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jueves, 1 de agosto de 2019

JOSE ANTONIO OSPINA

EL PROPONENTE DEL ENCUENTRO ENSIN 72.

Muchos le temen al número 13, como al 66. Al primero porque representa la carga negativa y conserva un agüero, aunque para los mayas, el 13 era sagrado; y el 66 significa el del amor incondicional, pero si le agregas otro seis, es el numero de la bestia.

Transcurría 1.952, año bisiesto, y en el seno de una familia de origen tolimense desplazada después del Bogotazo a Montañitas, Caquetá, la cigüeña – en ese entonces, esta ave procedente de parís, tenía oficio- trae el 13 de febrero, al único hijo macho de una familia con 4 hermanas más.
El chino Ospina en la flor de la niñez por una de las calles de Zipaquirá. Resalta la melena crespa y poblada, su caminado bailarín y su mirada pescadora con cejas recogidas de joven serio y atractivo. 

José Antonio fue el tercero en la camada de la familia Ospina Ortiz. Juan Ospina Barrero, el padre, quien se desempeñó como “pesero”, oficio con el cual, levantó y dio hasta el bachillerato a sus hijos, murió a los 84 años en 1.984, y la progenitora, de nombre bíblico, Eloísa, murió de 66 años, dos años después. La soledad y la perdida de Juan agudizaron el cáncer que padecía.

Al chico, como era tradición, le bautizaron con compuesto nombre: JOSE ANTONIO. El primer nombre para que no olvidase al putativo padre que aceptó ser el padre de Jesús y para que fuera ejemplo de santo varón. Y Antonio para conservar el nombre de alguno de sus ancestros que, según los griegos, significa, valiente.

Como toda familia colombiana desplazada por los liberales, o conservadores, el varón tenía el privilegio de estudiar cursando hasta titularse como experto en metalistería en la Escuela Industrial de Florencia. Por nacer en zona de colonización y por sus resultados académicos, fue becado para continuar estudios técnicos en la ENSIN y a Zipaquirá llegó en 1.970, titulándose tres años después como técnico metalista.

Al empezar el año lectivo en 1.973, como alumno agradecido, visitó al rector del ITIS en Florencia, quien lo postuló al MEN para copar la vacante que existía para el taller de metalistería; y allí, por el amor a su departamento y al trabajo, ha laborado por 46 años, y aspira cumplir medio siglo en el mismo oficio de la maestranza. Desde que se acabó la especialidad, es el profesor de tecnología, luego de estudiar zootecnia, profesión que usó para dar asesoría a ganaderos.

Ospina Ruiz es un varón parco en el amor. Contrajo nupcias en 1.976 con Lucia Ferro con quien convivió hasta 1.993, luego de 17 años de experimentar incompatibilidad de caracteres. José Antonio, se restauró y de su costilla sacaron una segunda esposa con quien convive desde 2.003. Una mujer 13 años más joven y con la profesión para consentirlo y velar por el, en los años dorados.

Proveniente de la Amazonía colombiana en cuyos paisajes el día nace antes y se duerme mas temprano para contemplar el ocaso del sol, el compañero José Antonio, recuerda con agrado el frío de la mañana, la neblina y las caricias de la llovizna propia del altiplano cundiboyacense cuando estudiaba en Zipaquirá. Por eso buscó las caricias de una mujer que le humectara el rostro al amanecer y lo arrunchará al anochecer que, fundidos en un solo cuerpo se bañasen de sudor cada día en la temperatura caliente de la capital caquetuna.

En el cuaderno de los recuerdos tiene fijados los nombres de sus compañeros del juego de billar: a Luis Fernando López, “el chulo”, natural del Líbano Tolima. Al “sapo” Quesada, sobrino del coordinador del área técnica de apellido Villamizar. El del “gordo” Castro, de origen bogotano. Al pereirano James León, radicado en Cali y que tiene su propia empresa.
De derecha a izquierda: Jorge Eliecer Pinto, El profesor Malagón, Mario Pelufo, James Cárdenas, Jorge Pinto González, El profesor de internos, Silva; y Eduardo Paris.
Como todo maestro, en su misión, usa métodos y estrategias para dejar huellas en sus educandos. Ospina ha constatado que sus exalumnos lo recuerdan por ser humano tranquilo, comprensivo y acogedor, cualidades que le han permitido aguantar sumados ya 67 calendarios.

Para aguantar tanto tiempo en el aula, Ospina ve la vida como un helado e imagina siempre estar abrazado de la enfermera de su vida.
Y como otros maestros pensionados y trabajando aun, aprovecha las vacaciones para viajar. En uno de sus viajes por la república de los “manitos”, en el Tour viajaba una familia natural de San Martín, Meta. Por Félix Enciso sabía que Plácido Montenegro trabajaba en esa ciudad llanera. Juan Antonio, le preguntó por este docente a la familia sanmartinera que conoció en el tour. Esta le informó que un profesor de nombre Plácido tenía en arriendo una vivienda de su propiedad. El tolimense nacido en Alvarado, dejó en un papel su número de contacto, y en el 2018, Montenegro le contactó, y telefónicamente se pactaron proponer  organizar el encuentro ENSIN 72, tarea que empezó a principios de julio y en el que esta empeñado en realizar en diciembre del presente año. Con paciencia, pero seguro y con la participación de los integrantes, viene uniendo con los recuerdos a los egresados mediante un grupo de Wassap al que me he unido sumando contactados para presentarlos en mi blog narrando anécdotas de sus vidas y reconociendo su labor pedagógica y empresarial en Colombia en el trienio final del siglo XX.
Mario Segundo Pelufo y Jose Antonio Ospina, ambos profesores, se encuentran ocasionalmente. El primero trabajo en Pasto.

Postata: Luego de informarse, será grato para el personaje leer un comentario al final del blog o enterarse de algún recuerdo que usted tenga para colgar en esta historia que ya forma parte del mar de información que hay en la red.


#naurotorres
San Gil, julio

9 comentarios:

  1. Gracias Nauro, por la magnifica recreación que hacese del personaje, incluso, hasto volverlo inmortal. Toño se parace un poco al Dios Zeus, de la mitología Griega.

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    1. Un lector se reconoce por la capacidad que tiene de valorar, comparar y emitir un juicio sobre la lectura. Usted la ha demostrado con el comentario.

      Intento recrear mis escritos, en esta ocasión, con esta serie para dar sabor, color ya aroma que nos anime a participar en el encuentro.

      Aprecio y valoro lectores como usted, apreciado Oscar Lemus, quien nos escribe desde Neiva, Colombia.

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  2. Interesante y cautivadora reseña como evoca recuerdo. Saludos a José A. Ospina. Espero podernos encontrar. Nota:el amigo que está con Ospina en la última foto no corresponde a Plácido Montenegro que yo conozco.

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    1. Apreciado Hector. Cordial saludo. Grato verle en mi blog, cofirmar que leiste el reportaje a Ospina. Si. Acojo la precisión y ya esta corregida. Ocurre cuando en el grupo, comparten fotografias y no precisan colocar pie de fotos.

      Nos debemos un tinto. La vaina es que vivimos tan lejos. Debemos concertar la participacion en el encuentro.

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  3. Es correcto el comentario de Héctor. La persona que aparece con Toño no corresponde a Plácido.

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    1. Muye bien. Acogí la precisión tuya y de Hector Gonzalez. Evitaré no publicar fotos que no tengan un pie de foto preciso.

      Cordial saludo.

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  4. Muy interesante la crónica hecha por nuestro amigo y compañero Nauro Torres a José Antonio Ospina y verlo radiante y como algo especial en los encuentros de Técnicos Industriales en Florencia Caquetá siempre fue un gran Anfitrión y recuerdo mucho la invitación que nos hicieron a una finca muy hermosa en Florencia con un almuerzo espectacular en ese entonces fue un reencuentro con mi amigo y compañero José Antonio Ospina y diría que se sigue conservando muy joven y jovial.

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    1. Hola Norberto. Complacido de contar con tus lecturas y tus comentarios en cada publicación que por lo que resta del año tendran relación con los integrantes de la promoción ENSIN 72.

      Placentero confirmar que ustedes, al trabajar con la sección de industriales, ocasionalmente se encontraban. El restaurar la amistad de los compañeros del bachillerato, en un como un suero de oligoelementos, hinche el alma de emoción.

      Tu apreciación sobre el texto al encontrarlo "interesante" infiere que en cada parrafo se encontraron arenas de la vida del invitado dejando una especie de fotografia del invitado en el ciberespacio.

      En próximos días estaré compartiendo las siguientes, notando la ausencia de dominio de las nuevas tecnologías de algunos compañeros, o que no se animan a dejar un comentario. Una precisión. Una adición. o un saludo.

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  5. Una crónica ejemplo de como contar sobre la vida de una persona que ha dejado huella en los alumnos.

    Samuel Jose

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Gilberto Elías Becerra Reyes nació, vivió y murió pensando en los otros.

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