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jueves, 13 de abril de 2023

El adalid, Fredy Orlando Gamboa Gamboa

 

 

Mientras los minutos del reloj de arena se aprontaban en fenecer con las campanadas de medianoche, muere en una cama de la Clínica Shaio a las 11.40 pm del 11 de abril de 2023, en la misma capital donde cegaron la pródiga existencia de Jorge Eliecer Gaitán el 9 de abril de 1948, un sacerdote que, semejando una orquídea de clima medio prendió en las brisas madrugadoras de las fértiles tierras de Urumal con los aires de la guabina y el torbellino del extinto maestro Lelio Olarte en Puente Nacional, su tierra natal en la que reposarán las cenizas del misionero monfortino, Fredy  Orlando Gamboa Gamboa.


            El sacerdote Gamboa Gamboa en una de sus visitas 
al templo de Puente Nacional. 

   El misionero en una de sus usuales acompañamientos a los creyentes 

del Señor de los milagros en Monserrate.


                   Educar y formar a los niños cristianizándolos fue otra de sus labores pastorales. 

El predicador social creció entre la red ferroviaria y el camino indígena de la miel, la sal y las ollas que conectó a Santander con la Candelaria, Chiquinquirá y la capital del pais en la vereda Jarantivá. Sus primeras escapadas infantiles fueron al potrero a contemplar el paso del gigante cien patas que trepaba o descendía por un valle de una de tantas arrugas de las tierras veleñas en extinguida estación del tren de Providencia en Puente Nacional.


Casa de los Gamboa Gamboa cerca al tanque del agua 
donde bebían las locomotoras del tren.


Así como los rastros del tren de oriente y las lajas asentadas en el camino ancestral, desaparecieron del terruño, los recuerdos de ese jovial e inquieto niño que solo tuvo que caminar unos veinte pasos para entrar a la escuela, no están en la memoria de los residentes actuales, pero sí de los viejos que soñamos con un quinto sacerdote nacido en la región de las quebradas la Jarantivá, el agua Blanca, la Negra y la Angula.


Fue el 15 de enero de 1970 que Fredy Orlando se convirtió en el primogénito de los jóvenes padres de familia, Carlos y Rita Emma. Quienes deciden abandonar los herbazales de kikuyo y los lazos para ganadear y emprender la tradicional tienda veredal que por cerca de un siglo se le reconoció como “la loma”, una construcción en tapia en dos pisos, teja de barro y albahaca madera. Un descansadero y refrescadero en el tortuoso camino hacia la cúspide del paramo de Ubaque-Marchan en Boyacá procedente de Puente Nacional. Como pétalos gamboas llegaron en tropel, Sandra Eliseth y Carlos Alirio. 


                              El sacerdote Fredy Orlando y su hermana, Sandra Eliseth


El sacerdote cuyas exequias son el 14 de abril a las 2.00 pm

 en el templo Santa Barbara, próximamente catedral del Niño

 Jesús de Puente Nacional, cursó la primaria en la misma

 escuela donde cursaron las primeras letras, sus padres, y

 quien hoy escribe esta breve biografía de un campesino que

 desde niño soñó seguir las sandalias de Jesús, el Nazareno,

 jugando a celebrar misa y dar la comunión con tajadas de

 guayaba en otrora abundante en potreros y solares de la

 región. Le recuerdo desde entonces y en sus jornadas

 visitando a los hogares de los patriarcas veredales para

 establecer sinergias, celebrar la palabra y afianzar las

 comunidades eclesiales de base, un empeño de su animador

 sacerdotal, Gustavo Martínez Frías cuando fue párroco de la

 localidad, vicario episcopal de la Provincia de Vélez, obispo

 en Nariño y luego emérito obispo de Pamplona, Norte de

 Santander e igualmente del emérito obispo dominico Jorge

 Leonardo Gómez Serna, quien siempre le brindó consejo y

 guia sacerdotal. 



          

Cursó el bachillerato en la Industrial Francisco de Paula

 Santander de su tierra natal, tiempo en el que fue acolito y

 catequista bebiéndose los testimonios de los sacerdotes:

 Benjamín Pelayo y Salomón Pineda que nutrieron sus

 inquietudes teológicas del catequista provinciano que ingresó

 al seminario San Carlos de la Diócesis de Socorro y San Gil.

 Allí cursó los primeros años de filosofía y por sus lecturas y

 convicciones de lo social de la Iglesia, le cierran el portón del

 seminario conciliar retornando a la parroquia de Santa

 Barbara. Con otros dos jóvenes se empeñan en crear una

 emisora comunitaria-Sorocotá estéreo- donde laboran y usan

 para soñar en una parroquia viva con comunidades eclesiales

 de base en cada vereda puentana; para avivar la constitución

 de los grupos juveniles, promover la constituyente de 1991 y

 fomentar la elección popular de alcaldes, anhelando tener

 representación juvenil en el amañado concejo municipal que

 por años lo mantienen subyugado a los intereses de quienes

 por décadas ostentan el poder político local.




En abril de 2.001 asesinan en el camino Robles- Peña Blanca,

 a dos primos del pichón de sacerdote. Cuatro meses despues

 asesinan- el 8 de septiembre de 2001,  en un anochecer

, luego de un evento deportivo, al líder juvenil y concejal,

 Rafael Pineda Gómez, en el mismo lugar en donde el

 sacerdote cursó la primaria, en Providencia. Pineda Gómez

, fue cabeza de lista de un movimiento de renovación politica

 al concejo local y dias despues asesinan a mansalva al

 segundo renglón de la misma lista



            Rita Emma Gamboa falleció al cumplir 63 años. Madre del adalid 


Por ruego de la madre, Rita Emma, el tercero en la lista al

 concejo municipal, Fredy Orlando, abandona la población. Se

 esconde en la capital de los desplazados de Colombia;

 continua estudios de teología en la universidad Javeriana, se

 incardina en el Vicariato apostólico de Puerto Gaitán,

 Guaviare, y lo reconocen en esa jurisdicción como sacerdote

 monfortino, quienes pastorean desde 1999 esa segregación

 de la Diócesis de la Diócesis de Villavicencio y de la

 Prefectura Apostólica del Vichada.  


 


 A finales de la primera década del presente siglo, por asuntos

 de salud personal y de sus padres, el sacerdote Gamboa

 Gamboa, asume una parroquia en la extensa Bogotá y en los

 últimos años, actuó como capellán del cementerio del norte

 ejerciendo la liturgia a los asegurados de la Cooperativa Los

 Olivos.



         Los amigos comparten las alegrías, los dolores y cuentan los pasos. El sacerdote bellezano, Arturo Romero,-su padrino sacerdotal- quien fue párroco de Puente Nacional y guía del adalid, quien siempre los visitó en sus retornos a la tierra natal. 


Los descendientes de los octogenarios y nonagenarios, por

 años, acudieron a sus servicios pastorales para dar cristiana

 sepultura a sus conocidos de niñez y juventud. Hoy, nosotros

 los vástagos de esas familias que migraron del rancho a la

 estación del tren, luego al casco urbano, y más luego a la

 capital de pais, hemos acompañado sus restos y sus

 familiares en las honras fúnebres del adalid del evangelio

 nacido en Urumal en donde brotaron los sacerdotes Suárez

 Pardo y en Providencia en donde pastorearon los sacerdotes

 Becerra de grata recordación en el territorio.

 

San Gil, abril 13 de 2023


Un registro histórico. De derecha a izquierda: el sacerdote Gilberto Becerra, Carlos, el padre del adalid, Carlos Alirio, el hermano; la madre Rita Emma, Fredy Orlando en siendo seminarista.


     Registro familiar en la casa de Providencia. Los padres, y los hermanos mayores, Gamboa Gamboa.


Sandra Eliseth fue su secretaria y su sombrilla en la vida sacerdotal de Fredy Orlando Gamboa Gamboa, el misionero que viajaba, ya desde Puerto Gaitán o desde Bogotá a presidir el funeral de octogenarios y nonagenarios nacidos en el territorio irrigado por las quebradas: Jarantivá, Agua Blanca, La Negra, El salitre y la Angula, afluentes que discurren por las tierras de Jarantivá.



4 comentarios:

  1. Muy triste, que las buenas personas nos deje.....lastimosamente por cuestiones laborales no pude acompañar a la familia de Padre Fredy Orlando Gamboa Q.E.P.D.

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    1. Hay seres humanos que nacen, crecen y viven dejando en su caminar una estela de recuerdos agradables en su accionar mundano. Y en el caso de Fredy, desde niño fue dejando por doquiera su predicación , su consejo, su testimonio y sus afectos.

      Hemos perdido a un levita. Un sacerdote que en los últimos años de su vida, se dedicó a dar cristiana sepultura, y en sus homilías, a convertir la tristeza que acompañaba a los deudos, en esperanzas.

      Recuerdo la esencia de sus predicaciones en el funeral de cada uno de mis progenitores, y una lagrima de agradecimiento se despeña por mi ajado rostro.

      Al igual que usted, lamento el no asistir a su funeral. Su familia, ojalá no haya notado nuestra ausencia, pero nos embarga, a la distancia, la tristeza que estamos convirtiendo en oración de agradecimiento por su prodiga vida.

      Gracias por dejar su lamentación en mi blog.

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  2. Unas de las más agradecidas somos las hermanas Rita Castro y Beatriz Castro cuando solicitamos el servicio para celebrar la santa eucaristía para darle cristiana sepultura a mi padre agapito Castro y el demostró la mejor actitud regalandonos una predicación hermosa y honrando nos con su presencia paz en su tumba.

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    1. A Rita y Beatriz, grato verles por este blog. Fredy Orlando, nuestro amigo de Providencia, siempre estuvo atento a solidarizarnos y acompañarnos en los momentos de tristeza y dolor. Así como estuvo en el funeral de mi amigo Agapito, tambien estuvo atento para celebrar las exequias de mis padres. Y en ellas, él hizo una exegesis de la vida de cada uno.

      Y nosotros partiremos sin conocer ciudadanos como sus padres y los míos, que fueron comunales, serviciales y donantes para las construcciones de las capillas de Providencia y Quebrada Negra.

      Pero la vida es fugaz. Y por esa misma razón escribí este relato para la historia de la vereda Jarantivá, haya vecinos que le griten a uno que no ha hecho nada por la vereda.

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Gilberto Elías Becerra Reyes nació, vivió y murió pensando en los otros.

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