“Se despojó así mismo
haciéndose siervo semejante a los
hombres”
Filipenses 2:7
12/2021 DNDA 10-1083-88
No fue engendrado; si, concebido;
no fue deseado, si acogido;
no nació en una cuna; si, en un pajal.
No tuvo partera, ni nanas;
pañales pocos, trapos tal vez.
Un ajado asno y un vetusto buey,
cagajón mular y estiércol bovino
al niño de Belén, dieron calor, prodigaron abrigo.
Lo más humilde,
lo más desechado por los humanos,
lo más sublime de los cristianos.
Jugó con residuos de carpintería,
Se divirtió en lozanía,
vivió en la escasez.
Fue al templo a
agradecer,
escuchó a los maestros,
objetó sus predicados.
Abogó por los pobres,
escogió a los humildes,
fraternizó con los indigentes.
Vivió el amor,
compartió el amor,
murió por amor.
Predicó justicia,
pregonó equidad,
sermoneó igualdad.
Rey de Jerusalén, lo proclamó la turba,
más luego lo ridiculizó e injurió
con escarnios y burlas lo acusó la turba.
En Getsemaní lo aprehendieron,
atado y preso, fue objeto de odio enconado
y víctima predeterminada del poder eclesiástico.
Sacerdotes, escribas
y ancianos
ilícitamente en el
sanedrín, lo acusaron,
contraviniendo la ley, y con falsos testigos,
lo enjuiciaron.
Blasfemo endilgándole,
mesiazgo sindicándole,
lo declararon convicto y reo de muerte.
Lo condenaron a lo más despreciado,
morir en el Gólgota crucificado,
con un asesino, con un ladrón.
murió en el patíbulo como cualquier salteador,
murió en crucifixión como cualquier malhechor.
murió en una cruz, el castigo mayor.
Hoy sus voceros, prelados y sacerdotes
viven en palacios, gozan del eclesiástico poder;
el mismo que a crucificó a Jesús para demostrar el poder.