Que Dios conceda la paz eterna. Tenía sus pecados,
pero fue una buena persona; decían unos. Si lo mataron, algo debía, decían
otros. Era guerrillero; se lo merecía. Decían algunos simpatizantes de las AUC.
Era paraco, tenía que pagar: comentaban los del otro bando. Unos y otros los raptaban
o detenían en sus hogares, o en el trabajo, unos. Otros, en las regiones en
disputa.
Los retenidos, raptados o desaparecidos, los
acribillaban sin piedad. Los restos mortales al rio tiraban para que no los
encontraran. A los más reconocidos, con una piedra al cuello hundían en las
bravas aguas del Rio mayor de Colombia que se despeñaban a las planicies del
martirizado Magdalena medio hasta yacer en aguas superficiales en Puerto
Berrio, Antioquia, Colombia.
Humildes creyentes pescadores, respetuosos del
otro, en especial, de los muertos, se daban las mañas para arrimarlos a la
playa y con la suma de otros, daban cuentas a las autoridades. Ellas, ocupadas
en sus menesteres no daban importancia a las solicitudes de los lugareños
desposeídos.
Los pescadores, por varios años cambiaron la pesca
de peces por la pesca de cuerpos que enterraron luego, como N.N.
Magdalena, una madura mujer en cuyo rostro se notan
las arrugas de la tristeza, y en los ojos, las lágrimas de años añorando a sus
deudos, también desaparecidos por uno de los dos bandos, o por el bando oficial;
decidió acudir a la solidaridad comunitaria. Ese gesto que nace en las
poblaciones abandonadas para afrontar y compartir el sufrimiento. Entre los que
vivían el mismo sentir apoyaron la iniciativa de Magdalena, quien empezó a
organizar un improvisado cementerio en las afueras de Puerto Berrio.
El cementerio de los desaparecidos del medio magdalena.
El camposanto de los NNs en Puerto Berrio. La necrópolis del rio Magdalena
tiene unos tres mil desaparecidos no identificados.
La misericordia, el dolor propio y ajeno convirtieron
a Magdalena en líder social y cultural. Ella, como sus ancestros antioqueños,
nació devota de las Benditas Almas del Purgatorio. Personas que murieron en
pecado mortal, unas. Seres humanos que murieron en intenso dolor y sus cuerpos
físicos no han tenido paz en un cementerio, otras.
Magdalena, cristiana por convicción aprendió las
oraciones usuales y piadosas para implorar la liberación de las almas del
purgatorio para que puedan descansar en la vida eterna en el cielo.
Los cuerpos desfigurados, los rostros de jóvenes,
el olor a sangre humana, el despiadado tratamiento a los muertos dados por los victimarios,
despertaron la clemencia de Magdalena, y a la vez, la convirtieron en mediadora
piadosa para implorar a Dios, piedad por las almas que sufren por diversas
causas y obtener, por medio de la oración y las plegarias, la liberación de los
embargos materiales que las tienen atados al mundo terrenal.
Ella, empezó a desarrollar la sensibilidad psíquica
y física. Lo empezó a notar cuando usualmente visitaba las tumbas de los NNs.
La primera vez, se encontraba cerca de una cripta de cemento cuando se sintió
abrigada por una fría brisa misteriosa. Y sin premeditarlo, pronunció un nombre
y apellido de un varón, sin ser recordado previamente: Miguel Andrés Duque,
balbuceó dos veces para sí misma y el anima en pena.
-
Miguelito…miguelito
ya se dónde estás. Te desenterraré. Cristiana sepultura te daré. Le anunció
Magdalena. Y ella, le cumplió.
Magdalena cumplió la promesa. En una tumba descansó
Miguel Andrés. Y cada lunes de cada semana, flores y jaculatorias recibió el
muerto aparecido.
Así como los demás rescatados de las aguas del rio
que enterraban la solidaridad creciente en el dolor e iban registrando en un
cuaderno, signos y señales de los restos humanos. Así se fueron sumando los
creyentes de las ánimas como iban rescatando cadáveres NNs de las turbias aguas
del rio grande; y en el camposanto, más cruces brotaban del suelo, sin nombres,
sin familiares dolientes, pero se acrecentaban los devotos de las Benditas
Almas para implorar perdón por las faltas de los desaparecidos a quienes han
ido adoptando con las oraciones, ritos y procesiones por calles y callejones en
los que cayeron muertos otros NNs.
Magdalena, la animera, ocasionalmente en los
recorridos que hace cada lunes y todos los dias de cada noviembre, después de
las tres de la mañana, hora en que se liberan del estado, las animas, recibe
manifestaciones sensoriales identificando espacios en los que reposan restos de
personas o en tumbas en los fueron acogidos, otros. A los primeros, logra
desenterrarlos y trasladarlos al cementerio de los NNs; y a los otros, registra
los nombres que brotan de la boca para luego, no olvidar y contar a quienes
buscan a los desaparecidos.
Ecoposada La Margarita, abril de 2.021
Nauro Torres Quintero
Triste historia patria repleta de sangre y horror...esa misma historia se ha repetido en muchas grandes ríos de nuestra destrozada Colombia y aún la siguen maltratando con toneladas de mercurio que van ingiriendo los peces que posteriormente los consumidores los absorbidos todo a causa de las mafias malignas adueñadas de la patria del querido amigo narrador de historias.
ResponderEliminarApreciado poeta de la edad de oro. Honor confirmar que lees mis HISTORIAS SIN CONTAR. Y la presente, si bien es un cuento. Lo es desde la historia. Esa historia de dolor y sangre; violencia y desapariciones que ha dejado centenares de muertos. Y para los lectores de la red, éste relato es un espejo del como y el porqué el gran rio de la Magdalena, lo convirtió en un cementerio de NNs.
EliminarÉste relato, es para dejar constancia para que las nuevas sepan generaciones no olviden de una de las secuelas de la violencia nacional