“En un mundo donde existe el tiempo,
nada puede volver atrás”
07/2021
Tus labios los recuerdo, cual chupeta,
producían adicción;
tus redondos ojos pardos, instaban a la ensoñación;
tu rostro juvenil entre mis manos,
suscitaba ternura y contemplación;
el lamer tu cuello, encendía tu pasión,
el succionar tus alveolos atizaba tu pasión.
Registro fotográfico del maestro Domingó. 2022
De tu desnuda humanidad
brotaban tus tiernos
senos
izados cual volcanes
en erupción;
en mí, provocaban pasión,
y obnubilaban mi
corazón.
Recuerdo tu desabrigado cuerpo,
cual delfín rosado nadando
por mi piel temblorosa y ávida.
Evoco tus lunares escondidos,
achocolatados y dormidos
deseosos de contemplación.
Tus torneadas piernas
rememoro insinuantes al misterio;
arcano húmedo añorado.
Pensando en mí, te enamoraste de otro;
deplorando mis caricias te casaste con otro;
en sarta de calendarios
precipitaronse los años, uno tras otro;
y en festivos, momentos escasos,
brotan remembranzas en la pradera,
fugaces corrientes de aire fresco
calentando la soledad, usuales compañeras
en noches de desvelo y evocación.
Una suma de instantes es la vida,
un baúl con recuerdos bajo llave
una página borrosa del existencial cuaderno,
escrita con el lápiz de la nostalgia
y la pluma de la añoranza.
Así se torna el existir,
escasa suma de instantes placenteros
intrincados en repetir.