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sábado, 20 de diciembre de 2025

Breve autobiografía del santo sacerdote, Eduardo Vargas Sierra


 “Bueno, me han pedido que diga alguna cosa acerca de mi vida sacerdotal. Ante todo, yo le agradezco a Dios Nuestro Señor que me llamó para el sacerdocio; nunca me he arrepentido de haberle respondido. No es que la vida haya sido fácil, ha sido de lucha, de dificultades; sin embargo, dificultades que me quieran, que me hayan querido apartar del camino del sacerdocio; no; son luchas que se han tenido en el ejercicio de la misión. Agradezco a Dios Nuestro Señor la formación en el Seminario de San Gil y después en el colegio laosiano en Bogotá; compañeros míos de esta Diócesis allá, el padre Ernesto Serrano y monseñor Gustavo Martínez Frías, quien fue arzobispo de Pamplona.   

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Mi ministerio, primero, en San Gil junto con un sacerdote ejemplar de Zapatoca, Monseñor Roberto Quijano, un año estuve con él y aprendí mucho de sus virtudes sacerdotales. Trabajé en la Apostólica de acá, de Zapatoca, siendo sacerdote, junto con el padre Eduardo Ardila, que era el Rector, el padre Rogelio Remolina y el padre Jorge Velandia, con ellos estuve. Había seminaristas también. En ese tiempo trabajamos con gusto, porque me gustó a mí la educación, en aquel tiempo; después he visto que mis cualidades de educador no han sido muchas, pero en ese tiempo estuve sumamente contento, sufrí mucho cuando salí de la Apostólica. 


Un registro histórico ocurrido en el camino de la miel, la sal y las ollas, en cabalgata desde Puente Nacional hacia la vereda Jarantivá y Páramo para escoger el lugar donde se fundaría el hoy poblado de Quebrada Negra. En el centro el Pbro. Eduardo vargas Sierra, a su izquierda, Monseñor Pedro José Rivera y su diestra el dentista Carvajal, sin sombrero, y mi padre Miguel Agustín Torres. Década del cuenta del siglo XX

Después estuve de Párroco en varias parroquias, primero estuve en El Encino. Era una parroquia que no tenía ni carretera, ni luz, ni otras cosas. Pero, esa experiencia, al principio difícil de acomodarme, sin embargo, la recuerdo con muchísimo cariño. Fue un tiempo muy hermoso, para mí, ese contacto con los ríos, con los montes, con la naturaleza, con la gente, con las dificultades, con el…llamémoslo así el destierro, me gustó muchísimo. En seguida tuve que pasar a Albania, que estaba en ese momento en un tiempo de lucha, estaba el bandolerismo de Efraín González, en plena beligerancia y el ejército que luchaba por neutralizarlo. Fue un tiempo de dificultades, de muertes, de cosas de esas… Dios me sacó con bien de esta experiencia.


Parada de la cabalgata en la tienda la Esperanza, casa a la vera, hoy de la carreteable en la que transcurrió mi infancia y juventud; pasada y tienda para peregrinos y viajeros del camino que unió a Caracas con Bogotá y por el que transcurrieron los comuneros en 1781 y Bolivar y santander, años despues, y que conectó a los Muiscas con con los Guanes.

Pasé luego a la Legión de María en San Gil, las escuelas radiofónicas, la parroquia de lo que es hoy San Martín de Porres; todo eso, son varias parroquias ahora, allá estuve. También estuve en la Sagrada Familia; fui el segundo párroco, después del padre Bernardo Ochoa que se salió. Estuve en Pinchote, en Pinchote estuve varias veces, también fue un tiempo bueno y me gustó mucho. Trabajé directamente en la curia, en la legión de María, en las escuelas radiofónicas y me hospedaba en la casa del Obispo.

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Más tarde estuve en Puente Nacional, ya una parroquia grande, de mucha extensión y también de serias dificultades, muy bonita esa experiencia: Fui bien recibido, estuve contento; pasé a Zapatoca y estuve poco tiempo, dos años. Zapatoca es una ciudad levítica y de mucha organización religiosa, de mucha espiritualidad de parte de la gente, es extensa la parroquia, no tenía la vitalidad que tiene en este momento, era otra manera de hacer pastoral, pero bien trabajé, ayudé un poco en la hechura de la casa cural. Tuve un accidente, pero salí, salí con vida, una monja que iba a mi lado quedó muerta; íbamos con unos muchachos, ellos no sufrieron mayor cosa.

Un brindis de tres históricos personajes: Monseñor Pedro José Rivera, el sacerdote Eduardo Vargas y mi padre, Miguel Agustín Torres en lo que fue posteriormente la casa cural de Quebrada Negra en Puente nacional. 

Estuve después en la Curia, de nuevo trabajando con la Vicaría de Pastoral y pasé después de nuevo a Puente Nacional, y de ahí salí para Roma; estuve en Roma estudiando unos tres años, tratando de hacer una Tesis, que al fin se convirtió más bien fue como en un estudio de Espiritualidad, que se centró en el estudio de San Juan de la Cruz, la espiritualidad de él.

Regresé a trabajar con el padre Ramón González; el padre Ramón González es un héroe de la Pastoral Social, hizo muchísimo en ese tiempo. Estaba asociado con su hermano, que es un ejecutivo, el padre Samuel. Fue una época verdaderamente de gloria de la Pastoral Social, quizás era la Diócesis de más representatividad en Colombia. El padre Ramón era llamado al CELAM, a varias partes a dar conferencias acerca de lo que él estaba haciendo, del Instituto del Páramo, del Instituto de Zapatoca y otra serie de actividades que él tenía. Tenía unas granjas; hacía su actividad también en algunas parroquias. Fue un tiempo verdaderamente glorioso para la Pastoral Social. Se hicieron también unas edificaciones en San Gil, unos barrios, que se hicieron por iniciativa de la Pastoral Social. Más tarde fui director del Instituto del Páramo, por unas dos ocasiones, ahí se hicieron unos cursos de Catequesis sobre todo para personas que querían dirigir la catequesis en diferentes parroquias; cursos también que acostumbraba el Páramo, cursos de liderazgo, etc.  estas actividades, me llenaron el alma. 


Seis personajes que en su trasegar mundano, hicieron historia: Agustina Torres, Pbro. Eduardo Rodriguez, Campo Elias Sáenz, Monseñor Pedro José Rivera, Pbro. Eduardo Vargas Sierra y Antonio Saenz. Registro tomado en Providencia.

Después me pidió monseñor Víctor López que estuviera en la rectoría del Seminario, junto con el padre José Antonio Díaz y el padre Gilberto, con él estuvimos reiniciando el seminario después de 10 años de haberse cerrado. Se inició con 12 alumnos, el más representativo actualmente es el que es arzobispo de Bogotá monseñor Luis José Rueda. Terminado el ciclo del Seminario pasé de nuevo a Pinchote, fui Vicario de monseñor Leonardo Gómez Serna, un hombre tan especial en esta Diócesis, de tanta acción, de tanto carisma, de tanta devoción a la Virgen, especialmente al Santo Rosario, de mucha actividad. A él, se debe toda la gestión para la creación de la Diócesis de Vélez.

Estuve en otras parroquias después: Coromoro, en Cite; estuve también más allá de Contratación, en Guacamayo, ayudé al padre Velandia , estuve con él en Oiba y; finalmente también trabajé acompañando al padre Isaac Prada en Olival, y fui coadjutor del padre Córdoba,  Gonzalo Córdoba en El Socorro, también trabajé con el padre Roque Julio García; pasé también cerca de Charalá y pasé finalmente a Jordán, donde estuve más de 10 años, 10 años y medio, exactamente el tiempo que duró acá entre nosotros el Obispo que está ahora en Tunja, Carlos Germán Mesa Ruiz, él me nombró y cuando él salió yo también salí.

Puede ser una ilustración de una o varias personas

Ahora estoy acá en Zapatoca, muy contento de estar ayudando al párroco, un poco como arrimado, porque yo ya soy Emérito y a los eméritos no nos dan nombramientos así que valgan la pena, pero estoy, junto el padre Albeiro, con el Diácono, Néstor Ariza y estamos trabajando. Esta es mi vida, estoy satisfecho de ser Sacerdote, espero que el Sacerdote eterno, me reciba allá en el cielo, me perdone mi mal Ministerio, tenga en cuenta a su bondad y se acuerde de mi cuando esté en su Reino.”

Fue mi padre, Miguel Agustín Torres, un líder católico, promotor de las construcciones de los templos de Providencia y Quebrada Negra. El primero fue reemplazado por una capilla que donó el extinto Pedro Fajardo.

El santo sacerdote, murió en Bucaramanga y sus exequias ocurrieron en San Gil, el 20 de diciembre de 2025. Fu hermano del sacerdote, Hernando Vargas, quien escribió la Historia de la Diócesis de Socorro y San Gil, texto inédito en el que además, se narra el origen de las parroquias de la extensa Diócesis, antes de fragmentarse en dos. 



 

miércoles, 12 de noviembre de 2025

MISIVA A UN ETERNO AMOR


 

San Gil, 13 de noviembre 2025

 

Indeleble

Señora Margarita

Cripta 01 bloque 2 Catedral Nuestra Señora de la Nueva Baeza

San Gil, Santander, Colombia.

 

Perenne saludo:

Me amaste desde el biberón, y yo, te ofrendé mi afición, siendo un polluelo. Alcanzamos un decenio de espera y tu profesor de filosofía nos dio la bendición el 10 de agosto de 1.973 en el templo de Barbosa, Santander, Colombia. Un día despues, nos separó la obligación laboral; tu a tu escuela en Providencia en Puente Nacional, y yo, a la escuela urbana de la Belleza en el mismo departamento a empezar mi labor docente. Un año despues, logramos unidad familiar con tu traslado para reemplazarme, y yo, empecé la misma labor en el Colegio San Juan Bosco del mismo lugar. En ese mágico y violento poblado escondido en las arrugas de la cordillera central, empecemos los dos a hilar nuestro nido marital. Tu a tejer las cobijas, y yo, a cepillar, armar y pintas los muebles de comedor y sala. Entre libros, planillas, cuadernos y oficios compartidos en el hogar testigo de nuestra desenfrenada pasión, concebimos el primogénito, quien se convirtió en fontanal de nuestros anhelos por iniciar estudios universitarios y en venero en nuestro empeño por una pedagogía liberadora impregnada de afectos en la que los educandos y progenitores, no se fueron objetos, sino sujetos de su propio desarrollo cognitivo, intelectual y transformador.


Solo nos teníamos en nuestro pensar, en nuestro actuar, observar y sentir; pero para los gamonales políticos éramos opuestos ejemplos para los discentes a quienes inducimos a ver la pasa como norma de convivencia y al otro, hermano u opositor, como el prójimo, y lograron trasladarme del corregimiento al que llegué como maestro departamental.

Tu suegro siempre me predicaba: Dios no abandona a sus apóstoles. Y un buen sacerdote que, años despues, fue declarado el personaje más Es un poemario de una mujer cubana que lucha por dar a conocer sus creaciones líricas viviendo en un pais sin oportunidades, sin servicios públicos permanentes y sin medicinas y tratamientos para los virus importante del siglo XX en Santander por su labor de cimentación de la economía solidaria y las pastoral social de la Iglesia católica, me acogió en el Instituto de Liderato social de Zapatoca en nuestro departamento. Y a esta ciudad levítica llegaste meses despues, celebrando tu compañía con la gestión y nacimiento del segundo retoño de nuestra fusión sanguínea. Fueron 360 meses que estuvimos en esa ciudad colonial cuyos residentes se les reconoce como tacaños por ser metódicos en el ahorro como inversión posterior. Por mis habilidades en la escritura y la locución, fui traslado a la Villa de San Gil y la Nueva Baeza a empezar de nuevo un trio de proyectos: Prensa y radio, diseño de material didáctico y alfabetización para adultos. 20 años compartimos en esta ciudad colonial, otrora centro de venta de esclavos y en 1.780, faro de la revolución comunera, preámbulo a las guerras de independencia que nos dieron la libertad en el continente sudamericano desde 1.819.

La mitad del tiempo compartido con nuestros cuerpos, saberes y haceres, nueve fueron para ti, tu viacrucis y para los dos, nuestro silencioso calvario. Tu cabellera siempre fue brisa de seguridad, tus miradas, oasis de ternura y amor; tus brazos, malacates para mis inseguridades;  tus volcanes, bombones de seducción; tu boca, paila efervescente de mi frenesí; tus piernas, vástagos de mis maromas, tus zanjas, piscinas de mis borbotones; tu boca, hornilla de mis pasiones. Aunque lo he intentado borrar ese viernes en la noche de 1.991 cuando celebramos la aprobación de la nueva Constitución de Colombia, aun en espera de su aplicación total, cuando en mis desmedida pasión succionando y acariciando sus senos, en el derecho encontré una masa interna que apagó de súbito nuestra entrega pasional. Confiamos en el medico familiar, no medimos su idoneidad, y omitimos acudir al especialista para un diagnóstico más preciso. Sarmiento, el costeño, extirpó la masa. Ocho dias despues, los resultados de la Biopsia revelaron positivo. Acudimos a Leónidas, el cirujano amigo, quien contactó al mastólogo y programaron la extirpación mamaria. Aún conservo la libreta en donde registrábamos las viajes, tratamientos, medicinas, paliativos y medicamentos biológicos esperanzados en no registrar episodios en los primeros 60 meses posteriores a la mastectomía.


Desde el mes 58 empezaste a sentir síntomas en el pulmón. Acudimos al cirujano Rojas, quien fue el designado por la aseguradora. Y empezaron las fases de radioterapia, quimio y tratamiento para el dolor. Perdiste, peso, tu cabello y tu belleza física empezó a revelar los efectos colaterales de los tratamientos. Los dos siempre estuvimos esperanzados que lograríamos extirpar las manifestaciones malignas, pero, el daño trasmutó a l cerebro y las estaciones a la cruz fueron más cortas.

Recuerdo tus ordenes impregnadas de mis lágrimas y expresas con ilusión: Los cuatros hijos no debían enterarse de los carcinomas extraídos y cuyas raíces continuaron trasmutando en tu cuerpo. Los tres mayores en la universidad, y la menor bajo mi cuidado. El ir y venir a Bucaramanga fue frecuente hasta cuando ya me notificaron que la inevitabilidad del punto final.

No he logrado raspar de la memoria ese fatídico lunes 13 de 2.000. Ese día no fui al trabajo. Estuve en casa. Estuve junto a ti en el nuestro lecho nupcial. Al empezar a toldar el calor, solicitaste a cada uno de tus hijos que entraran a nuestra recamara, y luego a tu hermana Consuelo que llegó sobre las cinco de la tarde. Habías perdido toda movilidad, tu ajado y enjuto cuerpo empezó a tornarse morado desde tus hermosos pies de afrodita como si la sangre perdiera su circulación. Me recosté a tu lado. Te abracé y fui besándote con el cuidado que demanda deshojar una rosa. Te besé y el aroma de la pomarrosa tornó en acidez y la rigidez de tus labios fraccionó mis caricias, y expiraste. Bajé con cuidado de la cama y me postré dando gracias a Dios porque había extinguido tu dolor y ahogado tu respiración. Informé del desenlace y entre el llanto y la desesperanza nos unimos en una plegaria de gratitud por ejemplar, amorosa y emprendedora vida.



Hoy se cumplen 25 años de tu física partida, pero tu amor prevalece en mi respiración, tus registros corporales están pintados en mi memoria; tus 280 epístolas en diez años de amores conforman encuadernadas con las mías, reposan en el baúl de pino que mi madre, mandó hacer para empacar mis pertenencias rumbo al seminario de Mosquera en donde anduve tres años, para evitarlo por acoso sexual del director espiritual.



En la cripta 01 bloque 2 de los osarios que están en la catedral de San Gil, florecen rosas rojas que se marchitarán cuando mi familia deje junto a tus cenizas, mis cenizas con la que solicité a nuestros hijos alfareros que hagan un cáliz y en él, depositen periódicamente agua para que beban las aves que viven y tornan cada tarde en el bosque que fue nuestra cuna de amor y escudo de adversos vientos que nutren el olvido de nuestros descendientes.

 

NAURO TORRES QUINTERO

Escritor colombiano

https://naurotorres.blogspot.com/2025/09/sabiduria-en-poesia.html

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martes, 11 de noviembre de 2025

Soy mi propia obra maestra

 En mi trasegar mundano, la soledad, la vejez y la sabiduría que nos legan los problemas afrontados, dejan unos resultados que hoy deseo compartir con usted, pues si los conservo, se pierden en el cenizario. 


1. El culpar al otro, el quejarme de algo y de otros, es lo que yo he hecho de mi vida.

2. El triunfo verdadero es el que surge de las cenizas del error. Es mi responsabilidad edificarme, y el valor de auto acusarme en el fracaso me permite volver a empezar. 

3. El quejarme del ambiente o de lo que me rodea es demostrar que otros si lograron vencer los sinsabores.

4. Si aprendemos a convertir toda situación  difícil  en un escudo para triunfar, crecemos cada vez. 

5. El quejarme de mi pobreza, de mi estado de salud o de mi mala suerte, no facilitó enfrentar con valor las circunstancias y lograr resultados ganadores. 

6. Si me quejé de la falta de dinero, no me percaté  que abunda en muchas partes.

7. Si me amargo con mis propios fracasos o se los cargo a otros, seguiré justificandome como un fracasado.  

8. Cualquier momento es bueno para comenzar y ninguno es tan terrible para claudicar. ¡hay que empezar ahora mismo¡

9. Deja de engañarte. Eres la causa de tí mismo, de tu tristeza, de tu soledad, de tu necesidad, de tu dolor y de tu fracaso.


10. La causa de mi presente es mi pasado y la causa de mi futuro, es mi presente.

11. En cada dolor y desde el dolor, se aprende a nacer cada vez, pues dentro de uno, hay una fuerza que todo lo puede.

12. Entre más me conozco, más libre y fuerte soy, asi evito ser títere de las circunstancias. 

13. Soy el tallador de mis destino. Y nadie puede sustituir el buril  para continuar esculpiendo mi ser. 

AUTORRADIOGRAFÍA

 

Con la suma de los años y exprimiendo de las experiencias, comparto con usted algunas conclusiones:


1. Si uno no se aprueba a sí mismo, quien va a aprobar? 

2. Si no me interesa lo que hago , a quien le va a interesar?

3. Si no me inspiran respeto mis acciones, a quien han de inspirarle?

4. Si no estoy dispuesto a perdonar las faltas ajenas, con qué derecho espero que otros perdonen las mías?

5. Si no confió en mis propios decisiones, quien habrá de confiar en ellas?

6. Si no tengo fe, ni sueños, ni me esfuerzo, por qué acusar al mundo de ser árido, frío y sin bondad?

7. Si consiento que la envidia, el rencor y el mal dominen mi corazón, por qué no he de sufrir el infierno de la desconfianza?

8. Si pongo hiel en mis emociones, por qué me rebelo al llevar una existencia amarga?

9. Si no cuido a abono el huerto de la amistad, por qué me sorprendo cuando germinan mis decepciones?

10. Si destrozo las avenidas que me traen afecto, por qué lamento la soledad en que vivo?

11. Si aún no he aprendido el verbo comprender, como pretendo conjugar el verbo amar?

12. Si soy capaz de engañarme a mí mismo, a quien no engañaré?

13. Si persisto de vivir dentro del ayer como puedo no temer al mañana?

14. Si oscilo entre el pasado y el futuro, cómo puedo disfrutar bien el presente?

15. Si nunca decido a partir, por qué ansío llegar?



jueves, 18 de septiembre de 2025

Sabiduría en poesía

 

Sabiduría en el cayado de los abuelos

 

No es un libro cualquiera. No es una colección de cuentos; tampoco es una novela; es la vendimia sabia con el néctar de siglos vividos y trasmitida oralmente de generación en generación con adagios y refranes pintados en poemas que trasmiten la sabiduría de la humanidad en un territorio, en una lengua.

 

No es una lista ordenada alfabéticamente en un folleto de bolsillo. Es un libro de 490 páginas y en cada una de ellas, 500 refranes de la lengua castellana, cada uno interpretados en verso en poemas de tres estrofas tejidas cada una desde una óptica: filosófica, ética y humanista como fuente y testimonio de la cultura popular expresada en ellos.

Un refrán es fragmento de sabiduría de un pueblo, comprimido en una frase, en un verso, en una estrofa. Revela el saber, el pensar y el sentir de los pobladores de una región, una nación, en los que depositan la suma total de experiencias adquiridas y las reacciones ante ellas.

De los miles de paremias que existen en la lengua castellana, escogí 500 escuchados en mi trasegar mundano que representan menos del diez por ciento de lo publicados con los años en diversos volúmenes que reposan en los anaqueles del olvido y escasean en los stand de las librerías colombianas.

Los refranes los escuché por tradición oral. Alguna vez leí un pequeño libro con recopilaciones que hizo un rector del Colegio Nacional Guanentá de San Gil, en los postreros años de las dos últimas décadas del siglo XX. Mi padre, fallecido en 2.011 siempre los usó para orientar a los hijos desde la ética, la moral y la economía. En miles de familias de origen campesino, los refranes moldearon a centenares de generaciones; y hoy, por el auge de la educación formal y las redes sociales, no son apreciados como fuente de sabiduría, que es lo que pretendo demostrar al explicar cada refrán y dar una interpretación poética desde la filosofía, la ética y la teoría humanista tan escasa en los textos escolares y en la omisión de docentes de generaciones de fin de siglo y principios del presente.

En los primeros años del bachillerato, bajo la tutela de un sacerdote italiano salesiano, narraba que el sacerdote Polidoro Virgilio de este pais, hizo una publicación superada en demanda por su amigo Erasmo que recopiló cinco mil refranes bajo el título “Adagia”. El español Gonzalo Correas (1.571-1531) coleccionó y publicó cincuenta mil en la lengua de Cervantes. El instituto Caro y Cuervo de Bogotá en 2.018 publicó El refranero hoy con 285 adagios recopilados por informantes del Tolima y el Cesar, asi como de estudiantes de la lengua castellana de la Universidad La Salle de Bogotá.

En el ocaso existencial y siendo abuelo de dos varones, decidí dejarles a ellos, y a los usuales lectores de mis escribanías esta recopilación de refranes, cada una con explicaciones e interpretaciones poéticas, cuya recopilación y difusión es la primera que hace un santandereano para los curiosos de la cultura popular, tan arraigada entre nosotros los veleños.

 

Este libro está pensado especialmente para niños y jóvenes, quienes son los herederos de esta sabiduría y los sembradores del futuro. En cada verso encontrarán no solo el sonido de la rima y la musicalidad de la palabra, sino también consejos valiosos para la vida, principios de convivencia y mensajes que inspiran a crecer con valores. La poesía, como un juego de sonidos y sentidos, les permitirá acercarse a la tradición de una manera amena, despertando su curiosidad y su imaginación.

Cada copla, cada poema, es un puente entre el ayer y el hoy. La voz de los abuelos resuena en estas líneas, recordándonos que el conocimiento no es un peso, sino una brújula. Así, esta obra no solo pretende preservar la herencia de la palabra, sino también avivar la llama del pensamiento crítico, la sensibilidad y el amor por la cultura.

Invito a cada lector, pequeño o grande, a recorrer estas páginas con el alma abierta, como quien se sienta a la sombra de un árbol centenario para escuchar las historias del viento. Que cada verso sea un cayado que oriente, un fuego que ilumine y una semilla que germine en la conciencia.

 

Amistades que son ciertas,

siempre las puertas abiertas.

Tejer amistades es de oportunidades. Contar con una amistad leal, es hoy una lotería. El billete ganador, hay que preservar con el calor hogareño.

La verdadera amistad es un faro que nunca se apaga, un hogar sin cerrojos donde el alma entra descalza y el corazón reposa. Porque las puertas del cariño genuino jamás conocen el frío del candado.

Donde hay amistad sincera, las puertas no crujen, pues se abren antes de que las manos llamen. No hay distancias ni relojes que las cierren, porque la lealtad es la llave que las mantiene abiertas.

El tiempo sopla, las estaciones cambian, pero las puertas del amigo fiel nunca se oxidan. Son umbrales vivos, siempre listos para acoger las alegrías o enjugar las tormentas.

Las estrellas de la mente,
brillan claras, siempre ausentes.
Mas la verdad, cuando acierta,
deja las puertas abiertas.

Si el alma pesa y lamenta,
la justicia nunca miente.
Quien da sin ver recompensa,
abre su puerta y la enfrenta.

Corazón que nunca arresta,
compasión que se manifiesta.
La amistad, si es descubierta,
halla su puerta despierta.

 

Patrón que fue arrendatario,

bien sabe quién es el adversario.

El vivir y trabajar en lo ajeno enseña a apreciar nuestra labor y a cuidar la propiedad ajena, pues si se cuida lo ajeno, se aprecia lo propio.

La sabiduría nace de la experiencia. Quien alguna vez aró la tierra ajena, entiende el peso del arado y la sed de la raíz. El patrón que fue arrendatario lleva en la mirada la memoria del esfuerzo, y sabe que el verdadero adversario no siempre lleva un rostro, sino a veces, una carga.

La sabiduría es cimiento del poder. El que sube desde lo hondo del valle nunca olvida el frío de la sombra. Un patrón que fue siervo no manda con puño de hierro, pues conoce el lenguaje silencioso del que espera y la lucha callada del que obedece.

La justicia es nacida del recuerdo. Quien gobernó después de haber servido, lleva las cicatrices como banderas. Sabe que la verdadera autoridad no se impone, sino que se gana, porque solo aquel que recuerda sus días de esfuerzo, reinará con justicia en el alma.

Quien labró tierra prestada,
supo del sol la estocada.
El poder que hoy es contrario,
fue semilla en su calvario.

El que ayer al sur sembraba,
hoy del norte ya dudaba.
Pues patrón que fue precario,
conoce bien a su adversario.

Mano dura que labora,
sabe del llanto y la aurora.
Quien sube sin ser corsario,
recuerda al viejo adversario.

 

Abejas revueltas,

 tempestad a vueltas.

Es prudente no provocar a las avispas, atacan en masa. La masa humana, no piensa, termina en revueltas. Incluso contra los derechos de su manada.

 El desorden es un presagio. Cuando las abejas zumban sin rumbo y las alas pierden su danza, el aire se carga de presagios. Así también, donde reina el caos en las almas, la tormenta no tarda en desplegar sus sombras.

La armonía es un escudo. El panal vive en equilibrio, cada abeja en su destino, cada vuelo en su compás. Pero cuando la confusión rompe el orden, las tempestades despiertan. Así es el corazón: si pierde su calma, la tormenta lo gobierna.

El alma es como un enjambre. Dentro de cada pecho habita un enjambre de pensamientos; si se revuelven sin control, desatan tormentas invisibles. Porque las grandes tempestades nacen primero en el silencio de las colmenas.

Si el enjambre pierde el canto,
vuela el caos como un quebranto.
La mente, si se despierta,
deja la calma desierta.

Cuando el zumbido es tormenta,
la justicia se reinventa.
El orden, si se revuelca,
hace la verdad más seca.

Corazones agitados,
como panales dañados.
Donde la ira se suelta,
la paz se torna incierta.

 

CÓMO OBTENER EL LIBRO

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jueves, 4 de septiembre de 2025

Colombia zurcida con odio

 

Colombia es un retazo mal zurcido
con hilos de metralla y de mentira,
remiendo de discursos corrompidos
que en la herida del pobre aún conspira.

¿Quién sembró tanta cólera en la tierra?
¿Quién sembró en la justicia la codicia?
¿Quién convirtió el arado en una guerra
y la ley en mordaza y en malicia?

Tierras del campesino arrebatadas,
tesoros del Estado ultrajados son,
y en curules de sombras coronadas
la traición siembra ley sin redención.


Niños nacen en medio del escombro,
sin abrazo, ni pan, ni primavera,
mientras crecen las torres del asombro
de quien roba en la luz y en la bandera.


La ciudad es un vientre que no acuna,
es hoguera de infancia sin cuidado;
miseria, soledad, rencor y bruma
forjan sicarios con rostro mutilado.

Crecen las invasiones sin consuelo,
el barrio sin escuela ni horizonte;
crecen las armas como gris anhelo
bajo un dios de poder sin rostro y monte.


El que gobierna mira hacia el costado,
el pueblo duerme entre la indiferencia,
y el que clama verdad queda callado
por el miedo que impone la violencia.

¿Hasta cuándo Colombia será herida?
¿Hasta cuándo el dolor será costumbre?
¿Quién tendrá la palabra redimida 
que despierte la luz de la costumbre?

Salid de la pantalla y su espejismo,
romped del alma la venda y el encierro;
porque el silencio es cómplice del abismo,
y el cinismo es un cáncer de este entierro.

Colombia no es la mafia ni el banquero,
no es el fraude ni el arma ni el secuestro;
Colombia es la esperanza del obrero,
el verso campesino, el canto honesto.

 

miércoles, 30 de julio de 2025

Oda a Barichara, ciudad infinita

 

 

"Aprendí que no se puede dar marcha atrás,

que la esencia de la vida es ir hacia adelante".

 Agatha Christie.


¡Oh, Barichara,
pueblito de piedra y alma antigua,
guardado en el corazón del tiempo!


Monumento nacional, espejo fiel del alma colonial,
tus calles empedradas murmuran historias
y tus templos de piedra alzan plegarias de siglos.
Tú, donde el bahareque y la tapia pisada
aún respiran bajo el blanco resplandor
de casas con maderas azules y marrones.
¡Oh, joya de Colombia, eterno rincón de belleza!



Eres tú, Barichara,
meseta árida pintada con pinceles tropicales,
colina silente testigo de la serranía de los Yariquíes.
Mirador natural sobre el cañón del Saravita y el Chicamocha,
mina de caliza donde la tierra se hace arte.
Tierra fecunda de patiamarillos,
labran con las manos lo que el alma canta.
Eres oasis de mujeres santandereanas,
bellas, laboriosas, herederas del temple cristiano.
Tus calles son senderos de paz,
por donde camina el alma hacia su origen.

Barichara habla...
Sus piedras conversan con los pasos lentos del viajero,
sus tejados saludan al sol cada mañana.
Eres oasis de tranquilidad y desasosiego,
vitrina de pintores, escultores, poetas y escritores,
mesón donde la gastronomía santandereana sirve su alma,
mostrador de la artesanía guane,
palacete del turismo que llega de todos los rincones,
y albergue donde los artistas de Colombia
hallan refugio y renacimiento.

Desde el 15 de febrero de 1714,
cuando fuiste fundada como Vice parroquia de Nuestra Señora de la Piedra,
la eternidad decidió quedarse a vivir entre tus piedras.
De ti nació un presidente de la patria: Aquileo Parra,
y en tus calles resonaron los pasos de Carlos Augusto Noriega,
voz en el Senado y ministro de la Nación.
Aquí germinó la sociología con Magdalena León,
y el espíritu del cooperativismo con el padre Ramón González Parra.
¡Y aún resuena la visión educativa del sacerdote Samuel González Parra,
fundador de UNISANGIL, sembrador de futuro!


¡Oh, Barichara, ciudad de historia infinita
donde cada piedra es un testigo inmortal!

Con los años, aún es mi compromiso:

  En los primeros años del bachillerato encontré en la biblioteca que visitaba, tres veces por semana, un folleto con un texto de Cristian...