Desde
niño me presumo, qué hacia mi diferencia con otros de mi generación?. Hoy, en la madurez de la existencia, lo pregunto, aún. Sigo activo y productivo, haciendo emprendimientos, aunque la
mayoría de los de mi generación consideran que ya hicieron lo necesario, ven el panorama como el estado "del no hacer nada".
Claro,
hay otra diferencia. Soy padre de un niño de seis años, y cuando salgo con él,
los conocidos me dicen como esta de grande el nieto. Mi hijo Samuel José, ya hizo
esa catarsis y no se enfada como lo hacía las primeras veces. Lo cierto es que
a esta criatura le estoy dando lo mejor de mí, en particular, herramientas para
razonar, analizar y tomar decisiones acertadas, ya que en el colegio, tantos los pensum de mas de 10 materias contienen información poco útil en la vida real, y mis colegas se empeñan en evaluar a los seres humanos, -confiados a ellos para que les descubran y animen los talentos-, en medirlos por la información que recuerden, -sin contextualizarla- sin enseñarles, ni técnicas de comprensión de lectura, ni técnicas de redacción, ni analisis de la información desde el cuestionamiento y su aplicabilidad en la practica.
Fuí maestro del sector publico, y en esa labor, en los últimos años con mas de 18 grupos cada semana y 45 estudiantes promedio en el aula, dediqué mis esfuerzos a provocar en los estudiantes que se mostrasen como eran para lograr descubrir en ellos "el elemento", "el talento", el valor intrínseco que hacia a cada quien diferente. Una vez, salia a flote, mi misión fue convencerlo que lo potenciase, que lo mostrase, lo cultivase, lo alimentase y le diera prioridad al tallaje del mismo. Si bien, no se logró con todos, puedo enumerar mas de cien chicos con los cuales podría enumerar con sus experiencias profesionales exitosas.
Pero la historia de hoy no esta relacionada con los aprendizajes en el aula. Hoy a usted, lector que viene permitiendo que mis textos sean una compañía en su confinamiento, con aprecio les comparto el porqué estoy orgulloso de ser padre.
Soy consciente que el nutrido genero de lectores de mi blog son mujeres, también reconozco que el 40% de las madres en Colombia, son cabeza de familia, cifra nada despreciable cuando el 60% de los varones, padres biológicos piensan y actúan con la bragueta olvidando hoy lo que tendrán que reconocer, luego con los años, que el sexo pierde el encanto, y el calor humano lo brindan los hijos en los tiempos en que ya no se es el tarzán de las faldas, ni el héroe de las divas. Y entonces, será la soledad, las lamentaciones, la melancolía, las únicas compañeras en la vejez.
Hoy
como padre de seis hijos comparto diez razones por las cuales no me arrepentiré
en los años venideros.
Ø Siempre
hay que dar lo mejor de uno, aun cuando las circunstancias o las personas lo desalienten.
Ø Con los
años uno comprende que es mejor escuchar antes de juzgar en las riñas
familiares. Y más aún, en cualquier confrontación temática o ideológica con
quien sea.
Ø Uno es el
resultado de las emociones. Por eso es mejor pensar antes de hablar cuando se está
emocionalmente afectado.
Ø Es siempre saludable escuchar a los demás, por
esa razón es mejor no pensar mal de que quien nos llega con cuentos.
Ø No me arrepiento
por ser generoso hasta con el enemigo, tal vez, el vecino.
Ø Me alegro
de haber evitado que a mis oídos entre el chismorreo.
Ø Comprobé que el escuchar genera buenas
amistades y el confiar y hablar con principios a los adolescentes, los guía y acrisola.
Ø No es
fácil aceptarlo, pero el pedir perdón cuando uno comete un error, así sea con
los hijos; nos da méritos para recibir más confianza. Uno se aquilata con el
presentar perdón.
Ø El ser
agradecido con las personas que nos colaboran en los oficios domésticos ayuda a
que ellas mismas encuentren nuevos horizontes.
Ø Todo ser
humano, por sencillo que sea, tiene algo que enseñarnos. Hay que mantener viva
la actitud y la disposición de aprender, incluso al bien morir.
La
mayoría de nosotros conocemos los ideales para ser buenos padres. Poner esos
ideales en práctica es lo difícil... ¡Pero también es lo más reconfortante!
Nuestros hijos nos dan la oportunidad de ser los padres que siempre deseamos ser:
Cristian
es el hijo mayor, quien se formó como ciudadano global. Tres días después de
sustentar la tesis como ingeniero mecánico en la UIS, ya estaba ingresando a
una universidad en Sevilla, España, en donde cursó estudios de maestría en SAP.
Él, recientemente comentó en este blog:
Yo soy
el primogénito de este estupendo redactor, escritor, soñador, luchador,
periodista, profesor, emprendedor, financiero y padre de familia. Aunque llevo
12 años fuera de mi país, España, de los cuales 8 han sido trabajando para una
de las empresas más importantes del país donde resido y también trabajando en
otros países, debo agradecer SIN DUDA ALGUNA a este Señor o autor de estas
notas o blog que es mi PADRE, cada día que pasa, que hablo con él, que leo sus
escritos, sus acciones y su capacidad y ganas para aprender me inunda de
admiración. En los últimos años ha aprendido a usar internet, facebook, palms,
computadores, Smart phones y todo lo que ha podido para estar a la par de las tendencias
del mundo de las tecnologías de información. !!Felicitaciones padre!!
Respecto a este post en específico, puedo decir
que tiene toda la razón, a los hijos hay que amarles, pero sin olvidar que
aunque para ellos siempre seremos niños, con el paso de los años crecemos y se
dará lo que él dice en este post, pues al final cuando creces, estudias,
trabajas, te casas y haces TU PROPIA FAMILIA y es ahí el centro de gravedad, pues es en este
punto donde tu dejas de ser HIJO para ser PADRE; pero para tus padres seguirás
siendo el hijo pequeño de la casa, pues podremos tener 40 o 50 años y 10 o 15
años de experiencia, ellos nos seguirán viendo como niños, y no es del todo inconveniente. ¡Así somos los seres humanos¡.
Actualmente me encuentro en un proceso para irme
a trabajar a Arabia Saudí. Para los que no conocen algo a cerca de este
país, es la Nación con las mayores reservas de petróleo del mundo, con una
monarquía y familia real gobernante que tiene más de 5000 príncipes que perciben salarios
superiores a los 10 mil USD mensuales por derecho, y, aunque en los últimos años, debido a la tasa de desempleo de los saudíes, pues la gran parte de trabajos
cualificados y no cualificados la hacen los extranjeros, el gobierno está
haciendo un esfuerzo en que los saudís trabajen. Pero las empresas se
enfrentan con una realidad, cual paredón, y es el pasado reciente de comodidad de estas generaciones -que lo
han tenido todo en sus vidas-, que miran el trabajo como un castigo y no rinden satisfactoriamente en el trabajo.. Allí hay que respetarles y reconocerles la razón en la gran mayoría de
veces, convirtiéndose en un carga para las empresas. Reitero no todos
son así, pero por lo general es así.
Por esta razón "enseñarle a tus hijos a ganarse
las cosas" es algo que puede marcar el futuro de tus hijos".
Mi
segundo hijo es Carlos Augusto. Tiene la edad que tenía Jesús cuando
empezó su vida pública. En el reciente mes del padre chateando me escribió en
el día del padre: “padre te amo, estoy
muy orgulloso de ti. Gracias por todo lo prodigado. Si la reencarnación existe
me gustaría que volvieses a ser mi padre”.
Adriana
Ricio es mi cuarta hija, quien conviví tres años mi viudez, y quien al final
presionó y motivó mis segundas nupcias. Ella también me escribió con motivo del
día del padre: “feliz día al mejor amigo,
al mejor maestro, al mejor chef, al mejor escritor, al mejor jefe, al mejor
abogado, ¡al mejor padre del mundo. Eso eres tú, pá”.
Margarita
es la tercera hija y la primera mujer, y como tal asumió en el hogar el papel de
administradora al morir mi esposa. Ella, aunque por el trabajo de
administración y dirección, mantiene muy ocupada, siempre tiene unos minutos
para mí. Ella escribe poco, pero siempre hay en sus labios una palabra tierna:
“te amo pá”. Ella es quien está más
pendiente de los asuntos que me conciernen y conciernen a la familia. Es quien da
lecciones de ética y teología, es como la conciencia de la familia, cuya
generosidad se desborda con propios y extraños.
María
Paz, aunque no es hija de mi sangre, la vi crecer a mi lado. Aunque no es expresiva
verbalmente, lo es en sus manifestaciones no verbales. Su prudencia, su frescura
y hasta su pereza, invitan a ver la vida con calma y a vivirla sin
preocupaciones.
Samuel
José es el menor de la familia, pero es la síntesis del resto de hijos. Su
forma de razonar, el sentido lógico que pone a todo cuanto hace, su facilidad
que tiene para hablar y relacionarse lo convierten en un ser singular. Siempre
está aprendiendo, está ensayando, está construyendo, esta imaginando. Está en
la etapa cuya existencia se asimila a una esponja. Todo lo recopila y la relaciona
convirtiéndose en una promesa, en un diamante en bruto presagiando un ser inusual razón por la cual sus maestros lo señalan de no encajar a sus requerimientos y medidas.
Los
hijos son una semejanza a la mano, todos los dedos no son iguales. Todos son
importantes para uno pues cumplen diferentes funciones, pero a los hijos no se
les pueden tratar igual, ni esperar que actúen de igual manera. Igual pasa con los alumnos. Cada ser humano nace con talentos. Corresponde a los padres y maestros, potenciarlos, hacerlos brotar y orientar. No castrarlos.
El evangelista Mateo (7:12),
escribió: “Así que, todas las cosas que queráis que los hombres hagan con
vosotros, así también haced vosotros con ellos”.