naurotorres.blogspot.com

lunes, 28 de abril de 2025

Si no abro los ojos: Poema a la heredad

 

"La vida no es justa,

es apenas más justa que la muerte, eso es todo".

William Goldman.

 

Poema: 403

02/16/2025

RDA.

 

Si no abro los ojos con la aurora,

no te preocupes esposa,

me dormí con tus recuerdos. 

Recuérdame con cariño

por lo que compartimos

sentimos y vivimos juntos.

 

Tomada en BARICHARTE/2024

Si no abro los ojos al hablarme,

no te preocupes, no cuestiones al Hacedor.

Los tiempos de Dios son perfectos.

Da gracias al eterno por lo vivido.

 

Si no abro los ojos en la aurora,

hijos amados, no me lloren.

Fueron el regalo más bello de tu madre

y prodigaron la máxima felicidad en mí.

 

Transiten por la vida

con hidalguía y contemplación;

con gratitud y empoderamiento.

Son espejos de mi transitar marital.

 

Si no abro los ojos en la aurora,

hermano, hermana de mi alma,

fueron para mí, esencia familiar.

 

Si mañana no despierto en la aurora:

amigo, amiga: fueron maestros

en mi existir;

sus enseñanzas cimentaron mi escribir.

 

Si mañana no despierto en la aurora;

me fui con tus recuerdos

y en gratitud te dejo mi heredad

literaria compartida con los amantes

de mis poemas e historias sin contar.


Propiedad de NAURO TORRES QUINTERO.

 

sábado, 19 de abril de 2025

ESPERANZA FORERO DE ORDOÑEZ, una sonrisa santandereana entre los sangileños.

 


 

Le distinguí hace menos de medio siglo, provenía de San Vicente de Chucurí a la par de su esposo, el ingeniero Roberto Ordoñez, incansable servidor del Comité de Cafeteros de Santander y del Club Rotario de San Gil.

 Fuimos pares por decenas de años. Ellos fueron un aliciente y un portal en horas aciagas familiares y notas de alegría en las alegrías que nos brinda la vida, en ese trasegar entre la risa y el llanto, entre las esperanzas y el dolor; entre los anhelos y los sinsabores. En la primavera existencial y en el ocaso, inevitable del ser humano.

A ellos, mis condolencias, mis respetos y mis agradecimientos con un par de poemas que narran el legado que tejieron para sus tres hijos.



Como un simple amigo del ayer, y como un artesano de la palabra, rindo homenaje a ESPERANZA DE ORDÓÑEZ y a su novio eterno que la amó y cuidó en el calvario de su enfermedad.

 

ESPERANZA ETERNA

En las tierras del cacao floreció tu aliento,
con mirada de cielo y selva en los ojos,
tejiste la vida con amor y contento,
y en cada palabra encendiste despojos.

Fuiste novia, amante, esposa en la aurora,
de un hombre que al café le dio su destino;
juntos sembraron bondad sin demora,
y al campo le dieron un rostro divino.

Madre de tres que hoy portan la herencia,
de talento, nobleza y sabia pasión,
educaste en virtud con clara conciencia,
y abrazaste el deber con alma y canción.

Tus manos curaban el alma dolida,
fuiste el bálsamo fiel de Samuel José,
y en la risa fraterna fuiste la vida
de Graciela, Elsa Beatríz, y Margarita, también.

No estás ya presente, más sigues latente
en los surcos del alma de quien te amó.
Tu voz, Esperanza, sigue transparente,
como un río de luz que no se apagó.

Hoy creemos, firmes y sin agonía,
que en la casa del Padre brilla tu ser;
que alzaste el vuelo en divina armonía,
y en lo eterno sembraste tu nuevo vergel.

Fuiste puntal cuando el dolor me hallaba,
y en mi historia, tu nombre es oración.
A la diestra de Dios, quien tanto te amaba,
descansas en paz… y en nuestra bendición.

 


A mi entrañable amigo Roberto Ordóñez


Querido hermano del alma:

Hoy me calcé tus alpargates de nostalgia,
y con ellos caminé, con pasos del corazón,
hasta aquel rincón del tiempo donde hace veinticinco años
tu hombro fue abrigo para mi desconsuelo.
Hoy, permíteme que el mío sea bálsamo
que mitigue el eco hondo de tu tristeza.

He llegado con retraso a tu dolor,
pero no por falta de afecto,
sino porque a veces el alma se queda
detenida en los umbrales del asombro
ante la partida de seres que parecían eternos.
Perdona la tardanza del cuerpo,
que el espíritu ya velaba con ustedes
desde el primer suspiro de ausencia de Panchita.

Te abrazo con la ternura de mis memorias,
con la gratitud por lo que ella fue para mí,
con el llanto compartido que no se ve,
pero que humedece la tierra donde florece la amistad.

Celebro a Dios por haberte dado
una compañera de alma clara,
cuya vida fue oración hecha gesto,
cuya voz sembró esperanza,
cuyo corazón fue cosecha de amor.

Sé —como tú también lo sabes—
que cuando el dolor horada la carne,
cuando la noche se hace eterna
y el aliento se vuelve un suspiro de súplica,
uno ruega al Creador que libere al amado
de su cárcel de sufrimiento.
Y Él, en su sabiduría infinita,
la ha llamado a su morada de luz.

Recibe mis condolencias más profundas,
extendidas con respeto y cariño
a tus hijos, herederos de tu temple
y del amor incorruptible de su madre.
Ellos serán ahora faro en el oleaje,
y puerto firme en la nostalgia.


Con alma fraterna,
Nauro Torres Quintero
Amigo eterno

San Gil, abril 19 de 2.025

lunes, 14 de abril de 2025

Oda a Ocamonte

 

Poema 404

22/03/25

 

Esta es la dulce tierra guanentina;

es el barro ocamontano con montañas

valles y colinas

en la que horadan laboriosas

manos campesinas,

agraciando cafetales, cañaduzales,

cítricos, frutas y maizales.


 

Cesto ancestral de familias solícitas,

capacho de mujeres laboriosas y bellas,

espuerta de dulces panelas,

altozano de la Jabonera;

borbollón de madrugadores labriegos

que acicalan el paisaje multicolor

perfumado por trapiches y moliendas.

 

Con parajes para hurgar

en cerros, cuevas y lagunas

con mesones para deleitarse

con piquetes, rumbeadores

con ají, bore y yuca fresca.

 

En gratitud con Lorenzo Cristóbal Quintanilla

en pagamento y en romería trepo al monte carmelo

a orar a la Virgencita del Carmen

en el cerro con niebla y Jabonera.

 

Ocamonte, tierruca santandereana

con monzónico clima,

con ermita en caverna,

lagunas con anteojos,

estero el guayabal,

 candelarias cascadas

y exóticas chorreras. 

 

Ocamonte visor de los páramos:

La Rusia y Pan de Azúcar;

alcor de guanes auroras y ocasos;

otero de aves exóticas y arcabucos,

nidal de un pueblo dulce y laborioso.

 

Ocamonte, pajarera de bambucos,

carrangas y musica de cuerda;

a ti te canto desde mi tierra veleña

con requinto, guitarra, sambumbia,

quiribillos, chucho, chiporrio

y carraca parrandera.


Nota de autor: En el I concurso de poesia Cerro de la Jabonera, organizado por la Biblioteca Municipal, la oda que acaba de leer le dió el segundo lugar el Colectivo de Poetas Guanentá, el 12 de abril de 2.025 en acto público en el parque principal de Ocamonte. 



lunes, 7 de abril de 2025

Oda a Charalá.

 

Poema 405. 

23/03/2025

DRA: NTQ

Charalá es meseta, colina, es río, es montaña,

Charalá es grito libertario, es poesia, es palma,

Charalá es oro, es fuego, es grito, es alma,

Charalá es pueblo que nunca calla.

¡Oh, fuego en la sangre de un pueblo rebelde!
¡Oh, voz de la tierra que ruge y no muere!
¡Oh, grito que rompe el yugo y la sombra!
¡Oh, manos que labran la patria y la forjan!



¡Oh, Galán Zorro! Que alzaste tu puño de trueno,
rompiste cadenas con furia y con celo,
sembraste en la historia la flor de la lucha,
dejaste en los montes tu estampa de bruma.

¡Oh, Elena Rosillo! Tu llama encendida
ardió en las hogueras de un alba aguerrida.
No pudo el verdugo callar tu estandarte,
ni el filo del sable torcer tu baluarte.



¡Oh, Antonia Santos! Guerrera incansable,
corazón de acero, voluntad indomable.
Tu sangre en la tierra se alzó como un río,
dejando en los cielos un rojo rocío.

¡Oh, Acevedo y Gómez! En plazas y calles
tu voz encendía pasiones y ayes.
Patriota de furia, de verbo encendido,
sellaste el destino con eco infinito.

¡Oh, Fernando Santos Plata! En la sierra bravía
forjaste guerrillas de audaz rebeldía.
En Coromoro alzaste la espada,
donde la patria jamás fue callada.

¡Oh, pueblo valiente que nunca se rinde!
¡Oh, nombres que brillan y nunca se extinguen!
Que el viento repita su gesta inmortal,
que el eco los lleve hasta la eternidad.



Charalá, canto claro,
corazón de cristal y corriente,
corren cauces, cortan cerros,
cielos cubren colores candentes.

Las Lajas, lágrima líquida,
luz labrada en la laja lisa,
láminas leves de luna lenta,
lienzo líquido en la brisa.



Esmeralda, espejo eterno,
esencia esmeril en espuma estrellada,
emana en ecos, en éter escondes
el ébano y el éxtasis enredada.

El Zaque zumba en zafiros,
zarcillos zigzaguean su sombra,
zarpan en zénit los zancos de roca,
zambullen sueños en zarza y zozobra.

El Gallo, grito granate,
garganta gris de gema y greda,
gira el guijarro, gotea el guaipe,
gélido gualdo, gloria que queda.

El Negro, noche nodriza,
navega en nubes de nácar y niebla,
nace en negrura, nutre nostalgias,
nítido en notas de náyades tiernas.

Los Aviones abren alados
arcos azules, aires absortos,
aves aguardan, agitan auroras,
asombro ámbar, agua en abrazos.

Remolinos ruedan y ríen,
roban reflejos de ríos radiantes,
ruge la roca, revuelven raíces,
rumor rubí, redoble errante.

Bajo el cielo de fuego y memoria,
se alza el Samán, centinela del tiempo,
tronco de titán que en sombras tutela
las gestas forjadas en sangre y en viento.

Templo sagrado, Nuestra Señora de Monguí,
arca de piedra, eco de rezos,
faro divino en la cima del alba,
voz de los siglos, pilar de los cielos.



Camino de Héroes, senda sagrada,
huella de acero en la piel de la historia,
escalón del destino, aliento de guerra,
eco de huestes que forjan victoria.

Puente de Pienta, brazo del río,
lazo de rocas, umbral de titanes,
sus piedras susurran con voz milenaria
la gloria en las aguas, la furia en los aires.

Oh, Batalla del Pienta, llama sagrada,
tormenta de lanzas, rugido de espadas,
donde la patria en un grito de furia
fue aurora y estigma, fue sangre y palabra.

Aquel cuatro de agosto, la tierra tembló,
con el trueno del pueblo en su último aliento,
cayeron los héroes, más nunca vencidos,
y en su sacrificio nació un firmamento.

Charalá, cuna del canto que el tiplista desgrana,
donde las cuerdas vibran con brisa sabana.
En su mesa, un festín que la historia bendice:
cazuela de pizco, sabor que enaltece,

Génovas doradas, dulzura del alba,
ayaco en la olla, fragancia que embalsama.
Mantecados que endulzan la voz del sendero,
con chicha de bore y maíz, ¡ritual verdadero!

Charalá, estandarte de honor infinito,
tierra de escudos y canto de gloria,
sigues erguida con llama en el pecho,
sigues escrita en la eterna memoria.

sábado, 29 de marzo de 2025

Copiosidad natural; poema

 

“La muerte es algo que no debemos temer porque,

mientras somos, la muerte no es,

y cuando la muerte es, nosotros no somos.”

 - Antonio Machado.

Poema 402

21/01/2025

 

Confío al fuego lo que me ata al mundo;

la candela es la maestra del transmutar existencial.

 


Cuando me siento estancado y sin objetivos,

hablo con el agua que brota en el nacedero;

es la maestra del movimiento;

fluye sin esfuerzos y no se aferra a nada.

 

Cuando en mi trasegar diario

no comprendo mis apegos,

hablo con el viento;

susurra claridad a mi esencia

en el aquí y en el ahora.

 

Cuando me siento rendido,

solo y nostálgico,

hablo con la madre tierra,

ella sabe de renacimientos.

 

Cuando me siento abrumado

por los sinsabores humanos,

hablo con las plantas:

ellas son guardianas de la paciencia

y el crecimiento.

 

En instantes que siento

que ya no puedo más,

y mi sendero torna oscuro,

hablo con las estrellas,

ellas me recuerdan que siempre

hay una chispa de esperanza.

 

Cuando percibo que he perdido el rumbo,

hablo con las montañas;

ellas son testigos eternas

de la perseverancia y la estabilidad.

 

Cuando siento que mi corazón

se ha fragmentado;

hablo con la luna,

ella sabe de ciclos y me enseña

que al igual que ella,

vuelvo a brillar despues de la oscuridad.


NAURO TORRES QUINTERO

domingo, 16 de marzo de 2025

Oda a San Gil

 

 

Hoy quiero comenzar el día diciendo:

 ¡Gracias, Señor!

 

POEMA  065

        DRA

      06/2021

 


Las brisas del Fonce, acarician sus calles

enganchadas en los cerros 

de la gruta y de la cruz;

los rayos de la aurora iluminan las carreras

 que discurren paralelas a los riscos y alamedas;

el sol resalta los bocetos de las moradas

que penden suspendidas en laderas

que dormitan en el lecho de las aguas

del río de aventuras y paisajes singulares.

 


 Tapetes de historia guarecen sus calles empedradas;

sus casonas señoriales albergan 

misterios del pasado;

las nogales puertas de madera de dos hojas

disimulan historias de amantes soñadores

encubiertos por ventanas marroncitas

poseídas por los rayos tempraneros

por las que se escapan melodías colombianas;

sus casas resguardadas por techos de barro cocido, cual melgas laboriosas 

de guanentinos y chanchones

 cuyos descendientes convirtieron a San Gil, 

en señorial.

 

San Gil, ciudad acogedora y noble:

polo de desarrollo provincial,

epicentro cultural,

eje financiero regional,

centro de intercambio comercial,

oasis del turismo internacional,

puerta gastronómica departamental,

oferta turística de deportes extremos,

portafolio cultural de Santander.

 

Pasarela del transporte internacional,  

atalaya de la economía solidaria,

faro empresarial regional,

baliza juvenil educativa,

antena radial de la comarca,

paso obligado de viajeros,

fuente del saber nacional,

hontanar acogedor de inversionistas,

fontana de músicos, artistas, escritores y poetas.

 

Hervidero de mujeres bellas,

enjambre de hormigas culonas,

vitrina de la panela guanentina,

empaque de la fibra natural,

hoja del tabaco tradicional,

bosque de gallineros y musgos,

playa de canotaje y espeleología,

vitrina de catadores de café.

 

Cantera de talladores de piedra,

paraninfo del conocimiento,

tea del cooperativismo colombiano,

espejo de lo social en la Iglesia,

cirio y vino del catolicismo,

estufa de la gastronomía guane,

paradigma del ecumenismo,

arquetipo del emprendimiento,

faro de organizaciones populares.

 

San Gil, ciudad acogedora y cálida,

fuente inspiradora de mis letras,

escondrijo de mis amores, dolores, 

tristezas y desvelos;

a ti, San Gil, te escribo con vigor y reverencia,

por acogerme y contagiarme con sus hechizos.

 

Solo te dejo mis historias sin contar 

y mis versos sin hilar,

junto con mis cenizas en el mausoleo familiar

entre las piedras milenarias de su hermosa catedral

para que, al tañer de las campanas, mis memorias literarias

se expandan entre los amantes de retóricos cuentos y relatos

curiosos de mis cenizas transformadas en palabras urdidas con amor

para rasguear el ser de lectores huroneos que escasean en el presente nacional.

 


 AUTOR. Nauro Torres Quintero

viernes, 7 de marzo de 2025

ELLA, AÚN ELLAS

 

“Desperté viéndome sin piel, una llegada”.

Alejandra Pizarnik

 

Poema 394

               18/04/2024

 

Él, el patriarca;

ella, la invisibilizada.


Él, el malvado;

ella, la agredida.

 

Él, el putero:

ella, la mercancía.

 

Él, el marido agresor;

ella, la estoica esposa.  

 

Él, el acosador;

ella, la hostigada.

 

 Él, el feminicida;

Ella, la asesinada.

 

La sociedad es permisiva;

la ley es patriarcal.

Mujer, verso sagrado de la tierra

  "El amor no tiene edad, siempre está naciendo". Blaise Pascal.   ¡Contempla, caminante, la silueta que amanece! ¡Deté...