“La historia cuenta lo que sucedió,
la poesía lo que debió suceder”
Aristóteles
Poema 290
16/02/2023
D.R.A
Estudié con tea de cebo y pabilo,
descerecé café con fulgor de candelero,
parrandeé con lumbre de lampara Coleman,
aprendí a nadar en pozo con pote a la espalda,
transité a pata limpia por trochas y caminos,
usé ropa de mi hermano mayor,
usé bolsa de tela para proteger los cuadernos,
conocí un libro en tercero primaria,
me senté en banca para 4 escuelantes,
presenté exámenes orales ante maestros y padres,
llevé tetero y arepa para onces en la escuela,
fui sangrero, cabestro y muchacho de mandados,
y estuve muy feliz en mi niñez y adolescencia.
A mis abuelos les recuerdo, nonos,
a mis padres, padres,
a mis profesores,
maestros,
a mis mayores, mis respetos
a los viejitos, mis asombros.
No me avergoncé de mi origen,
ni de mi familia y compañeros,
menos de mis maestros y ancianos,
trabajé desde niño sin estar mantenido.
Lastima grande que la felicidad siempre la vivenciamos en el pasado. En los momentos más felices, nunca sabemos que lo somos, tan solo lo disfrutamos sin ser conscientes de ello.
ResponderEliminarRazon le asiste poeta bermejo. Nos hizo falta catequesis para vivir y disfrutar cada momento como si fuese el ultimo.
EliminarRepensando su segunda afirmación, tambien es verdad. Solo cuando regresamos mentalmente al pasado, reconocemos que gozamos lo que vivimos, sin reconocer que al hacerlo, era felicidad.
Ruben Dario, gracias por el comentario lucido y verídico.
Bellos recuerdos de la infancia, que ahora, los niños no la recuerdan de esa forma
ResponderEliminarCon los años, somos una colcha de recuerdos, pero pocos los traemos al presente, quizás porque no tenemos a quien contarlos, o por creer que somos obsoletos.
EliminarParece una mentira; pero en la pobreza y el trabajo tambien se vive feliz.
❤️ simplemente hermoso y humano!!!
ResponderEliminarEs muy gratificante para un escritor, escuchar y leer comentarios de los lectores.
EliminarEl suyo, la síntesis de la simpleza vida de un niño de mediados del siglo XX creciendo y viviendo en el campo.
Con los años, quienes estudien mi estilo poetico, sabrán apreciar en un lenguaje universal, su apreciación.
Gracias por acoger el poema y apreciarlo en la sencillez del lenguaje
Así como es propio el carácter de la infancia y la puericia del ser inocente, lo es la buena memoria que tenemos al recordar el trabajo que hacíamos en familia, el aprendizaje de nuestros ancestros y las enseñanzas que aún guardamos en el corazón, por ende, hermoso tu poema Nauro, viñetas hechas versos que resumen la infancia de un niño de Puente Nacional, inteligente y muy enamorado de las letras, la buena educación y sobre todo de transmitir su inmensa sabiduría.
ResponderEliminarMientras transcurre el sermón de las siete palabras, y como un ejercicio de locomoción tan necesario en la vejez, leo este comentario. Lo hice en dos ocasiones. La primera, infiero que lo escribió alguien asiduo lector y enamorado de la literatura como ludica. Y el segundo, me recreo leyendo a alguien que me conoce, ya sea porque me lee con frecuencia, sino que me conoce desde los tiempos de matusalén, diría mi padre.
EliminarEn los dos momentos, al retomarlos en conjunto, infiero que quien lo hizo dejó para siempre en éste, mi blog, es otro humano que vivió y floreció en el campo. Y por ello, celebro con agradecimiento a usted, que al no escribir su nombre y no estar suscrito al blog, no le reconozco, privándose de esta oportunidad al leerle.
Gracias.