Los niños campesinos que cursaron las primeras letras en la vereda, la recuerdan como "Chela" y como la "Monja", por la seriedad en su comportamiento. Chepe García, quien siempre acudía a la casa materna de Aurelia, a ayudar a moler el maíz mientras ella, llenaba la tolva del molino, fue para él, su amor platónico. Alirio Revelo, residenciado en Arauca, cuyos padres fueron vecinos del hogar de Eduardo Quintero, el padre de Aurelia, recuerda que la extinta rectora, al notar que el chino venia cada mañana por la gota de leche para el desayuno, le pidió al padre que le diera al aumento su vaquita "Pianola" junto con la cría, y así solventar la leche para el consumo familiar del familia vecina. Alirio recuerda que Eduardo donó el lote para la escuela, resaltando la inteligencia y buen trato que reveló Aurelia desde niña.
Poema a Aurelia, mi rectora
Naciste con
la brisa que emana del Almorzadero,
creciste con
las auroras de las sierras del Chicamocha,
pululaste con
los céfiros del rio Onzaga,
en talego
de tela portaste tus cuadernos
para ir a la escuela veredal.
Brillaste
como la luna
en almas
infantiles,
acariciaste
a jovenes
en mañaneros
rayos del astro.
Fuiste
hidratación en inciertos
corazones churumbeles,
guía en
sufridas madres solteras,
compañía de personas abatidas,
templanza ejemplar
a maestros,
ejecutiva
incansable, educadora.
Sembraste esperanzas
en niños
con destinos dudosos,
guiaste a
jovenes perdidos
en el
abandono familiar,
fuiste barbacana
a inciertas
madres cabeza
de familia.
Las brisas
del Fonce
ondearan tus
siembras,
las ceibas
que sembraste
irrigan descernimiento
en quienes
acogieron tu sombra.
Tus
carcajadas las borrará
la muerte
que apagará la vela
que dejaste
prendida
en quienes
tuvieron la fortuna
de dejarse
tocar por tu halo
de educadora,
compañera y maestra.
San Gi, junio 13 de 2023
Nauro Torres Quintero
Artesano de la palabra colombiano.