ES TAN FÁCIL HACER FELIZ A UNA MUJER
Alguna vez el ser
humano cambia de actividad laboral, y a mí me tocará próximamente, no solo por
la edad, sino para dar oportunidad a otra persona de mejorar la acción
pedagógica para contribuir que los
jóvenes de hoy tengan más ofertas y caminos que les permita, en el futuro,
mejorar las condiciones de vida de las familias.
No hablaré para
lograr que una mujer obtenga un varón ideal para su vida.
Simplemente describiré en esta ocasión lo que necesita ser y hacer un varón para ver siempre feliz a una
mujer.
-Jóvenes para hacer feliz a una mujer solo basta
que sean buenos amigos.
-Sean buenos compañeros
-Sean buenos hermanos
-Que sean buenos hijos
-Y cuando sean pareja, que sean buenos amantes.
-Que cuando sean padres, sean maestros de sus
hijos,
-Sean buenos
cocineros en el hogar, buenos carpinteros, buenos fontaneros y buenos mecánicos, y decoradores.
Tengan o no
estudios las mujeres anhelan que sean también estilistas, sexólogos,
ginecólogos y hasta psicólogos.
Pero si también
son psiquiatras o terapeutas, también harían muy felices a las mujeres.
Las mujeres sueñan
con varones audaces, organizados, muy limpios y
corteses, muy masculinos que demuestren en sus interactuaciones, buenos
modales, que sean respetuosos, simpáticos, detallistas, galanes y también inteligentes.
Que sean graciosos
al hablar, creativos en su actuar y quehacer.
Que sean
comprensivos, tolerantes, prudentes, ambiciosos y muy capaces.
Las mujeres buscan
varones valientes, determinados y fiables. Pero también es bueno recordar a las mujeres sobre cómo hacer a un
hombre feliz:
-
No fregar tanto por mucho o por nada.
-
Dejarlo en paz. Siempre regresará a casa.
Pero como las
mujeres son, generalmente complicadas, terminan muchas en los brazos de un
vividor, de un borracho, de un drogadicto o de un mujeriego por tener la creencia que tanto él como ella, son
propiedad privada.
Mi paisano, psicólogo Miguel Ramón González Martínez,
lector esporádico de este blog, difundió recientemente en Facebook el siguiente
corto ensayo en respuesta a la hipótesis, si somos polígamos o monógamos por
naturaleza?.
¿Monógamos por naturaleza?
“Se nos ha repetido que lo correcto es tener a una persona a nuestro lado y serle fiel, y casi nadie lo cuestiona, pero esta idea nace, por una parte, con el surgimiento de tres religiones: el cristianismo, el judaísmo y el islam —cuyo énfasis está en controlar la conducta de los individuos—, y por la otra, con la aparición del concepto de propiedad privada y, por ende, con la necesidad de heredar bienes a quien lleva nuestra sangre, señaló Díaz Loving.
Señalaba Federico Engels que “la monogamia nació de la concentración de las riquezas en las mismas manos, las de un hombre, y del deseo de transmitir esas riquezas por herencia a los hijos de éste, excluyendo a los de cualquier otro. Para eso era necesaria la fidelidad de la mujer, pero no la del varón; tanto es así, que la monogamia de la primera no ha sido el menor óbice para la poligamia descarada e hipócrita del segundo”.
Esta laxitud de la norma para una de las partes, y la severidad de juicio hacia la otra es algo que se observa a diario, señala el psicólogo de la UNAM. “En México, mientras puedan financiarla, ellos pueden tener un ‘hogar oficial y una ‘casa chica’, pero ellas, si deciden estar con alguien que no sea su esposo son estigmatizadas, pues su actitud rompe con las buenas costumbres e incluso con la ‘naturaleza’ femenina, que llama a la obediencia y a la abnegación. ¿Pero es ésa su ‘naturaleza’?”.
Si un instinto prevalece en nosotros —sin importar género— es el de la biodiversidad, señaló Díaz Loving, “y encuestas alrededor del mundo lo demuestran. Al preguntar ‘¿cuántas parejas sexuales te gustaría tener a lo largo de la vida?’, en promedio ellos responden que 20, mientras que ellas, cinco.
“Se nos ha repetido que lo correcto es tener a una persona a nuestro lado y serle fiel, y casi nadie lo cuestiona, pero esta idea nace, por una parte, con el surgimiento de tres religiones: el cristianismo, el judaísmo y el islam —cuyo énfasis está en controlar la conducta de los individuos—, y por la otra, con la aparición del concepto de propiedad privada y, por ende, con la necesidad de heredar bienes a quien lleva nuestra sangre, señaló Díaz Loving.
Señalaba Federico Engels que “la monogamia nació de la concentración de las riquezas en las mismas manos, las de un hombre, y del deseo de transmitir esas riquezas por herencia a los hijos de éste, excluyendo a los de cualquier otro. Para eso era necesaria la fidelidad de la mujer, pero no la del varón; tanto es así, que la monogamia de la primera no ha sido el menor óbice para la poligamia descarada e hipócrita del segundo”.
Esta laxitud de la norma para una de las partes, y la severidad de juicio hacia la otra es algo que se observa a diario, señala el psicólogo de la UNAM. “En México, mientras puedan financiarla, ellos pueden tener un ‘hogar oficial y una ‘casa chica’, pero ellas, si deciden estar con alguien que no sea su esposo son estigmatizadas, pues su actitud rompe con las buenas costumbres e incluso con la ‘naturaleza’ femenina, que llama a la obediencia y a la abnegación. ¿Pero es ésa su ‘naturaleza’?”.
Si un instinto prevalece en nosotros —sin importar género— es el de la biodiversidad, señaló Díaz Loving, “y encuestas alrededor del mundo lo demuestran. Al preguntar ‘¿cuántas parejas sexuales te gustaría tener a lo largo de la vida?’, en promedio ellos responden que 20, mientras que ellas, cinco.
Ambos ven a
la monogamia como algo poco apetecible, simplemente hay cuestiones biológicas y
culturales que se entremezclan para crear patrones de conducta que nos llevan a
estar con un solo individuo” dijo Rolando Díaz Loving.