"Tal vez no hayas existido nunca y solo seas un sueño luminoso de mi espíritu; pero tu eres un sueño mas real que eso que los hombres llaman realidad. Lo que ellos llaman así, solo es una mascara tras de la cual se asoman y miran los ojos de sombra"
José Asunción Silva
Eres delgada como arbusto de papaya;
tienes un rostro rozagante
cual papaya hawaiana;
gozas de una piel aterciopelada y tierna;
unos pómulos de manzana,
que, al sonreír, se desplazan
hacia sus ojos
almendrados, curiosos y
atractivos.
Tu lacio pelo caramelo
enmarca tu rostro de muñeca
y esconde la timidez de su alma.
Tus delineados labios lozanos,
con sabor a mango fresco, rosaron los míos,
cual copo de algodón en primavera;
la tersura de tus labios,
la borró la brizna del ocaso
pero el aroma a mandarina,
continua en mí.
Sus corpiños con fragancia de canela
izados en la bandera de tu tronco,
estaban en el paréntesis de tus hombros
erguidos cual volcanes
sobre tu cintura de palmera.
En el huerto de tu cuerpo de gacela
cual gemelas cimas
despuntadas brotaban tus asentaderas.
Misteriosos y recatados vástagos
entre sedas multicolores
se escondían tus piernas.
Tu rostro de muñeca;
Tu pelo acaramelado;
Tus pechos de canela;
Tus escasos besos ofrendados
con abrazos;
prevalecen en los recuerdos;
cual dulce de papaya en el verano.
Graciela Rodríguez
ResponderEliminarMuy románticos esos versos, se nota el amor hacia esa mujer inspiradora de tan bello poema
Felicitaciones
Compañera Graciela, buenas tardes. Como la luna, cada mujer merece un poema. Sin ustedes, la vida no tendría encanto, ni dulzura, menos placer.
EliminarGracias por continuar en este vagón del tren de la lectura con la ilusión de regresar a encontrarnos en una caminata y garlar para construir historias de sus labores por San Benito, Charalá y Barichara. Estoy saliendo a caminar. Es el ejercicio lo que nos asegura vida rodeados de pandemia.
Y se que se va a gozar el poema "sueños húmedos"
Si, maestro Nauro, la mujer es un jardín de Frutas exquisitas. Por eso fue imposible que Adán se resistiera.
ResponderEliminarColega, maestro, compañero poeta Hermes Mora. Usted tiene a la jabonera para contemplar e inspirarse. Tiene a cada vera del camino, cañaduzales. E aroma de los cítricos lo empujan a escribir.
ResponderEliminarNo es que lo envidie, tal vez, sí. Usted cita al padre Adán para recordar que como cualquier fruta exótica, cada una tiene su color, aroma y deleite. igual las flores del jardín del Edén.
Frutas, flores...mujer, despiertan los anhelos de Cain y Abel.
Grato leerle y recordar sus gustos por la papaya dulce.
Que poema tan maravilloso Eso si era Amor puro y sin Mácula tiempos aquellos Dios te bendiga grandemente
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