LOS HIJOS SON NUESTRA CREACIÓN O NUESTRAS VICTIMAS.
Si uno, consciente, acogiera la
responsabilidad de ser padre o madre, lo pensaría muchas veces en asumirla. Es
una responsabilidad, que solo con los años uno comprende y trata de remediar,
pues son los hijos el resultado de esa formación en el hogar.
En términos generales, los comportamientos de
los hijos son copia de los comportamientos que aprende por observación en casa,
y que fueron consentidos o no corregidos oportunamente por quienes asumieron la
responsabilidad de padre o madre.
Son muchos años los que llevo como docente,
pero nunca antes había notado tantos despropósitos de numerosos padres o madres
en el proceso formativo de los hijos o hijas.
Abundan los progenitores que justifican las
mentiras que a diario cometen los hijos para evadir responsabilidades en sus
estudios académicos. Y los padres, sin verificarlo se vienen de palabra contra
el maestro, sindicándolos con calificativos peyorativos que rayan con lo vulgar
y la agresividad.
Otros, se dejan manejar por los hijos,
quienes, dada su juventud e inexperiencia, creen tener siempre la razón, y los
padres, sin ninguna consideración, enfrentan
a los docentes como si ellos fuesen los culpables de las
irresponsabilidades que cometen los hijos, dando razones a los argumentos
subjetivos y amañado que sustentan los estudiantes.
Por lo anterior, y aprovechando mis lecturas
matutinas a los medios digitales, encontré en esta publicación semanal este
articulo que toda persona debería leer para que contribuya a hacerse un auto-análisis,
y lograr con ello, un proceso de mejoramiento en el comportamiento en casa y en
el entorno social.
Tomado de la revista semana.
Cinco comportamientos tóxicos que alejan a las
personas
Aprenda a identificarlos y a cambiarlos.
Una actitud o comportamiento tóxico se
define como una serie de actitudes o acciones que son nocivas tanto para
quienes las asumen como para quienes rodean a estos individuos.
Todas las personas, bien sea como hábito o de vez en cuando, actúan de esta
forma indeseable causando daños a sus relaciones personales y profesionales,
minando su propia carrera y alejando así el éxito.
Según los expertos en comportamiento, los individuos que son más evolucionados, balanceados y conscientes de sus acciones son quienes aprenden a identificar estos rasgos y son más propensos a cambiarlos, y de la misma manera, son más felices.
SEMANA Educación hace una lista de los cinco comportamientos más tóxicos que usted puede tener y le enseña a evitarlos.
1. Obsesionarse con pensamientos negativos
Hay personas que no pueden dejar de lado la actitud negativa y pesimista. Esas personas se la pasan el tiempo hablando de sus derrotas, de lo malo que pasó o pudo haber pasado, y de lo injusta que ha sido la vida con ellas. Esa es una actitud tóxica porque quienes la practican se rehúsan tercamente a ver los aspectos positivos de la vida y las lecciones que se aprenden en cada paso.
Una manera que un padre podría comprender los errores que se cometen en una crianza de un hijo, sería mirarse en el espejo con ojos de otro; tal vez así, asumiría una actitud de cambio y evitaría maltratar, tanto física como psicologicamente. |
El fracaso hace parte de la vida de todos los individuos y el duelo por una pérdida es necesario, pero enfrascarse en el drama y la autocompasión es un comportamiento que aleja a las personas. Como ejercicio piense en lo malo que le ha pasado e intente rescatar lo que aprendió y puede mejorar.
Una señal de baja autoestima en los hijos es cuando ellos mantienen callados y poco socializan. |
2. Tomarse todo personalmente
Las personas se vuelven tóxicas cuando piensan que todo a su alrededor es un ataque hacia ellas mismas. Muchas de las decepciones de la gente sobre diferentes aspectos de su VIDA vienen de las percepciones y comentarios de quienes los rodean y de los estándares de la sociedad.
La realidad es que lo que la gente piensa y comenta sobre los otros dice mucho más de ellos mismos y sus perspectivas que sobre la otra persona. No se trata de ignorar todo lo que los demás dicen sobre usted, a veces cierta retroalimentación puede ser productiva, pero hay que adoptar un hábito más saludable y productivo que consiste en valorar la opinión e intuición propia por encima de los juicios de otros.
3. Ser siempre la víctima
Quienes se quejan constantemente avivan su sentido de victimización. Es decir, lamentarse por todo es ponerse en posición de víctima, o más claramente, de alguien que no tiene poder alguno sobre la dirección de su vida. Esta posición tóxica estanca el crecimiento de las personas.
Pare de quejarse; si aún las personas que han sufrido grandes traumas en su VIDAencuentran el coraje para seguir adelante, cuando deje de victimizarse encontrará el poder para actuar y cambiar aquello de su vida con lo que no se siente
4. Ser cruel y no tener empatía
Este es quizá uno de los comportamientos más nocivos, y tristemente, más comunes en la sociedad. Criticar a los demás es fácil, pero ponerse en los zapatos de ellos requiere de mayor reflexión y de ser empáticos con sus situaciones personales. Si se encuentra a usted mismo haciendo comentarios destructivos sobre los demás, deténgase y sea compasivo, recuerde que todos libramos batallas a diario.
5. Reaccionar excesivamente
Los expertos dicen que la mayor parte del éxito que tiene una persona en su vida profesional no viene de lo que sabe, sino de sus relaciones personales y de la manera en que maneja sus emociones. Las personas que reaccionan desmedidamente ante el menor inconveniente no son capaces de llevar inteligentemente sus emociones, y eso es un comportamiento tóxico que dificulta las buenas relaciones. Frente a las adversidades haga una pausa antes de dejarse llenar por la ira o el temor, busque otro punto de vista y actúe con cabeza fría.
Es saludable propiciar un
comportamiento sin tóxicos. Para empezar o mantener un comportamiento
silencioso es bueno aprender de las personas sabias. He aquí unas cuantas
máximas que nos orientan como mejorar nuestros comportamientos.
Son los padres, como los maestros
quienes debemos aprender cada día a controlar nuestras emociones. Debemos aceptar
que las emociones cambian como el viento, pero hacen un daño que perdura en los
otros. Debemos comprender que un proceso formativo empieza cuando enseñamos a
controlar las emociones.