Huellas indígenas, territorios y paisajes de Florián, Santander
-Memoria histórica recopilada por Libardo A. Verano Cortes-
En el extremo sur de Santander,
abrazado por la Belleza, Jesús María, Albania, y la provincia de occidente de
Boyacá, está Florián que en cumplió 106 años de existencia.
El médico veterinario Libardo
Verano A. Cortes, en su retiro pensional, con la intensión de preservar la
memoria histórica y afianzar los afectos por la tierra de quienes nacieron,
nacen y tienen vínculos con Florián, por varios años fue haciendo consultas
documentales, entrevistas, visitas y viajes por el territorio, cuyas
impresiones entregó en su primer libro que tituló: “Florián: huellas
indígenas, territorios y paisajes”.
En el preámbulo del libro, el autor
cita las fuentes de su obra publicada con motivo del primer centenario de la
población. En él, aclara que su trabajo no es una monografía, ni un estudio
histórico, geográfico, antropológico o algo similar; pero si, el fruto de
indagaciones y consultas en las fuentes humanas.
El territorio de Florián, en su
mayor extensión, fue habitado por los indios Tisquizoques, antes y después de
la llegada de los españoles. Ésta cacicazgo comprendió franjas territoriales de
la Belleza, Sucre Y Jesús María, mientras que por la zona suroccidental fue
poblado por los Móporas y Casacotas; etnias muiscas con genes caribes por la
vecindad con los indígenas muzos, quienes fueron alguna vez, dominados por los
indígenas Nauras. Los nativos se fueron extinguiendo en el choque de culturas
al llegar los españoles por estos lares desde 1.539, provenientes de Andalucía,
Extremadura, Castilla La Nueva, Castilla la Vieja, León, y otros de Portugal, y
de los provenientes de África que fueron esclavos en haciendas cañeras y de
algodón en cercanías a Vélez.
Según Nelson Rodríguez A. Chacón,
quien fuera rector del colegio que lleva el nombre del fundador del pueblo, en su
monografía del municipio, narra que la primera migración proveniente de Jesús
María pudo ocurrir entre 1.870-1.880. Según los mayores, el nombre del
municipio es en honor a una de las primeras familias colonizadoras: Ezequiel
Florián, un boyacense, y su primogénita, Romelia Florián de Téllez.
En 1.910 ya existía la escuela en el Manzano.
Y entre 1.915 y 1.918 se fundó el actual caserío, pues el primero fue en otro
lugar no apropiado para asentamientos humanos. Inicialmente se llamó Puerto
Florián.
El autor, en el capítulo 20 del
libro, en base a fuentes primarias y en recuerdos de la infancia, cuenta los
efectos de la violencia partidista a mediados del siglo XX. Fue Florián un
casco urbano, netamente liberal y estuvo rodeado por poblados exageradamente,
conservadores.
La cabecera actual municipal fue
tomada e incendiada el 6 de abril de 1.953 por conservadores y miembros de la
policía; en ese entonces, conocida como “Chulavita” creada con varones
originarios del poblado: Chulavita, en Boyacá por el presidente en ese momento,
Laureano Gómez; cuerpo armado que sembró la violencia y asesinó a los
opositores de su gobierno y que defendieran las ideas de Jorge Eliecer Gaitán,
asesinado por el Estado el 9 de abril de 1.948, muerte que originó “El
Bogotazo”.
Los abusos de la Chulavita
comandada por el cabo Vargas, de origen Bellezano, cuenta el autor, la policía
ingresó desde la Belleza a disipar una gresca que hubo entre conservadores y
liberales ese domingo de resurrección en horas de la mañana en el sector la
Culebrera. En el incidente resultó muerto el comandante de la policía: Esa
misma noche, en el casco urbano, con un tiro de fusil Grass, estando en el
segundo piso de la vivienda donde estaban pernoctando, fue asesinado otro
policía, cuyo nombre no cita el medico Verano, pero advierte que supo del
nombre y apellido de quien disparó desde la oscuridad cuando el agente salió al
balcón a chupar un cigarrillo.
Las dos muertes de uniformados
instaron a los habitantes a abandonar a hurtadillas el casco urbano protegidos
por la oscuridad y se refugiaron en las veredas: Guamaral, La Indiana, La
Vueltiada, Impal y Puerto.
Al otro día, 6 de abril, junto
con refuerzos de la Policía y civiles, ingresaron a Florián, lo saquearon e
incendiaron luego. -Según el sobreviviente, Jorge Quiroga, le contó al autor,
que los elementos del pillaje fueron trasladados en mula y camiones a las
poblaciones vecinas pobladas por conservadores-. Solo quedó en pie el templo y la casa cural y
la casa de don Luis Carlos Pardo. La historia no registra víctimas civiles. La
humareda blanqueó el entorno por tres dias con sus noches, según contó Misael
Guevara al profesor Ulises González, -también fue rector del colegio Ezequiel
Florián, junto con el docente, Álvaro Pardo-, en otra monografía del municipio.
El 7 de abril del mismo año,
proveniente de Sucre, el Ejercito Nacional arribó al poblado; cuerpo militar
que brindaba, en ese entonces, alguna seguridad a quienes no ostentaban afinidades
al pensamiento godo del gobernante, quien fuera embajador en Alemania, en época
de Hitler y quien facilitó en su gobierno el ingreso al país, de nazis, algunos
de ellos, estuvieron radicados en la Belleza y Puente Nacional.
El nefasto gobierno de Laureano Gómez
fue depuesto el 13 de junio de 1.953 por el general Gustavo Rojas Pinilla, del Ejercito
Nacional, y en noviembre del mismo año, llegaron ayudas humanitarias a las
familias que habían perdido sus viviendas en el incendio, luego empezaron a retornar
para reconstruir el poblado que surgió con más ahínco y pertenencia desde
entonces.
En entrevista con Miriam Fajardo
Pineda, hija de Carlos Fajardo Camelo y entre líneas del libro: “Las guerras de la paz”
de Olga Behar, el autor concluye que luego del 9 de abril, se constituyó un
grupo de defensa liberal para defenderse de los abusos de los conservadores,
dirigido por Carlos Fajardo Camelo, quien fue sargento retirado de la policía, oriundo de
Guavatá. Luego de la quema del pueblo, cuenta
Ricardo Rojas: …” antes del incidente, yo
organicé una autodefensa en Florián, Santander. Estábamos muy desapercibidos.
Apenas con unas armitas…” Una finca de la vereda Vianí fue el lugar de
reunión y entrenamiento de los integrantes. Entre ellos, cita a: Arnulfo Pineda
P., Plutarco Elías Alonso Cubides, Daniel Sánchez, Joselyn Peña, José Pastran,
Teodoro Pinzón, Isidoro Osma, Marco Tulio Niño, Vitaliano Vargas, Eliecer
Fajardo, Polo Fajardo, Jeremías Hernández, y otros florinenses. La autodefensa
estuvo integrada por volantes en: La Vueltiada y el Caracol.
Por testimonio de mi amigo
Arnulfo Ardila, folclorista, padre de un caricaturista santandereano. -en ese
entonces también hubo reclutamiento obligatorio de jóvenes, incluso de la parte
contraria- oriundo de Sucre, municipio
conservador, junto con otros 49 jóvenes fue reclutado y trasladado al Llano a enfrentar el ideario de la guerrilla liberal en donde estuvo retenido por 14
meses y liberado junto con 800 más en Monterey, Casanare, el 15 de septiembre
de 1.953, en virtud de la negociación que hizo el General Rojas Pinilla con
Guadalupe Salcedo Unda, -el reconocido guerrillero de los llanos, perseguido
junto con su descendencia posteriormente por el mismo Estado-.
“El pueblo con las ventanas
abiertas” como los coterráneos se refieren a Florián, tiene una temperatura
media de 21 grados. Está a 275 kms. de Bogotá, a 62 de Barbosa, a 63 de
Chiquinquirá, a 33 Jesús María y a 11 kms. de la Belleza.
Verano describe: la “topografía
es de ladera donde está el poblado. No es la más llamativa pero el entorno
geográfico es monumental. Está guarecido por los gigantes farallones del Opón,
El peñón de Tisquizoque y sus ventanas, más la cordillera del Zarval. Y como otro
centinela, hacia el norte, está el cerro de los Venados. Por el occidente esta
la quebrada la Venta y los pintorescos valles de Tununguá y Pauna”.
En el sur de Santander, el
desarrollo y mejoramiento de la calidad de vida de los habitantes, está más ligado,
en el principio, al dinamismo que párrocos dieron a las comunidades para crear
y fortalecer la imagen de parroquia. Si bien, en otrora se hacía creer entre
los conservadores que los liberales no eran creyentes, los floridenses son una
muestra que es una afirmación usada para encender las llamas de la violencia.
Hoy dicen… los de la izquierda o mamertos.
En 1.918 los habitantes y vecinos
erigieron desde ese año una primera capilla, muy modesta; más luego levantaron
una más amplia con paredes en adobe y teja de barro. Igual, erigieron la casa
cural. Esta capilla se mantuvo en pie hasta 1.965 que se fue deteriorando hasta
clamar por el remplazo. Eclesiásticamente en sus orígenes dependió de la
parroquia de Albania, hasta el 25 de marzo de 1.960 fue constituida en la parroquia
San José de Florián mediante decreto 14 firmado por el prelado Pedro José
Rivera, siendo el primer vicario ecónomo, José Expedito Diaz Orejarena, oriundo
de Zapatoca; y el primer párroco, Luis Ambrosio López.