misma silla donde se sentaba Jacob, esperando que los hijos regresen a visitarlo.

Ecoposada la Margarita, junio de 2.021

4 comentarios:

  1. Raúl Gerardo Marín Puentes

    Ejemplos de esos por doquier profe,,,

    y se me viene de inmediato la enseñanza de nuestro amado creador verbalizada alguna vez de cara a sus discípulos “no le des el pescado,,, enséñalo a pescar,,,” pero súmale algo,,, y lo dicen mis paisanos muy a menudo “ a Dios rogando pero con el mazo dando” todo para concluir que no hay nada más valioso que lo que te ganas con tu trabajo “con el sudor de tu frente”, lo fácil no es motivo de aprecio, cómo llega al mismo tiempo se dilapida,,, entonces resulta oportuno resaltar que la solución en ninguna sociedad es regalando,,, donando, eso castra la mente humana, la solución es enseñar a pescar, en otras palabras a trabajar “el que trabaja no come paja” y a los Colombianos no nos pueden meter el cuento a última hora lo contrario,,, el ejemplo es claro lo coloca Usted en su relato profe,,, los zánganos acaban con la producción obrera,,, que sería de la colmena sin las abejas obreras,,, seria un escenario muy triste,,, inclusive para los tranquilo e ilusos zánganos. Buena tarde profe,,,

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  2. Su señoría, cordial saludo. Entre los placeres del cotidiano vivir de un artesano de la palabra como el suscrito, es leer un comentario de una asiduo lector que vuela de pagina en pagina y de código en código porque la lectura y la escritura es una fuente de ingresos.

    Luego de leerle, recordé a Socrates, el filosofo griego que se creía partero porque solo orientaba a sus alumnos a generar ideas desde si mismos.

    El ser padre, el ser maestro, tienen la misma misión: la identificar los talentos de los muchachos y empujarlos a hacer lo que mas les satisface y gozan haciendo. Es lo que los positivistas americanos suelen llamar EL ELEMENTO. Jesús en sus enseñanzas predicaba con la parábola de los talentos.

    Si hay vagos, infiero, con la suma de los años que podrían darse un par de causas: En el hogar se enseñó a hacer algo, como tender la cama, alzar la loza, hacer el aseo y arreglar la ropa. Y una segunda, a los chicos no se les animó a trabajar desde niños bajo la excusa que se atenta con el desarrollo de la personalidad.

    Comparto su tesis. En la sociedad de las hormigas y de las abejas, los zánganos tienen su misión. El la sociedad humana, son zánganos son una carga para la familia, para el estado.

    Pero, al comparar lo que ha ocurrido en el sistema educativo colombiano en el ultimo siglo, es preocupante. En nuestra moza vida, trabajar era un honor. Actualmente es visto el trabajo como un castigo bajo la excusa que por Eva, se fue condenado a trabajar.

    Hoy cuando los jovenes se levantan, protestan y reclaman, hay varias lecturas. Y la ultima, si bien, no es una lectura; es una comparación de dos hechos similares pero en escenarios diferentes: Colombia y Cuba.

    En Colombia a los jovenes que sostienen un prolongado paro, se les tacha de comunistas, influenciados por Venezuela y Cuba. Y hoy a los jovenes que protestan por el desabastecimiento en alimentos, medicamentos y vacunas en Cuba se les tilda en ese lugar de pro-estadunidenses y capitalistas.

    En ambos regímenes, cada gobierno usa la violencia para reprimir pero dan explicaciones diversas al fenómeno de las protestas.

    Y en ambos lares, quienes ostentan el poder, señalan a los que protestan como vagos, como zánganos.

    La vida es una balanza, y quienes aun leemos y escribimos nos toca mirar cada hecho desde diferentes ópticas.

    Y volviendo al su comentario, hoy, medio siglo después, me pregunto como lograron los bellezanos, aislados y relegados del desarrollo del pais, formar una juventud trabajadora y emprendedora.

    Y dentro de mi, me contesto: Tienen padres trabajadores que enseñan con el ejemplo y no son alcahuetes con los hijos.

    Un abrazo desde las tierras de jarantivá.

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  3. La cruda realidad, en este pueblo costeño pasó algo similar, un hijo
    Pichon de rico, prepotente,engreído, fantoche tomando old par en la esquina del parque principal, le dejaron 500 hectáreas de tierra y el muy conquistador se levantó una hermosa muchachita, a quien le dio estudios profesionales,le construyó tremenda casona, etc y empezó a caminar de medio lado por el peso de los cachos , terminando con la herencia y de vendedor de queso en el pueblo,sin muchachita, enfermo y sin que nadie se fije en el.
    Mala cabeza. Excelente relato Maestro Nauro. Y debes hacer uno sobre la cura del covid que usted para eso de parte mía ya tiene espacio en los altares...San Naurito...jaja el que entendió...entendió..entendió. gracias maestro.

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    1. Gerardo Giraldo, el poeta tolimense, el poeta de los años dorados. Grato verle en el blog.

      somos observación, sentimientos y percepciones. La combinación de las tres, son fuente para los relatos y los poemas.

      Como artesano de la palabra, recreo escenas y espejos de la vida.

      No escribo para mi ego. Comparto mis historias sin contar para que el lector avive su observación, y como hizo usted, encuentre en su entorno, casos similares.

      El vendedor de mangos será la creación literaria que compondré con el caso contado en su texto.

      Agradezco su amistad. La acogida a mis poemas, algunos de los cueles, en su voz, tornan creíbles y agradables al oído.

      Nos leemo en el próximo relato.

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